Hola seres humanos, espero acepten este fic, sé que no es lo que están habituados pero la verdad es que trato de poner algunos temas más variados en este fandom, algo que no sea el incesto.
Espero lo disfruten y aceptare cualquier tipo de crítica.
Agua de rio mesclada con mar
Stan estaba en serio en problemas, había agarrado la camioneta del maldito hippie con el que se había ido su amada Carla y la había tirado a un barranco. Eso le había ameritado una hermosa noche en la comisaria y a la única persona que podía llamar era Stanford, su hermano científico, bueno Stan tenía bastante ideas en lo que era ciencia pero le interesaban más los negocios, eso siempre había sido así, desde que era muy pequeño, con su stand de limonada al que le ponía más agua que jugo de limón.
El teléfono sonó unas cuantas veces antes de que alguien le atendiera del otro lado.
— Ford, no me cuelgues, en serio necesito que me pagues la fianza, que vengas y me saques de este calabozo — se notaba por el tono de voz que estaba sufriendo pero también sabía que con ese tipo de llamadas no podía ser demasiado larga.
— Esta bien Lee, solo espero que tengas una buena razón para estar donde estas, pero tendrás que esperar a que llegué y creo que me tardare unos días — tratando de tranquilizarlo pero dudaba que eso fuera posible.
— Trata de apurarte, sé que tu esposa quiere que te quedes pero en serio te necesito — era increíble lo patético que sonaba.
— No te preocupes, creo que Helen puede estar un par de días sin mi, más si le cuento que es por ti que me estoy yendo — eso no se lo creyó mucho pero no tenía ánimos como para contradecirle.
— Te esperare pero en serio no tardes porque eres la única persona en la que puedo confiar — eso a Ford le pareció raro pero no tenía tiempo para seguir hablando, solo se despidió, colgó y fue a explicarle a su esposa lo que tenía que hacer, ella no estuvo nada feliz de enterarse pero también quería mucho a Stanley.
— Trata de que no te meta en problemas — dijo antes de darle un beso en la mejilla.
— ¿Estas segura de que te puedes quedar sola? — estaba preocupado porque su pequeño estaba con pocos meses de vida y no estaba seguro de querer dejarla sola.
— Ve a rescatar a tu hermano, estoy segura de que te necesita — no estaba tan seguro pero recordó el tono de voz con el que le había escuchado a su hermano era demasiado lastimoso como para ignorarlo.
Antes de irse le aviso a su asistente que iba a irse por un asunto familiar, por suerte su asistente era muy profesional y no le preguntó de qué se trataba ese asunto familiar.
El viaje fue más molesto de lo que hubiera querido, le había dicho que iba a tardar días porque había planeado ir en auto pero al final solamente manejo hasta el aeropuerto más cercano, que estaba en una ciudad a unos pocos kilómetros y de ahí se tomó un avión para luego tomar un bus y llegar a donde estaba detenido su hermano.
Fue por eso que Stan se sorprendiera tanto al saber que ya se podía ir. Fue a buscar sus cosas y fue a abrazar a su hermano, un abrazo fuerte que en serio preocupo a Ford que no se había esperado eso.
— Ella me dejo, se fue con un mugroso hippie — dijo mientras lloriqueaba, cosa que rara vez hacía, en serio le estaba doliendo lo que le estaba pasando.
— Vamos a tu casa y me cuentas lo que te paso, te juro que todo estará mucho mejor — se lo llevo de la comisaría ofendido de cómo había quedado después de que Carla cortara con él, no era como le gustaba ver a su hermano y más porque desde que fuera adolecente y gracias en parte a ella, había pasado de ser un inseguro niño a un seguro y algo creído joven, algo que no se veía en ese momento.
Stan vivía en un diminuto departamento, que no tenía casi nada de muebles, solo una biblioteca improvisada con algunos libros y un colchón de dos plazas tirado en el suelo, si realmente vivía en una pocilga.
Lo llevo al sillón que tenía delante de la televisión, que era una basura que Ford en serio dudaba llegara a funcionar y sentó a su hermano que estaba igual de deprimido que cuando lo rescatara de la policía.
— Vente a vivir a Gravity Falls conmigo, en serio no es bueno que te quedes solo en esta ciudad, hay cosas en el pueblo donde estoy viviendo que te pueden parecer interesantes — Stan no parecía interesado en nada de lo que su hermano le dijera.
— No creo que me pueda ir mejor en un pueblo, no hay nada para mi ahí — no dejaba de mirar el piso mientras que su hermano caminaba por el departamento buscando el teléfono.
— Tu te vas conmigo, hasta te ayudare a empacar lo poco que te queras llevar contigo — dijo mientras encontraba el teléfono y llamaba a Helen para contarle cómo iban a ir los dos de vuelta, cuando ella le preguntara porque, solo le dijo que era lo mejor para Lee.
Dicho eso fue a donde vivía el casero para avisarle que se iba a mudar, cosa que le encantó porque todavía no le había pagado la renta y tenía planeado echarlo a patadas.
— Le prometo que ya nos vamos a ir y no lo volverá a ver — en serio este tipo le caía mal.
Cuando volvió donde estaba Stan, este no se había movido de donde lo había dejado, así que fue él el que empezara a guardar las cosas de su hermano, tardo varias horas y de no ser porque su hermano estaba tan deprimido, en serio estaría enojado.
Cuando termino de guardar los libros en una caja y la ropa en un bolso, miro a Stan para preguntarle.
— ¿Hay algo más que quieras llevarte? — con desgano Stan miro a todos lados y sus guantes en la caja donde estaban sus trofeos por boxeo, él estaba muy orgulloso de ellos.
Por suerte era pocas las cosas y Stanford no había llevado bolso, es decir que no iban a tener que pagar sobrecargo cuando fueran en avión.
En el aeropuerto llegaron a pensar que Stan estaba enfermo de alguna forma y le costó convencer a los empleados de que solamente estaba deprimido.
Llegaron tan tarde que solamente saco el bolso de Stan y después de dejarlo en el cuarto de huéspedes, fue a su cuarto donde su esposa estaba durmiendo al igual que su hijo, por eso con sumo cuidado se puso el pijama y se acostó al lado de su esposa que no tardó en abrazarlo fuertemente.
Al día siguiente se despertaron los dos temprano, ella fue a dejar al pequeño Alex en la guardería y después se fue a su trabajo en una universidad fuera de Gravity Falls pero no demasiado lejos y mientras que ella hacía eso Ford trabajaba haciendo experimentos para una universidad, por lo que había días que prácticamente no estaba en la casa.
Trabajaban en el sótano, uno al cual se entraba por un ascensor con código y una puerta con una llave que solamente tenían él y su asistente.
Ese asistente que había conocido en el comedor de la universidad y que reconoció como otro habitante de Gravity Falls. Porque en un pueblo tan pequeño todo el mundo se conoce.
No tardaron en llevarse bien y por eso fue que empezaron a hacer experimentos en la casa y a investigar las cosas que se decían en el pueblo, que muchas resultaron ser reales, por muy increíbles que parecieran.
Lo primero que hizo fue ir al cuarto de su hermano y ver como estaba, por suerte estaba dormido. Una vez que se asegurara que estaba bien, fue a la cocina donde Helen había dejado el café hecho, lo puso a calentar, preparo unos panqueques y le llevo todo eso, con un vaso con jugo de naranja a su hermano.
Este no se movió mucho, le costó que se despertara y no se pudo quedar esperando que comiera.
Le dijo que tenía que ir a trabajar, que tratara de salir a pasear aunque sea por el bosque, cosa que estaba seguro que no iba a hacer.
Le molestaba la idea de dejar a Stanley solo pero no tenía opción.
Stan se despertó con pocas ganas de hacer nada, sentía que lo único que podría hacer era acostarse en su cama y esperar a morirse.
Para su mala suerte, le dio hambre y tuvo que salir a buscarse comida. Tan pocas ganas tenía de cambiarse y por eso fue a la cocina con la camiseta, los calzoncillos y sus pantuflas, era como siempre había querido estar vestido en su casa y lo había hecho cuando vivía solo en New Jersey, así que no veía porque no podía seguir haciéndolo en la casa de su hermano, en especial cuando este no estaba.
Con toda la tranquilidad del mundo fue a la cocina y empezó a investigar todo lo que había, que la verdad era bastante poco, por eso iba a tener que pedirle plata a su hermano para lograr comprar cosas e iba a pedirle plata por el hecho de haberlo llevado ahí desde su casa.
Con las pocas cosas que encontró se puso a hacerse un omelete de jamón y queso, con una gaseosa de la que no había escuchado antes pero que resulto ser bastante buena.
Estaba comiendo cuando notó que la puerta se abría y sin esperar a ver a la persona y adivinando quien era dijo:
— Ford como no estabas me hice un almuerzo solo para mi — cuando se vio a la persona a la que le estaba hablando se quedó sorprendido. Esa persona no era su hermano, era alguien que no conocía, la verdad es que no podía ver casi nada sin sus anteojos, se había obligado a acostumbrarse a manejarse de esa forma casi ciega porque a Carla le gustaba más como se veía así pero nunca había tenido suficiente plata como para comprarse lentes de contacto.
— Tu debes de ser Stanley, tu hermano me hablo de ti, él está por venir, está bajando algunas cosas del auto — Stan hacía un esfuerzo por verle bien y para eso se acercó a él.
Fue en ese momento que Stanford apareciera y le puso los anteojos en la cara, Stan se los acomodó y pudo ver a la persona a la que había hablado pensando que era su hermano, claro que eso fue antes de verlo.
Era bajo, le llegaba hasta el hombro, tenía puesta ropa que era lo que se esperaría de alguien que trabaja como profesor o bibliotecario, con el traje que tiene los parches en los hombros, un verdadero nerd.
Miro a su hermano ofendido antes de quejarse:
— No me dijiste que iba a venir alguien, Ford — ofendido y sintiéndose ridículo por lo poco que estaba vestido delante de un desconocido, cosa que generalmente no le habría importado y por eso su hermano no le entendía.
— No entiendo porque te enojas, si tanto te molesta te puedes ir a cambiar — en el segundo que terminara de decir eso, Stan se fue a su cuarto murmurando en voz baja insultos hacia su hermano.
El desconocido en serio no entendía nada de lo que pasaba.
— No le hagas caso, está mal porque rompió con su novia, por eso es que me lo traje desde la ciudad, espero que vivir aquí le ayude un poco — dijo pensativo antes de negar con la cabeza, como queriendo sacarse ese pensamiento de la cabeza y guiar a su asistente al laboratorio que estaba en el sótano de la casa.
Por su parte Stan decidió que tenía ganas de ir al pueblo, aprovechando la suerte de que su hermano dejara la llave del auto en un recipiente cerca de la puerta. La verdad es que estando en el medio de la nada no había que ser demasiado precavido con sus cosas, porque ¿Qué clase de ladrón iría tan lejos teniendo tantas personas que robar en el pueblo? O por lo menos así lo razonaba Stanford.
Tardo unos cuantos minutos en llegar al pueblo y la verdad es que no había mucho que valiera la pena en ese lugar, pero por suerte pudo encontrar un gimnasio, uno municipal, cosa que era mejor porque no iba a tener que pagar para entrenarse y vio que había un aviso de un torneo de boxeo y no dudo en anotarse, de esa forma iba a poder demostrar a esos pueblerinos que era lo que era un buen boxeador.
Con un sentimiento de seguridad, algo que había perdido desde que perdiera a Carla, por Dios, estaba pensando en ella cuando realmente no quería pero ella había sido demasiado importante en su vida como para olvidarla así de fácil.
Eso le desilusiono un poco pero no tanto como para no volver a la casa para buscar sus cosas de boxeo, ya tendría tiempo de entrenar más tarde.
La casa estaba aparentemente vacía, su hermano estaría en cerrado con su amiguito en algún rincón de la casa jugando a los grandes investigadores, cosa que no le molestaba pero algo de curiosidad le daba.
Su hermano siempre había estado metido en cosas misteriosas, al principio había sido solo leer libros de detectives y después metiéndose en la ciencia, al principio le ayudaba pero no tardo en perder el interés y querer dedicarse a otra cosa, una cosa que le diera más ganancias económicas.
Por eso estaba en ese momento boxeando, prefería arriesgar su masa encefálica a base de golpes a que lo llamaran nerd, podría llegar a golpear sin piedad al que lo llamara de esa forma.
Habría ido a practicar pero ya era bastante tarde y no tenía ganas de tener que llevarse el auto de su hermano, cosa que le hizo pensar que iba a necesitar un medio de transporte propio si quería seguir en ese lugar.
Esa noche Stanford y Helen estuvieron mirándose antes de hablar con Stan, quien se preocupó bastante. Le hacía acordar cuando sus padres le iban a dar una mala noticia, cosa que en parte era graciosa pero no tanto.
— Lee, estamos felices que estés viviendo con nosotros pero lamentablemente estamos pensando en mudarnos al pueblo — eso no le gustó para nada a Stan, pensaba que no iba a terminar mal.
— ¿Cómo me afecta eso a mi? — no entendiendo muy bien porque le contaban eso.
— Lo que Stanford quiere decir es que nosotros nos iremos a vivir al pueblo y queremos que tu te quedes cuidando esta casa, porque aquí están los juguetes científicos de tu hermano y por eso no podemos vender la casa — Stanford la miro ofendido.
— No son juguetes científicos, son cosas que me ayudan a seguir con las investigaciones que hago en el laboratorio — en serio le molestaba que tiraran abajo el trabajo al cual le dedicaba tanto tiempo.
— ¿Me van a dejar esta hermosa casa solo para que se la cuide? — en serio eso para él no tenía nada de sentido.
— Si no quieres podemos conseguir a otra persona que lo haga —lo dijo Stanford con una sonrisa maligna sabiendo que su hermano nunca rechazaría algo gratis.
— Esta bien, te cuido la casa, solo que voy a pedir que pagues parte del gasto de electricidad porque esas cosas científicas deben gastar demasiados watts y no creo poder afrontar el gasto yo — al escuchar eso se miraron entre ellos y terminaron aceptando.
De eso forma fue como Stan empezaría una nueva vida, en un nuevo pueblo y siendo dueño de una hermosa casa en el medio de la nada, claro que tendría que soportar a unos nerds haciendo cosas científicas durante algunas horas pero se podría ir a la mierda durante esas horas y así no tendría que soportarlos, eso para no admitir que le interesaba lo que hacían porque realmente no era así.
Espero les guste, es un primer capítulo de algo que cree con ayuda de mi amada Shirubana, la que planea escribir un fic de esto.
