Disclaimer: Fairy Tail pertenece a la perra de Mashima. Fic para la actividad "Ritual de iniciación" del foro Cannon Island.

Personajes: Orga Nanagear/Rufus Lore.

Extensión: 500 palabras, vivo al límite.

Notas: A pesar del soborno que recibí me tomé eones para escribir esto, digamos que lo dejé estar como muchas otras cosas, pero dado que ando con ansias de escribirlos me propuse acabarlo finalmente y aquí está, no he hecho todavía el segundo drabble pero espero no tardarme demasiado con ese. Quinientas palabras porque de nuevo me estaba pasando del límite.

Rufus. Le gusta: El arte.

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de détails.


I.

Arte.


Rufus parpadeó. Había una indiscutible expresión de sorpresa en su rostro al contemplar el papel, no muy seguro de qué pensar al respecto. Alzó la mirada hacia Orga, de pie frente a él en una postura aparentemente imperturbable. Consideró el asunto unos segundos antes de cuestionar:

—¿De verdad?

Orga alzó una ceja, extrañado por esa reacción.

—¿De verdad qué?

Hubo un momento de duda, durante el cual el mago de creación no supo qué responder. Es decir, era una pregunta tonta, lo sabía, pero había sido la única idea coherente que pudo formular.

—¿Quieres ir? —inquirió, algo incómodo por la situación; seguía siendo una pregunta tonta.

—Te estoy invitando —respondió el mayor, lo cual era bastante obvio.

Rufus rió escuetamente, sintiéndose idiota. Era evidente e innecesaria toda esa conversación, pero le costaba en verdad hacerse a la idea.

—No te gusta la pintura —comentó.

—No —aceptó Orga, a pesar de que lo anterior no era una pregunta—. ¿Es demasiado raro?

El menor pareció pensarlo, pero honestamente Rufus no tenía idea de qué responder. No era raro en sí, solo... inesperado, en cierta forma no terminaba de entender el objetivo de todo eso.

—¿Por qué quieres ir? —cuestionó al fin, considerando ese el quid de la cuestión.

Orga le observó como si la pregunta fuera tan estúpida como todas las anteriores, y es que a sus ojos ciertamente lo era.

—No quiero ir —respondió—, quiero ir contigo —aclaró, sin entender del todo por qué debía hacerlo.

Era casi divertido lo lento que era Rufus para captar esas cuestiones. Claro que no le interesaba ir a una estúpida exposición de arte, lo que anhelaba era pasar tiempo con él, no otra cosa. A Rufus le gustaba la pintura y eso bastaba.

El mago pareció comprender finalmente el asunto entonces, porque parpadeó con sorpresa antes de bajar la mirada, queriendo que su sombrero ocultara el tenue sonrojo que acababa de poblar sus mejillas.

—Entiendo —dijo, notando con molestia que se había puesto nervioso—. Gracias, supongo.

Orga frunció el ceño.

—¿Supones?

—Por el gesto —agregó Rufus, ignorando la pregunta—, es inesperado, pero gracias.

—Lo noté —gruñó Orga.

A kilómetros de distancia podría haber notado que para Rufus era inesperado, no había sido muy sutil al respecto.

—Desconocía sobre la exposición, así que es una grata sorpresa, creo.

Orga rodó los ojos. Creo, supongo, ¿por qué Rufus tenía que ser tan inepto para esos asuntos? ¿Por qué no era inepto con, a saber, las matemáticas? A nadie le importaban las matemáticas.

Suspiró antes de coger a su compañero de la barbilla para alzar su rostro, harto de que no le mirara a la cara. Se inclinó por sobre el rostro sorprendido de Rufus, sonriendo.

—¿Y si mejor te callas y me das un beso?

Le parecía tenerlo merecido.

Rufus tardó unos momentos en asimilar esas palabras y consecuentemente fruncir el ceño.

—Cállate.

Orga rió.

—Yo lo dije primero —comentó, antes de eliminar la distancia que los separaba para besarlo.

Lo merecía después de todo, ¿no?


Nos leemos.