Amanecía un día y el sol alumbraba inusualmente, dado que era temporada de lluvias, la fachada de una mansión ubicada en las afueras del distrito de Inukami. Era un día especial, aunque cierta rubia de bellos ojos azules y cejas pobladas no lo quisiera así.
"2 de julio... Un día que debería ser como todos, pero hasta el sol se esfuerza por recordarme lo "especial" que es. De no ser porque tengo clases, no saldría de mi habitación en todo el día" pensaba la rubia mirando por la ventana con un extraño vacío en sus ojos.
—«Onee-chan, es decir, oujo-sama, el desayuno». Estas palabras sacaron de sus pensamientos a la rubia.
—«Gracias, Sumire» dijo con una sonrisa aparentemente normal.
—«Cada año es lo mismo, ¿no? Cualquier otra persona espera con ansias este día, pero tú lo odias y no sé exactamente por qué».
—«No es que lo odie, Sumire. Solo no le encuentro razón para celebrarlo».
—«Sí hay una razón. Es tu...» las palabras de Sumire fueron interrumpidas por la rubia, poniendo su mano en la boca de la joven maid.
—«No quiero escuchar ese sermón hoy».
—«¡Feliz cumpleaños, Tsumugi!» exclamó una señora, abrazando a la rubia.
—«Gracias, mamá» dijo Tsumugi, con aires de tristeza. No es que odie cumplir años por el hecho de envejecer, eso la tiene sin cuidado. Lo que no le gusta a Tsumugi, o Mugi como le dicen sus amigas, es ser el centro de atención. El problema es que, al ser la única hija del famoso empresario Minato Kotobuki y de la famosa ex modelo finlandesa Aliisa Laaksonen, le era imposible pasar inadvertida, en especial en su cumpleaños. Siempre organizaban cenas en su honor con invitados de las altas esferas de la sociedad, pero ella nunca se divertía en ellas. Su único recuerdo grato fue aquel piano de cola que su padre le regaló cuando cumplió cuatro años, donde descubrió su pasión por la música.
Mientras tanto en la escuela femenina Sakuragaoka, ubicada en el pequeño pueblo Toyosato, perteneciente al distrito de Inukami, cuatro jóvenes, Yui Hirasawa, Mio Akiyama, Azusa Nakano y Ritsu Tainaka, se habían reunido antes de iniciar las clases, con el fin de planear algo para su amiga.
—«Ricchan, ¿para qué nos hiciste venir tan temprano?» preguntó Yui con somnolencia.
—«Iba a preguntar lo mismo. Además, es raro que tú madrugues, Ritsu» dijo Mio.
—«Bien, como ya estamos aquí les diré —inició Ritsu su explicación—. Me enteré, gracias a Sawa-chan, que hoy es el cumpleaños de Mugi. Así que hoy las actividades del club serán reemplazadas por una ¡fiesta para ella!».
—«Otro día que no ensayaremos. Pero se justifica por ser el día especial de Mugi» dijo Mio.
—«Pero, ¿por qué Mugi-senpai no nos dijo nada acerca de eso?» preguntó Azusa.
—«Tal vez no le guste cumplir años» expresó Yui.
—«Puedes que tengas razón, Yui. He escuchado que las fiestas de las familias adineradas son muuuuuuuuuuuy aburridas, así que vamos a mostrarle cómo es que se celebra de verdad, ¡al estilo de la clase obrera!» exclamó Ritsu.
—«Pero, ¿qué hay con los preparativos? No podemos faltar a clases para tener todo listo» dijo Mio.
—«Sawa-chan se encargará de todo. Solo tenemos que mantener el secreto de la fiesta, para que sea una sorpresa» respondió Ritsu.
—«Espero que haga un buen trabajo» dijeron al tiempo Mio, Yui y Azusa.
Las horas pasaban y las clases transcurrían con normalidad, lo que era un alivio para Mugi. Mantener su fecha de nacimiento en secreto para las demás alumnas había sido una gran idea. Sentirse una más entre sus compañeras y no ser el centro de atención la relajaba mucho y le permitía ocultar los malos sentimientos que sentía hacia la fecha.
Las clases finalizaron y las integrantes de Houkago Tea Time se dirigían al salón del club. Mugi creía que sería la misma rutina diaria de té y postres para la que se estaba preparando, pero ese pensamiento se fue cuando, al abrirse la puerta del salón, sus cuatro compañeras y la profesora Sawako gritaron «¡SORPRESA!» y comenzaron a cantarle el Cumpleaños Feliz. El salón estaba decorado con globos y adornos de colores, y en la pizarra blanca se había dibujado un teclado junto a la silueta de la rubia. Ella tenía en ese momento sentimientos encontrados. Por una parte, la sorpresa le había gustado, ya que se podía apreciar el afecto que le tenían sus amigas; pero estaba siendo el centro de atención y no quería eso.
—«Chicas, no debieron...» intentó decir la rubia.
—«Es con cariño para ti, Mugi-chan» dijo Yui.
—«Recordando un año más que has vivido» dijo Mio.
—«Te lo mereces, Mugi-senpai, en agradecimiento por todo lo que nos has dado» dijo Azusa.
—«Suficiente de tanta palabrería cursi. ¡A divertirnos!» exclamó Ritsu, sujetando de la mano a Mugi y llevándola al centro del salón mientras la música comenzaba a sonar. Las chicas bailaban entre ellas, cantaban en el karaoke y, no podía ser de otra manera, comían postres y tomaban té. Conforme la fiesta se desarrollaba, Mugi sonreía cada vez más. Era divertido pasar el tiempo con ellas y les estaba agradecida por haberla sorprendido gratamente.
La fiesta finalizó cuando la escuela debía cerrar sus puertas, ya que los restantes clubes habían finalizado sus actividades por ese día. Las cinco chicas hablaban de todo mientras caminaban hasta que llegó el punto en que debían tomar caminos separados.
—«Chicas, de verdad muchas gracias por lo de hoy. Me han dado el mejor cumpleaños que he tenido desde que tengo memoria. Esa fiesta fue el regalo perfecto para mí» dijo Mugi al momento de despedirse.
—«Nos alegra que te haya gustado, Mugi-chan» dijo Yui con su típica sonrisa.
—«¡Y el próximo año será aún mejor!» exclamó Ritsu.
Al llegar a su casa, Mugi sonreía por el recuerdo de la fiesta vivida esa tarde, algo que alegró a Sumire.
—«Parece que te fue bien en la escuela, oujo-sama»dijo la joven Maid.
—«Sí, Sumire. Hoy me dieron el mejor regalo que me puedan dar. Pasar la tarde divirtiéndome con mis amigas» respondió Mugi con una amplia y brillante sonrisa en su rostro.
Fin.
One shot subido en honor del cumpleaños de Mugi (la chobits3 me jaló las orejas en Facebook por no hacerlo antes). Gracias por leer, see you
