Disclaimer: Naruto no es de mi propiedad solo de Masashi Kishimoto y la utilidad que realizo con esto es abastecer mi inmenso ocio, la historia es total y completamente mía, el plagio y robo de esta está estrictamente prohibida (Todos los derechos reservados de Masashi Kishimoto y Camila Castillo).
Añoro
Capítulo 1
Cambiando
Sentarse por un rato no era más que un deseo, estaba agotada, solo era diez más y todo terminaba, diez estocadas más, dos en cada pecho, solo cinco muertos, dos a la derecha, uno a la izquierda, dos más, adelante y atrás respectivamente. Con una pierna agarrotada lo podría conseguir aunque sentía que cada vez perdía más sangre, debería apurarse, deslizó el pergamino a lo largo de sus brazos y en un ágil movimientos cortó la yema de uno de sus dedos para deslizarlo por sobre los símbolos del pergamino, sonrió socarronamente. Llovió de manera singular un millar de armas entre una espesa nube a su alrededor siendo para su fortuna fueron mucho más que diez estocadas a sus contrincantes, desfallecieron al instante con cortes de todo tipo y diámetro; guardó su pergamino y lo puso sobre su espalda como de costumbre, rajó parte de su típica blusa chinesca e hizo un torniquete justo por sobre el corte de su muslo, lo apretó firmemente y comenzó a caminar con algo de dificultad, caminó unos metro fuera del campo de batalla y se sentó a esperar que llegaran el resto de su equipo, o más bien él al árbol que habían acordado, sin embargo su cuerpo comenzó a debilitarse ya no estaba tan fuerte como en un principio – estoy vieja y cansada, deberían matarme por ser una carga – pensó fatalistamente, pero para sus adentros se rió, en verdad no lo creía pero sí quería que llegaran luego, la pérdida de sangre haría que en un corto plazo perdiera la conciencia y no podría defenderse en caso de otro inminente ataque, sus ojos se comenzaron a cerrar lentamente después de cuarenta minutos sentada ahí, estaba lo suficientemente débil como para en verdad desfallecer sin que nadie supiera, sin siquiera que él se enterara.
Sintió un rasguño en el hombro y bulla a su alrededor, con pereza trató de abrir los ojos pero los ruidos la alertaron, le dio miedo abrirlos, una batalla se estaba desarrollando a sus narices y ella estaba tumbada con el cuerpo frío y los ojos cerrados sin reacción alguna sobre el pasto, su cabeza sobre algo blando, quizás su propio brazo. No, no quería abrir los ojos, pero lo hizo de golpe, vio los pantaloncillos blancos delante suyo, envueltos y girando en una celestial chacra con fuerza, su corazón paró de latir tan abruptamente, ahora se sentía tranquila, en verdad se sentía en una especie de gloria, en templanza, podía cerrar los ojos con tranquilidad de que nada le iba a pasar, a pesar de ser egoísta por querer dormir y descansar, y descuidada por dejarse herir así, sabría que nada le pasaría, al final nada pasaba cuando él atacaba con tal rabia por que la herían - ¡Tenten! - escuchó en sus adentros, era la voz agitada del castaño, pero no quería abrir los ojos, ella solo quería dormir, por fin podía holgazanear, perpetuó su pereza cerrando sus ojos en un profundo sueño, tan deliciosamente relajado.
– ¡Tenten! – gritó Neji enfurecido, había derrotado al hincha pelotas que había estado jodiendo desde el principio de la misión, y ella yacía desvanecida atrás de él, desmayada en el pasto con una cálida sonrisa, pudo ver con el byaukugan como ella se había despertado por el corte del kunai que su oponente de la nube había osado a lanzar y que este aprovechó de su desconcentración por ver cómo se encontraba ella para atacarlo con mayor furia, Neji, realmente fastidiado acabó con él junto a una de sus técnicas secretas de su honrosa familia, lo que dio con la muerte de su oponente, consiguió el decreto robado y asistió a su compañera, con delicadeza la sentó y apoyo su cuerpo contra el torso del árbol – Tenten – habló más bajo, observó la pierna de su compañera, el sangrado se había detenido, pero probablemente había perdido mucha sangre y consigo el conocimiento, asistió la herida reciente de su brazo, besó su frente con un casto y lacónico beso y a saltos sobre las copas de los árboles la llevó a donde tenían las carpas en la que estaba la kunoichi médico, Sakura y su compañero de equipo, Lee, esperándolos para dar por terminada la misión rango A.
Dio el último salto y cayó sobre el pastizal largo, introduciéndose en él, ya estaba agotado y solo quería descansar unas horas antes de partir a la aldea, su compañera solo dormía con su cálida respiración en el lóbulo de su oreja, lo que lo perturbó todo el camino y intentó evadir esas sensaciones irracionales que llegaban a confundir su sano juicio. Terminó luego de unos minutos por encontrar el río y a un costado la carpa con un Lee conversando animadamente con la pelirrosa que prestaba verdadera atención a lo que el cejudo exponía, observaron como Neji hacía un gesto con su mano para que asistieran a Tenten, la depositaron en una camilla dentro de la carpa mientras Sakura la curaba lentamente de sus heridas.
– ¿Cómo les fue? – preguntó algo nervioso Lee.
– Bien, Tenten consiguió el pergamino con el decreto pero sufrió un corte en su pierna, me esperó en donde acordamos, llegué justo cuando ella se había desvanecido por la pérdida de sangre y uno de la niebla le arrebató el pergamino en su estado, contraataqué, lo doy por muerto, Tenten a su vez tiene heridas medianamente graves, unas horas que descansemos y Sakura que la asista y estaremos listo, recuerda anotar lo que te estoy diciendo en el informe ¿Completaron lo que debían hacer? – dijo de manera seria e imperante mientras se sacaba la chaqueta y las protecciones de sus brazos, piernas y torso, dejándolas sobre unos troncos que utilizaban de asientos alrededor de la fogata que comenzaba a encender Lee mientras aparecían en el oscuro cielo las primeras estrellas.
– Bien, conseguimos la otra parte del decreto, salimos un poco heridos pero todo salió bien, no hay ningún enemigo, aproximadamente desde hace una hora a diez kilómetros a la redonda, conseguimos el objetivo de proteger la escuela de la niebla, nos retiramos ¿verdad Neji? – preguntó un alegre Lee que calentaba sus manos en la fogata nueva que comenzaba a alzarse entre la oscuridad.
– Sí Lee, transcribe toda la información por favor mientras tomo un descanso con Tenten, podemos dar por terminada la misión, comenzaremos el retorno al alba – Sakura salía silenciosa y notoriamente cansada de la carpa de Tenten – mañana necesito que todos estén con fuerzas así que ve a descansar, tú también Sakura – dirigió su mirada a la pelirrosa, que solamente asintió – llegaremos mañana mismo a Konoha, tenemos importantes misiones que hacer, no lo olviden, dejen todo listo para salir sin retraso. Buenas noches – terminó de decir mientras se volteaba y entraba a la carpa, escuchó a la lejanía las voces de Lee y Sakura riendo metiéndose en su carpa.
La vio destapada, con las vendas apretadas en sus senos medianamente grandes y redondos, con los cabellos escurriendo por su cuello, por los hombros, las mejillas sonrosadas, la cintura estrecha, el mensaje implícito de su cuerpo semidesnudo reclamando sus manos sobre la suavidad que reflejaba el cutis trigueño, los labios entreabiertos y rosados, derrochando sensualidad, y él… bueno él ahí como un mortal más que se deleitaba con la vista que tenía –Cómo no encantarse – se decía, tomó las suaves sábanas y las deslizó lenta y tortuosamente por el contorno de las anchas caderas, la cintura, llegó deteniéndose en el hombro, la tapó y acarició con suavidad el costado de su cuello descubierto, le besó escuetamente su frente y se recostó a su lado, miró el techo, pues si miraba a su lado no podría pensar con claridad – En verdad ¿cómo no encantarse? – se cuestionaba silenciosamente con una sonrisa cálida sobre sus labios normalmente fríos. Pasábase la vida recostado a lado de ella, la observaba, de repente la deseaba, pero siempre luego del jueguito de mirarla y protegerla caía en el abismo que le producía aquello, la angustia pérfida de su presencia, la presencia que siempre estaba, la inagotable, la que noches eternas le ofrecía maneras infinitas para cambiar el mundo razonando que su futuro no estaba descrito, y que si así lo deseaba podrían cambiarlo juntos, pues ella siempre se hallaba en sus sueños utópicos con él, y él a pesar de demostrar indiferencia, sabía que iría con ella, a todas partes perseguiría esa sonrisa conocida y acostumbrada; caer siempre en el abismo de la dependencia de ella, de la amistad que siempre a cuestionado, por que siempre se ha cuestionado por qué es solo una amistad, aquella desinteresada e inmensa amistad que malamente tergiversaba, sentíase perverso al verla así, sentíase mundano y común con desearla así, pero siempre cuando recurría a ello se decía – Cómo no encantarse – al final siempre consideraba que ella era su pecado, su morena encantadora, además de ser un relajo por su parte, solo sería eso, un relajo común y humano; con ella el tiempo transcurría rápido y sutil, entretenido, suave, cálido, el mar de los ojos castaños se movía con las lunas siempre entretenidas y ajetreadas, concentradas en ella, siempre ocupaban un tiempo justo y preciso, el susurro de una amistad bien calificada, bien guardada en sus adentros, nadie se la podía quitar, él la amaba como amiga, pues era su amiga, su gran amiga, había tanto cariño tácito con quién compartía almohada, tantos años encerrados en una mirada, se sentía tan mal al mirarla a veces con el deseo de un hombre a una guapa mujer – porque es guapa – se auto convencía, tan objetivo como siempre; cerró los ojos, no quería seguir malinterpretando su amistad ni infestando de paganos sentimientos su mente que por fin se relajaba, relajó sus músculos acomodando su cabeza en la almohada, girando su cuerpo entero hacia la castaña, se tapó con las mantas y cuando se estuvo quieto sintió la respiración de ella cerca, tan cerca sobre su mejilla, rozando tenuemente su mejilla erizada, maldijo las ganas de abrazarla y reprimió el deseo; palideció, ella tenía sus labios cerca, tan cerca, rozando los propios. Despertó, algo en el despertó y con prudencia, común de su parte, se alejó, dándose media vuelta y regalando la ancha espalda a los labios suaves y cálidos que desplegaba un suspiro en su espalda crispada, lentamente cerró los ojos - ninguna acción estúpida por ahora –dijo para sí mismo y se durmió.
Tocaba algo duro y suave, caliente, era amplio y tan reconfortante, podría estar echada sobre lo que sea que fuera toda una eternidad, sentía la suavidad en su mejilla, una suavidad diferente a la que sentía su mano, abrió perezosamente los ojos y vio como estaba su cabeza sobre cabello de ella y otro más oscuro, se levantó un poco más y pudo darse cuenta que yacía recostada sobre la espalda de Neji, sobre su pelo que se mezclaba con el de ella, los duros omóplatos, la espalda dura y trabajada, la tela suave de su típico traje blanco sobre la cálida y pálida piel del castaño que dormía plácidamente, independiente de que ella durmiera con más de la mitad de su cuerpo sobre él, se sentó y observó al hombre que a su lado dormía, tan entregado boca abajo, entregando el marcado perfil de nariz recta y marcada mandíbula, marcada manzana de adán y largo cuello que llegaba armónico a los trapecios trabajados, unos cabellos se deslizaban por las mejillas blancas de aquella faz inusualmente tranquila, serena; adoraba apreciarlo así, con todo el cuerpo relajado, se veía tan bello cuando dormía, sintió como una abrasadora ternura le corroía el corazón y lo llenaba alegremente por dentro, agarró entre sus pequeñas manos las sabanas y lo tapo delicadamente, volvió a recostarse a su lado, mirándolo con su nariz a un palmo de distancia de la de él, la relajaba tanto verlo así, se sentía tan alegre cuando podía verlo sin ninguna preocupación, observó los labios perfectamente delineados con un suave tono rosado y de un grosor razonable para la dura expresión de su cara; le sopló el rostro – le encantaba tenerlo así para ella – suavemente, pero seguía imperturbable, se rió por su maldad traviesa y siguió soplándo tiernamente la cara, viendo cómo él se removía un poco, en un último soplido sintió cómo los ojos frente a ella ojos se abrían y en un segundo se volvían a cerrar, de repente sintió como su cálida mano se ponía sobre sus mejillas, sobresaltándola un tanto.
– Deja eso, Tenten – pidió aún somnoliento el castaño, a lo que con un poco de vergüenza ella rió, y sopló suavemente de nuevo – Dios, como me gusta molestarte – se decía para sus adentros, tan traviesa como siempre. Sin embargo un rápido movimiento de él hizo realmente que se detuviera – Detente – puso su cabeza tan cerca como pudo, rozando sus labios con los de la castaña, ayudándose con la mano que había depositado sobre su mejilla y que en un ágil movimiento deslizó hacia la nuca de ella, así acortando de manera imprudente la distancia entre ellos.
Su corazón dio un brinco, nunca lo había tenido tan cerca, no de esa manera, sentía sus labios sobre los suyos, no era específicamente un beso, más bien era su rostro sobre el de ella para detenerla de su estúpido juego de soplarle la cara, pero estaba atónita, estaba tan agarrada a la posición, su mano en su nuca, sus labios inertes sobre los suyos, su aliento sobre el suyo, todo era tentador, no quiso hablar –sería como besarlo… oh, podría besarlo – aquella loca y tan exquisita idea revoloteó por su cabecita, aunque él era irremediablemente atrayente nunca se le había ocurrido tener una ocasión como la que se estaba presentando en ese preciso momento, entonces cómo desaprovecharla, no le gustaba, pues claro eran amigos, una exquisita amistad tierna y leal, extraña por el extraño y frío carácter de él, pero aún así era hermosísima para ella; cambiar la historia, lo amaba por que eran tan cercanos, eran tan amigos, fieles y confiables, se podría tachar a veces hasta de cómplices, entonces cambiar un poco la historia, le gustaba la idea pero no, él no le gustaba, y él nada sentía hacia ella, aunque siempre fue una gran interrogante saber si él había dado su primer beso, o como sería besarlo – sí, se lo había cuestionado un par de veces – de qué manera besaría, ella no era muy de relaciones fijas o cosas así y él lo sabía, odiaba colgarse de alguien – y no me colgaría por besarlo, sería aprovecharme solo por que está dormido… ay, qué más da, puedo decir que estaba dormida también, un beso no cambia nada – claro, un beso no podía arruinar o agravar una amistad tan intensa e inmensamente fraternal, no era un gran factor.
Determinada, con una arrebatada confianza posó una mano en el mentón de él, cerrando sus ojos movió sus labios lentamente presionándolos con delicadeza, era un beso con ternura, a pesar de que fuera solo un beso era alguien a quién le tenía un basto cariño, así que fue tierna, un beso lento y dulce; de repente sintió como él la observaba. Se detuvo, se avergonzó y le dio miedo, su corazón saltó y dio un brinco nervioso, quiso arrepentirse, en verdad era un tontera y ni sabía por qué de verdad lo había echo, ni siquiera era como si le gustara y en verdad se podía tomar para confusiones, se sintió en aprietos, al momento que intentó echarse hacia atrás sintió como la mano en su nuca se apretaba suavemente y la impulsaba un poco más hacia él, confundida abrió sus ojos y en la oscuridad pudo diferenciar las perlas que se entrecerraban y los labios que tomaban vida, abriéndose y deslizándose sensuales por los de ella, acomodó su cuerpo y quedó levemente sobre ella recostados, movimiento que Tenten no pudo percibir, soltó su cuerpo de la tensión y el miedo, se relajó, se soltó y abrió sus labios recibiendo cálidamente la húmeda y juguetona lengua de Neji en su boca, su caliente aliento, y sus mejillas sonrojadas, el calor y las cosquillas, la lentitud de los labios masculinos, la torturante sensación, él recorría su boca con paciencia, con un tacto sensual – oh, mierda, oh, mierda, oh, mierda – se decía la castaña a sus adentros disfrutando, mientras él pasaba su mano libre por el costado de su pequeña cintura, dato que alguna vez había mencionado en alguna olvidada conversación con el Hyuuga, él sabía que le encantaba. Él apretó su cintura y con el mismo brazo rodeó su espalda, aprisionándola un poco más a un improvisto primer beso entre ambos; él se separó de sus labios y apoyo la frente contra la de ella, él suspiró en sus labios y ella se embriagó del dulzor que le concedió, el rozó suavemente los labios por sobre los de ella, él deslizó su mano de la nuca hacía el mentón de ella y la acarició con dedicación, ambos abrieron los ojos y se encontraron con una extraña sensación de un intenso deseo reprimido, ella cerró sus ojos, posando sus manos en la mejilla derecha del chico y la otra en la ancha espalda cálida, en la que yacía dormida hace un rato; ella se mordió el labio inferior y fogosamente lo volvió a besar, sentía su cuerpo bajó él y sentía el deseo de él también, sintió la pasión y la química juntas, sintieron el arrebato en un exquisito acto, él bajó y mordió su cuello, ella guardó un gemido; Tenten cayó en cuenta y lo detuvo, posó su frente pegada a la de él, y lo miró inquieta - ¿qué estoy haciendo?...¿qué estamos haciendo? – suspiró, sentía entonces que aquel beso que llenó se pecho no podía seguir y menos repetirse, era demasiado, él seguía encendido, encendiéndola al mismo tiempo con su mirada que la quemaba, se miraron directamente con miedo, el silencio decía mucho y ellos no querían escuchar, depositó un último y tierno beso sobre los labios ruborizados del chico, permitiéndose el último relajo, él profundizó nuevamente el beso y le permitió corroborarlo, sentía un revuelo en el estomago. Se detuvo y tan repentina como rápidamente se incorporó saliendo de la carpa dejándolo solo y confundido a un lado.
Se precipitó y arrancó del agarre que la derritió, lo soltó y salió de la carpa sentándose detrás de un árbol que estaba a unos metros de la fogata que permanecía prendida; le dio miedo las sensaciones que nacieron con un beso, no quería cambiar la historia realmente, solo quería a su amigo que la quería siendo el tipo más frío y épicamente indiferente en la tierra, ella quería a ese hombre como un hermano y ese error no volvería a pasar, tampoco entendía como él había tomado confianza – por que confianza tomó – para besarla y aprisionarla de esa manera tan cálida, en verdad ni siquiera se lo esperaba, solo desea probarlo y lo probó más de lo que quería probar. Ahora yacía un miedo en ella, luego en la mañana siguiente ¿Cómo actuaría él? ¿Y si le preguntaba el por qué del beso? ¿Y si pensaba que ella tenía sentimientos hacia él? Aunque a decir verdad la que podría pensar ello era la castaña con total razón, pues no es tan normal que tu amigo se precipite hacia ti a darte uno de los besos más fogosamente in imaginados de tu vida, relajó su respiración y en verdad no importaba donde se escondiera, el podía encontrarla en cualquier lado; asomó levemente su cabeza hacia donde se encontraba la fogata y finalmente su carpa, no había movimiento, él no salía, él se quedó dentro, quizás esperando algo, quizás esperando que ella volviera. Se acercó lentamente hacia la fogata y se sentó en uno de los troncos que habían designado como asientos y allí se quedó un largo rato, sintió su cuerpo arder nuevamente, mas era por el calor de la fogata, la noche en verdad estaba fría y no era para estar meditando muy lejos; no podía entrar, se negaba a entrar allí, él podía recriminarle, o podía volver a besarle, o cualquiera que fuera el caso no quería estar cerca de él, se confundía y no quería confundirse, quería tener la mente clara y dispuesta para terminar lo antes posible la misión y llegar a su vida normal en Konoha, pudo observar con detención en el cielo despejado como faltaba alrededor de dos horas para el alba y partirían, el frío caló un poco más hondo en sus extremidades y la fogata no era de gran ayuda, optó como una persona adulta ya con la mayoría de edad a afrontar como corresponde sus problemas, se acercó lentamente a la carpa con los nervios haciéndole presión en el estómago y abrió con lentitud la carpa, observó.
Él dormía, él yacía tapado y dormido de costado, mirando hacia la derecha, despeinado, con los largos cabellos esparcidos por el suelo de la carpa, tranquilo, al parecer no la había sentido abrir la carpa, ella sintió como el frío se colaba por la puerta abierta de la carpa y entró, se sentó a su lado asustada de despertarlo, en verdad asustada de su reacción. Decidió taparse y mirar hacia arriba con los ojos bien abiertos, entonces el se giró, con los ojos abiertos también y le dijo, tan como siempre, tan igual de serio e indiferente que siempre, duro, sin expresión de reproche, o de intensiones de algo más, tan normal que ella no comprendió nada y casi se sintió un poco desalentada.
– Tenten, duerme, necesito que mañana estemos todos descansados, partiremos en unas horas más – ordenó con una increíble y molesta serenidad, cerró sus ojos y volvió a dormir, tan tranquilo como pudo, tan indiferente como es, como si nada hubiera pasado. Ella cerró los ojos, no menos indignada, en verdad hacerse el loco era lo más fácil pero algo le molestaba, a ella la había trastocado aquel inusual beso, le había tocado una fibra sensible, y no había sido hace más de cuarenta minutos como para hacer que nada hubiera pasado, él siguió con su sueño sin siquiera darle importancia al fogoso beso de hace un rato, y hasta podría decir que ese era su sistema con las mujeres, pero ella no era cualquier persona como para tratarla así. Indignada, ella estaba indignada, era su mejor amiga, no podía tratarla así, le dedicó una mirada intensa y directa al apacible rostro, mas el cansancio cobró factura sobre su cuerpo que hace un rato habían curado, en verdad no sacaba nada – no fue más que un beso, un beso no cambia las cosas – se dijo y con un débil argumento volvió a dormirse, tratando que luego de ello, o pudiera conversarlo o que pudiera olvidarlo, pues en verdad la indiferencia dolía un poco en su orgullo.
– ¿Cómo te sientes? – le preguntó una alegre pelirrosa que estaba a su lado sentada, las mantas de Neji ya no estaban dentro.
– Bien, me duele un tanto la cabeza pero bien – abrió sus ojos con pereza y se incorporó sentándose ¿Dónde estaba él, por qué no la despertó?
– Debe ser por el almohadón, es un poco duro – lo tomó entre sus manos amoldándolo un poco – Decidimos despertarte de la última para que descansaras mejor – le dedicó una sonrisa a la castaña y ella esta le respondió con otra, recién estaba rebobinando todo lo de anoche, en verdad no sabía si tomarlo en cuenta o dejarlo pasar – Neji me dijo que te viniera a despertar… – se crispó su nuca al escuchar su nombre – estás callada Tenten – dijo intrigada Sakura, Tenten la miró a los ojos, en verdad no estaba pensando en nada, solo recordaba.
– Tuve una noche extraña – murmuró, al recordar el beso una cálida sensación recorrió su vientre.
– Dímelo a mí, Lee no para de moverse, y ronca tan fuerte – soltó una risita, Tenten sonrió de medio lado, es verdad; ella quedó de dormir en todas las misiones con Neji por que ninguno de los dos toleraban dormir con el cejudo, a causa de eso siempre dormían juntos, a causa de eso se dio pie para lo de anoche.
Una cabeza se asomó por la puerta que yacía abierta, peinado como siempre, con sus ropas blancas impecables, su rostro fino de expresión dura pronunció.
– Tenten – se cruzaron las miradas, se sentía nerviosa – bueno llegó la hora de no pensar más en el asunto – pensó para sus adentros, asintió al escuchar su nombre – ordena tus cosas, saldremos en media hora, para que comas algo y te alcances a duchar – y tan rápido como había asomado su cabeza, se había ido, estaba acostumbrada a que fuera tan conciso para todo,
– ¿Te sientes mal aún? – preguntó inoportuna Sakura – tu cara está como… extraña – la observó con una mirada determinante, la estaba escaneando.
– Sakura, no es por ser grosera ¿Te habían dicho que hablas mucho? – dijo la castaña tomando sus sienes con las yemas de sus dedos, quería silencio. La chica se dio por aludida y se sonrojo un poco frunciendo el ceño, agarró el bolso de Tenten y comenzó a destaparla, doblando las sábanas, la castaña agradeció el gesto y se rió, tomando una frazada y doblándola también.
– Yo sé que hablo más de lo necesario a veces, y quizá nosotras no somos muy amigas y no hablamos mucho, pero sé que algo te pasa – le dijo, dejó la sábana doblada dentro de la gran mochila de Tenten y tomó otra manta para doblar. Tenten la miró sin ganas de discutir y continuó guardando sus cosas. Terminaron de guardar todo, Tenten había sacado ropa limpia, ambas en silencio se pararon y se dirigieron hacía afuera – yo desarmo la carpa, ve a tomarte una ducha.
– Gracias – dijo Tenten.
Corrían por las copas de los árboles. Ni una palabra. Saltaban a altas velocidades, ella estaba recelosa. Ni una sola palabra durante el desayuno. Ni una sola palabra al partir el regreso. Ni una puta palabra se ocurrió saltar entre ellos dos en todo el tiempo. Ni siquiera lo miraba, ninguno se miraba y no había tampoco un ambiente de tensión, simplemente cada uno estaba por su lado. Ni una sola mirada. Ella iba detrás de él y de tanto en tanto avanzaba más rápido que él para que la mirara si quiera por el rabillo del ojo, pero nada. No había nada. Se pasaba la mañana corriendo, no descansaban, eran los mejores jounin entrenados para tener una gran resistencia, eran uno de los mejores ninjas, sus velocidades y capacidades iban más allá de los normales, mas sentimentalmente no eran nada, o ella pensaba eso. Pasó la tarde resbalando entre las ramas y las hojas verdes, quería solo llegar, y podía sentir la misma sensación de angustia por llegar de parte del castaño, sus pies trabajaban maquinalmente a toda velocidad, estaba tan aburrida, odiaba los viajes así, se pasaban sin que ella se diera cuenta, no había ni siquiera algún obstáculo entretenido al cual hacer desaparecer, no había nada. Un millar de ramas se amontonaban en frente y ella quería llegar a su destino, estaba ansiosa por llegar, y apuró un tanto más el paso, la noche había empezado a caer y el inusual silencio a velocidad se impregnó en su canal auditivo. Caía la noche y ellos se detendrían cerca de algún río a descansar un par de horas, había bajado un poco el cansancio, el cielo estrellado se reflejaba en el espejo que formaba el calmo caudal del río que iba en dirección a la aldea de la hoja, el clima había cambiado, si seguían el mismo ritmo ágil llegaría antes del siguiente amanecer, lo que sería un gran tiempo para ellos, comenzaban las festividades, lo que se le había pasado por completo.
Miraba su perfil entre las ramas, observando el río tranquilo y recordaba que también esos carnosos y sonrosados labios habían estado apretados contra los suyos y habían adquirido un significado totalmente nuevo, ella ahora era más deseable, y al mismo tiempo más distante, mas nada había cambiado. Se acercó y se sentó junto a ella. Sentados a la orillas de río, él la miró con detención sintiendo como ella se tensaba notablemente, ella dedicó los profundos mares castaños al albino y se quedaron allí, mirando al otro.
– Neji – dijo dulcemente, algo en ella seguía recelosa, su orgullo había sido pellizcado por la indiferencia de él.
– Descansa después de que lleguemos, saldremos en la noche… – pronunció, algo en ella se alegró, se esbozó un sonrisa en los generosos labios masculinos, ocultándose la sonrisa en la profundidad de la noche.
/*/*/*/*/*/*/*/
Ok, acá ha terminado el primer capítulo de Añoro, quisiera saber si les gusta, podrían decirme cualquier cosa por reviews, estoy en proceso del segundo capítulo, espero les agrade, cuídense, me despido afectivamente c:
