Los personajes de Inuyasha pertenecen a Rumiko Takahashi, la historia es mía.
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Esta historia participa en el reto del mes de octubre del Circulo Mercenario.
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No hay nada peor que ver como tu casa se cae en pedazos, y más cuando son las tres de la madrugada estas en pijama, con frio y medio vecindario se despertó para ver la mayor desgracia que le puede pasar a alguien.
Mis lágrimas están a punto de caer, mi cuerpo está algo entumecido por el frio y mis piernas comienzan a fallarme. Veo como algunas paredes se caen y siento mis mejillas húmedas por el llanto, las limpio antes que mi madre vea. Observo a los vecinos como hablan entre ellos, cierro mis ojos y empuño mis manos les quiero gritar que se alejen que nos dejen de observar como si les divirtiera ver como una familia se queda en la calle.
¿Cómo paso? Nadie sabe.
Seguía viendo como poco a poco caían las láminas del techo en el preciado jardín de mamá, la cual se aferraba a lo poco que habíamos podido sacar, tenía la mirada perdida, sus ojos rojos, sus manos y piernas temblaban mi abuelo la abrazaba tratando de consolarla a pesar de que él también estaba apunto de derrumbarse, mi hermano, el seguía con sueño y yo, bueno yo seguía rogando que esto fuera un mal sueño. La casa era lo único que teníamos y ahora estábamos en la calle Los vecinos comenzaron a acercarse preguntaron qué había pasado pero no teníamos la respuesta.
Unas sirenas se escuchaban cada vez más cerca, parecían estar en la misma calle el sonido me hizo salir del trance en que me encontraba. Al mirar vi que eran la policía y los bomberos ¿Quién llamo a los bomberos? No hay ningún incendio.
Bajaron de los vehículos y se dirigieron hasta los escombros, alejando a las personas del lugar, algunos de los policías hablaban por radio cosas que no entendía. Los mirones de los vecinos intensificaron sus murmullos. ¿Por qué demonios no se van? Tenía tanta rabia que apreté un collar de estrellas regalo de mi abuelo, lo único de valor que pude salvar.
—¡Kagome! —escuche que gritaron mi nombre —. Ay amiga que bueno que estas bien —los brazos de Sango me apretaron con fuerza, por un momento me sentí aliviada que al menos una cara conocida estuviera aquí,
—Sango me asfixio— le susurre con la voz entrecortada, me soltó pero enseguida agarro mi mano como dándome fuerzas para no derrumbarme.
—Sabes que estoy aquí para lo que necesites— se ve con un aire afligido, baja la cabeza cuando nota que me la quedo viendo. Cuando vuelve a su mirada a mí me sonríe, triste, melancólica. Sabe cómo estoy y como me duele.
—Lo sé, pero ¿Cómo supiste?
—¿Que cómo lo supe? —Preguntó desconcertada—.Todo el sector lo sabe—fabulosa, la noche va fabulosa —.Además papá llegaba de su trabajo cuando pasó por aquí vio como tu casa se caía—apretó más mi mano—. Enseguida nos llamó, que bueno que le tocó el turno de noche…
—Ya veo—miré a mi alrededor, menos mal la gente comenzaba a dispersarse, eso era, al menos una buena señal—.Gracias por venir.
—Ni lo menciones—volvió a abrazarme con la misma fuerza que la primera vez. Siento como una parte de mí se calma al recibir el apoyo de alguien más.
Vimos como uno de los bomberos se acercaba a mi madre y comenzó a explicarle que es lo que había sucedido.
—¿Termitas? —termitas esos bichos pequeños, asquerosos. Un escalofrío recorrió mi cuerpo con tan solo pensar que estaban en nuestra casa.
—Si señora termitas, al parecer en su techo había un nido de estos insectos la cual se fue esparciendo por toda su casa hasta que no soporto más y cayó.
—No puede ser, nosotros fumigábamos cada mes—esos hombres nos estafaron estuvieron viniéndonos venenos para termitas y otro tipo de insectos ¡y nada sirvió! Estafadores.
—Kagome—mire a sango la cual tenía la mirada en mis manos.
—Oh por Dios—vi mis manos ensangrentadas por la fuerza de tenerlas cerradas. Unas de las esquinas de las estrellas del collar se enterraron y abrieron una pequeña herida pero lo suficientemente grande como para hacerme daño.
—Hermana ¿qué te paso? —escuché la adormilada voz de mi hermano.
—Tranquilo Souta nada grave solo una pequeña herida, pero no es nada para preocuparse —Miró mis manos para luego posar su vista en mi rostro.
— Hermana ¿vamos a vivir en la calle? —sus ojos comenzaron a brillar.
—No, no Souta mamá encontrara una solución, y vas a ver que pronto volveremos a esta casa, mucho más grande y bonita.
El asintió y se dio la vuelta para ir con el abuelo, mientras seguí escuchando al bombero que hablaba con mi madre.
—Al parecer no lo estaban haciendo de la manera correcta—le dio unos papeles—el daño de su casa es irreparable, no hubo nada que se pudiera salvar.
Mi madre llevó sus manos a la cabeza haciendo una mueca de preocupación.
—Debo decirles que son muy afortunados, deben dar gracias que todos ustedes están bien. Lo material se recupera.
—Lo sé, gracias —el bombero solo movió su cabeza y se alejó de nosotros.
—¿Y ahora qué haremos? —me atreví a preguntar.
—No lo sé, mientras tanto iremos a un hotel. Algo se me ocurrirá —cargó a mi hermano y abrazo a mi abuelo—.Vamos, tenemos que descansar.
—Amiga buscaremos la manera de ayudarte y de reconstruir tu casa—siempre tan positiva.
—Gracias Sango —medio le sonreí—ya me voy, gracias por preocuparte y venir a esta hora.
—Ni lo digas sabes que siempre estaré para ti. Señora Higurashi —Se acercó a mi madre— como le dije a Kagome los apoyaré en lo que necesiten.
—Gracias cariño gracias por venir, ve con cuidado.
—Lo haré—Me dio un fuerte abrazo sin dejar de decir que íbamos a salir de este problema muy pronto, di la vuelta y comencé a caminar bajo la curiosa mirada y cuchicheos de los vecinos.
¿No duermen? Mi cara no puede estar más roja de la vergüenza.
Seguí caminando sin prestarles atención.
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Al salir el sol y sin haber pegado el ojo en toda la noche me levanté de la improvisada cama que hice con unas cuantas colchas y almohadas, mamá ya estaba despierta y se veía cansada, preocupada y no era para menos.
—Buenos días mamá.
—Buenos días cariño ¿Qué haces levantada tan temprano?
—Casi no pude dormir anoche además ya casi es hora de ir a la escuela.
—Es verdad ¿segura que quieres ir?
—Sí —Suspiré—. Esta semana son los refuerzos para los exámenes y no quiero perderlos.
—Está bien—Acaricio mi rostro, su mirada es triste y cansada pero aun así hace lo posible por mantenerse fuerte para nosotros.
—Saldremos de esta mamá.
—Lo se cariño, sólo que sería más sencillo si tu padre estuviera con nosotros.
No me gusta que ella piense en papá cuando tenemos momentos tristes, él siempre nos animaba a salir adelante, pero desde su muerte ya nada es igual.
—Me voy a dar un baño.
—Está bien cariño, yo me voy al trabajo, hablare con el señor Hayashi sobre el préstamo.
—Está bien, suerte —espere a que saliera y entre a la ducha.
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No me gusta que me miren, detesto ser el centro de atención.
Al parecer hoy soy la atracción favorita de toda la escuela, apenas bajé del autobus todos voltearon como si hubieran visto a Godzilla. Ignoré a toda costa sus cuchicheos y seguí caminando hasta llegar a mi clase.
Paz y tranquilidad…O eso creí.
—Higurashi —quisiera ser invisible—,escuche lo que paso con tu casa y quiero que sepas que tienes todo mi apoyo.
—Hojo —lo pare antes que comenzara un discurso de mil horas—.Muchas gracias—Intente sonreírle con amabilidad.
—No tienes que agradecer sabes que estaré aquí para lo que necesites.
— ¡Amiga! —salvada—.Hola Hojo, adiós Hojo—tan sutil—. ¿Cómo pásate la noche?
Pobre chico se fue pero sin antes voltear los ojos. Sango siempre hace lo mismo no creo que le sorprenda.
—Bien Sango —o algo así.
—No me mientas Kag, conozco esa mirada.
—Estoy bien Sango, de verdad.
Quiero mucho a sango es una de mis mejores amigas pero siempre he sido algo reservada con los problemas que llegan. Sé que ella no dudaría en darme su ayuda pero tampoco la quiero agobiar.
—Buen día alumnos.
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— ¡¿Que ven?!
—Calma Sango.
—No, me molesta que te vean como fenómeno de circo. Es molesto.
—Dímelo a mí—cerré los ojos e inhale todo el aire que pude.
— ¡Hey Kag! — ¿Ahora quién es?—te estaba buscando, pensé que te habías marchado.
—Largo de aquí Inuyasha.
—Tks no molestes Sango, ¿cómo estás? —se dirigió a mí
¿Qué cómo estoy?
Mal.
Fatal.
Quiero gritar y romper cosas.
—Bien mejor de lo que pensaba—gran mentira.
—Me alegra escuchar eso, pero sabes que si necesitas ayuda aquí estoy, puedo hablar con papá y…
—Inuyasha estoy bien, gracias por brindarme tu ayuda y si la necesito no durare en llamarte.
—Lo prometes.
—Vaya que cansón eres, largo.
—Sango—sé que ellos no se agradaban pero tampoco tenía que ser tan grosera.
—Me callo.
Inuyasha abrió la boca para decir algo más pero su novia llego antes que pudiera mencionar palabra alguna.
—Me… me tengo que ir, ya sabes—solo le sonreí y asentí.
—Parece perro—dijo sango al ver que él se alejaba—cada vez que su—hizo una mueca de disgusto—novia lo llama sale corriendo tras ella.
— ¿Cómo se te ocurren tantas cosas?
— ¿Qué? Es la verdad.
Hace un tiempo me gustaba Inuyasha pero se pasó al ser velozmente rechazada por el, ¿la razón? Ella.
—Vamos se hace tarde—no quiero recordar eso.
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—Mamá llegue. ¿Por qué no hay nada? —Fue lo primero que pregunte al ver la habitación de hotel vacía.
—Cariño no lo vas a creer, mi jefe me presto el dinero y más tarde buscaremos a quien reconstruirá la casa—gracias Kami—y lo mejor es que nos invitó a quedarnos en su casa para así no gastar dinero en esta habitación.
—Mamá que buena noticia—corrí a abrazarla—es maravilloso.
—Lo se cariño por fin las cosas están saliendo bien. Souta y tu abuelo ya se fueron, yo te estaba esperando.
—Bueno vamos.
Salimos del hotel directo para la casa del jefe de mi madre, un taxi nos estaba esperando en la entrada. Kami bendiga a ese hombre, que alivio recorre mi cuerpo.
Seguimos andando hasta entrar a una comunidad privada.
—Wow—las mansiones que había en este lugar son de museo.
—Que belleza—comento mi madre igual de embelesada que yo—no es de extrañar el señor Hayashi es un hombre muy rico, no me extraña que viva en un lugar como este—el auto paro.
—Wow—de nuevo.
El lugar es como una mansión japonesa, la arquitectura y sus colores. Maravilloso.
—Bienvenidas—un hombre alto, robusto de ojos azulados nos dio la bienvenida.
—Señor Hayashi ella es mi hija Kagome.
—Señor Hayashi—hice una pequeña reverencia—mucho gusto, y muchas gracias por permitirnos quedarnos en su hogar.
—Nada de gracias lo hago con mucho gusto, pero adelante siéntanse como en su casa.
No sé cuántas veces diré wow en este día, pero wow que belleza. La mansión por fuera es un estilo muy japonés de la antigüedad pero por dentro es lo más moderno del mundo. El recibidor es del tamaño de mi casa, una gran lámpara de araña blanca Iluminaba el lugar.
Al fondo se podían ver unos cuadros, y algunos muebles que le daban color al lugar tenían unas enormes escaleras a los dados y un gran florero en la mitad de estas.
—Bien antes de pasar a comer para conocernos un poco más, les mostrare sus habitaciones.
Subimos las escaleras hasta llegar a una de las habitaciones.
—Esta será tu habitación Souta—es una habitación muy linda es grande está pintada de azul claro, la cama y las decoraciones están en azules de diferentes tonos.
—Bien pasemos a la siguiente.
Después de que el señor Hayashi nos dejara en nuestras habitaciones, me di un baño y me coloque algo más cómodo que ese uniforme. Baje ya todos estaban en la mesa.
—Este muchacho, disculpen preciso hoy tenía que llegar tarde.
— ¿Quién? —Me atreví a preguntar.
—Mi hijo, le dije que llegara temprano e hizo todo lo contrario.
—Sí, el hijo de señor Hayashi estudia en tu escuela.
—Por favor Naomi llámame Makoto, es el mayor de los tres pero el único que vive conmigo los otros dos están con su madre.
—Claro Makoto— ¿Se sonrojo?
El sonido de la puerta nos distrajo, el señor Hayashi se levantó.
—Hijo al fin llegas, te dije que teníamos visitas.
Solo se escuchó el bufido de su hijo.
—Ven para presentarte.
El señor Hayasho apareció junto con.
¿Bankotsu?
Es… ¿es broma?
Tiene que serlo, ese no puede ser el hijo del señor Ha… Hayashi Bankotsu, pero que tonta soy pero claro que es su hijo. Cerré los ojos ante mi obvia vergüenza. Como no me di cuenta al saber su apellido.
—Los presento él es mi hijo Bankotsu, Bank ellos son la familia Higurashi.
Sus azulinos ojos recorrieron a mi familia su rostro estaba serio como si no quisiera estar aquí, pero al llegar a mí una sonrisa se formó en su rostro y no era una buena señal.
—Vaya, vaya que sorpresa Higurashi.
—Hola—Baje mi cara para que no notaran lo roja que esta estaba.
— ¿Se conocen?—tanto mi madre como el señor Hayashi estaban desconcertados.
—Algo así, ahora vuelvo.
— ¿A dónde vas?—pero ya era tarde Bankotsu ya se había ido por las escaleras.
Ahora todos me veían.
—Nos conocemos, de la escuela.
—Oh, pero claro que tontos. Pero sentémonos la cena se enfriara.
Trágame tierra.
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—Eres la persona con más mala suerte del planeta, mira que vivir en la misma casa que Bankotsu—no aguanto la risa y comenzó a reír como desquiciada.
Lo primero que hice al llegar a la escuela des pues de la sorpresa de anoche, fue contarle a sango todo lo que había pasado. Pero creo que fue mala idea.
—Quieres parar, todos nos ven.
— ¿Pero cómo quieres que pare? De todas las personas del planeta preciso su padre tiene que ser el jefe de tu madre. Tienes que hacerte alguna limpia.
—Ya, no lo hagas parecer peor de lo que ya es.
—Está bien ya me callo —.Entramos a clase de biología—debes agradecer que él está en un curso superior porque si estuviéramos en el mismo salón que él sería una catástrofe. Para ti.
—Oye la mala suerte se esta acabando —presumí.
—Buenos días alumnos, hoy tendremos que compartir clases con los alumnos del aula B—la vida me odia.
— ¿Que decías de tu mala suerte?
—Cállate.
—Me callo.
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Ya casi habían pasado dos semanas desde que nos fuimos a vivir a la mansión del señor Hayashi, y con ello mi intento de evitar a Bankotsu siempre. Cuando el aparecía yo me iba, si el sube yo bajo y así me he mantenido alejada de él. Espero que la casa no demore por que no se cuanto pueda soportar así.
Sábado en la tarde, mamá y el señor Hayashi se fueron a una cena de negocios, Souta a su práctica de karate, el abuelo a un templo que lo dejo encantado y Bankotsu quien sabe. Pero eso significaba que estaba sola así que no tenía más opción que comer mucho y ver películas, lo mejor para un sábado.
Tome algunas prestadas de la colección del señor Hayashi, espero que no le moleste.
Luego de un maratón tanto de películas como de comida, puse la última Blue Valentine, se ve interesante.
La puerta sonó, seguro es mi hermano o el abuelo. No preste atención ya que la película comenzó me acomode más en el sofá. Estaba concentrada en la película hasta que unas manos se posaron en mis piernas.
— ¿Pero qué…? ¡Bankotsu! ¿Qué haces?
Su sonrisa burlona hablaba por él.
—Solo quería que recordáramos viejos tiempos.
—Eres un…
Se estaba acercando a mi poco a poco, yo me corría hacia atrás, pero en una de esas tomo mis manos y termine acostada en el sofá con el encima.
—Bankotsu esto no es gracioso, quítate.
— ¿Enserio? Tks que raro hace dos meses no decías lo mismo cuando estábamos en esta misma posición.
—Estábamos en una fiesta y estaba ebria porque tú me embriagaste.
—Kagome, kagome solo fue para que te relajaras—comenzó a dar pequeños besos en mi cuello—y funciono.
—Ba…Bankotsu basta.
—No digas que no te gusta, puedo sentir lo contrario—hablo en mi oído.
—Basta por—un pequeño gemido salió de mi boca al sentir como mordía mi oreja—Bank…kotsu.
—Déjate llevar Kagome—dicho esto me beso, y yo lo hice me deje llevar por ese beso.
Me siguió besando, con una mano sostuvo las mías por encima de mi cabeza y con la otra bajo hasta mis senos, otro gemido salió de mi boca, sus beso bajaron por mi cuello hasta el comenzó de mis senos, me soltó y comenzó a subir la blusa hasta mostrar mi brasier.
Su boca dejaba pequeños besos alrededor de este. Cuando sus manos se posaron en el cierre el estruendo de la puerta nos hizo separar como pude baje mi blusa y acomode mi cabello.
Escuchamos risas, y murmullos así que caminamos hasta la entrada y fue lo peor que pudimos hacer. Mi madre y el señor Hayashi estaban en plena sesión de besos y manoseos.
— ¡Mamá!
— ¡Papá!
Gritamos al tiempo, ellos solo se separaron y nos miraron avergonzados.
—Parece que te quedaras más tiempo, así podremos terminar lo que comenzamos—.Me susurro Bankotsu antes de irse, pero antes mostro esa sonrisa que tanto odio.
Fin.
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Muchas gracias espero que les guste \^w^/
Psdta: Anacleta bella gracias por la portada :3
