ÉL NO ESTABA SOLO
Muchos dicen que la edad oscura fue a causa del coco. Como yo se me la historia, fue culpa de Pitch. El problema, es que él no estaba solo. Ni siquiera nosotros lo estábamos. Porque, desde hace mucho tiempo, nosotros fuimos acechados por él es que ahora somos guardianes y no me refiero al hombre de la luna.
No sabría decirles si fue el frío, no sabría decirles si fue la soledad. No sé si también fue la perdida de la fe. O el sentimiento de incompetencia, el miedo a no poder cumplir con nuestros sueños y metas. Todos nos sentíamos así al momento de morir. Incluso Pitch. Para contarles esto no sé si debería de empezar por donde yo inicie, pero mejor les cuento por donde empezó para ellos.
–¡asusta a los aldeanos! ¡Persíguelos hasta que pierdan cualquier esperanza! ¡As que sientan dolor! ¡No me importa! –Pitch Black señalaba las cabañas, las aldeas y los habitantes del bosque, hablaba como si estuviera a punto de triunfar con un ego en su voz que no podía disimular, pero era como si le hablara a la nada – ¡Nuestra era comienza!
–No tan rápido Pitch –sonríe el conejo de pascua con sus boomerangs en alto, había aparecido detrás de él intentando sorprenderlo –la edad oscura, va a tener que esperar
–No dejaremos que toques a los niños –hablo la chica con alas de colibrí, observaba al coco no con mucha simpatía mientras que a su lado se posaba Sandman
–¡exacto! –un hombre robusto aparece a las espaldas de Pitch Black, quien era el doble de su tamaño y con su espada en mano, se inclinó hasta llegarle a una cabeza y le susurró al hombre inmortal de tal manera que solo él lo pueda escuchar –evitaremos a toda costa, cualquier fechoría, cualquier intento tuyo de dominar el mundo, los sueños, esperanzas, y hermosos recuerdos que piensas destruir
–¿Enserio? –Pitch tenía una mirada picara –y ¿Quién lo dice?
El enorme Santa le sonríe en sus ojos se observa una mirada traviesa.
–Lo digo yo, porque lo siento en mi pansa.
Cuervos salen volando de los bosques, los animales huyen despavoridos. El miedo inunda el lugar, y Pitch empieza a carcajear.
–¿De verdad creen que haría todo yo solo? –los guardianes observaban al hombre con recelo, se sentían confundidos, y fue el conejo quien empezó a hablar:
–¿Qué es lo que estas tramando?
–Si algo para lo que estoy hecho es dar miedo –susurró el pelinegro con una sonrisa diabólica que transmitía terror –lo único que estoy haciendo, es hacer que mi miedo se vuelva más fuerte
Gritos de los aldeanos. Niños llorando. Perros ladrando. Aves y animales huyendo. Luces apagándose. Gritos de dolor y delirio. Cada vez, esparciéndose más y más.
–¿Qué mayor fuerza que pueda infundir un mayor miedo que yo?
Los guardianes voltearon a verlo con los rostros de asombro y pánico, pero sobre todo confusión.
–Es fácil –sonríe Pitch disfrutando el momento –solo le hice una visita a mi amiga la muerte
