Estaba caminando por las calles de Konoha cuando la vi. Estaba hermosa con esa minifalda negra y su blusa rosa, era un ángel bajado del cielo.
_Necesitas algo guapo?_ me preguntó coquetamente. Fue cuando reaccioné y la miré a los ojos, de un hermoso color jade, pero sin brillos, tristes.
_Quieres venir a tomar un café?_ pregunté con alegría.
_Claro, pero invitas tú_ contestó la pelirosada.
Caminamos un rato por la avenida, charlando. Al llegar al café, hablamos de nuestras vidas, abrimos nuestros corazones, nos contamos nuestros temores, era extraño, nos sentíamos protegidos con la presencia del otro.
_Hey! Kakashi!_ escuché como me llamaban.
_Hola Azuma_ respondió sonriente el peliplateado.
Al acercarse mi amigo observé como Sakura, así era como se llamaba mi ángel, agachaba la cabeza. Queriendo con ese gesto, ocultarse.
_Qué haces aquí?_ preguntó seriamente.
_Estaba tomando un café con esta preciosa señorita_ expliqué algo que para mi, era obvio.
_De señorita no tiene nada_
_Por qué la insultas así, Azuma?_ pregunté enojado, nadie se atrevería a insultarla, mucho menos en mi presencia.
_Porque no hay hombre en Konoha que no se haya acostado con ella_ contestó al mirar con superioridad a la pelirosa.
Cuando la volteé a ver, noté como su mirada se apagaba, y bajaba lentamente su cabeza sin mirarme.
No puedo negar que me sorprendió y me molestó la declaración. Aunque la conocía hace poco, en verdad la amaba. Y el que otros la hubieran tocado no me agradaba para nada.
_Gracias por el café, tengo que irme_ dijo al tiempo en que se levantaba y salía presurosa del bar.
Como un acto reflejo, yo también deje mi asiento y me disponía a seguirla, pero un brazo aferrado al mío me detuvo.
_No la sigas, esa mujer no te conviene_ me dijo seriamente.
_Esa es la mujer que amo, no la voy a dejar ir_ contesté al tiempo en que me separaba bruscamente de su agarre.
_No entiendes que ella es la prostituta más popular en Konoha?, te puedo asegurar que no hay hombre en Konoha que no la haya probado_ trató de convencerme.
_No te voy a negar que me moleste que otros la hayan tocado. Pero esa vida va a quedar atrás cuando la convierta en mi mujer. Así tenga que dejar la aldea y llevarla hasta el otro lado del mundo_ le dije saliendo por fin del local, esperando encontrar a mi dulce flor de cerezo.
