Recordatorio: Xenoblade Chronicles no me pertenece.
N/A: Escribí esto durante mi partida del juego, por lo que muchas cosas podrán/o no tener relevancia con respecto al final. ¡Espero que disfruten y lean a discreción con respecto a los spoilers!
I
El cielo estrellado de Éter de la capital éntida no me sorprendía ya. Estaba inmerso en mis pensamientos después de aquella batalla y haberme encontrado con sus ojos—tan verdes y familiares, pero al mismo tiempo… aquella imagen me asustaba. ¿Cómo podía ella estar viva? Había librado batallas incontables con su muerte en mente; mi sangre hirviendo y apretando el mango de La Monado todas las veces.
Luego pensé en Dunban, quien debía estar igual de conmocionado que yo: ver a su hermana piloteando un mekon—el mismo ser que le había matado. ¿Qué sentido tiene? ¿Acaso era todo una cruel broma del destino?
Tanto tiempo luchando contra el destino, cambiando el futuro…
Apreté mis labios en una línea fina, reprimiendo una sarta de maldiciones—palabras que estaban buscando alivio desde la masacre de la Colonia 9. Había pasado mucho tiempo y aún no estaba en paz conmigo mismo.
Reyn, Dunban, Sharla… no sé como lo hacen…
-¿Shulk?
La voz aterciopelada de Melia interrumpió mis pensamientos, haciendo separar mi cuerpo de la baranda en donde estaba apoyado. Al verme, sus ojos se alargaron con sorpresa.
-¿Estás bien? –dijo, su voz con tintes preocupados. Ella tomó un paso certero hacia mí-. Estás llorando… no comprendo. Acaso…
Su comentario me tomó igualmente desprevenido. ¿En que momento había derramado lágrimas? Llevé mi mano a mi mejilla y ciertamente una lágrima la había recorrido.
-Melia… yo… -comencé, no muy seguro de cómo continuar. La media-huma me dio un gesto de comprensión y volvió su cuerpo hacia la Villa Imperial- Espera –dije con certeza-. No…
-¿Sucede algo, Shulk? Pensé que querías estar solo.
-Puedes… quedarte aquí, conmigo –estudié con detenimiento la expresión de confusión de Melia-. Digo, si quieres –corregí rápidamente.
-¿Mi compañía sería de ayuda? –su voz se había suavizado.
-Sólo… Mira, he visto morir a muchas personas. Lo menos que quiero es sentirme… solo en este momento.
-De acuerdo.
Melia se sentó junto a mí, sobre el pasto fresco. Ninguno de los dos dijo nada, pero eso era suficiente. Un momento de paz dentro de un escenario de caos era todo lo que necesitaba para mantenerme en pié y volver a la batalla.
¿Qué sería de ella?
