Capitulo 1.
No soy la libertad, pero si quien la provoca, yo decido en mi vida, y si tanto me gusta ¿por qué vivo siendo esclavo? Voy por mi camino, solo ando por andar, ya a mi vida no le encuentro sentido, la costumbre y el recuerdo me están destrozando y acabando por dentro, todo se desmorona y en mi larga existencia el significado se ha perdido, mi condición es la vida, ¿y mi camino?.
Cuando tu existencia se hace tan larga, se hace tan eterna, o más bien pareciera casi infinita empiezas a pensar, empiezas a encontrar el real camino del conocimiento, pero esto te lleva a darte cuenta de las peores condiciones y realidades del ser. He vivido muchos años sumido en la misma rutina, con las mismas personas y siempre aparentando una falsa realidad, sonrió cuando todos sonríen, entristezco cuando todos entristecen, lloro cuando todos lloran, y cuando todos sienten dolor vuelvo a sonreír… Me he convertido en un ser cínico y agobiado, y puedo contarlo con orgullo, sin embargo, todo lo tengo muy bien oculto, nadie sabe cuáles son mis verdaderos sentimientos, nadie sabe cuáles son mis verdaderos pensamientos, realmente nadie sabe nada de mí, pero no es mi culpa, todo es culpa de quien ve, lo que quiere ver...
Un día hermoso, el sol se asoma tenuemente, y las gotas logran resaltar sutilmente en la espesa niebla, no esta soleado y brillante, pero expresa el verdadero estado de mi alma, tan tranquila, tan apacible… tan callada.
—Hola Bella— me sorprendió Edward a mis espaldas mientras me daba un suave beso en la mejilla, me limite a sonreírle y tomarle la mano en respuesta.
—Te ves hermosa, como siempre—
—Gracias—dije cerrando mis ojos con una sutil sonrisa en mi rostro, la verdad no sentía deseos de hablar, solo quería sentir… pero ¿sentir que? No lo sé, y de hecho no me importaba, solo me dedicaba a disfrutarlo, la pasaba meditaba demasiado, divagaba horas y cuando volvía en razón, sucedían cosas como las que sucedió en ese momento, habíamos llegado a la escuela y no sé en que momento paso, pero ya estaba sentada en mi asiento, maldita sea, esa crisis existencial y esa necesidad de pensar me estaban llevando a la locura. Pero la verdad, pues era algo que disfrutaba en gran manera, a veces incluso más que estar con Edward, es bueno que él no pueda leer mis pensamientos, o me dejaría por aburrida, o por molesta.
En fin, la clase continuo y cuando me di cuenta ya iba en el auto de Edward hacia su casa, allí como siempre, todos me recibieron con euforia, Alice me quería secuestrar, y Jasper como siempre la controlaba, Rosalie tan seria como de costumbre y pues Emmet, Emmet haciéndome la vida miserable, Esme en la cocina y Carlisle solo me recibió tranquilamente con su sonrisa amable, todo estaba normal, platicamos un rato y luego de la cena, todos nos sentamos en la sala, Alice y Jasper charlaban como una pareja adolescente, con muchos besos y cursilería que preferiría olvidar en estos instantes, Emmet y Rosalie, se lanzaban miradas llenas de deseo y lujuria sin reparo alguno, Edward los miraba con fastidio, supongo que por leer sus pensamientos pecaminosos, dos segundos después, los vi subir por las escaleras y yo ya suponía sus intenciones, lo cual pensándolo bien era demasiado asqueroso, después estaba Esme quien charlaba con Edward tranquilamente mientras yo me dedicaba a mi libro, y Carlisle, Carlisle también se encontraba sumido en un libro de medicina. Como siempre, yo divagando, analice a cada uno, Alice con su sonrisa tan tierna y sincera, y Jasper que le respondía de igual manera, ambos se veían tan felices juntos, definitivamente amor, verdadero amor, luego observe a Edward quien estaba tan serio pero con la suave sonrisa que lo caracteriza y que lo hace ver tan atractivo, su mirada fija en Esme, demostraba su concentración en la charla, y el interés que tenía en esta, definitivamente ese era Edward, Esme tan afable, tan alegre, tan expresiva, tan hermosa, ella contaba todo con gran simpatía y encanto, se veía como una verdadera madre, sus ojos demostraban su emoción por lo que decía, se veía tan madura, pero a la vez parecía una niña pequeña contando una gran historia, y por ultimo Carlisle, no sabía por que, pero de un momento a otro lo vi diferente, concentrado en su libro, parecía alguien más, una persona más seria, más dura, me fije en sus ojos, estos no brillaban, tal vez apenas lo notaba, pero nunca había visto en él que el brillo que los demás e incluso yo poseíamos en nuestros ojos, en él faltaban. Era algo extraño, siempre se le veía tan amable y en ese momento a simple vista parecía un ermitaño olvidado, no sé cuánto tiempo estuve mirándolo, pero entonces él levanto su mirada bruscamente, casi me asustó y pude ver por un segundo una fuerte expresión de molestia, pero tal vez fue mi imaginación, porque al observarlo otra vez me estaba sonriendo como siempre lo hacía, yo le respondí la sonrisa de igual manera, pero confió en mi instinto, esa parte en mi nunca se equivoca, y estaba segura, de que esa no era una sonrisa sincera, estaba muy molesto, pero lo ocultaba demasiado bien, definitivamente ese lado de Carlisle no lo conocía y de verdad me sorprendió.
Me levanté, y todos dirigieron su atención a mí, así que aclaré mi voz y empecé a hablar.
—La pase muy bien hoy, muchas gracias por la cena, estaba deliciosa, pero Charlie se preocupa, creo que es mejor que me vaya de una vez—
—¡Oh! bella, por favor, quédate a dormir esta noche, quiero contarte tantas cosas— saltó Alice hacia mi casi lanzándome al suelo.
—Si bella, ¿te gustaría quedarte?— apoyó Esme a Alice, yo observe a Edward quien me observaba con una mirada casi suplicante, de verdad querían que me quedara, así que observe a Jasper quien solo miraba la escena con atención pero sincero desinterés que no le importaba mostrar tan abiertamente y Carlisle, quien no levanto la vista en ningún momento, solo se concentraba en su libro, pero yo podía ver su mueca de disgusto.
—Mmm, creo que hoy no, no le avisé a Charlie y tal vez se preocupe— les contesté con una tenue sonrisa.
—¡Ah!, está bien, si es lo que quieres—dijo Alice con decepción—pero promete que mañana si dormirás aquí—continuó con un hilo de alegría en su voz, todos me miraron expectantes y yo no tuve otra opción que aceptar, Esme se levanto y me abrazo a modo de despedida, luego sonrió y subió, luego Alice vino y se me lanzo como siempre y pues jasper me miro fríamente para luego seguir a Alice.
—Adiós bella— dijo Carlisle desde las escaleras amablemente, y yo sonreí a modo de respuesta, y así lo vi desaparecer con su parsimonioso caminar.
—Está bien, vamos te llevo—me dijo Edward mientras sostenía delicadamente mi mano, yo sonreí ante el acto.
—Vamos—
Subimos al auto y conversamos un rato, en el camino vimos a muchos compañeros de la escuela y realmente no sucedió nada importante, llegamos a mi habitación y nos recostamos en la cama esperando a que conciliara el sueno, y aunque era un momento tan tranquilo, tan cálido, tan romántico y todo eso que dicen los cursis poetas, no lograba dormitar, así que utilice mi método de todas las noches, pensar en lo maravillosa que es mi vida ahora que me encuentro con Edward hasta quedar inconsciente, pero lo extraño es que no funcionaba, había una extraña idea que bloqueaba todos mis demás pensamientos, por ahí dicen que la curiosidad mató al gato, pero no podía dejar de pensar en Carlisle, yo sabía que ocultaba algo, y era algo grande, no es que fuera una entrometida ni nada parecido, pero era algo demasiado provocador, es ver lo que hay tras una fuerte mascara de amabilidad y más en alguien como él, pero podría salir mal de esa experiencia, ¿arriesgarse? ¿Qué debería hacer? Todo eso rondaba mi mente, y pues dicen que la curiosidad mato al gato, pero también dicen que la principal causa de conocimiento es la duda, y así fue como quede dormida pensando que mañana empezaría mi nuevo y enfermo proyecto.
