Pareja: Tom (Voldemort)/Harry Potter
Disclaimer: Harry Potter no me pertenece, son obra de JK. Rowling.
Nueva historia, espero que disfruten de mi historia, tanto como yo disfrute escribiéndola.
O~O
Capítulo 1
Así que al final si había aparecido alguien digno en la línea familiar de Ignotus Peverell, la muerte se levantó en toda su gloria con su negro manto ondeando a su alrededor y con presteza se trasladó donde la sangre del ultimo de aquel trio de hermanos lo llamaba, obligándolo a cumplir la promesa hecha hacia siglos atrás.
Apareció frente a una monótona casa en una calle donde no había nada que llamara la atención o distinguiera a una casa de otra, el silencio del lugar solo era roto por el llanto de un infante que se encontraba enrollado en unas mantas dentro de una cesta frente al número cuatro de Privet Drive, se acercó al chiquillo, la mayor parte de ella maldiciendo el día en que tuvo que aceptar aquella promesa con Ignotus, era la muerte no tenía por qué hacer de niñera para un mocoso y mucho menos podría llegar a verlo como un amo.
Las vacías cuencas miraron a su alrededor, no podía sentir ninguna otra presencia en los alrededores fuera de aquellos que dormían plácidamente en la comodidad de sus casas ajenos a todo y esto molesto a el oscuro ser viendo una vez más la incompetencia de esa asquerosa especie, es decir ¿a quién en su sano juicio se le ocurrió dejar a un infante en la calle? o mejor dicho ¿acaso las repugnantes criaturas que vivían en esa casa eran sordas o qué? Miro al infante, de cabello negro y piel pálida que en esos momentos se encontraba sonrojada demostrando el tiempo que llevaba dejando oír su llanto sin ser atendido por nadie, aunque lo sorprendió el gran poder que tenía ese mocoso, podía ver claramente el manto de magia que lo protegía.
-Bien mocoso… tengo un trato que cumplir y alguien que complacer…- dijo susurrando lo último, quedo pensativo un momento como si tuviera una disputa interna hasta que dando un asentimiento afirmativo su apariencia comenzó a mutar hasta convertirse en una gran serpiente que procedió a envolviéndose alrededor del menor mientras mostraba sus afilados colmillos- A partir de hoy tendrás una parte de mí y te llamare amo, conmigo no deberás temer a ninguna criatura, pero lamentablemente no puedo protegerte de los de tu especie, aun así con tu poder junto al mío podrás conseguir lo que desees, Pero… tomare algo cambio- dijo y su lengua bífida acaricio la mejilla del infante, el cual lo miraba confundido, pero sin miedo.
Ha medida que las palabras eran pronunciadas una bruma oscura comenzó a formarse alrededor de ellos creando una pequeña tormenta con luces parpadeantes que brillaban como rayos iluminando de manera terrorífica aquella particular escena.
Cuando las últimas palabras siseadas se perdieron en la bruma que los envolvía procedió a morder al menor, el pequeño grito esta vez de dolor y unos increíbles ojos verde esmeralda de una tonalidad única se posaron adoloridos en la serpiente que mordía su hombro. La muerte se concentró y extrajo de si aquella parte de ella misma que fue la responsable de que en esos momentos se encontrara hay y la pasó, era una parte importante de su esencia y por ende de su poder que cedió a regañadientes por un lado y con esperanzas y expectativas por otro.
Sentía al pelinegro moverse y retorcerse, pero no se detuvo hasta que el regalo que le concediera quedo asimilado y aceptado en ese pequeño cuerpo que callo inconsciente una vez finalizado el traspaso, alejándose la oscura serpiente pudo sentir más que ver como su poder se iba adaptando quedando reflejado como una serpiente tatuada que subiría desde su espalda hasta reposar en sus hombros y cuya cabeza yacía sobre su pecho escuchando el suave palpitar del infante. Siendo esta la marca de su vínculo un símbolo que fuera testigo de su pacto.
Tenía que admitir que le costó un poco integrar ese pedazo de alma ajena a la del niño, de tal forma que le permitió borrar esa horrible cicatriz del infantil rostro.
Orgulloso de su trabajo miro al niño, se le veía dormir apaciblemente como si segundos antes no hubiera soportado un horrible dolor y el aura a su alrededor se hizo más brillante, las puntas de sus cabello se tornaron rojas y su piel se había vuelto de un rosa saludable. De la serpiente parecieron brotar cuatro luces de colores, tres brillaban en todo su esplendor como luceros mientras la última brillaba a media luz al igual que una estrella moribunda.
-Mortem ¿Cómo te encuentras?- indago la luz de color rojo titilando a medida que "hablaba" con una voz suave y maternal que en esos momentos tenía una nota de preocupación.
-E estado mejor- respondieron tanto la serpiente como la luz plateada casi moribunda en una sola voz cansada.
-No entiendo en que estaba pensando Hades- reprocho la luz azul con voz profunda y seria.
-uhhhhyyyyy, alguien está enojado- dijo una voz burlesca e infantil que provenía de la luz verde.
-No sé de qué hablas, además ¿Quién fue el principal culpable de esto?- contesto la luz azul con aparente indiferencia.
-Waaaa, nuestro querido juez se siente abandonado- contesto provocándolo la luz verde obviando intencionalmente la última pregunta de su contraparte azul.
-Ummnn, ¿no les parece que mi apariencia es divida?- cuestiono la serpiente mirando con adoración sus negras escamas.
-Claro mí mismo, con tu comentario ayudas mucho- comento cansada y un tanto irritada por la discusión la luz plateada, ella solo quera descasar.
-Amargado- susurro la serpiente mirando a otro lado.
-¡Silencio!
Demando la única presencia femenina del lugar con evidente disgusto y todos los demás callaron.
-No estamos para andar discutiendo, Mortem…
-¿Sí?- cuestionaron los dos portadores del mismo nombre.
-Tú- dijo acercándose a la serpiente- Encárgate de cuidar y educar al pequeño, Hades sabe qué hace "o eso espero" –lo último fue un preocupado pensamiento que no se vio exclamado en voz- y Los demás a seguir con nuestro papel, adiós Hades – susurro desapareciendo.
Cuando la luz roja desapareció las demás la siguieron despidiéndose cada una con mayor o menor entusiasmo de la serpiente y/o el infante a medida que se iban la bruma negra alrededor de ellos desapareció dejándolos de nuevo en el monótono lugar abrasados por la frialdad de la noche.
Una vez solo Mortem volvió a cambiar, quitándose el manto que lo hacía invisible ante cualquier presencia y tomando una forma tangible más adecuada que le permitiera trasladar al pelinegro a un lugar seguro, tomo la apariencia de un hermoso hombre casi etéreo con una camisa de seda negra y unos pantalones del mismo color, con un sedoso cabello negro y ojos plateados como mercurio líquido, la ex serpiente aprecio su nueva apariencia y una vez satisfecho tomo la cesta donde se encontraba el durmiente infante.
Se preguntaba por qué Hades lo había elegido a él de entre todos para cuidarlo y no solo eso sino que había elegido su parte más orgullosa y vanidosa para tal tarea, miro con expresión cansada y fastidiada al mocoso, si, para él era un mocoso, no era feo por el contrario podría decir que en el futuro tendría una belleza que deslumbraría no solo a las criaturas sino también a las repugnantes masas humanas, eso le dio una nueva perspectiva de su trabajo como guardián de la criatura durmiente entre sus brazos, sus ojos brillaron en emoción, por supuesto que ese niño nunca sería tan bello y perfecto como él claro ésta, pero lo haría alguien inteligente y preparado tanto en el mundo muggle como mágico y junto a su aceptable belleza todos verían representada la elegancia, porte y hermosura de la muerte.
Sonriendo caminó sin un rumbo fijo preguntándose a donde llevarlo ya que era consciente que, lo que era él, no cuidaría solo a un mocoso, él solo se encargaría de educarlo no de cambiar pañales, en su mente comenzó a rememorar las diferentes opciones para la nueva familia del pequeño Harry, tenía que ser gente tolerante y abierta a nuevas posibilidades, estuvo pensando por lagos minutos hasta que abrió los ojos con resolución.
-"tal vez esa familia que acaba de perder a su hijo sería una buena opción"- pensó viendo en su mente a una joven pareja que su destino futuro no se veía bendecido con ninguna descendencia, eran perfectos, concluyo al final. Camino en dirección a donde era el hogar de los Phelps que esa noche unirían su destino al que ahora era el amo de la muerte.
