Buenos días, animalitos de la creación. No, no estoy ebria, pero estoy engripada y escucho una canción que me hace sentir triste y es mi fuente de inspiración para lo que acabo de escribir. Acepto que me lancen tabletas de paracetamol, ibuprofeno y cualquier antigripal de libre venta por la mafufada que acabo de escribir.

Tuve esta idea guardada desde que veía el V4, y sentí que de alguna manera tenía que sacarla, porque luego no me gusta quedarme con ideas que pudieron haber sido algo... a lo mejor no muy bueno, pero sí lo suficiente como para aportar al fandom. Y bueno, aquí estoy.

Portada propiedad de leigh-lingo. También cuenta con una del ship White Rose, y permite la compra de artículos personalizados con dichas imágenes. Denle una vuelta a su tumblr. Su trabajo lo vale.

Disclaimer: RWBY no es de mi autoría. No, los personajes tampoco. Ambos son propiedad de Rooster Teeth.


"Te quiero...

Sí, te quiero, y nada se acerca a la manera en la que te necesito.

Desearía poder sentir tu piel...

Te quiero, desde el fondo de algún lugar".

Otra noche, no tan distinta de muchas otras atrás. Cada noche era la misma historia: su corazón lastimándose en recuerdos que ni siquiera ella podía reprimir. Yang no estaba segura de cómo había comenzado aquel sentimiento de amor que estaba consumiéndola por completo.

Un sentimiento de amor hacia su misma compañera de equipo.

Ella pensaba que quizá el sentimiento había nacido aquella noche en la que queriendo que Ruby hiciera amistades en Beacon, se había acercado a esa misteriosa chica que se encontraba leyendo. O tal vez todo comenzó aquel día en el Bosque Esmeralda, donde se encontró a sí misma buscando a la misma chica -quien ya se había presentado como Blake Belladonna- y no a Ruby, dispuesta a convertirse en su compañera de equipo.

En todo caso, saber los motivos por los que estaba enamorada de Blake no le ayudaba mucho. Al menos no en ese momento en particular y seguir pensando en ello solo provocaba que Yang no pudiese conciliar el sueño. La rubia sabía que eran las 2 am y que necesitaba dormir un poco pero simplemente no podía. Rindiéndose ante el insomnio, se levantó, mirando a través de la ventana la luna fragmentada. Dejó escapar un suspiro y abrió la ventana, dejando que la brisa helada entrara, golpeando suavemente su rostro, y cerró los ojos.

"¿Cómo pudiste irte, Blake? Huiste y es ahora cuando más te necesito conmigo..."

Cerró la ventana y caminó unos pasos por la habitación tenuemente iluminada hasta detenerse en un espejo de cuerpo completo que tenía en su habitación, mirando su cuerpo de pies a cabeza. No fue capaz de mantener la mirada en sí misma por más de 10 segundos. No podía ver su cuerpo completo, no sabiendo que algo tan importante para ella como era su brazo, ahora le faltaba.

"Nada hubiese importado. Si te hubieses quedado, incluso hubiese dado mi otro brazo también por ti. Si te hubieses quedado mi autoestima no estaría reducida a esto. Si te hubieses quedado, sería más fácil continuar..."

De mala gana, tomó con su mano izquierda una chaqueta de color café y tras un par de minutos de tortura tratando de ponérsela, decidió salir a tomar aire y caminar. Las madrugadas en Patch eran frías en esa época del año pero no lo suficiente para detenerle. Salió de su habitación y bajó las escaleras para luego salir de casa y perderse en el bosque, teniendo cuidado para así no llamar la atención de algún Grimm. Al final de su caminata llegó a uno de los pocos lugares que le permitían recuperar la paz. El lugar en cuestión era un acantilado, teniendo la rubia como vista el infinito océano extendiéndose ante ella. Las olas golpeaban las rocas del fondo del acantilado con fuerza y Yang no pudo hacer otra cosa más que quedarse ahí, contemplando las cosas simples de la naturaleza.

"¿Sabes? Si te hubieses quedado, quizá a futuro te hubiese traigo a este lugar. Es uno de mis favoritos..." susurró Yang, aun sabiendo que Blake no le escucharía. Aun sabiendo que quien más amaba no estaba ahí con ella.

Y la primera lágrima cayó.

Yang siempre se había destacado por ser una persona fuerte, bromista, risueña. Parecía como si fuese alguien a quien le era imposible estar triste. Y en parte así era, pues muchas veces debido a su temperamento era más fácil verle triste que enojada pero desde aquella noche en la que despertó y no vio a su compañera con ella, la rubia sentía como si esa parte de su ser se hubiese perdido. Muchas noches las pasó entre lágrimas, preguntándose que había hecho mal, preguntándose por qué Blake la dejó abandonada a su suerte y sin darle alguna explicación de su partida. Incluso, cuando sus pensamientos pesimistas tocaron fondo, Yang llegó a pensar que la fauno le había abandonado porque al perder su brazo, ya no le era útil.

Esos pensamientos solo le hacían sentirse peor, y ella misma sabía que debía parar, pero ya había comenzado a recordar y no podía detenerse, por lo cual tras la primera lágrima le siguieron muchas más. Cansada, se dejó caer de rodillas, llorando y observando el océano.

Pensando en que no importaba cuántos océanos las separaran, ella nunca podría arrancarse el amor que hace mucho había invadido su corazón por completo.