Hola! Acá les traigo el primer capítulo de mi primer fic. Espero que lo disfruteeen!

Siempre me gustó escribir pero esta es la primera vez que me animo a escribir un fic y subirlo. Comenten si tienen una crítica, siempre son bienvenidas y también si les gustó este fic.

Aclaro: Digimon no me pertenece ni sus personajes, solo los tomo prestados para crear esta historia que salió de mi loca cabecita.

I

Miró la pantalla del celular una vez más, pero nada. Sin mensajes, ni llamadas. Sus pensamientos volaban, no dejaban de caer conclusiones, una peor que la otra. Sora sacudió la cabeza intentando alejar aquellas ideas.

–Ey… ¿Me estas escuchando?

Aquella voz la trajo nuevamente a la realidad. Recordó que había ido a una cafetería después de clases junto a su mejor amigo, y vecino, Yamato. Era un joven de su misma edad de cabello rubio y ojos celestes. Estaba sentado frente a ella y la miraba esperando que contestara su pregunta.

–Perdón… ¿Qué decías? –dijo un poco apenada.

Vio la cara de disgusto de su amigo y se sintió aún peor. Quería escucharlo, pero su cabeza estaba en otro lado.

–Nada, no importa –contestó.

Sora sabía que estaba molesto, lo conocía demasiado bien. Eran amigos desde hacía casi ocho años, era mucho el tiempo compartido. Ella sabía perfectamente cuándo estaba triste, cuándo estaba de buen humor, cuándo le preocupaba algo. Lo mismo con ella, no podía mentirle a Yamato, él siempre la descubría.

–Vamos, no te enojes –dijo en tono de súplica y lo miró con sus ojos de cachorrito.

Yamato sonrió. Y ella también, aquella expresión nunca le fallaba.

–Te decía que mañana vamos a tocar en el bar de Gennai. Nos dejó ser el entretenimiento principal, y si a la gente le gusta lo que hacemos nos dejará presentarnos todos los fines de semana. ¿No es increíble?

A Sora se le dibujó una pequeña sonrisa en el rostro. Estaba muy contenta, ella sabía lo que significaba para Yamato el poder tocar junto a su banda. Esperaban esa oportunidad hacía meses, casi todos los días se juntaban para ensayar. Ella lo acompañaba de vez en cuando y creía que eran muy buenos.

Yamato siempre había sido fanático de la música, de chico aprendió a tocar casi todos los instrumentos que existían. Y también cantaba muy bien; a Sora le encantaba escucharlo, tenía un tono de voz dulce pero seductor a la vez.

–Sí, es increíble –respondió alegremente.

–Vas a venir ¿No?

Los ojos del pelirrubio brillaban, se le notaba muy animado. Sora iba a contestarle pero el sonido de su celular la distrajo e inmediatamente tocó la pantalla. Dio un suspiro de desilusión. Era un mensaje de su mamá. Guardó el celular del bolsillo y tomó un sorbo del frappé que su amigo le había comprado. De chocolate, su favorito.

– Ey, Sora ¿Vas a venir a animarme? –repitió Yamato.

–Sí, sí –contestó ella casi por inercia. Pero ya no estaba frente a su amigo, no estaba en la cafetería. Su mente se había vuelto a ir a quién sabe donde.

Hubo un silencio que Yamato rompió rápidamente.

– ¿Por qué estas tan distraída hoy?

Sora volvió en sí, procesando la pregunta de su amigo. Pero no contestó de inmediato. Siguió tomando su bebida haciendo como si no lo hubiese escuchado.

– ¿Me estas ocultando algo? –inquirió él.

Ella sabía que no podía mentirle. Quería responderle que no pasaba nada, pero no era verdad, y él se daría cuenta. Se conocían casi perfectamente. Cuando mentía Sora se mordía el labio inferior y le salía una risita chillona. No podía disimular aquello.

– ¿Es por ese chico? –remarcó Yamato casi adivinando su pensamiento.

–No le digas así, su nombre es Tai –respondió un poco fastidiada.

No tenía ganas de hablar de él porque sabía que si empezaba a contarle, sus lágrimas no tardarían en llegar. Y lo que menos quería era llorar. Aunque sabia que él siempre estaba ahí para ella, que la cuidaba y la protegía desde que eran niños, no tenía intención de preocuparlo sin ninguna razón. Además a Yamato no le caía para nada bien Tai.

Tai era su novio desde hacía varios meses. Habían empezado a salir en el verano gracias a que una amiga en común los presentó durante una fiesta. Desde ese momento se mantuvieron en contacto y se veían de vez en cuando, hasta que finalmente decidieron formalizar su relación. Tai era un chico muy atractivo, era alto, de cabello castaño alborotado; tenía un tono de piel color canela que resaltaba su sonrisa blanca y perfecta. Además su cuerpo estaba bien formado ya que practicaba fútbol todos los fines de semana. Pero lo que más le gustaba a Sora era su mirada casi impenetrable, nunca podía adivinar qué era lo que estaba pensando.

A pesar de que iban a colegios distintos, siempre encontraban algún momento del día para verse. Sin embargo, el último tiempo no hacían más que discutir y pelear, y la mayoría de las veces eran tonterías. Después de cada pelea era ella quien terminaba angustiada y con un dolor en el pecho difícil de curar.

Yamato hacía todo lo posible por confortarla, estaba ahí cuando ella se sentía triste y sola, y estaba ahí para animarla a seguir. Varias veces le había dicho que Tai era un chico egoísta e inmaduro, que no valía la pena. Pero ella no lo escuchaba a pesar de que lo sabía. Sabía cómo era su novio, que podía llegar a ser muy orgulloso e incluso a tratarla mal. Pero lo amaba, intuía que en el fondo sólo buscaba que se preocuparan por él. Tai también la quería, siempre se lo había dicho. Pero últimamente no entendía por qué ponía excusas para no verse y casi nunca la llamaba. No quería pensar lo peor.

–Como sea –murmuró Yamato, sacándola de sus pensamientos.

Sora vio como su amigo sonaba sus dedos, estaba claro que no le hacía gracia que Tai fuera la razón de sus preocupaciones.

– ¿Y ahora qué hizo?

–Nada, es solo que…

Pero no terminó la frase. No quería usar a su amigo como un pañuelo descartable, al que solo acude cuando hay problemas y dolores. No, esta vez iba a se fuerte y a solucionarlo ella misma.

Echó un rápido vistazo al celular. Seguía sin haber nuevos mensajes.

–No es nada. Ya es tarde, tengo que irme –finalizó Sora.

Tomó su mochila y la colocó sobre su hombro izquierdo. Se paró con la intención de salir pero Yamato la agarró del brazo. Ella se dio vuelta y sus ojos se encontraron con los de su amigo. Conocía esa mirada, estaba preocupado.

–De verdad no es nada. Estoy bien –dijo con una sonrisa un poco fingida. Y para que se quedara tranquilo agregó-: Más te vale que mañana seas el mejor arribadel escenario.

Bueno hasta aquí el primer capitulo. Espero que les haya gustado, a mí personalmente me dejó conforme. Ya tengo casi listo el próximo capitulo que también va a ser el final de la historia, aunque si desean puedo continuarla :)

Byee!