-¿Qué ondas? [XD] Ps no ando muy bien pero weeell…Ahora les quiero compartir una serie de One-Shots, inspirados en esta bella canción de mi grupo favorito, ósea "amor clandestino" de Maná, muy bella y si no la han escuchado ¡SE LOS ORDENO! ¬¬
Hikari: Nee-san, no seas tan violenta con el público.
-Enserio que me sentía mejor sin ti cuando te mandé de vacaciones…Bueno, será de varias parejas de Bleach, aclaro. La primera que pongo es el IchiRuki, esto es como un AU y me basé en una de las historias que presenta el video de Maná "el amor de la psicóloga y el paciente" [xP] Creo que solo serán 6 Shots. Y bueno, cómo los subiré no podré decirles, tendré que inspirarme para poder hacerlos no tan acorde al video…Sin más, los dejo para que lo lean.
Hikari: Ok, aclaramos con el Disclaimer. NI BLEACH NI SUS PERSONAJES NOS PERTENECEN, SON PROPIEDAD DE TITE KUBO. CUALQUIER PARECIDO CON LA REALIDAD SERÍA MERA COINCIDENCIA…
-Si Bleach fuera mío haría mucho fan service y me quedaba con Ulquiorra [*¬*]
Hikari: [¬¬ ] Nee-san…¿Cuándo entenderás?...[u.u] ok, vamos al fic…
AMOR CLANDESTINO
SHOT 1: AMOR EN EL PSICÓLOGO
En la escuela ya se habían casando de él, pues Ichigo Kurosaki no dejaba de ser un maleante en todo el sentido de la palabra, ya que, luego de sus múltiples suspensiones, lo habían llevado a prisión por un día al agredir a un profesor. Con la condición de que fuera libertad condicional y que lo tendrían vigilado las 24 horas de los siete días de las semanas, pero sobre todo, iría a terapia para cambiar su actitud. Todo gracias a su padre, que al igual que todos los docentes del Instituto de Karakura, se había hartado de la maldita rebeldía de su hijo. Claro que el joven de cabello naranja se negó rotundamente, pero no le quedó de otra, era eso o tener que ir a una correccional para menores, puesto que a pesar de estar en preparatoria, sólo tenía 17, y si no aceptaba, lo enviarían a prisión en definitiva.
Luego de renegar fue a su primera sesión, a un edificio de la ciudad en donde se encontraba el consultorio de quien sería su psicóloga, una mujer que no conocía pero sabía que su nombre era Rukia Kuchiki. La haría enfadar hasta que se hartara y se divertiría con la anciana, pensó el chico de ojos avellanados en la sala de espera, frente al escritorio de la secretaria, una chica de nombre Kiyone, a que la dicha doctorcita pudiera darse prisa y acabar con la dichosa terapia en menos de lo esperaba. Una vez que la chica de cabello corto y rubio recibió por su teléfono la orden de la doctora para que pasara el paciente, le encaminó al chico hasta la entrada de la oficina.
La joven cerró la puerta, Ichigo miraba el dicho cuarto con infinita inexpresividad, casi sin importancia, de pronto, salió de la inspección que le hacía a la habitación encontrándose con una mujer de menuda estatura, cabello negro azabache a la altura de los hombros o un poco más largo, pero también unos enigmáticos ojos violáceos. Se quedó pasmado un rato todavía en la entrada, mientras que la dichosa mujer le miraba indiferente.
-Bien, entonces tú eres Kurosaki…-más que pregunta fue una afirmación por parte de la mujer que se bajaba los lentes para poder observar mejor al muchacho-Ahora entiendo porque tienes tantos problemas, tu cabello lo dice todo…
-¡Oiga! ¿Usted también? ¡Ya les he dicho a medio mundo que mi cabello es natural!-vociferó el chico a punto de reventar de coraje, pero fue ignorado por la pelinegra que lo pasó de largo, sentándose en el sillón a un lado del sofá con una libreta en mano.
-Pues parece que eres educado, muchacho-dijo sarcástica-Tranquilo, Fresa-kun. Mejor recuéstate en el sofá y cuéntame porqué te traen conmigo…
-En primera, no me traen contigo, enana. Segunda, apresúrate para que pueda volver a la escuela.
-¿Para qué? ¿Para que sigas golpeando más profesores y algún momento vayas a matar a golpes a alguien y te condenen?-espetó la Kuchiki mirando seria al chico, que solo tragó saliva difícilmente moviendo su manzana de Adán. Rukia suspiró-Siéntate y comencemos.
-Bien…-musitó el Kurosaki recostándose en el sofá de cuero rojo al lado dela pelinegra-¿Qué es lo que quieres que te diga o qué?
-Comienza diciéndome la razón de golpear a tu profesor ¿te hiso sentir mal o…?
-Insultó a mi madre-respondió seco y rápido el Kurosaki a lo que la mujer le miró con curiosidad.
-¿Qué fue lo que dijo?
-Tendré que decirte lo mismo que a los policías-rió irónico el de ojos avellanados para poder comenzar con la historia-Estaba en su clase, como siempre haciéndomela de tos* como siempre, porque no le agrado-habló tajante recordando al profesor Aizen quien impartía literatura, un sujeto que no le caía nada bien-Es un maldito bastardo Don cara de hipócrita, se cree la gran cosa…Solo porque no presto mucha atención a lo que dice, que son puras idioteces y no pensamos igual dijo "¿Así te educaron? Que decepción, yo creí que tu madre lo había hecho"…Por eso lo golpee.
-…-Rukia analizó un minuto bien lo que le decía, se acomodó los lentes y suspiró-¿Eso fue suficiente para que lo hicieras? ¿Qué dijo tu madre respecto a eso que ocurrió?
-Ella no puede responder…porque ya está muerta-respondió el chico irgiendose y con una mirada algo melancólica. Rukia se percató del posible daño que causó su pregunta. Giró su rostro para no sentirse culpable al mirar a Ichigo, a veces su trabajo de psicóloga no era de lo más grato, pero aun así, le encantaba ayudar en sus problemas a la gente, y ese muchacho no sería la excepción.
Con una sonrisa, se quitó los lentes y puso una mano en el hombro del chico, él le miró extrañado y de repente se topó los ojos entre azules y violetas de la chica, algo muy extraño que no había visto pero al mismo tiempo bastante enigmático y hermoso. Se irguió para mirarla de frente y ella aun mantenía la sonrisa franca en su rostro.
-No tienes porque afligirte por eso…-decía refiriéndose a la difunta progenitora del Kurosaki-¿Crees que ella estaría feliz, muerta o viva, de que estuvieras aquí en mi consultorio? ¿De que tuvieras problemas en la escuela, Ichigo?-ante el comentario el otro recapacitó, si, su madre lo educó bien, pero luego de su muerte había perdido no solo la sonrisa, sino también parte de su respeto, no solo por los demás, sino por el mismo, degradándose a lo que era: un adolescente problema que ahora era casi inaguantable, incluso para su propia familia.
-P-Pues…No-contestó totalmente arrepentido de su actitud el chico. Rukia se levantó del sofá y caminó hacia el librero enorme de la oficina, se subió a la mini escalera de madera que tenía en ese lugar para poder tomar los libros del último estante.
Ichigo la siguió con la vista e inconscientemente, o por lo menos eso creyó, ya que cuando vio que la pelinegra subió a esos escalones, notó como al estira su cuerpo, la falda de su conjunto en rojo comenzaba a elevarse. Miró más cuidadosamente y cerciorándose de que ella no lo notara; como todo buen chico de su edad y debido a los genes de Kurosaki pervertido heredados por su padre que claro a veces odiaba, se fijó claramente en las piernas de la menuda mujer, estilizadas, blancas y bien torneadas. ¡Algo así no podía desperdiciarse! Pensó. Al momento, sacó su teléfono y rápidamente, mientras la pelinegra seguía buscando el libro, puso el celular el modo de video y tomaba bien del ángulo para así tener un recuerdo de su primera visita al psicólogo. Aunque la chica no era tonta, se había fijado bien de la cara del chico, y si no le dijo nada, fue por primero ver qué hacía él. Ahora se las pagaría.
-Bien, este es el libro que estaba buscando-le dijo la Kuchiki al chico en el sofá, lanzándole el libro que él torpemente sostuvo, lo miró detenidamente y se avergonzó del titulo del libro ¡¿Qué se creía esa enana?-Quiero que te lo lleves a casa y lo leas.
-¿Pero qué demonios…? ¿Quieres que lea "El Principito"? ¡Pero si es un libro para niños!-renegó el pelinaranja, cosa que la oji amatista ignoró rotundamente.
-¿Y eso qué? ¿Qué no eres un niño, Kurosaki-kun? -dijo en voz un poco cantarina su nombre, cosa que odiaba Ichigo, odiaba que le dijeran así "Kurosaki-kun"- Aparte, no es un libro solo para niños, también es para adultos-espetó.
-Eres muy inmadura para ser profesionista, Rukia-dijo riendo con sorna el chico de ojos avellanados-¿No tienes algo de Shaskespeare?
-¡Vaya, así que lees Shaskespeare! Lindo-comentó divertida la chica, causando un sonrojo por parte del muchacho-Pero aun así no dejas de ser un niño idiota…Bien, la sesión terminó. Te espero mañana-dijo mirando de reojo el reloj de pared y abriendo la puerta de la oficina-Ah, por cierto, dame tu teléfono-exigió la mujer estirando la mano, Ichigo tragó saliva.
-¿P-Para que lo quieres?-si ella veía lo que tenía grabado seguramente ahora si lo meterían al reclusorio-¡Se supone que un doctor no tiene que obligar a su paciente a algo que no quiere!
-Eso no tiene nada que ver…-contestó secamente ella-Si no me lo quieres dar…-entonces ella metió las manos a la chaqueta de Ichigo y sacó de una bolsa el teléfono celular, lo abrió y le quitó la batería, para así sacar lo que era la memoria de archivos. La tomó y volvió a colocar la batería y dejar el teléfono tal cual para dárselo al joven-¡Listo! Nos vemos mañana-Entonces cerró la puerta en la cada del muchacho que frunció el ceño. Quedándose con la memoria del teléfono.
-Maldita tramposa-dijo con un tic en el ojo al tiempo de que se daba vuelta y salir del consultorio, pero no obstante, tenía una sonrisa de haber visto las piernas de la chica. ¡Si que era un pervertido! Lo peor del caso era que lo aceptaba.
Pasaron los días, Ichigo ya había terminado de leer, pero no sin antes sorprender a Rukia de que en un día ya llevase más de la mitad leído. No porque el libro fuera muy extenso, sino que de todos sus pacientes – porque la mayoría de a quienes le daba el libro eran niños – nadie había tenido tantas paginas completas. Ahora ya no tenían tanta indiferencia al hablarse, incluso en ves de que el chico le dijera "Doctora" le llamaba por su nombre, como si ya llevaran años de conocerse, y ella hacía lo mismo.
-Ok… ¿Qué te pareció el libro y que fue lo que entendiste?-interrogó Rukia a un lado de Ichigo en el mismo sofá, el sostenía el libro lo miraba no como antes, con indiferencia, sino con algo de comprensión. Algo más relajado.
-Pues…El autor dice una frase que hace referencia y dice "Sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible para los ojos" –Rukia lo miraba expectante-Que no todo lo que uno cree que es correcto puede ser correcto para muchas personas, una cosa puede significar muchas para cada quien…Lo mismo pasa con lo que es correcto y que no. Y bueno, veo que por los personajes, cada humano cuando crece…se vuelven vacías por así decirlo.
-Exacto-Rukia sonrió mientras tomaba del libro y su mano sin querer rosó la del pelinaranja-Recuerdas que el primer día me dijiste que era una inmadura-Ichigo asintió algo apenado-Pues si, seré inmadura pero aun así no dejo de lado mis responsabilidades como adulta…Me refiero a que uno puede seguir sonriendo a pesar de la edad, y lo que quiero que entiendas es que no te amargues la vida estando tan joven. Quizá para muchos fue incorrecto que golpearas ese profesor, pero si quieres mi opinión, ese hombre era un completo idiota ¡Y es de literatura! ¡Dios!...Pero volviendo al tema de que seas como eres y no cambies incluso si creces, solo aprende…
-¿Crees que mi madre querría eso?-preguntó esperanzado pero con bastante vergüenza. Rukia sonrió divertida.
-Te apuesto que sí, Ichigo…Creo que terminamos las sesiones antes de tiempo-comentó ella alejándose un poco del chico, ya que habían acercado sus rostros más de lo necesario.
-Que mal…-comentó un poco cabizbajo el pelinaranja-Te extrañaré, enana.
-Y creo que yo también, cabeza de zanahoria-rieron divertidos un rato, luego de parar quedaron viéndose fijo, de nuevo a los ojos y perdidos en los del otro. Rukia desvió su mirada e intentó levantarse.-Bueno, desde ahora termina tu terapia, tengo aquí ya el comprobante. Te daré también tu memoria…-queriendo pararse, la mano de Ichigo la detuvo, sin poder moverse siquiera del sofá. El la miró con el rostro más relajado y fijo. Rukia se ruborizó al notar que no le soltaba la mano.
-No…No hace falta-ella no supo si se refería al certificado o a la memoria, pero ignorando el comentario, solo cerró sus ojos al sentir la mano de Ichigo sobre su mejilla y recorrerla hasta su cuello. Se volvió a ruborizar al tiempo de que sentía los labios del joven sobre los suyos, un beso bastante inocente, ya que para Ichigo era su primer beso y esperaba que ella no lo supiera, pero un así, no importaba. Se separaron por un corto tiempo para tomar aire, ambos sonrojados.
Pensando que las cosas ya habían quedado hasta ahí, Rukia sin pudor tomó del rostro del pelinaranja, al instante de que él la tomaba de la cintura y profundizaban el beso que ahora ya no era tan simple, ahora más pasional y furtivo. Una cosa llevó a la otra, de pronto la ropa les estorbaba y comenzaron a deshacerse de ella, milagrosamente Kiyone se había tomado el resto de la tarde libre, así que ya nada los detendría. Las caricias y los besos sobraban y comenzaron a unirse en un mar de pasión y deseo. Ya nada importaba, si es que ella era Doctora y él el Paciente, tal y como lo decía en el libro, ¿qué en este mundo podría ser correcto y que no? Si otras personas estuviesen en su lugar comprenderían, pero mientras no fuera así había riesgos, aun así, serían capaces de jugársela. Rukia volteó los cuadros junto al sofá con las fotos de sus hermanos, no quería sentirse observada en algo tan vergonzoso. Aun así, se sentía bien, estando con ese mocoso, sin embargo, alguien como ese muchacho, de buenos sentimientos y gran corazón valía la pena el riesgo. Lo mismo pensaba Ichigo, ¡le importaba un comino lo que dijeran mientras no perjudicaran a Rukia! Ella merecía sentir amor al igual que él, a pesar de ser mayor era una gran mujer, de gran voluntad y decidida, pero sobre todo, con una enorme empatía.
No importaba si su amor era clandestino, la gente no entendería, pero mientras ellos si daba igual. Las cosas ya estaban hechas y no se arrepentían. El tiempo pasó e Ichigo dejó de ir a consultas para ser un estudiante excelente en la escuela y así entrar a la Universidad para estudiar medicina. Rukia seguía siendo visitada por el pero no en el consultorio, sino en otros lugares, restaurantes, parques donde salía con el chico. Quizá para las familias de ambos no fue fácil para aceptar tal compromiso, sin embargo, el hermano mayor de Rukia terminó por aceptar a ese mocoso e Isshin sin muchos rodeos adoptó a la psicóloga de su hijo como su nuera-tercer hija. La enseñanza del libro que le dieron a leer al chico fue esencial, ya que solo su corazón podía ver lo enorme que se había hecho ese amor por más clandestino que fuese, aun si para para la gente era invisible.
~FiN~
Glosario:
*Hacerla de tos: Hacer problemas, molestar, chingar…
Jeje…Agregué el libro del Principito porque, honestamente, es uno de mis favoritos de los que leído (haré una confesión, leo libros pero no completos porque la mayoría me los prestan u.u) Es el primer libro que leí completo (el Perfume se lleva el 2° lugar) enserio lo recomiendo, aparte de ser entretenido es muy lindo [:3] aparte de que la frase de Antony (el autor) me pareció hermosa.
Hikari: Nee-san, ¿y porqué no te compras tu tus propios libros?
-Porque soy pobre y me gasto todo lo que ahorro en Octubre cuando viene el tipo que vende anime japonés y compró como loca compulsiva [xD]
Hikari: Aparte de que te llevas mis ahorros [¬¬U]
-Perdóname, ~quien la quiere, quien la quiere…[XD] OK, cualquier comentario es aceptable, (P.D. mientras no se metan con mi madre está right…Que la madre de uno es sagrada comadre) Bueno, ~sobres, sobres, sobres…Nos leemos la próxima…¡Los amo! ¡Ay la!
