Harry, Ron y Hermione salieron del despacho McGonagall y se dirigieron, sin necesidad de mencionarlo a la torre de Gryffindor, no hablaron en el trayecto, cada uno pensando en sus propias cosas, La castaña pensaba en, como no, el beso, y vaya beso, en medio de una batalla y con Harry como testigo, aun se preguntaba cómo había reunido el valor de hacerlo, Ron por su parte pensaba en varias cosas al tiempo, la más triste de todas, su hermano Fred, se pregunto cómo estaría George y adivino que sería quien peor lo pasaría de la familia, pero por otra parte el pelirrojo también pensaba en ella, si en la chica de la que llevaba años enamorado pero no se atrevía a confesar sus sentimientos por miedo al rechazo, pero después de ese momento mágico frente a la sala de los menesteres, quedaron disipadas todas sus dudas, aunque sabía que no era el momento indicado, el esperaría para confesarle todo a la mujer que amaba, y Harry, el héroe que no se sentía como tal, sabía que el mundo tanto mágico como muggle estaría mejor de ahora en adelante, pero le parecía que el precio era muy alto, todas las muertes a manos de mortifagos, y del mismo voldemort, en una guerra empezada más de 15 años atrás, recordaba a los caídos, los recientes y los antiguos, en sus padres, las primeras víctimas de las que tuvo conocimiento, pensaba en Sirius, en los hermanos de la señora weasley, en la antigua orden del fénix, en Dumbeldore, en ojoloco, incluso en el ministro de magia que en el último instante lo defendió, en los más de 50 caídos de la batalla, pero había una pareja en la que pensaba especialmente, Remus y Tonks, pensó en teddy su ahijado, y se le ocurrió que la historia tendía a repetirse, el también había quedado huérfano por culpa de voldemort y sus secuaces, se juro así mismo hacer a teddy el niño más feliz del mundo, con ayuda de Andrómeda, y se comprometió a que teddy lupin recordara a sus padres como lo que eran: Héroes del mundo mágico.

Pero no todos los pensamientos de nuestro héroe eran tristes, en un rincón de su mente, aun estaba el amor, por supuesto pensaba en la menor de los weasley, esa pelirroja que le quitaba el aliento, paso por su mente una idea que lo hizo sonreír: a su padre también lo enamoro una pelirroja, y con estos pensamientos, el trío de oro entro a la Sala común, para descansar después de un año difícil y una gran batalla.