Días de perdición.
Capítulo 1
Había hecho todo como se lo asignó el maestro. Estaba segura de que nadie la había seguido, se había parado en varias tiendas para que nadie la viera como una sospechosa. El maestro había tenido la razón al darle a ella tal trabajo como ese, porque cualquiera que la observara nunca vería en ella algo extraño. Además, él sabía perfectamente que ella nunca lo defraudaría, si él le dijese que fuera a buscar un paquete personal sin ser vista, ella lo haría y nunca curiosearía con respecto al contenido. Era una de las mejores magas a las cual se podría confiar.
Cuando ella entró al gremio en la tarde, Makarov no pudo más que adoptar una gran sonrisa en su cara. El no dudaba que lo hubiera conseguido, desde el momento que la eligió a ella para ese encargo supo que lo tenía resuelto. Ella podía con todo lo que requería el trabajo. Los magos se arremolinaron alrededor de ella para saber cómo le había ido en su supuesta misión, solo ella y Makarov sabían que era un trabajo personal, no uno de la tabla de misiones. Pero, solo Makarov sabía que traía el paquete dentro. Y estaba desesperado para poder verlo. Cuando se hizo claro que los chicos no se alejarían, la maga con el paquete se disculpó con todos y prometió contarles luego su aventura. Sentía la mirada ansiosa del maestro sentado en la barra.
Así que se acercó.
―Maestro, he hecho todo lo que me ha pedido―dijo la maga, casi en un murmullo, palmeando el bolso colgado que tenía en el hombro.
―Te lo agradezco mucho, Mirajane―él dijo, tratando de ocultar su sonrisa maliciosa. Mirajane le entregó el bolso.
―Fue un placer, maestro―sonrió Mirajane― El viejo mago ha dicho que use lo que viene dentro con mucho cuidado.
―Sé cómo hacerlo―dijo sonriendo, y se abajó de la barra para dirigirse a la biblioteca.
Cuando él tuvo que elegir a la persona correcta para buscar el paquete, Makarov tenía en mente a otras personas. Él pensó que Erza Scarlet podría hacerlo, pero estaba el pequeño problema de que el temperamento de Erza era muy fuerte y asustaría al viejo mago, además que no sabía si Erza miraría o no. No lo mal interpreten, el confiaba en Erza, pero ella tenía algo que lo hacía dudar. Por otro lado, estaba Gray, el tampoco dudaría en obedecer al maestro, pero tenía en cuenta que había la posibilidad de que Juvia lo siguiera, o que el Dragneel lo acompañara junto a toda la manada. En cuanto a Natsu Dragneel, él fue la primera persona que el maestro tachó de su lista. Tenía la fuerza, sí, pero no la mente y había una pequeña posibilidad que terminara quemando el paquete. También tenía a Gajeel, aunque él fuera su espía, sabía de cierta forma que este no se arrepentiría de echar una ojeada y utilizar el paquete. Y Laxus, quien competía contra Mirajane y Erza, pero Laxus era muy inteligente y sabría de cierta forma que el Maestro tramaba algo.
Y hablando de Laxus Dreyar, este no se estaba perdiendo de nada. Ser un dragón Slayers de segunda generación le permitía escuchar este tipo de conversaciones y cada vez le resultaba me interesante. Pensaba que Mirajane era estúpida por caer en los juegos del maestro, en la sonrisa boba que tenía en la cara se le podía ver que estaba metido en algo. Y como él era él, solo esperaría a que el maestro hiciera su jugada.
Pero Gajeel también era un Dragón Slayer, y en comparación a Natsu, él no se encontraba formando un alboroto. Así que escuchó la pequeña conversación del Maestro y Mirajane y le entró mucha curiosidad saber de lo que se estaban refiriendo, se sintió ofendido al pensar que el Maestro había mandado a Mirajane en vez de el a un trabajo de espionaje, estuvo a punto de irle a reclamar pero se contuvo. Y se lo contó a Lily. Pero no se conformó como Laxus Dreyar a esperar, sino que tenía que hacer en lo que él era bueno.
Mientras el Maestro Makarov admiraba el objeto de arriba para abajo en la biblioteca, no pudo evitar sonreír maliciosamente. Su viejo amigo, mejor conocido como «El mago viejo» le había mandado un correo en estos días para avisarle que tenía la solución para que sus niños empezaran a madurar y en pensar en el futuro del gremio. Pero ese objeto en sus manos era una reliquia, nadie podía saber que todavía existía, y si era robado habría muchos problemas. Su amigo se tomó la molestia de escribir el mismo las instrucciones en un papel, pero Makarov ya sabía cada una de estas.
Gajeel ya llevaba cinco minutos observando al maestro y su reliquia desde un estante de libros, mirando extrañamente al Maestro mientras hacia sus caras de malicia. Makarov podría decir que Gajeel era muy bueno escondiéndose ya que había sentido su presencia dos minutos antes. Y alguien como Gajeel, que no había prendido lo mal educado que era espiar, necesitaba una lección. Sería su conejillo de India, claro.
Makarov ni siquiera volteo la cabeza.
― ¿Quieres saber qué es? ¿Por qué no te acercas, Gajeel?―preguntó el maestro.
Gajeel no tuvo más opción que salir de su escondite y sentarse con las piernas cruzadas frente al maestro que mantenía a la cosa en el medio. El la analizó completamente. De su lado, el objeto tenía una palanca y un pequeño tobogán que se conectaba desde dentro. Del lado del maestro, se encontraba un teclado y arriba una pequeña pantalla para saber que se escribía.
― ¿Para qué son las letras?―preguntó Gajeel viendo lo que parecía un teclado conectada a la cosa.
―Pones el nombre de la persona que más odias y segundos después te encuentras en un duelo con el―murmuró el maestro fingiendo estar excitado. Tenía que mentirle para que cayera en su juego, o sino Gajeel no lo intentaría.
― ¿Eso quiere decir que puedo retar a Salamander?―sus ojos brillaban con entusiasmo.
―Exacto―el maestro le siguió el juego― Puedes crear cualquier tipo de lugar para que se realice. Puedes ponerlo en desventaja creando un lugar lleno de metales.
―Suena esplendido.
― ¿Quieres intentarlo?―no hacía falta preguntar pero pregunto de igual manera.
―Sí.
―Cuando diga que le des vuelta a la palanca tú le das vuelta―le instruyó el maestro.
Y en seguida, se apresuró a escribir el nombre.
El maestro sonriendo, dijo: ― Dale vueltas. Concéntrate en lo que quieres.
Gajeel no dudo ni un segundo y le dio vuelta a la palanca hasta que esta se trancó y algo salió desde adentro cayendo sobre el tobogán y a sus pies. Era una tabla de madera fina y en el centro traía un botón negro al cual él estaba dispuesto a apretar, él miró a Makarov como pidiendo su aprobación, y el maestro con todo lo que tenía contuvo nuevamente sus ganas de reírse. Hasta que Gajeel apretó el botón y por un momento nada sucedió. Los dos se miraron, Makarov aturdido y Gajeel perplejo.
―Debería haber hecho algo….―le dijo Makarov siendo interrumpido por Gajeel
Él empezaba a desaparecer como algo invisible, y luego se unos segundos, no hubo nada del Dragón Slayer de Hierro.
Makarov no pudo hacer más que saltar de la alegría.
Se encontraban delante de cinco integrantes de un gremio oscuro, estaban en desventaja porque ellos eran solo tres y uno de ellos ni siquiera peleaba. Jet y Droy tomaron la delantera, mientras que Levy permanecía atrás analizando todo. Habían estado regresando de un trabajo mundano, algo sobre unos libros que Levy tenía que revisar, Jet y Droy quisieron tomar un camino diferente para ir a comprar helados en una gran heladería de la que habían escuchado hablar. Estaban tranquilos comiendo sus helados en una mesa dentro del local hasta que aparecieron estos cinco chicos. Jet y Droy no se dieron cuenta porque charlaban ansiosamente sobre algo sin importancia, pero Levy sí, los tatuajes de los chicos los delataron. No quería comenzar una pelea ahora alarmando a Jet y a Droy, pero tampoco quería dejar a esos magos oscuros salirse con la suya. Permaneció como una roca en su silla mirando a todos menos a los chicos, y de nada sirvió porque de igual manera el líder de la pandilla la vio. Pero no hizo nada. Se fue junto a sus amigos mientras la inspeccionaba de arriba hacia abajo, a Levy se le congeló la respiración.
Más tarde, cuando se alejaban de la heladería estos chicos salieron de un callejón oscuro, el líder mantenía en su cara una sonrisa de satisfacción.
―Así que, ¿Haditas?―él se burló.
Jet y Droy se pusieron en posición para defender a Levy.
― Ni siquiera te atrevas a meterte con Fairy Tail―murmuró Jet.
El mago alzó una ceja.― ¿Ah, sí? Chicos, porque no le muestran a estos como se utiliza la magia. ―se dirigió a sus compañeros.
Entonces, todos atacaron, Jet y Droy tenían cada uno dos chicos como oponentes mientras que el líder solo se quedaba de brazos cruzados viéndolos pelear. Era magia por aquí, un golpe por allá. Levy confiaba en la fuerza de Jet y Droy pero ahora dudaba que fuera suficiente, apenas podrían defenderse a ellos mismos.
Hasta que apareció Gajeel Redfoox.
Fue como un holograma, un momento ella miraba al líder y en el otro Gajeel aparecía delante de sus ojos. ¿Pero cómo? Iba a preguntar, pero Gajeel solo se volteó, la miró confundido y preguntó:
― ¿Dónde está Salamader?
Levy lo miró de igual manera
― ¿Qué haces tú aquí?―preguntó.
―Oh, no me digas que tú enana eres mi oponente―dijo Gajeel rascándose la cabeza― ¿Debería dejarte ganar?
― ¿Disculpa?―preguntó Levy confundida y ofendida― Si no lo has notado estas en medio de una pelea, ¿De qué rayos estás hablando?
Gajeel miró hacia atrás, a Jet y a Droy peleando y al líder mirándolo con la ceja levantada. Levy ya empezaba a sospechar que era un gilipollas, de hecho. Y antes de lo esperado, Gajeel levantó el brazo hacia el líder y segundos después este era golpeado por el brazo de metal del Dragon Slayer. Lo mismo hizo con los otros, y en una de esas casi noqueaba a Droy en la cabeza quien lo miró asesinamente.
Gajeel se pasó una mano por la frente y se volvió a voltear hacia Levy.
―Eso fue fácil―dijo, mientras recibía las miradas de muerte de Jet y Droy― Ahora, ¿vas a pelear conmigo?
Todos se quedaron en blanco.
― ¿Por qué pelearía contigo?―preguntó Levy después de un momento de perplejidad.
Gajeel empezaba a parecer igual de confundido que ella.
― Ya que Salamander no está…me temo que tú serás mi oponente.―dijo.
― ¿De qué rayos hablas, Gajeel?―volvió a preguntar Levy confundida.
―Bueno…Makarov tenía un objeto extraño, el cual podrías retar a tus enemigos en un lugar creado por ti mismo. ―explicó―Yo reté a Salamander, pero veo que no está por ninguna parte.
―Oh, ¿y existe tal cosa como esa?
Gajeel miró a los lados―Al parecer, pero no funciona.
― ¿Te ha engañado el maestro?―Levy trataba de ocultar sus ganas de reírse de la cara perpleja de Gajeel.
― Se equivocó, enana, una cosa muy diferente―remarcó él y ella río nuevamente.
― Solo tú caerías en bromas como esas, Gajeel―le dijo Levy
―Sí, sí, como sea, regresaré al gremio―se puso en marcha, pasándole por un lado. Tendría que agarrar el tren.― Y defiende a Jet y a Droy la próxima vez, apuesto que tu harías más daño que esos dos.
―Estúpido…― masculló Jet apretando los puños.
―Y sabes que es verdad―agregó Gajeel riendo.
Cuando iba a una casa de distancia, su caminar se estaba volviendo pesado, algo lo jalaba hacia atrás. No podía caminar y delante de él se encontró con una pared invisible. Levy estaba sintiendo lo mismo, sentía un viento fuerte que en algún momento se la llevaría. Los tres miraron extrañados como Gajeel se detuvo y palpó… ¿Una pared invisible? Luego le estrelló un golpe con hierro y antes de lo previsto Gajeel fue jalado hacia atrás y Levy hacia delante, quedando uno al lado de otro.
Gajeel y Levy se miraron confundidos.
Makarov estaba planeando como convencer a los demás a que probaran la máquina, estaban las personas como Natsu Dragneel que no dudarían, y luego estaban los magos como Erza Scarlet que le haría miles de preguntas antes de aceptar. Estos últimos eran los más difíciles, así que quiso empezar con ellos. Su problema era como, pero ese cómo no sería ningún inconveniente para el plan.
Empezó a anotar nombres, eran los estúpidos que podía ganar fácilmente en la derecha del papel y los otros al otro lado. Había parejas que estaba dudoso con quien debería emparejar, ¿Y qué si no funcionaba? ¿Qué sucedería? El trataba de ser muy cuidadoso con esto, por eso hacía un cuadro de pro y contras.
Parejas como Eveergren y Elfman eran fáciles, porque en los dos se notaba el amor. En ellos no dudó. Con Juvia y Gray analizó un segundo, esperaba que Gray no fuera tan estúpido para lastimar a Juvia. Paró un momento pensando en cómo le iría a Gajeel ¿Ya lo habrían descubierto? Esperaba que Levy se encontrará lejos, no quería que se aparecieran por aquí hablando sobre el objeto mágico y lo que Makarov había hecho con eso. Arruinaría el plan.
En un momento inesperado oyó el chasquido de la puerta abrirse, trató de poner todas sus notas boca abajo pero fue muy tarde. Uff, al menos no tenía el objeto mágico en toda la vista. Observó a su nieto entrar por la puerta, cada vez se sentía un poco más asustado. Era Laxus después de todo, no hacía falta explicarlo.
― ¿Cómo has entrado?―preguntó con la voz más inocente que pudo lograr. Él se recordaba poniendo el seguro a la puerta y se aseguró unas cuantas veces más para estar seguro.
Laxus cerró la puerta detrás de él con seguro y sacó unas llaves de su bolsillo mostrándoselas a su abuelo.
― ¿Deseas algo?―preguntó Makarov mirando a la llave como si la odiara.
Laxus sonrió maliciosamente.
―Vengo a ver el juguete con el que ahora juegas―dice y cruza las manos sobre el pecho. Levantó una ceja esperando alguna expresión de Makarov.
Makarov trató de no verse conmocionado.
― ¿De qué hablas?―preguntó confundido.
Laxus rodó los ojos, él no era estúpido.
― El paquete que te entregó Mirajane―insistió.
― El paquete…―no encontraba una perfecta mentira para Laxus Dreyar, así que tuvo que hacer como si no recordara el paquete― Ese paquete es un regalo que Yahima-san me ha entregado. Es una lámpara, muy preciosa.
Makarov hizo como si se volviera a sus papeles, sin mirar a Laxus.
― ¿Entonces no me contarás lo que pasó con Gajeel?―preguntó Laxus, no se veía como que estaba dispuesto a irse.
Un miedo dentro de Makarov exploto. ¿Cómo sabía de Gajeel? ¿Había llegado ya? ¿Llamó? Apenas habían pasado una hora desde que lo envió con Levy, no podría arruinar su plan tan rápidamente.
No levantó la vista de sus papeles.
― ¿Qué ocurrió con Gajeel?―fingió como si no le importara, era muy bueno haciéndolo.
Laxus permaneció en silencio por un tiempo, Makarov suspiró y levantó la vista para enfrentarlo.
― ¿Y?
― Gajeel te persiguió a la biblioteca y nunca regresó.―Makarov iba a interrumpirlo diciendo que no vio a Gajeel haciéndolo, pero su nieto se le adelantó― Y no digas que no lo viste porque Pather Lily esta de testigo que él sí fue detrás de ti. Además, no está en ninguna parte, Pather Lily piensa que tú lo enviaste a un trabajo de espionaje pero todas sus cosas siguen igual en su casa.
Makarov se quedó mirándolo, desafiándolo a que siguiera. Por último, Laxus sonrió y agarró los papeles y los levantó. Empezó a leerlos.
― Elfman y Evergreen. Juvia y Gray. Gajeel y Levy. Mirajane y Freed. Natsu y… ¿Luisana?―miró al maestro con el ceño arriba― ¿No debería ser Lucy?
El maestro rendido, le contó su duda.
― ¿Cuándo has visto a Lucy tener un sentimiento romántico hacía Natsu?― Laxus, quien no sabía nada de sentimientos románticos volvió a la hoja. Sus ojos se abrieron.
― ¿Erza y Jellal?―Laxus bufó― ¿Cana y…yo?―esta vez sí rio fuertemente como si fuera la locura más grande del mundo, y lo era.― ¿De dónde sacaste eso, Makarov?
―Siempre te la pasas bebiendo con Cana―se encoje de hombros.
―Sí, tú mismo lo estás diciendo, solo bebo con ella, nada más―le corrigió, devolviendo los papeles a el escritorio.
Makarov lo maldijo mentalmente, ¿Por qué no pudo tener un nieto estúpido?
― ¿Ahora, me dirás que planeas emparentando a todos?―Laxus empezó poniéndose cómodo, agarró la silla y se sentó descansando su tobillo en la pierna izquierda, sus brazos todavía cruzados. ― Y será mejor que empieces explicando lo del juguetito, estoy curioso.
Su abuelo se inclinó en el escritorio, poniendo sus codos para equilibrarse. Miró a Laxus seriamente. Él también sabía jugar, tampoco era estúpido.
― ¿Por qué tendría que decirte?―le preguntó. Laxus no pudo hacer más que darle una sonrisa de medio lado, satisfecho con la pregunta.
― Porque entonces le avisaría a todos y tengo a Gajeel como prueba.― a veces provocaba darle un golpe en la cara a su nieto, el chico era imposible.
― Es por el bien del gremio, Laxus―replicó Makarov.
― Y yo te puedo ayudar Makarov, solo cuéntame lo que tienes en mente―propuso.
Su abuelo suspiró y se relajó en su silla.
― El objeto pertenecía a una maga que tenía magia para emparejar a las personas, era llamada la maga del amor o simplemente cupido. Ella repartía amor a las parejas que se encontraba en el camino, enamorándolas completamente, dándoles la valentía para ser sinceros, uniéndolos por toda la eternidad. Pero claro, ella nunca pensó que su magia podría ser mala, personas que se suicidaban por amor, otras que morían por depresión, algunas se sentían atrapadas en la relación en la que ella los metió. Antes de enterarse, ella había creado los objetos porque muy pronto moriría y quería dejar algo para que el amor siguiera evolucionando. Lamentablemente los objetos que dejó también eran tóxicos, tres de ellos los tienen el consejo, y este más otro son los que dicen que están perdidos.
Laxus lo miró como si tuviera daño mental
― ¿Estás diciendo que quieres intoxicar de amor a estos chicos? ―trató de no parecer afectado, él no se preocupaba mucho por sus compañeros. Un segundo después pensó en otra cosa importante― No me digas que es un objeto prohibido, porque entonces, creo que estas mal de la cabeza.
―Cálmate, Laxus, el objeto no es toxico como tú piensas. Y sí, pero dudo mucho que se acuerden de los dos restantes.
Laxus se pasó la mano por cabello rubio.
―Explícame cómo funcionan.
― El objeto crea un lazo entre las dos personas, no pueden estar muy lejos el uno al otro porque habrá una fuerza que los volverá a unir. Fue especialmente hecho para esas personas que no se llevan bien, su objetivo es que mientras más tiempo pasen juntos aprendan más del uno al otro y compartan.
― ¿Y cómo se revierte el lazo?―preguntó el rubio.
Makarov dudó un momento.
― La única manera que sé es que cuando se complete su misión solo desaparecerá.―dice.
Laxus lo mira con determinación.
― ¿Y qué si te equivocas?
― ¿De qué forma me equivocaría?―preguntó Makarov confundido.
― Agarremos el ejemplo de Gray, ¿Qué pasaría si Gray no siente nada por Juvia y en vez lo tiene por Lucy? Cuando conectas a Juvia y a Gray, ¿Qué pasaran con los sentimientos de Gray? Dices que el lazo no se terminará hasta que complete su misión, ¿Y qué pasa si no ocurre lo que debe hacer? ¿Y si Gray no llega a nada con Juvia? ―él tiene un punto.
El silencio en la oficina se queda un buen rato. Siempre había sabido que Laxus era un completo cerebrito, pero tenía que ponérselo cada vez más difícil.
―Espero no equivocarme―contesta, sin respuestas.
Laxus lo pensó un breve momento, mirando a Makarov fijamente.
― Voy a mantenerme alejado de esto―dice finalmente, se levanta de la silla― Ahora no necesito una carga a mi lado, y menos una borracha.
― ¿Ahora no piensas ayudarme?―Makarov se levantó también, algo enojado por haber caído en los juegos de Laxus.
― Me conoces, viejo, no participo en estas cosas―empieza a caminar hacía la puerta.― Deberías saberlo.
Se iría lejos, elegiría una misión clase S para mantenerse alejado lo más posible para no verse involucrado en este caos. Y lo más probable era que se marcharía solo, no quería a ninguno de su equipo acompañándolo, que él no quisiera que lo emparentaran no significaba que no dejaría que Eveergren y Freed tomaran el mismo camino.
Antes de que alcance a girar la manilla, Makarov volvió a hablar.
― Quiero un bisnieto, Laxus―se detuvo, oyéndolo― Sabes que no me queda mucha vida por recorrer, soy muy viejo. Él mejor regalo que me podrías dar será eso, no deseo que te quedes solo, quiero que tengas una vida feliz.
Laxus ni siquiera lo miró.
―Pronto tendrás muchos―respondió desinteresado, lo que más dolió.
Seguidamente se adelantó a abrir la puerta, y se encontró con alguien a unos centímetros de él. Miró hacía abajo.
―Oh, no. No tú también.―farfulló Laxus mirando a la primera, que lucía muy inocentemente delante de él, sus manos permanecían a sus espaldas unidas.
― Pensé que sería de mala educación atravesar la puerta mientras tenían una conversación importante.―comentó, pestañeando unas cuantas veces.
Laxus sólo pasó por un lado. Esos dos unidos eran un verdadero problema, empezaba a sentir lastima por los demás.
― ¡Y Laxus!―gritó la primera a sus espaldas, siguió caminando― ¡Pienso que serías un padre muy sexy!
La primera no acababa de decir eso. Todo el gremio se le quedó mirando muy extrañamente. Natsu y Gray quienes se encontraban peleando hace un rato se detuvieron a mirar a Laxus, primero observándose entre ellos dos y después al mago de rayo. Erza Scarlet tampoco se podía quedar fuera de la fiesta, levantó la vista de su pastel con ojos de gatos. Laxus solo chasqueó la legua enojado y se fue dirigiendo a la biblioteca, sin antes de que alguien se le tirara encima.
― ¡¿Seré tío?!―gritó como una niña Freed, abalanzándose sobre Laxus.― ¡¿Por qué no me lo dijiste?!―Se lo quitó de encima, ignorándolo, los magos empezaban a mirarlos raro. Freed empezó a seguirlo dando saltitos de alegría― ¿Una mini-Laxus? ¿O un mini-Laxus?― El mago de las runas se quitó una lagrima imaginaria― Nunca había imaginado tal día, amigo. Debes estar feliz, tendrás un hijo, un compañero…¡Luego nos dejaras por él!―chilló―¿No es cierto?
―Perdón―dijo Lisanna deteniendo a Freed de su festejo y a Laxus, quien le envió una mirada asesina. Ella miró al rubio ― ¿Quién es la desafortunada?―le preguntó, su sonrisa burlona.
― ¡Lisanna!―la regañó Mirajane desde el otro lado del gremio.― Mavis dijo que piensa que sería un buen padre, no que será un buen padre.
Al principio, nadie pareció entenderla. Pero un minuto después todos dijeron «Ah» al unísono.
Lucy levantó la mano, pidiendo la palabra.
― Mavis no dijo «Un buen padre» ―señaló.
― Mirajane no le diría «Sexy» a Laxus―opinó Cana, tomándose unos tragos en la barra.
Mirajane, al parecer, se sonrojó.
Natsu levanta la mano después, con el ceño fruncido.
― ¿Entonces Laxus no será padre?―pregunta, confundido. Gray lo mira, burlón.
El gremio entero dice «No» y algunos se tapan la cara con la mano. El rubio sigue su camino hacia la biblioteca, tratando de ignorarlos a todos. Freed se queda llorando por aquel bebé al que amó y que nunca existió.
En la biblioteca, Laxus se queda mirando todos los estantes de libros que habían. Tardaría un mes en encontrar lo que busca, y no tenía tantos días, tendría que marcharse mucho antes. Además, Levy no se encontraba, estaba de misión, y el lazo que compartía con Gaajel la retrasaría. No debió haber terminado la conversación con su abuelo, todavía tenía muchas dudas y no sabía cómo responderlas, él solo le había contado de dónde provenía el objeto y que lograba, no como se utilizaba o como era. Y como él era Laxus Dreyar quería saber más sobre el tema, había algo que se estaba perdiendo.
Empezó de una vez por la primera fila de libros, leyendo los títulos y luego pasando a otro, todavía no había ninguno que se acercara a lo que el buscaba.
─ ¿Laxus?─preguntó una voz femenina, levantó la vista hacía la niña.─ ¿Qué haces aquí?
¿Era tan raro verlo buscando un libro? Él leía libros. Pero para Wendy, ver al todopoderoso Laxus Dreyar en la biblioteca era algo inimaginable.
─Busco algo─ le contestó, volviendo a su trabajo.
─ ¿Puedo ayudarte?─volvió a preguntar Wendy.
Él dudaba mucho que fuera a servirle de ayuda.
─Busca algo sobre objetos mágicos ─le pidió y Wendy asintió.
─Así que, ─dijo Mavis─ ¿Cómo harás para emparentarlos a todos sin que se creen sospechas?
─ Estaba pensando en la noche, cuando todos estén en sus respectivas casas─ explicó Makarov─ Y entonces ¡Puff!
─ ¿Y cómo conseguirás que toquen la maquina?─volvió a preguntar la primera, cruzándose de brazos.
─Por eso necesito tu ayuda, primera, ayúdame con la estrategia─ pidió.
─ Será algo difícil─ Mavis se tocó la barbilla─ Pero no imposible.
Los dos sonrieron, pensando en el futuro.
Era la noche y Laxus no había encontrado nada, su compañera de búsqueda estaba teniendo sueño y se fue disculpándose. Ahora solo quedaba él, y Mirajane muy pronto tendría que cerrar el gremio. Se fue con las manos vacías, sin ni siquiera el nombre del objeto, ni una pista. No tenía nada, así que se fue a su departamento, pensando y analizando.
Gaajel desapareció luego de usar el objeto mágico, su abuelo había dicho que el objeto crearía un lazo el cual no los dejaría estar alejados, así que el Reedfox se encontraba con Levy. Su conclusión era que se tele-transportaba a una persona hacía otra, era la manera. Pero ¿qué hacía la cosa para tele-transportarlo?
Estaba a punto de ir a buscar a su abuelo cuando su bombillo se prendió.
Levy no había tenido ningún contacto con el objeto, y de igual manera se logró hacer el lazo.
Eso, solo significaba peligro, Sres.
Salió corriendo nuevamente, Makarov haría lo que fuera para tener ese bisnieto, y él no estaría a salvo mientras Cana Alberona fuera por ahí emborrachándose. Laxus sabía perfectamente que su abuelo no se tardaría en volver a utilizar el objeto, y menos cuando la alborotada de Mavis se encontraba a su lado. Pero tenía problemas pensando a donde ir, no sabía si el objeto podría ser utilizado sin estar presente un individuo de la pareja o se podría manejar solo con que el manipulador diga que se haga y se hará.
Tuvo que correr en busca de Makarov, no perdería su tiempo con la alcohólica.
