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Ajusto el nudo de su corbata con una gran deseo de ahorcarse en el acto. ¡Mierda y doble mierda! ¿Es qué acaso el mundo estaba en contra de él? Al parecer si, su cara se desfiguro de de frustración, unas ganas inmensas de tomar a alguien por la camisa y propinarle un golpe. La rabia, el dolor, la impotencia, eran lo único que podía sentir, ¿rabia? Claro lo que estaba apunto de presenciar no era muy agradable para su vista. ¿Dolor? ¿Qué más podría sentir? Su mejor amigo estaba a segundos de... Ni siquiera era capaz de imaginárselo.

- Gray Fullbuster ¿quieres recibir a ... - ¡Puta, puta y un millón de veces puta! No podía seguir viendo aquello. Su corazón retumbaba en su pecho, sus manos sudaban y de sus ojos amenazaban con cautela tintándose en carmesí . ¿Tan mala suerte merecía? Sabía que siempre fue un egocéntrico, problemático, mujeriego, algo idiota e impulsivo, aun mantenía algunas facetas de ello, pero era una buena persona.

-Si, quiero- Le rompería la cara a ese imbécil. Nadie lo reconocería después de la tunda que le daría, lo torturaría de las maneras mas crueles y despiadadas que existen para dejarlo en alguna carretera de la ciudad. Eso haría.

-...- Ese nombre, no era capaz de escucharlo- ¿quieres recibir a Gray Fulbuster, como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y, así, amarle y respetarle todos los días de tu vida? -

- Si, quiero.- ¿Acaso había sido su corazón quebrándose? Dolía como el infierno, ¿porqué seguía ahí?¿Porqué? Tal vez masoquismo, la verdad, no sería tan cobarde para salir huyendo de la Iglesia como si nada pasara. Él mismo los apoyo, animó a su amigo a declararse y la aconsejo a ella para aceptar. Eso era lo que más rabia lle causaba, ÉL la había lanzado a los brazos de su amigo. Por estúpido, ahora lo pensaba, merecía lo que le estaba sucediendo.

-El señor, que hizo nacer entre ustedes el amor, confirme este consentimiento mutuo, que han manifestado ante la Iglesia. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.- Sintió que aquello era específicamente para él. Por fin se digno a ver a los novios en el altar, fue un gran error, la frustración regreso a el al igual que una gran pena. La perdió, la había perdido y no tenía las pelotas para impedir aquello. La amaba, la amaba tanto, no era tan cruel para arrancarle tanta felicidad a sus bellos ojos. Por mucho que le costara aceptarlo, Lucy amaba al maldito de Gray, era su día, por fin se casaría con el azabache y tenía que afrontarlo. Tenía que entenderlo, la felicidad de su rubia era todo lo que necesitaba. Pero dolía, dolía, el hecho de querer verla alegre no significaba dejarla de amar.

- Lucy Heartfilia recibe esta alianza en señal de mi amor y fidelidad a ti.- No, ya no podía soportar. Estaba dispuesto a irse de aquel lugar pero el fuerte agarre en su brazo lo detuvo, miro a la chica a su lado, esta lo miraba con preocupación y un deje de lastima pero a la vez le decía que mantuviera la calma. Dio un profundo suspiro y la pelirroja soltó el agarre. Sabía lo que Erza quería decir, si se iba en estos momentos Lucy se daría cuenta, le hizo una promesa y por más que le costara la cumpliría. Nunca rompería las promesas a su rubia.

" -Natsu, faltan solo dos días. ¡Dos días! Que nervios-

-Tranquila, todo...todo saldrá bien-

-¿Y si me equivoco?, Me voy a ver pésima, Natsu ¡¿que voy a hacer?!-

-Deja de pensar eso.-

-Tienes razón.. Natsu quiero que seas el primero en darme las felicitaciones después de la misa ¿bien?-

-¿Qué?

-Si, además estarás en las primeras filas y como eres muy cercano a la familia quiero que te veas más apuesto que lo que ya eres-

-Lucy...-

-Promete que lo harás-

-...Lo.. Prometo. Es una promesa-

-¡GRACIAS!-"

Aguanta un poco más, un poco más. No llores como un marica. Se repetía mentalmente el peli rosa mientras apretaba los puños, el recordar no le ayudo mucho. Lucy sabía como hacerlo sufrir, la detestaba, detestaba el momento en el que se enamoro de ella. Detestaba esa escena en la que él pudo haber sido el que estaba junto a ella en el altar, el que le sonreía como un bobo mientras la contemplaba con ese hermoso vestido de blanco, el que tomaba sus delicadas manos y entre su dedo colocaba un anillo, el que la tomaba de la cintura y la besaba, el que compartiría su vida con ella.

-Lo declaro marido y mujer, puede besar a la novia- Volteo la mirada a otro lugar menos a los novios. Si miraba, juraba que saltaría encima del azabache y lo molería a golpes sin importar nada.

No. No podía ser tan malvado consigo mismo, sería egoísta por un momento, se estaría matando al abrazar a Lucy y Gray deseándoles lo mejor. Rompería su promesa, no le importaba nada, ahora lo único que quería era alejarse de los recién casados, no quería verlos, mucho menos a Lucy, sino vería las lágrimas que comenzaban a escurrir de su rostro. Bajo la cabeza y salio lo más rápido que pudo de la Iglesia, pudo escuchar lo gritos de sus amigos entre ellos los de Lucy. Aun así siguió.

Corrió hacía ninguna dirección, solo corrió tratando inevitablemente de alejar el dolor en su pecho, como si la vida comprendiera su tristeza, gotas de lluvia comenzaron a caer ocultando sus lágrimas. Cayó de rodillas y choco sus puños contra el suelo, al diablo el orgullo, ya había aguantado más de cinco años.

La lluvia era más profunda, anunciando una tormenta. Se incorporo comenzando a paso lento una caminata a su departamento, ahí podría estar más tranquilo y nadie lo molestaría.

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