Disclaimer: nada de Matrix me pertenece
Destellos en la oscuridad
―Aún no me lo has contado.
―¿Contarte el qué?
―Cómo te desconectaron.
Morfeo dejó el vaso de metal, que contenía aquel líquido imbebible destilado por Tanque y Dozer.
―Fue el capitán Mifune. Él me encontró y me liberó. Me habló de Matrix, le puso identidad a aquello de lo que siempre sospeché pero nunca supe darle explicación. Él fue quien me dio a elegir entre la pastilla roja o la pastilla azul. Y él fue quien me adiestró a partir de entonces.
―¿Recuerdas algo?
―Es curioso, porque recuerdo al detalle cada momento de mi vida en Matrix: mi infancia, mis padres, mis amigos… Ahora sé que todo aquello era mentira.
―No hablaba de tu vida en Matrix. Sino de tu vida antes de Matrix.
Morfeo siempre trataba de ocultar aquel hecho. Él era un primitivo, un humano que vivió antes del comienzo de la guerra contra las máquinas. Así era como se les llamaba. Morfeo trataba siempre de no revelar aquel dato, porque los primitivos, aunque escasos, no eran bien vistos entre los humanos de Zion. Los primitivos habían sido parte de una sociedad decadente. Si había que echarle la culpa a alguien por la guerra, era a ellos. A decir verdad, ni siquiera el cuerpo que Morfeo tenía ahora era el original que tuvo antes de Matrix. Ya habían pasado muchos años desde que las máquinas ganaron. Y millones de humanos habían sido ya reciclados.
Pero Morfeo no quería pensar ni hablar de esas cosas. Que un primitivo estuviese al mando de una nave como la Nebuchadnezzar sería algo impensable.
―Sólo recuerdo retazos, destellos en la oscuridad. Grandes ciudades, una mujer que me sonríe, las máquinas al servicio de la humanidad, el cielo… Recuerdo el cielo. Y la guerra… La guerra cruenta. A mí, luchando en la guerra. A mí, siendo capturado, siendo experimentado.
―Lo siento ―se disculpó Trinity.
―No lo hagas, Trinity. No te disculpes. Pero no digas a nadie que soy un primitivo. No está bien visto ―Trinity sintió con la cabeza. Morfeo dio un pequeño trago y esbozó una mueca ―. ¿Cómo va nuestro… pequeño asunto entre manos?
Trinity miró a un lado.
―Estoy cerca de conseguirlo. Esta noche nos reuniremos en un club. Espero poder convencerle o, al menos, sembrar la duda en él.
―Entonces espero que tengas suerte.
Trinity apuró su bebida y salió. Morfeo se quedó sólo en la estancia.
Sí, recordaba algunas cosas de su vida antes de Matrix, pero a veces el propio Matrix te hacía olvidar aquello, en un intento de las máquinas por borrar toda existencia humana, física o mental. O quizás es que nunca podrían borrar nada, quizás en alguna parte de su cerebro, los humanos guardarían siempre una parte de su propia existencia.
Se frotó los dedos, en señal de cansancio. Tenía que estar despierto y entrar en Matrix, ahora que estaban tan cerca… Tan cerca de conseguir su objetivo.
