JORNADA I

Las maletas estaban listas para el viaje a la montaña de cristal, Silver sólo tenía que despedirse de su amigo de la universidad y podría emprender su viaje. Llevaba semanas dejando todo en orden tanto en su universidad como con sus conocidos, a pesar de que todos le decían que era un acto de irresponsabilidad dejar todo abandonado para emprender el viaje, él estaba dispuesto a llegar a la montaña de cristal.

Era tarde, el sol se ocultaba tras los altos edificios de Manehattan, dando una vista espectacular del bosquejo de los edificios en el horizonte, era una vista privilegiada con la cual solo podía contar un Pegaso de la clase alta.

Tras recorrer por unos cuantos minutos finalmente llegó a la plataforma del bar que solía frecuentar con sus compañeros de la universidad. Estaba ubicado en el antepenúltimo piso de un enorme edificio cuadrado y azul.

Silver Buscó a su amigo con los ojos hasta que lo encontró en la barra del bar con una botella de sidra entre los cascos.

-Silver Chest: el aventurero- dijo el pony en la barra sarcásticamente mientras Silver se acercaba

-Que gracioso Force y ¿qué tal todo en la universidad?- contestó Silver

- Deberías alegrarte eres la noticia del momento en la universidad de Manehattan- dijo Force

-todo está listo, partiré mañana- dijo Silver seriamente

-Ya veo- Dijo Force cambiando su tono festivo- ¿quiere decir que dejaras la ingeniería del clima para siempre?-

-claro que no, cuando vuelva continuaré mis estudios-

- eso dices ahora- dijo Force algo enojado

Silver prefirió no decir nada, sabía que giro tomaría la conversación. Se trató de enfocar en aprovechar su última noche en Manehattan.

Pidieron dos botellas de sidra que se bebieron rápidamente. En poco tiempo se bebieron seis botellas entre los dos.

-Sabes que eres un idiota- dijo Force cambiando la conversación repentinamente

-¡¿Qué?!-

-Sí, eres un idiota- Force no sentía temor de decirle a su amigo lo que pensaba- no puedo creer que lo vayas a abandonar todo, no es más nadie puede creerlo-

-Cuando llegue con los cascos llenos de oro nadie va a poder creerlo, la historia es cierta solo que nadie se ha tomado la molestia de buscar el tesoro-

Nadie se ha tomado la molestia porque es solo un cuento- dijo Force en un desesperado intento por hacer que su amigo entrara en razón.

A Silver le molestaba que la conversación derivara en la decisión que había tomado, más aun le molestaba que él le restregara en la cara el hecho de que nadie parecía muy feliz con la decisión que había tomado. La fiesta había terminado para Silver, no podía soportar que su amigo le recriminara su decisión de abandonar los estudios con una mayor intensidad que lo hacían los demás. Dejó a su amigo y salió volando algo torpe hacia su apartamento. Cuando llego a la plataforma de aterrizaje abrió la puerta de golpe, tambaleándose se dirigió a su cama y se dejó caer en ella.

Al día siguiente la alarma sonó temprano, Silver tenía la sensación de haber dormido solo un par de minutos, hubiese deseado quedarse en cama hasta mediodía pero cuando estaba por quedarse dormido recordó que tenía un viaje que iniciar no debía posponerlo, cuanto antes iniciara sería mejor. Se levantó torpemente, tenía una jaqueca leve pero no le dio importancia, en solo hora y media estaba totalmente preparado para salir de casa.

En la plataforma de aterrizaje de su apartamento ajustó su alforja y dejó su casa bien cerrada. Tenía intención de volver para poder restregarle el tesoro en el rostro de Force y todos quienes no habían creído en el luego pensaría que hacer con el dinero. Esa mañana Silver deseaba pasar inadvertido pasó volando lo más alto posible sobre los edificios para no tener que encontrarse con nadie. Continuó viajando hacia el norte hasta llegar al límite de la ciudad, en ese momento la mañana ya estaba bastante avanzada, se encontraba en el límite entre la zona urbana y rural de Manehattan.

Silver se dio la vuelta para echarle un vistazo a la ciudad por última vez, le parecía que sus formas cuadradas a pesar de ser misteriosas y de crear un horizonte lleno de detalles representaba un estilo de vida al cual él no pertenecía. Se sentía feliz de finalmente tener la oportunidad de forjar su destino. Ya no había necesidad de volar más ahora que la primera etapa del viaje había terminado se sentía libre.