Era ella. Ese pedacito de carne rosada que se movía era mi niña. Tenía los ojos y la nariz de su madre, mi pequeña "Baby Mamma". Creo que nunca podré sentirme de nuevo como me sentí en ese momento: feliz, tímido y sobretodo, asombrado de que algo que hicimos Quinn y yo ocho meses atrás y que para mí era tan natural como respirar, hubiera dado como resultado… a ella. Beth.
Mercedes estaba a su lado, reconfortándola momentos después de un parto doloroso en el que yo no pude hacer nada excepto mirar y escuchar como Quinn me decía que me odiaba y gritaba que quería salir de allí. Supongo que todo eso lo dijo porque estaba dolorida. Cuando me hice el piercing en el pezón también me dolía mucho, pero no decía esas cosas. Quinn sonreía a nuestra niña, con esa sonrisa tan preciosa que ella tiene, y le hacía carantoñas, para luego alzar la mano y secarse las pequeñas lágrimas que asomaban por sus ojos.
Luego Mercedes salió, porque tenía que ir con los demás del club al teatro para ver el resultado de las regionales, pero yo me quedé con mi pequeña familia para disfrutar de ella el poco tiempo que nos quedara. Ninguno de los dos habló mientras llevaron a Quinn a una habitación del hospital, y una vez allí yo salí, para que su madre pudiera estar con ellas. Luego Judy se fue, y yo entré de nuevo.
Había una enfermera hablando con Quinn sobre la adopción, que le decía las posibilidades de meter a Beth en un orfanato, ya que de momento no conocíamos a nadie que quisiera quedársela. Ella estaba triste por dejar a nuestra niña en un sitio tan solo, donde probablemente se quedaría un tiempo, sin conocer el amor de unos padres de verdad durante sus primeros años, cuando lo aprendería todo.
Al rato, cuando las dos estuvieron mejor, pusieron a Beth en un canastito y allí la dejarían hasta que viniera la asistente social a recogerla. Yo todavía llevaba el traje de la actuación y Quinn iba vestida solo con un bata del hospital. Estaba muy guapa.
- Se parece a ti – Dije para romper el hielo -. ¿Quieres quedártela?
- No – respondió rápidamente -. ¿Y tú?
Yo no dije nada. Durante un segundo me imaginé cómo sería la vida de nosotros tres, besando a Quinn todos los días y jugando con Beth, enseñándole cosas.
- ¿Alguna vez me amaste? – preguntó, interrumpiendo mis pensamientos.
- Sí – dije sin pensarlo "incluso más de lo que imaginas" – Especialmente ahora.
Ella me miró a los ojos y los dos sonreímos con complicidad. Su sonrisa era la más bonita que había visto nunca. En ese momento llegó Shelby Corcoran y se puso a mirar a los bebés.
- ¿Cuál es la tuya?
- ¿Qué estás haciendo aquí? – preguntó Quinn. Pensé que ya debería estar algo cansada de celebrar tantas victorias de Vocal Adrenaline.
- Ahora la veo – dijo sonriendo – Se parece a ti. ¿Tiene nombre?
- No – respondió Quinn.
¿Cómo que no? Me prometió que iba a llamarse Beth, y así se lo dije a Shelby.
Ella respondió contenta:
- Es bonito. Me gusta. Puck, ¿te importaría dejarnos solas un momento?
Quinn me dirigió una mirada significativa, así que entré de nuevo en la habitación.
Ella regresó al cabo de pocos minutos, se la veía muy feliz.
- Shelby quiere adoptar a Beth.
- ¿En serio? Eso es genial, será… ¿la hermana de Rachel? – dije, medio en broma.
Ella se rió de mi mal chiste y se sentó en el sillón aliviada. Desde que la señora Schuester dijo que no se iba a quedar con nuestra niña debido a su divorcio, mi pobre Baby Mamma había estado sufriendo en silencio por el futuro de Beh, y ahora por fin podía respirar tranquila.
Shelby Corcoran iba a ser una madre estupenda. De esos estábamos seguros los dos.
Espero que les haya gustado. He metido un par de frases del estilo Puck, como lo del piercing y el poco tacto cuando habla de la "hermana de Rachel".
No se olviden decirme si les gustó o no. Gracias!
