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Peluche violeta

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Prólogo

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A San Yang le dio mucha curiosidad el ver a su padrastro con una mujer.

Conocía bien a su padrastro, y sabía que tenía preferencias específicas en cuento al género femenino. Y la que predominaba era la autodisciplina.

Sabía que su padrastro no le exigía más de lo que se exigía a sí mismo, y lo aceptaba sin problemas; después de todo, nadie en su sano juicio se mete con el hijo de un militar, en especial si el vástago estaba tan entrenado como su padre. O padrastro. Lo malo era que algunas chicas en la escuela no lo conocían lo suficiente como para no hacerse ilusiones.

San Yang era muy observador. Y sólo de ver a esta mujer supo que era médica. Alta, seria, de punta en blanco y sin tacones, con el pelo en un rodete castaño y un par de ojos a tono con su piel chocolate puro. Era la primera vez que su padre le presentaba a una mujer como su novia, desde la muerte de su madre, y el muchacho sentía mucha curiosidad.

Cuando su padre se la presentó, tenía catorce años y era hijo único.

A los quince, tenía una nueva madre y una hermana de su edad.

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Si alguna vez pensó que su nueva hermana sería una rival en el amor, desechó la idea al ver cómo Alicia prefería la compañía de personas "originales", y Timmy era demasiado "normal" para ella (por lo que no le interesaba en lo más mínimo) Incluso se mostró contenta al tener un hermano homosexual.

-Nene, no sabés lo feliz que estoy de no tener un idiota por hermano- había dicho la chica, tan morena como su madre e igual de responsable.

-¿Has visto?- le había dicho el muchacho, sonriendo –Y si quieres cambiar, Francis tiene muchas ganas de ser tu "hermanito"-

-La Diosa me libre de cosas como él-

Alicia se pasaba el día entre la escuela, la práctica de artes marciales y la casa. Estudiaba y practicaba la mayor parte del tiempo, tanto artes marciales como lo que le enseñaban en la escuela, y en su tiempo libre leía todo tipo de libros y se sentaba frente a su computadora, escribiendo o enviando correos a sus amigas. La mayoría vivía en Latinoamérica, y tenían personalidades muy marcadas; ninguno podía clasificarse, ni por asomo, en la categoría "masa". Alicia había nacido en Argentina, pero a los trece había emigrado con su madre, luego que su padre muriera.

No había sido un accidente: Alicia decía que su padre había ganado un premio Darwin por su machismo crónico y su racismo agudo. Simplemente, había intentado simular su muerte, pero la simulación le salió mal y había muerto de verdad. Quería que pensaran que estaba muerto, así no lo molestarían más con que se hiciera cargo de su única hija ni con la cuota alimentaria. No se sabía bien por qué un hombre cómo él (con la piel blanca y el pelo teñido de rubio) había terminado casándose como una mujer como Leona, la madre de Alicia, pero todo indicaba que habían empezado al mismo nivel, y pronto Leona empezó a avanzar a pasos agigantados. Al verse superado por una mujer, y de piel oscura para peor, empezó a resentirse. Al final se divorciaron y el resto era historia conocida.

-Era una porquería de tipo, de ésos que hacen que los varones se vean como un defecto genético nocivo- había dicho su nueva hermana.

Su padrastro no le exigía la misma rutina que a San Yang, no por considerar que una mujer era menos capaz, sino porque ella ya tenía su rutina bien marcada y una autodisciplina digna de un jefe militar. Alicia se había puesto entre ceja y ceja que la única forma de progresar era trabajando tan duro como su madre. Y eso se reflejaba en sus notas escolares, sus cinturones en artes marciales y su constancia.

San Yang confirmó sus suposiciones un día, al volver de la secundaria con su hermana y verse rodeados por siete hombres adultos con las caras tapadas con pasamotañas. Al grito de "vamos a ponerlos en su lugar" y una sarta de insultos hacia los homosexuales, las feministas y las personas de color, se lanzaron con cuchillos sobre los dos adolescentes.

Luego se enteraron que era un grupo ultraconservador, machista, racista y xenófobo que iba de ciudad en ciudad apaleando a cualquiera que no encajara en su modelo de perfección humana. Y se notaban que recién habían llegado, porque no sabían con quién se metían. Alicia dejó a cuatro en el piso con cuatro golpes a puntos específicos, y San Yang hizo gala de algunos de sus conocimientos en lucha sin armas con los otros tres. Y ése mismo día terminó el reinado del terror del grupo "Supremacía del hombre blanco".

A San Yang no le extrañaba que su hermana fuera tan reservada; tampoco que prefiriera leer y escribir a salir a bailar, o ser tan constante y autodisciplinada. De alguna extraña manera, encajaba con ella. Y lo entendía.

Lo que no entendía era por qué siempre llevaba ése peluche violeta asomando de su morral.

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-Oh, es muy querido por mi- le había dicho Alicia, cuando su hermanastro le preguntó sobre le peluche –Digamos que es como mi ángel guardián-

-Me extraña que tengas un peluche. No pareces del tipo de chica que los lleva a todos lados-

-Sorpresa, entonces- dijo la chica, sonriendo.

San Yang creyó ver que el peluche violeta –con una coleta y una coronita- lo miraba, pero desechó la idea enseguida por ridícula.

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Fin de carrera = estrés por las nubes.

Escribir fanfics = liberación de estrés = terapia para no explotar y quedar con el cerebro humeando.

Bueno, un año más de facultad se terminó. Nueve materias aprobadas después, puedo decir que di mucho de mí, así que ahora me tomo mis merecidas vacaciones, hasta mediados de Enero por lo menos.

Easy Ryder, o Dark Mirmie, junto con Bradsgurl, ó Leslie Gore, son las dos muchachitas culpables de este fanfic. Más que nada la primera. Estas dos chicas tienen buenas galerías, no todas en deviantart, y me pasé por todas ellas, consiguiendo más imágenes para mi archivo personal. Y, ya que estaba, empecé a pensar qué pasaría si metía a una de mis PO en el mundo de LPM… y salió esto.

Vamos a ver qué sale.

Como ya saben, Los Padrinos Mágicos es propiedad de Butch Hartman, y sólo escribo este fanfic para divertirme, no gano nada de dinero con esto. Alicia es mi personaje original, junto con su madre.

Nos leemos

Nakokun