Esta historia participa en la convocatoria "SouRin Movie" y está basada en la película "Magic Mike" cuyos derechos pertenecen a Nick Wechsler Productions, Iron Horse Entertainment y Extension 765. También "Locura de amor en Las Vegas" cuyos derechos pertenecen a 20th Century Fox.

El presente fanfiction está basado en la idea principal de cada película, pero es una historia original. Contiene omegaverse y OOCs.


La música resonaba en el estrecho pasillo, Sousuke llevaba un par de cuadros para acomodarlos en la sala de exhibición, mientras lo hacía había puesto algo de música, sonaba "sweet child of mine" de Guns and Roses, un estilo muy acorde a la vida de este hombre.

Sousuke Yamazaki era un alfa de 28 años, quien luego de terminar la escuela había estado estudiando diseño en la universidad, pero nunca la concluyó, decidió salirse en el segundo año y comenzó a trabajar en la galería de arte que su madre administraba. Ella era una destacada artista, sus pinturas eran muy valoradas y debido a eso había comenzado con su galería de arte, donde se exhibían tanto trabajos propios como de otros artistas locales, que eran apoyados por ella.

Sousuke también pintaba, y se esforzaba en hacerlo, sin embargo su madre siempre les encontraba algún detalle, los colores, las terminaciones… jamás dejó que una obra de su hijo fuese expuesta ya que consideraba que no estaban a la altura.

-Sousuke~

-¿Si?

-Trae el cuadro de Dennis por favor, es el grande con el árbol azul.

-Voy.

El hombre dejó los cuadros que llevaba sobre una mesa y se devolvió a buscar lo que su madre le había solicitado. El cuadro era inmenso y estaba apoyado en la pared al fondo de la salita. Lo tomó con ambas manos y tiró de él pensando que sería pesado.

Grande fue su sorpresa al darse cuenta de que a pesar del tamaño era un objeto bastante liviano, y debido al exceso de fuerza que empleó cayó hacia atrás golpeándose la cabeza.

-Mierda…-dijo mientas se sobaba. Se levantó y volvió a tomar el cuadro. –Mierda…. Mierda, mierda, ¡mierda! -Está vez sonó asustado y es que con el golpe, el cuadro chocó contra la esquina de una mesa y se rasgó justo en el centro – ¡Mamá va a matarme!

-¿Matarte?... ¿Por qué?

Él volteo a verla, ella estaba parada en la puerta mirándolo molesta.

-Ejé…

Hizo una risita traviesa mientras indicaba con la mirada la obra en sus manos.

-¡Con un demonio Sousuke Yamazaki! …¡eres la viva imagen del inútil de tu padre! ¿Qué voy a hacer ahora? ¡Dennis va a colgarme por esto! –Gritó furiosa.

-Pero mamá… puedo hacer uno igual… él no va a notarlo.

-¿Qué no va a notarlo?, ¿cuánto sobrevaloras tu trabajo? La diferencia entre sus habilidades y las tuyas es abismal… -la mujer lo miraba indignada, pasó una mano por su cabello pensando en qué hacer…. –Lo haré yo… tengo hasta el martes… aún hay tiempo.

-Puedo ayudarte…

Ella lo miró molesta.

-Tú nada, estás despedido, Sousuke, no seguiré financiando tus estupideces. A pesar de haber nacido alfa eres un hombre mediocre, no destacas en nada y hasta ahora has sobrevivido gracias a que accedí a darte empleo. Pero no más, estoy harta de tu incompetencia, ve y busca un trabajo por tu cuenta, no quiero que vuelvas a mi galería ¿oíste?

Él se quedó viéndola sorprendido.

-¿Oíste?

-Sí –respondió serio y dejó el cuadro apoyado contra la mesa, pasó junto a su madre sin decir nada y salió del recinto.

Demonios…

El chico salió a la calle sin saber a dónde ir.

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-Quiero hacer una nueva coreografía.

Rin, un pelirrojo de mirada amenazadora le habló de manera desafiante.

-¿Ah sí?

Joe Dallas alzó una ceja. Él era dueño de un club de strippers en Las Vegas, un club dirigido al público gay donde se podía disfrutar de un buen espectáculo de bailarines exóticos. Rin Matsuoka era su estrella principal, un chico que por su contextura, el color de su cabello y la extraordinaria aura de omega que emitía, era sin duda el bailarín que más público atraía a su negocio. Sin embargo eso no quitaba que era un tipo complicado, generalmente proponía cambios a las rutinas y discutía por el aumento de sus ingresos ya que estaba consciente de su importancia en el lugar. En resumen era un joven inteligente y con iniciativa, precisamente el tipo de persona que más le desagradaba.

-Lo siento chico, he estudiado al público desde hace años y sé lo que quieren. Yo elijo las rutinas, yo elijo los vestuarios y se hace lo que yo digo ¿entendido?

-Tengo derecho a decidir lo que quiero hacer, este negocio no habría crecido tanto sin mi ¿lo sabes no?

Ambos se miraron molestos.

-No voy a repetirlo.

-Púdrete.

Diciendo esto Rin salió de la oficina.

Afuera sus compañeros habían escuchado parte de la discusión.

-¿Nuevamente proponiendo cambios? –Preguntó Seijuro, otro de los bailarines.

-Tch… no podemos hacer lo mismo por siempre… en algún momento comenzarán a aburrirse.

-Es cierto, hasta ahora los cambios que has propuesto han sido acertados. –Apuntó Rei.

-Pero él no lo admite.

-Pero los acepta ¿no? Es lo importante. –Otro de los chicos intervino.

-Quiero salir de este maldito trabajo… estoy harto de seguir normas.

-Ay Rin, te entiendo, pero encontrar un empleo tan bien pagado como este no es fácil.

-Tch… nos vemos luego.

El chico salió a la calle, rumbo a la farmacia, debía conseguir supresores.

-Malditas hormonas de omega…

Aunque el estado proporcionaba supresores gratuitamente, Rin hace tiempo compraba supresores especiales, ya que debido a su trabajo se exponía a la presencia de muchos alfas que al sentir su esencia de omega podían intentar violarlo. Solo bastó una mala experiencia para comenzar a comprar supresores más fuertes, por suerte aquél día tuvo la ayuda de sus amigos. Para qué hablar de sus días de celo… durante esos es mejor ni siquiera salir de casa.

Entro a la farmacia, una chica de mirada dulce le sonrió.

-¿Lo de siempre?

-Sí.

Sin decir más, ella fue en busca de los medicamentos. Esa farmacia se especializaba en traer ese tipo de supresores, los cuales eran consumidos principalmente por bailarines y bailarinas exóticas quienes estaban más expuestos a los peligros nefastos que sus feromonas podían provocar.

Luego de eso el pelirrojo se dirigió a su casa.

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Sousuke entró a su hogar. Como siempre era un caos ordenado, un caos que solo él entendía. Lienzos, óleos y lápices repartidos en un espacio de la casa, mientras que en otro extremo estaba la televisión, un aro de básquet y su amado refrigerador. Lo abrió, sacó una cerveza, y un plato con tonkatsu, se sentó en el sofá y prendió la televisión. Hora de ver la NBA.

Se quedó mirando la tele y pensando qué rayos podría hacer con su vida de ahora en adelante.

-Tal vez deba buscar trabajo en la empresa de mi tío… no, no. Es una pésima idea, mi dulce madre tendría más motivos para hablar de mí, lo mejor es buscar empleo en un sitio diferente.

El teléfono comenzó a sonar.

-¿Aló?

-¿Cómo está mi cliente favorito?

-¡Minami! ¿Cómo estás viejo?

-De camino al bar, ven y bebamos algo ¡es viernes!

-Jaja espérame ahí.

-Como ordenes.

Sousuke apagó el televisor y tomó su chaqueta. Más tarde pensaría en su futuro, hoy simplemente ahogaría sus problemas en cervezas y risas.

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Media hora después el hombre ingresaba al bullicioso bar en el que solía reunirse con Minami, su particular abogado.

-¡Viejo! ¿Cómo has estado?

Se saludaron con un apretón de manos, el tipo estaba sentado junto a la barra.

-Soy un desempleado.

-¿Qué?

-Lo que oíste, hoy la gran Tomomi Yamazaki me despidió.

-¿Me estás jodiendo?

-¿Cómo podría bromear con algo así bastardo?

-mhg… -lo miró divertido- JAJAJAJAJA -no pudo soportar la risa y se carcajeó frente a él.

-No es gracioso… dime ¿podría demandarla por eso? Eres mi abogado, dame una solución.

-Bueno –respondió limpiándose un par de lágrimas de risa- ¿Qué hiciste esta vez?

-… Rompí un cuadro.

-¿Valioso?, ¿de ella?

-De uno de sus artistas.

-Estás jodido viejo, agradece que no te hizo pagarlo… ¿o sí?

-No… solo me despidió.

Puso una mano en su hombro en señal de pésame.

-Lo siento Sousuke, tendrás que buscar un nuevo empleo.

-Tsk…

-Pero no esta noche amigo ¡HOY VAMOS A BEBER!

-WUUUUU

La gente a su alrededor gritó entusiasmada al escuchar las palabras de Minami.

-¡Salud!

-¡Salud!

Brindaron y bebieron el primer chop.

-¿Qué piensas hacer?

-No sé, cualquier cosa… soy un tipo talentoso.

-¿Sí?

-¿Qué clase de pregunta es esa? Te apuesto cinco dólares a que termino esta ronda antes que tú.

-Trato hecho.

-¿Listos?

-¡Ya!

Cada uno tomó su vaso y bebieron hasta el fondo. Minami ganó.

-Doble o nada.

-¿Te gusta perder o qué?

Yamazaki lo miró serio. El barman volvió a servir.

Luego de varias rondas y de perder consecutivamente, bastante ebrio, Sousuke miró a su amigo.

-¿Sabes? Hay un lugar donde podría olvidar toda esta mierda… donde un alfa es la estrella.

-¿La universidad?

-No imbécil… un lugar mucho más divertido y brillante.

Minami sonrió

-¿Las Vegas?

-Las Vegas.

-¿Las… Vegas?

-LAS VEGAS

-¡LAS VEGAS!

Gritaron entusiasmados

-¡LAS VEGAS!

La gente a su alrededor gritó al igual que ellos.

-¡EL MEJOR LUGAR DEL PUTO MUNDO~!

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Al día siguiente 13 P.M.

Rin despertó soñoliento, a su lado dormía una chica, sus senos eran grandes y estaban descubiertos. Su nombre era Chigusa, una beta un poco loca, su amiga de sexo con la que solía acostarse para pasar el rato.

Él rascó su cara aún con sueño y se levantó para ir a la ducha. Ella se removió entre las sábanas y abrió los ojos perezosamente, mientras el chico caminaba hacia la cocina.

-¿Qué hora es?

-La una.

-Mierda… ¡que tarde! –dijo algo triste. A las dos tengo clases.

Se levantó haciendo un mohín y comenzó a vestirse rápidamente. Rin la miraba desde la sala, estaba bebiendo agua mineral y tenía una toalla colgada en el cuello. La chica se acercó y lo besó en los labios.

-Nos veremos nuevamente Matsuoka.

Él sonrió. Luego caminó lentamente hacia el cuarto de baño y sintió la puerta principal cerrándose. Chigusa había salido.

-Ahh… -suspiró- viene otro puto día de trabajo en ese sitio.

Abrió la ducha y se relajó al sentir el agua cayendo por su cuerpo, cerró los ojos… a pesar de los leves segundos de relajo habían pensamientos que daban vueltas en su cabeza hace días.

-He logrado ahorrar un poco durante este tiempo… solo un poco más y podré salir de ahí… tal vez deba ir a otra ciudad donde nadie sepa quién soy… tal vez estudiar y tener un futuro diferente. Un club nudista no es un buen sitio para un omega, lo sé, pero necesitaba tener dinero y fue el mejor empleo que pude conseguir… sin tan solo Dallas no fuera tan avaro… sé que el club es suyo ¡pero soy yo el que atrae los clientes! Maldición… no quiero terminar mal.-

Rin estaba preocupado, había comenzado a hacerse conocido y eso era malo. Muchas omegas famosas en el ámbito nocturno habían sido violadas y marcadas por alfas territoriales que solo las querían para aumentar su ego. Muchas de ellas terminaron muertas por resistirse… entre ellas su madre.

El sonido del teléfono lo sacó de sus pensamientos. Salió de la ducha y se secó un poco.

-¿Aló?

-Rin ¿estás ocupado?

-No, aún tengo tiempo, debo estar en el club a las nueve, tengo toda la tarde libre.

-¡Genial! Acompáñame a tomar algo y luego vamos por clientes a la disco ¿te parece? Dallas me encargó atrapar gente y dijo que podías acompañarme.

-Claro, como quieras.

-Genial. Nos vemos a las 8.30 en el lugar de siempre.

-Ok.

Colgó y dejó el celular sobre una mesita.

-Atrapar clientes… otra cosa en la que le soy de utilidad.

Caminó hacia la habitación para vestirse y luego cocinar algo.

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-La ciudad del pecado –Sousuke exclamó mientas bajaba del automóvil.

-¡Bienvenido a la ciudad del pecado viejo! –Minami habló con entusiasmo.

-¿Dónde deberíamos ir primero?

-A un bar… al casino… ¿a un club de strippers?

Sousuke lo miró divertido, su amigo lo miraba pícaramente.

-Apenas hemos llegado y es temprano, opino que vayamos a comer algo, busquemos un hotel donde alojar y luego vayamos al casino.

-Aguafiestas.

-Oye solo quiero disfrutarlo, no es necesario que nos lancemos como un par de adolescentes desesperados.

-¡Hombre cuánto maduraste en medio día de viaje!

-Cállate.

Ambos comenzaron a caminar por la ciudad. Las calles estaban excesivamente adornadas para el gusto de Sousuke y la gente le pareció demasiado bulliciosa. Divisó un pequeño local de diseño austero que llamó su atención.

-Vayamos ahí.

-¿Estás loco? Oye no vinimos a Las Vegas por algo como eso. Mira –apuntó a un local pintado de rosa con motivos de leopardo. Comeremos ahí.

Sousuke sonrió.

-Ok, vamos.

Los hombre se dirigieron al lugar y mientras caminaban, algunas muchachas los miraban sin disimulo, y es que ambos eran tan atractivos que destacaban entre el gentío. Hubo chicas que incluso les lanzaban besos.

-¡Adoro este lugar hermano! –dijo sonriente el abogado.

Entraron, unas exuberantes camareras los recibieron.

-Buenas tardes caballeros.

-Buenas… tardes. –Él miró sus senos sin disimulo.

-Que simpático ¿Cómo se llama señor?

-Kazuki, Kazuki Minami.

-Bienvenido señor Minami ¿Y usted?

-Sousuke

-Sousuke…¿?

-Mi apellido no es necesario–respondió con voz seductora.

Las mujeres sonrieron y los hicieron pasar.

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El cielo se había oscurecido y las calles estaban llenas de gente, los letreros fluorescentes, las luces de los casinos y la música que resonaba en el ambiente hacían pensar que seguía siendo de día.

Nueve de la noche, club Drai's.

Rin estaba parado en la entrada cuando Momotaro, otro de los bailarines y hermano de Seijuuro llegaba corriendo.

-Disculpa Rin, el tráfico es horrible.

-Andas en moto enano, no me mientas, solo di que te atrasaste y ya.

El chico sonrió de manera traviesa.

-Vamos.

-Sí.

Saludaron al portero, quien ya era prácticamente su amigo, e ingresaron. El club Drai's es un lugar donde se encuentra gente de cualquier tendencia sexual, por lo que habían muchos potenciales clientes, pero no era ese el motivo que los llevaba ahí, sino que esas personas generalmente tenían mucho dinero.

Caminaron entre la multitud que se movía al ritmo de la música y fueron por un par de tragos. El ambiente era intenso, Rin podía distinguir claramente el aroma de los alfas y omegas que se movían a su alrededor. Su olfato era especialmente agudo, lamentablemente para él. Esos olores que eran estimulantes para todos a él le revolvían el estómago, pero no podía dejar que eso afectara su trabajo. Suspiró e intentó poner la mente fría. Algunas chicas se les acercaron.

-Que guapo… ¿vienes seguido a este lugar?

-Cada noche. –Rin respondió con mirada sexy.

-Oh imagino que eres muy popular.

-Algo así.

-Eres un omega ¿no? –La otra mujer preguntó altanera.

-Sí –esta vez su voz sonó más profunda.

Era normal que una omega adinerada intentara intimidarlo, chicas como ella abundaban en esos lugares. Personas que pensaban que el hecho de ser hembras y llevar la definición de omega las hacía superiores a los machos de su misma condición. Pero Rin no se dejaba intimidar por cosas como esa. Estaba más que seguro de ser mejor que cualquiera de ellas e incluso mejor que cualquier alfa en lo que sea que se propusiera.

-¡Momo, Rin!

Uozumi, un chico que frecuentaba el club donde ellos trabajaban llegó a saludarlos.

-Hola.

-¿Cómo están chicos? ¡Verónica! Hace mucho que no te veía por aquí…

-Uozumi ¿los conoces?

-Claro, estos chicos son geniales, especialmente Rin –lo miró fuego en los ojos. Es un dios cuando baila.

La mujer lo miró notablemente molesta.

-¿Ah sí?

-Trabajan en un club nudista. Si deseas ver hombres hermosos y con talento te aconsejo que vayas. Aunque es un sitio para homosexuales no hay problema con que vayan chicas… que lleven mucho dinero claro está.

-Dinero me sobra querido, pero no lo gastaría en un bailarín de cuarta. Permiso.

La mujer pasó entre ellos de manera arrogante y desapareció entre la multitud, su amiga la siguió haciendo gestos de disculpa hacia Rin.

-Jajajajajaja –Uozumi rió.

-No me pareció gracioso.

-Lo siento Rin, esa mujer es una amargada y me pareció divertido molestarla.

-Oí de mi hermano que su esposo la dejó por un omega, por eso los odia.

-Así es Momo ¡estás muy bien informado! –dijo riendo.

-Tch… No me interesa. Ya es tarde, Momo, en una hora abre el club, hay que apurarnos.

-¡Como digas!

Momotaro solía seguir las palabras de Matsuoka como un mandato. El otro chico entendió y se despidió de ellos.

-Hoy iré con algunos amigos, nos vemos ahí.

-Ok, nos vemos.

Los pelirrojos comenzaron a moverse entre la multitud. Bailarían un poco, convencerían a algunos tipos y luego de vuelta al club a cambiarse de atuendo y comenzar otra noche de trabajo.

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Minutos después

-¡Mierda esto es enorme!

Minami y Sousuke acababan de ingresar al Drai's, habían pasado la tarde bebiendo en diferentes bares y ahora ingresaban al club ya bastante ebrios.

La música sonaba fuerte, la gente reía y bailaba, las mujeres que trabajaban en el local vestían lencería y se movían de manera sugerente mientras los chicos se acercaban. Sousuke sintió el aroma de algunos alfas y omegas a su alrededor, pero era muy leve y sus sentidos no se vieron afectados. Sin embargo distinguió claramente a los que se besaban apasionadamente y salían casi corriendo del lugar… seguramente esa noche follarían de lo lindo. Siguió caminando como si nada y se internó entre el gentío.

-Hola muñeca.

Minami había tomado a una muchacha por la cintura y comenzó a besarla como si se tratase de su novia. La chica estaba tan ebria como ellos así que le siguió el juego. Sosusuke se disponía a hacer lo mismo cuando lo vio.

Un pelirrojo de piel clara pasó a unos metros de él. Era esbelto y agraciado, llevaba el pelo tomado en una coleta. Se quedó sin aliento. Algo en él le hizo pensar que debía alcanzarlo.

Ignorando a la mujer que se le había colgado del cuello comenzó a caminar entre la multitud, zafándose. Su amigo lo vio alejarse y se sobresaltó.

-¿A dónde vas? –Le gritó.

-Voy a seguirlo. –Respondió de la misma manera.

-¿A quién?

-Al pelirrojo. Nos vemos en el hotel, Minami.

Y sin decir más siguió caminando. Lamentablemente lo perdió de vista, sin embargo apuró el paso en dirección hacia donde lo vio ir. Llegó hasta la calle, iba al menos a una cuadra de distancia junto a otro de menor estatura y de cabello anaranjado. Los siguió.

No sabía si era a causa de la ebriedad, del ambiente sexual de la ciudad, de las chicas en lencería o porro que había fumado una hora atrás… no tenía idea pero ese tipo atrajo toda su atención. Los vio entrar a un recinto, las letras enormes y brillantes le hicieron entender que se trataba de un club de desnudistas. Respiró profundo y caminó tan derecho como le fue posible. Un tipo alto de ojos verdes estaba en la puerta.

-Buenas noches señor, bienvenido a Xquisite.

-Gracias.

Pagó e ingresó, le sorprendió ver tantos hombres en el lugar, en ese momento comprendió que se trataba de un club gay. –A quién le importa –pensó –solo estoy aquí para encontrarlo.

Buscó una mesa y se sentó, observando alrededor atentamente, pero no pudo verlo. Decidió que esperaría, tarde o temprano iba a aparecer. Algo en su interior se lo decía.

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-Voy a bailar lo que preparé te guste o no.

Matsuoka miraba a su jefe de manera desafiante, se sentía la tensión en el ambiente.

-¿Cuántas veces debo repetirte que el jefe y el dueño de este maldito lugar soy yo, Rin? ¡¿Cuántas?! –Le gritó.

-Me importa una mierda.

El rostro del hombre se puso más serio que de costumbre.

-Rin… si vuelves a desafiarme voy a despedirte. No me va a importar más si eres el mejor, la estrella o la mierda que sea. Hay muchos como tú, puedo buscar a otro omega o incluso a buen alfa si me lo propongo. No me contradigas porque te irá mal, no te atrevas a desafiarme Rin.

-Tch…

El pelirrojo salió de la oficina dando un portazo, furioso.

-¿Qué pasa? Esta tensión no es buena Rin.

Nitori, uno de los chicos que trabaja en el lugar lo miró preocupado. Estaba sentado en el suelo en la posición de loto, meditando. Eso hizo sonreír al tiburón.

-¿Qué haces?

-Meditación. El aura debe estar en calma antes de salir al escenario, muchos de los clientes tienen problemas que tratan de olvidar en este lugar, por eso debo salir con energías positivas.

-Qué considerado jajaja

-No lo molestes, si eso lo pone tranquilo, déjalo.

-Gracias Rei.

Nitori le habló al chico de anteojos que en ese momento salía del baño.

-¿Qué harán hoy?

-Bombero –Respondió el más alto.

-Lo mismo ¿y tú Rin?

-Ropa urbana.

Ambos chicos lo miraron curiosos.

-¿Urbana?, ¿acaso no hacías de policía?

-Ya me aburrí, lo he repetido hace más de un mes, ese y el de marino. Hace una semana estoy preparando una nueva rutina y quiero ver como resulta esta noche.

-¿Qué dijo Joe?

-Eso no importa...

En ese momento los hermanos Mikoshiba salieron del camarín.

-¡Hoy hay mucha gente! Les fue bien atrayendo público esta noche, sin duda todo es diferente cuando eres tú el que sale por gente, Rin. –Dijo el mayor.

-Mmmm

Rin solo emitió ese sonido y miró al suelo moviendo la cabeza afirmativamente.

-¿Cuánto tiempo más estarás aquí?

-Hasta que tenga lo suficiente para largarme.

-No es un trabajo bueno para ti.

-Los omegas no deberían trabajar en un lugar como este –agregó Momotaro.

-Lo sé.

De todos los que trabajaban allí, Rin era el único omega, es más, era el único con una condición especial, todos los demás incluido el dueño eran betas. Sus compañeros estaban preocupados, Rin era un buen chico y no deseaban que terminara siendo violado por algún alfa inescrupuloso… ya habían tenido que defenderlo un vez, por suerte eso no pasó a mayores.

La música comenzó a sonar en el recinto, los chicos comenzaron a prepararse.

-Bien, ya vamos a comenzar, yo y mi hermano seremos los primeros esta noche.

-Suerte.

Los chicos se acomodaron el vestuario y comenzaron a caminar hacia el escenario. Rin por su parte sacó una cerveza del minibar y se sentó en el sofá.

-¿Vas a beber antes de bailar?

-Tch… no es algo que te incumba.

Nitori no dijo nada más y cerró los ojos intentando volver a concentrarse. Rei por su parte miraba con preocupación a Rin.

-¿Estás tenso?

-Sí… bastante.

Escucharon los gritos de la gente al otro lado, los Mikoshiba habían salido al escenario.

La música sonaba fuerte y el humo artificial daba un aire de misticismo. Los hermanos salieron de entre la niebla vestidos con abrigos que llegaban hasta sus tobillos. Comenzaron a moverse de manera sensual mientras avanzaban al ritmo de la música, cuando el ritmo marcó ellos abrieron el atuendo y dejaron a la vista sus marcados cuerpos. Los gritos y silbidos se hicieron sentir.

Sousuke miraba algo incómodo, estaba bastante cerca del escenario lo cual lo ponía un tanto nervioso. Nunca había visitado un lugar así, porque a él le gustaban las mujeres… De pronto se dio cuenta de lo que estaba haciendo. Estaba en un club de strippers para homosexuales, buscando a un hombre que no conocía y que lo había atraído tanto que lo tenía en ese lugar como un idiota mirando alrededor, buscando entre la gente, desesperado por volver a verlo.

Soy un imbécil –pensó. Lo mejor es que me largue de aquí y vuelva con Minami.

Estaba levantándose cuando escuchó la conversación de los tipos que estaban junto a él.

-Estos chicos me gustan pero nadie se compara a Rin, ese pelirrojo es el mejor de este lugar.

Sousuke volvió a sentarse. No podía ser ningún otro pelirrojo, así que Rin es su nombre. Miró al escenario y se fijó en el menor de los Mikoshiba. Es él, el mismo con el que iba. Definitivamente debe trabajar aquí, el tipo de quien hablan debe ser el otro pelirrojo, debe ser Rin. Toda la determinación por volver con su amigo quedó en nada, el solo pensar en volver a ver a ese tal Rin hacía que su corazón latiera fuerte y no sabía por qué.

Al otro lado del escenario él estaba en su tercera cerveza, tenía un presentimiento… algo pasaría y no sabía qué, eso lo tenía nervioso. Se levantó mientras terminaba de beber y se fue al camarín para cambiarse de vestuario. Su celular sonó, un mensaje de Chigusa.

"Anoche lo pasé muy bien, el próximo fin de semana volverás a verme, quiero más de ti. Tal vez lleve una amiga ;)"

Rin sonrió levemente. Ella era una chica divertida, bisexual igual que él y con quien compartía el mismo sentimiento de vacío que la vida les generaba. Por eso mataban las horas juntos… principalmente con sexo. Pero a pesar de que se entendían y valoraban, no había crecido entre ellos un sentimiento mayor que simple amistad. Dejó el aparato en su bolso y comenzó a cambiarse de ropa. Pantalón deportivo, polera sin mangas, zapatillas, pañoleta para el cuello y gorro jockey. Suspiró, estiró su cuerpo y comenzó a vestirse.

Afuera Rei y Nitori esperaban su turno de salir al escenario. Algunos minutos más tarde los hermanos Mikoshiba llegaban con sus calzoncillos llenos de billetes.

-El público de esta noche es de primera. Están podridos en plata. –Seijuro habló sonriente.

-¡Al fin podré comprar un Play nuevo!

-Momo ¿solo piensas en juegos cierto? –Preguntó Ai.

-Y escarabajos.

-Oh claro, escarabajos.

Los otros bailarines que estaban en el lugar soltaron una carcajada. La pista que indicaba el turno de los siguientes comenzó a sonar, Nitori y Rei caminaron al escenario.

-¡Suerte!

-Gracias.

Ellos se dirigieron al camarín para guardar el dinero y luego ir a ducharse. Rin estaba vestido y sentado en una banca cuando entraron. Momo alzó una ceja.

-¿No vas de policía hoy?

-No.

-Te ves bien –Apuntó el mayor.

-Gracias.

Vio que habían conseguido bastante dinero.

-Les fue bien.

-Sí hoy está de locos.

Rin sonrió.

-Bien, saldré a tomar aire, el siguiente soy yo.

Se levantó y salió en dirección al patio trasero. Miró al cielo, seguramente allá arriba el firmamento estaba cubierto de estrellas, pero las luces de la ciudad no permitían ver absolutamente nada.

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El ambiente era intenso, los hombres a su alrededor silbaban y metían dinero en la ropa interior de los bailarines… pensar que hacían lo mismo con Rin le revolvía el estómago. Posiblemente ese tipo no era más que un puto barato… ¿por qué le importaba tanto lo que pasara con él? Sousuke miró hacia un lado, molesto.

-Mierda… -Diciendo esto bebió otro sorbo del refresco que había pedido. Estaba bebiendo coca-cola porque pensó que necesitaba aclarar sus ideas y el alcohol en su sangre no le ayudaba en nada, pero al ponerse en su mente la idea de aquél chico siendo tocado por tantos hombres hacía que sus ganas de beber alcohol volvieran. Una camarera pasó junto a él.

-Una Royal por favor.

-En seguida.

Sousuke volvió sus ojos al escenario y bebió el resto del refresco deseando que el siguiente en presentarse fuera ese que tanto deseaba ver. La chica volvió y él recibió la cerveza sin mirarla, tenía la vista fija en la entrada del escenario.

La música se detuvo y los bailarines se retiraron entre aplausos. La iluminación subió un poco y un tipo alto de complexión imponente salió al escenario.

-¡Buenas noches querido publico! ¿Se han divertido esta noche?

-¡Sí~!

Las voces roncas de los hombres se hicieron escuchar.

-Bien, bien… sé que mis chicos son increíbles ¿cierto? Pero también sé que muchos están aquí por alguien especial, un chico que con cada movimiento nos hace enloquecer, uno que cuando baila hace que nuestros deseos más profundos salgan a flote. Él único de nuestros bailarines que se ha ganado el apodo de "mágico". Nuestro codiciado omega, él único que solo se puede ver, JAMÁS tocar… con ustedes él único, el más deseado: ¡Magic Rin!

La música volvió a sonar y el escenario se llenó de humo. Rin y su jefe se encontraron en el pasillo, él le dedicó una mirada furiosa, no estaba vestido como indicaba su pauta, lo había desobedecido una vez más. Respirando profundo e intentando calmarse el pelirrojo salió al escenario.

Sousuke miraba expectante, su corazón latía acelerado… y lo vio. Su figura se hizo visible en medio de la niebla, junto a la música que comenzaba a subir de volumen. Un ritmo electrónico comenzó a sonar y Rin apareció completamente en el escenario. De pie, mirando hacia abajo, con las manos juntas y las piernas levemente separadas. Sonó un ¡bum! y él levantó la vista. Su rostro era serio pero de pronto apareció una sonrisa maliciosa dejando a la vista unos dientes afilados. Sexy, increíblemente sexy.

Comenzó a caminar en el escenario de manera pausada, levantando un poco su polera dejando a la vista un muy trabajado estómago. Su piel era clara y los músculos estaban sutilmente marcados. La bajó y comenzó hacer movimientos de break dance… se veía sensual y masculino, su cuerpo, su postura, su ropa, totalmente opuesto al aura de omega que desprendía. Ese tipo era una contradicción, una atrayente contradicción. Ahora entendía porque era tan aclamado.

Se tumbó en el suelo y levantó el trasero, lentamente el resto de su cuerpo comenzó a elevarse hasta quedar en apoyado en manos y rodillas, comenzó a moverlo al ritmo de la música haciendo que el público deseara estar justo detrás de él. Se levantó una vez más y caminó entre la gente, se paró en la parte del escenario que estaba entre el público y comenzó a mover su cadera circularmente, subiendo lenta y juguetonamente su polera, dejando a la vista muy lentamente su escultural abdomen, haciéndose desear aún más. Fue subiendo hasta sacarla completamente y con ello cayó su gorro. Su cabello desatado lo hacía ver todavía más apuesto, su leve sonrisa y sus ojos penetrantes ahora se veían en toda su gloria… la pañoleta en su cuello se veía perfecta, daban ganas de tomarlo por esa prenda y besarlo con pasión. Él caminó un poco más cerca del público que lo animaba y miraba embobado al mismo tiempo. Mientras bailaba jugueteaba con sus pantalones, bajándolos un poco y dejando a la vista su ropa interior, tocando su entrepierna por sobre la ropa, pasando su otra mano por el cuello y bajando a sus pezones… volteó, el sonido de una metralleta se oía entre la música y Rin movía sus caderas rápidamente adelante y atrás, provocando una vez más a los tipos que lo admiraban… su trasero era glorioso.

Sousuke lo miraba absorto. Ese tipo era jodidamente sexy, más que cualquier otra persona que haya visto en su vida. Se sobresaltó a ver que se acercaba al área donde él estaba.

Y lo sintió. Ambos lo sintieron.

Un aroma a rosas invadió sus sentidos y un calor intenso comenzó a avanzar por sus cuerpos. Calor, mucho calor. Su respiración comenzó agitarse y sus corazones latían desenfrenados. En ese momento Rin lo vio. Un tipo de cabello oscuro y ojos claros lo miraba fijamente, respirando tan agitadamente como él… el aroma de rosas venía de su cuerpo. Sus sentidos comenzaron a nublarse y el deseo comenzaba a invadirlo, se sentía como el celo pero multiplicado por diez. Jamás pensó que sería de esa manera… encontrar a su pareja destinada.

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Continuará