PRIMER CICLO: LA DECISIÓN MÁS DIFÍCIL.

- ¡Cállate, no quiero escucharte más!

Esas palabras me herían, rompían mi corazón en pedazos dejándolo irreconocible. Discutimos demasiadas veces en el pasado pero todo se resolvía siempre al final. La razón de las constantes peleas siempre era mi "estúpido amor", como lo llamaba. Últimamente él estaba cambiando, se estaba alejando, se sentía presionado por su familia aunque ellos no le comentaran nada directamente. Yo lo imaginé, ese momento llegaba para casi todas las personas pero no para mí. Lo comentó un par de veces en nuestras conversaciones casuales pero yo no quise escuchar, cambiaba de tema para salir de ese mal paso.

- Debería de formar una familia.

Lo escuché decirme un par de veces, me asustaba que lo estuviera considerando, me aterraba que en cualquier momento decidiera terminar todo.

- ¿Acaso nosotros no éramos familia?

Al descubrir mi homosexualidad pasé por demasiadas cosas y una de ellas fue plantearme la idea de tener una familia. A pesar de mi corta edad me llegué a hacer esas preguntas y plantear muchas posibilidades. La respuesta no tardó en llegar. Miraba a mi familia tan desunida que pocos deseos me quedaron para yo intentarlo; no me gustaría arruinar la vida de un niño, era demasiada responsabilidad. Esa decisión no se oponía a mis preferencias así que no tenía nada porqué arrepentirme.

- No lo hacía sino hasta que te escuché pidiéndolo… al enterarme que tú si lo deseabas.

Probablemente más que desearlo él sentía una responsabilidad sobre sus hombros; la responsabilidad que un primogénito varón siente hacia su familia de pasar el apellido a la siguiente generación. Yo no podía entenderlo, era el segundo luego de mi hermano y no había un afecto por mi familia. Sentía un vacío formarse cada vez que escuchaba sus palabras, sentía que poco a poco lo estaba perdiendo.

- S-senpai por favor, solo lo dices porqué estás enojado. Intentaba calmarlo.

- ¡Estoy hablando muy enserio! Esto no tiene arreglo, no tiene caso que insistas porque no voy a cambiar de parecer… e-es importante para mí. Bajaba el tono de su voz conforme terminaba sus líneas. Estaba furioso pero su mirada claramente me revelaba que no quería lastimarme. Eso era lo que pensaba.

- ¡Pero estas tomando una decisión muy precipitada!

- ¡No, dije que me iría y voy a hacerlo!

Toda esta discusión había comenzado porque Senpai quería irse del departamento. Yo le rogaba para que no lo hiciera y las primeras dos ocasiones había funcionado pero pasando una semana otra vez discutíamos por lo mismo.

- Lo he pensado por un tiempo y es lo mejor, para mí y para ti también.

- ¿Para mí?... lo mejor para mí es estar siempre junto a ti.

- ¿Un tiempo?... ¿Por cuánto tiempo?, no estas considerando mis sentimientos y estas siendo egoísta. No pude haber sido más claro.

- ¿Egoísta? Tú eres él único que me arrastro a su enfermo amor. Te pedí que te quedarás pero nunca tuve la intensión de llegar más lejos que una amistad.

- ¿Eh?

- ¿P-por qué está diciendo todo eso otra vez? ¿Va a fingir que nada paso como cuando lo de Masaki-san?

- ¿Entonces por qué siempre cedías, por qué me invitabas y me dejabas probar tus labios una y otra vez? ¿Si no querías llegar más lejos por qué dejaste ilusionarme? No fue una o dos veces… han sido demasiadas.

Tantas veces que conocí cada rincón de su cuerpo, tantas que aprendí a amarlo por una y mil razones. El punto de retorno había quedado demasiadas noches atrás y él nunca tomó ese camino.

- No estoy seguro. Fue lo único que dijo mientras se dirigía a la salida junto con una pequeña maleta.

- ¿¡Por qué no dejas de ponerte excusas Senpai!? Tú y yo sabemos porqué lo hacías.

Ya no pude soportarlo, mis ojos se cristalizaron y algunas lágrimas rodaron por mis mejillas. De inmediato tomé la manga de mi camisa y comencé a secarlas. Era humillante y doloroso tener que suplicar por un poco de amor, con solo migajas me hubiera bastado antes pero ahora era distinto. Todo estaba en juego y estaba por quedarme con nada.

- T-tal vez estés en lo correcto. Dijo con temblor en su voz y una nueva esperanza quería nacer en mi corazón. No volteaba a verme y su mano permanecía sobre la perilla de la puerta. - Fue un error que llegáramos tan lejos. Mis ojos se abrieron con decepción por sus palabras. - Esta no es la vida que quiero, no más. Ya no voy a negarlo… p-puede que no me halla disgustado del todo, en verdad eres una buena persona pero no puedo corresponderte de la manera que tú quieres.

- No, esta no puede ser la despedida.

- S-senpai… Suspiré.

- Escucha. Esta vez volteó a verme y descansó la maleta en el sofá. - N-no quiero que te vayas, e-eres importante para mí, pero…

- N-no, ¡ya no quiero escucharte!

Mi pecho dolía demasiado, no podía contener las lágrimas y me sentía de lo peor ¿Por qué tenía que ser tan cruel y pedirme una vez más que no me fuera? Me era imposible seguir el ritmo de vida que él esperaba, uno en donde solo éramos amigos.

- ¿¡Por qué haces esto tan difícil maldición!? Renegaba ante mis reclamos.

- ¡T-tú fuiste él que nos metió en esta situación Senpai! Si me hubiera ido nada de esto hubiera pasado. Te hubiera sacado de mi corazón y tal vez podría ser feliz una vez más.

Solo podía pensar en lo mucho que lastimaba, en como sus acciones y palabras me torturaban por su misma inseguridad. Con Masaki-san había sido igual, me era difícil pensar en recuperarme por segunda ocasión. Probablemente el amor no se había hecho para mí o tal vez estaba condenado a amarlo solo a él.

- ¡No digas eso, yo no dije que quería que te fueras!

- Pero tarde o temprano sucederá. Senpai enmudeció. - Tú quieres formar una familia y en ella yo no estoy incluido. Sollocé. - L-lo entiendo, tú nunca fuiste homosexual y yo te "obligué". Me giré para no voltearlo a ver. - Cuando salgas por esa puerta me aseguraré de alejarme para no arruinar tú nueva vida. Me quedé cabizbajo y sostuve mi corazón con el puño.

- M-morinaga… Sabía que trataría de consolarme pero no quería su lastima, no quería su trato amable que me quemaba con cada palabra.

- No te preocupes, te prometo que no dejaré mis estudios. Le dediqué la sonrisa más forzada que alguna vez le hubiera mostrado. Las lágrimas todavía estaban ahí, era vergonzoso. - … pero, los continuaré en otro lugar lejos de aquí. Miré la inquietud con la que volteó a verme. Eso no se lo esperaba.

- ¿L-lejos de aquí? Preguntó incrédulo.

- Lo que importa es que los concluya, ¿no es así?, el lugar no importa. Le aclaré dejándolo sin más pretextos que poner.

- S-sí, es verdad.

Tomó nuevamente su maleta, cada acción suya se volvía como una navaja que se enterraba cada vez más profundo. Me abrazó en un movimiento repentino y sentía que me iba a deshacer en sus brazos. Fue una prueba difícil pero yo no correspondí su abrazo. Hundió su cabeza en mi pecho y me susurró un "no te vayas" que no contesté; no solo no quería, tampoco podía hacerlo. Sentí un nudo en mi garganta y un escalofrío recorrer mi cuerpo cuando lo vi alejarse. Antes de partir escuché su último murmullo.

- El sentimiento siempre estuvo ahí… si tan solo, si solo no fueras un hombre, yo… quizá en otra situación… Balbuceaba sin dejarse terminar una oración.

- Fue un gusto haberte conocido Senpai. Lo interrumpí. Me miro con sus ojos llorosos y cejas alzadas con temor. - Lamento no acompañarte en tu nueva etapa y verte realizado pero eso sería… más de lo que podría soportar.

- Y-yo… yo también lo siento.

Era la peor manera en que una persona podía despedirse de ti luego de todo lo vivido. Un "lo siento" en lugar de un "te quiero". Me sorprendió haberle hecho frente cuando me sentía tan destrozado por dentro. Salió por fin del departamento y dejé ir todo mi llanto. Me desplomé sobre mis rodillas y luego me tumbé sobre el piso, ahogándome en mi llanto. Era patético. Ya no volvería a verlo. Senpai estaría al lado de una mujer, su mujer, rodeado por sus hijos y podría apostar que sería muy feliz. Ese pensamiento era suficiente para hacerme más daño. Las imágenes en mi cabeza de una familia feliz eran un suplicio. Pasé horas llorando en el suelo hasta quedar dormido y por la mañana solo me giré pero no me levanté, no tenía las fuerzas necesarias. Jamás me había sentido tan débil o que respirar resultara una tarea imposible.

Otra vez terminaba con el corazón hecho pedazos.

- ¿Qué debo hacer ahora?

El tiempo se me fue como agua entre las manos y nuevamente anocheció. Pasar tanto tiempo en el duro piso había lastimado un poco mi espalda y ahora esperaba no pescar un resfriado aunque era lo que menos me importaba. Miré por un tiempo el techo del departamento, ese era un lugar demasiado grande para mí.

- Lo primero es pedir mi cambio de la universidad, puedo arreglármelas en Hamatatsu y después…

Empecé a enlistar en mi mente el rumbo que debía tomar mi vida. Convertí mis ideas en acciones y luego de dos días me fui. Regresaría después a empacar todo, la renta del departamento cubría un mes más y tenía ese tiempo para regresar por mis demás cosas. No tenía prisa y quería dejar pasar tiempo antes de regresar.

La facultad en Hamatatsu no estaba nada mal, intentaba acostumbrarme pero seguía siendo todo un reto. En esta ocasión no me dejé llevar por mis bajos instintos, no quería una nueva relación, ni siquiera una casual de una noche. No estaba listo para ese tipo de contacto con alguien más. Pasé deprimido tres semanas hasta que tomé valor para regresar a Nagoya pero tan pronto subí al tren quería bajarme. El trayecto no fue fácil de soportar pero tampoco fue imposible. Cuando me bajé y respiré el aire de la ciudad sentí nostalgia, sentimientos me invadían y no quería quebrarme a medio camino. Me impresioné cuando llegué y vi todo el departamento desordenado.

- Así que… Senpai estuvo aquí.

Apreté mis ojos y fruncí mi ceño con melancolía. No había duda, esa era su marca personal, tal vez quería averiguar a donde me había ido pero era una lástima porque yo no estaba dispuesto a contactarlo. No podía crearme una falsa esperanza, ya había caído desde tan alto y comenzaba a levantarme, no quería volver a caer. Inicié a empacar todo, mis cosas y las de él. No pude controlarme y cuando tomé una de sus camisas la estrujé como en un abrazo.

- T-todavía conserva el olor de su perfume.

La lancé dentro de una caja y la cerré. No era sencillo dejar ir tantos recuerdos y un sentimiento tan intenso que todavía, al recordar, me provocaba mariposas en el estómago como la primera vez. Quería callar los gritos en mi corazón que me pedían que corriera a sus brazos, eso no era posible.

- "Pero vino a buscarte… significa que todavía le importas, se preocupa por ti"

No, no podía dejarme engañar. Lo que Senpai quería era un amigo y lo que yo quería era un amante. Apilé todas sus cajas con tristeza, a eso se había reducido todo. No quería verlo porque en esta ocasión no estaba seguro de poder enfrentarlo así que envié sus cosas por correo.

Quise ser entusiasta y pensar que mi vida cambiaría para bien… pero no sería así.

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

Pasó un año. Un año en el que actué como robot, en el que mis sentimientos me traicionaron y no hacía otra cosa que deprimirme al llegar a mi departamento. Convivía muy poco con mis compañeros y me volví más reservado. No quería que nadie nuevo entrara a mi vida a lastimarme. Era muy cuidadoso en las conversaciones y no hablaba sobre mi persona. Mi vida privada quedó en eso, privado, ahora nadie podía entrar en ella. Tanto mujeres como hombres se acercaron con la intención de iniciar una relación seria pero yo los rechacé a todos, alguien se mantenía en mi corazón muy bien escondido.

- "El sentimiento siempre estuvo ahí… si tan solo, si solo no fueras un hombre, yo…"

Se recrearon una y mil veces esas palabras en mis sueños, en mis pesadillas. Nunca me había sentido tan poco siendo un hombre, no había sido suficiente para la persona que amaba.

- Él debe estar ahora junto a una linda novia…

Mi corazón se estremeció y cerré mis ojos. No podía arrancarlo de mi corazón pues se había incrustado demasiado profundo para sacarlo. Una enfermedad que me invadía, se propagaba y debilitaba cada vez más mi carácter.

- Sabía que lo mejor era haberme ido cuando me lo propuse.

Luego de lo que vivimos me enamoré de todo él; su cuerpo, su personalidad, su esencia y sola presencia ¿Cómo podía continuar con mi vida amándolo de esta manera que lastima? Le regalé mi corazón y nunca pedí su devolución, era solamente suyo. Parte de su corazón sería siempre mío.

Una idea, no solo estúpida, sino alocada se presentó en mis pensamientos.

- "Si solo no fueras un hombre…"

No podía creer lo poca cosa que me sentía, estos meses de soledad y profunda tristeza estaban afectando mi buen juicio. Estando en mi cama lo medité por varias noches. Giré de un lado a otro pensando en si hacer algo tan arriesgado valía realmente la pena, si era lo que me traería la felicidad. Algunos sueños me atormentaron mostrándome los posibles futuros de esa decisión. Observé con frialdad mi cuerpo, ¿podía cambiar todo lo que soy por quién amo?

- Senpai cambio en gran medida por mi culpa… se obligó a hacer cosas que le disgustaban para mantenerme a su lado, al menos hasta que le fue posible.

Innumerables veces lo critiqué por su falta de disposición para conmigo pero ¿estaba haciendo lo mismo por él? Lo presioné una y otra vez, es cierto que fue doloroso para mí, pero nunca hice un verdadero sacrificio para que funcionara.

Yo no cambié.

- Aunque conozca su sueño… yo no puedo cumplirlo.

¿Era eso un impedimento para luchar por él, por nuestro amor? Incluso las familiar normales no llegaban a tener descendencia por un sinfín de razones. Mentir sería el peor de mis pecados pero viviendo con él por suficiente tiempo lograría crear una verdad para ambos.

- No puedo creer que después de tantos meses lo siga considerando…

Los sueños dejaron de ser un tormento y tenían un mejor final, quizá ese podía ser mi final. Enamorarme una vez más de los ojos miel que me hipnotizaron sería como volver a sentir ese cosquilleó en el estómago que también embriagaba mi corazón, una hermosa ilusión. Vivir eternamente en ese amor de verano parecía algo lejano, descabellado, inalcanzable.

- Yo también estoy en mi derecho de enamorarlo como él me enamoró a mí.

Proclamé un canto de guerra con inseguridad pero lleno de esperanza. Las dudas y miedos comenzaron a ser cosa del pasado y estaba dispuesto a enfrentar mi nueva vida. Fueron meses de consultas médicas y terapias. Tenía que estar seguro y recibir el tratamiento adecuado; emprender este nuevo pasaje en mi vida no era sencillo. Mantuve mi decisión secreta de mis conocidos y compañeros de trabajo. Él día de mi renuncia a la farmacéutica todos quedaron impactados, fue inesperado para todos y algunos se molestaron por no contarles mis problemas para que pudieran ayudarme. Yo lo planeé desde semanas atrás pero no quería que nada ni nadie se interpusieran en mi camino. Usé mis ahorros a consciencia y organicé todo metódicamente tomando en cuenta cualquier imprevisto que pudiera surgir.

Por el tiempo que quedaba trabajé como mesero para mantenerme ocupado, seguir recibiendo ingresos y pagar las cuentas sin tener que usar el otro dinero. Esperé hasta mi graduación de la maestría, al día siguiente ya no sería el mismo.

Ahora yo cambiaría por él, por nosotros.

- Morinaga-san le pido por favor que pase a su habitación. La enfermera estará con usted en unos minutos para darle las últimas indicaciones previas a la cirugía.

… Continuará.