Editado 2014


El diario mágico de Amy

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By

Kary Rivaille


Capítulo 1: El diario


Era un hermoso día de primavera, los pájaros cantaban, el río irradiaba los rayos del Sol; las mariposas y abejas volaban y revoloteaban absorbiendo el polen de cada flor. Era el día más perfecto que jamás se había presentado en la ciudad de Station Square.

Todos los habitantes parecían estar felices, pues el festival de primavera estaba por iniciar. Así es, todo estaban felices a excepción de una eriza, quien parecía triste y aburrida. Su nombre era Amy la hija del famoso empresario James Rose. Amy era una chica de dieciséis años de edad, con una personalidad muy animada y social, pero desde el momento en el que habían ascendido a su padre de puesto su vida no había hecho más que dar un giro inesperado. Hace tan sólo unas semanas su padre la había obligado a mudarse a esta cuidad, dejando sus estudios y amistades atrás, cada aventura, cada experiencia seria solo un recuerdo inolvidable sin más.

A Amy no le gustaba para nada su nuevo hogar, no había vecinos ni nada que le gustará de esa ciudad. No había muchas tiendas en donde comprar, solo había una plaza comercial en el centro de la ciudad, pero dudaba que pudiese encontrar variedad o algo de su interés que pudiese comprar. Amy soltó un profundo, tan solo habían pasado unos cuantos días y ella ya tenía una larga e interminable lista de lo que comenzaba a extrañar. Durante esos minutos Amy solo se dedicó a mirar el paisaje de la ciudad. A través de su ventana pudo notar mucha gente caminar hacia sus respectivos hogares, también pudo ver al repartidor de diarios arrojar un periódico en la entrada de la puerta, para luego alejarse velozmente sobre su bicicleta. Todo parecía tan aburrido y normal que si comparaba este lugar con su anterior ciudad, este solo era un pueblo muy lejos de la modernidad, de eso no cabía duda.

Sabía que sería algo difícil poderse acostumbrar a ese lugar, no había amigos, no había comercios, ni nada que le pudiese interesar. Lo que más le disgustaba a Amy era haberse tenido que marchar de su hogar; una mansión lujosa y residencial que tenía todo lo que ella necesitaba, pero lo más triste de todo fue irse y abandonar a todos sus amigos. Amy cerró sus ojos y dejó que su corazón y su mente se encargaran de manejar todos esos bellos e inolvidables recuerdos. Pronto todo se volvió distante y Amy se aisló de la realidad

[…"Se encontraba sentada en la parte trasera del auto, mirando su reflejo a través de los vidrios polarizados de la limosina. En sus ojos de esmeralda se percibían una mezcla de sentimientos, en ellos se denotaba enojo, tristeza y confusión; no entendía por qué su padre insistía con llevarla lejos de aquella ciudad, lejos de sus amigos y lejos de la institución que con duros esfuerzos y estudios apenas pudo ingresar. Amy no dijo palabra alguna, solo se dedicó a mirar como la limosina se empezaba a alejar por la ciudad. La chica soltó un amargo y profundo suspiro, realmente no se quería marchar, pero todo eso se debía al nuevo empleo de su padre. Amy no dijo nada de nuevo y solo se dedicó a mirar más allá de su propio reflejo, donde pudo divisar una serie de casas y calles pasar frente a sus ojos para luego alejarse.

Las cosas habituales que uno mira cuando se va a marchar del lugar, normalmente son: avenidas, calles, árboles y comercios, etc. Pero lo que Amy miró en aquel momento fue algo que simplemente le sorprendió. Allí en la acera de aquella avenida se encontraba su mejor amigo corriendo a un lado de ella. Él era un chico alto de pelaje amarillo y ojos color azul zafiro. Su nombre era Sparky the Hedgehog un chico de casi la misma edad que la de Amy; lo había conocido cuando ella iba en el preescolar y desde ese entonces ambos habían sido grandes amigos. Siempre hacían la tarea juntos, además de jugar y vivir grandes aventuras; siempre que se sentía triste él la hacía reír con alguno de chistes o bromas y cuando su madre murió él siempre estuvo allí para animarla y apoyarla en todo momento; cuando ella necesitaba acudir a alguien él siempre estaba allí.

Amy siguió a Sparky con la mirada, realmente no quería marcharse, no quería dejar solo al amigo con el cual siempre había convivido, no quería olvidarse de los buenos momentos que ambos vivían juntos. Amy seguía mirando a Sparky mientras miles de recuerdos pasaban por su mente en tan sólo unos segundos, pronto notó como su amigo se detenía donde había un grupo de chicos. Amy miró con detenimiento al grupo de chicos, notando que se trataban de más de sus amigos y algunos conocidos, pero lo que más le sorprendió fue que todos estuviesen allí especialmente para despedirse de ella. La chica siguió mirando con detenimiento a cada uno de ellos hasta que sus ojos se posaron en el más hermoso de todos los detalles. Aquellos chicos sujetaban entre sus manos una especie de pancarta, en los bordes tenía unas bonitas flores y en medio permanecía bordado el más lindo y conmovedor de todos los textos que había leído:

"Te queremos, Amy. Nunca te olvidaremos"

Los ojos de Amy se empañaron con lágrimas de nostalgia. El tiempo parecía haberse detenido por un momento mostrando las caras felices de todos ellos. El corazón de Amy latía de forma apresurada; se encontraba muy emocionada de lo que estaba ocurriendo, aun no podía creer que a pesar de que se marchaba lejos y que quizás no volvería a verlos, allí estuviesen todos ellos despidiéndose de ella con gusto. Amy sin casi poderlo evitar cerró sus ojos y un río de lágrimas comenzó a fluir de ellos; los extrañaría a todos y cada uno de ellos. En ese momento el tiempo comenzó a correr de nuevo y la chica sin dudarlo ni un segundo bajo el vidrio del auto para así mirar por última vez al grupo de chicos.

-¡Yo también los extrañaré!-gritó Amy a todo pulmón dejando fluir más lágrimas de sus ojos-¡Jamás los olvidaré! ¡Lo prometo!

-¡Amy ya basta!-le reprendió su padre molesto-No es adecuado gritar en la calle para una dama ¡Ahora adentro jovencita!

Amy se reincorporo sobre su asiento molesta; a su padre jamás le gusto que ella tuviese amigos "Los amigos son una pérdida de tiempo" era lo que normalmente le decía, además de "Una buena empresaria siempre se la pasa trabajando en casa. Su padre siempre le decía que ella debía estudiar Administración de Empresas o Contabilidad, para que fuese de utilidad en su corporación. Pero a ella siempre le había llamado la atención la psicología, quería ayudar y atender a los demás, escuchar sus problemas y así poder aconsejarles y guiarles en cada una de sus decisiones. Amy le restó importancia y volteó hacia atrás mirando a sus amigos con una sonrisa hasta que se perdieron de vista…]

Amy se cruzó de brazos, ahora más que antes se encontraba muy molesta con su padre, pues el solo se preocupaba por su trabajo y el dinero; las cosas habían cambiado mucho desde que su madre había muerto. Jazmín Rose siempre había padecido de una enfermad peligrosa y mortal del corazón. Un día cuando la pequeña Amy llegó a casa encontró a su mamá recostada en el sillón, mantenía sus ojos cerrados y ella no respondía a ninguno de sus llamados, era como si se hallase inconsciente. La piel de la eriza estaba muy pálida y fría. Amy se hincó a un lado y tomó la fría mano de su madre, pero ya no sentía la sensación cálida y la seguridad que ella siempre le brindaba. Los ojos de Amy se llenaron de lágrimas, segundos más tarde llegó su papá a casa. Amy se puso de pie y miró a su padre "…Papá ¿Mamá esta…?-dijo ella mientras sostenía su conejita blanca de felpa, pero su padre no le prestó la mínima atención, solo se arrodilló a un lado y comenzó a llorar desesperado; Jazmín Rose había muerto de un infarto. Desde ese entonces su padre se había vuelto muy obsesivo con eso del dinero, pues decía que por falta de él no habían podido darle a su madre el tratamiento que ella necesitaba para vivir.

-Mamá espero que estés donde estés seas muy feliz-musitó Amy al cielo, mientras observaba las nubes que se formaban en lo alto del firmamento.

Amy estaba tan pérdida en sus pensamientos que nunca notó que el camión escolar ya se había estacionado frente a la puerta, hasta que tocó el claxon para anunciar que se marchaba. Fue cuando Amy notó que ya se hacía tarde para ir a la escuela, se dio la media vuelta y tomó su bolso para salir de forma apresurada de la habitación. Bajó las escaleras corriendo y giró hacia la derecha para así quedar frente a la puerta. Tomó el pomo con una mano temblorosa y lo giró, logrando así abrir la puerta. Amy corrió directo hacia el portón y miró al camión marcharse al final de la avenida, pero ya era demasiado tarde ya no tendría la oportunidad de poder alcanzarlo "…Creo que tendré que caminar" musito ella por lo bajo, mientras se colocaba la mochila sobre su hombro.

Miró el reloj que se encontraba en la torre de la catedral, eran aproximadamente las 7:40 a.m. Tan solo faltaban 20 minutos para que comenzara la primera clase y al ritmo con el que caminaba jamás conseguiría llegar a tiempo. Amy corrió tan rápido como sus piernas le permitían, llegando a duras penas al final de la avenida, donde encontró un nuevo crucero en el cual la circulación era manejada por un semáforo de tránsito. Detuvo su avance en seco para así descansar y recobrar el aliento, una vez arriba miró hacia todas direcciones un poco decepcionada, ahora que lo pensaba con más detenimiento, ni siquiera sabía hacia donde se encontraba el colegio. La ciudad de Station Square era enorme rodeaba por una gran cantidad de múltiples edificios, por lo que si no se sabía con claridad en donde se encontraba uno lo más probable era que se terminase perdiendo.

Amy miró hacia todas direcciones, si no podía llegar al colegio lo más apropiado sería volver a casa, pero cuando intentó volver no encontró el camino apropiado; todas las calles eran muy parecidas que sería muy difícil averiguar por cual había llegado. Amy suspiro con cierto fastidio, no llegaría al colegio, pero tampoco podría regresar a casa, ahora se encontraba pérdida en una ciudad que le era totalmente desconocida. Ahora si se había metido en un problema, si su padre se enteraba de que no había ido a la escuela seguro se molestaría con ella, sin mencionar que la podría castigar, aunque viéndolo desde otro punto no había peor castigo que haberle quitado su libertad de quedarse allá y de no estar aquí; pero cuando todo parecía perdido a Amy le llegó una nueva idea. Se acercó al borde de la acera, seguro ya pasaría un taxi y la sacaría de su problema, solo esperaba que pasara pronto para así poder llegar a tiempo a la escuela.

Pasaron aproximadamente cinco minutos y ningún taxi paso por aquella parte de la ciudad. Amy perdió las esperanzas de poder llegar a la escuela y cuando estaba a punto de renunciar una motocicleta se estacionó en el lugar, la cual era manejada por un erizo negro. El sujeto bajo de la motocicleta de un salto y se dirigió directamente hacia la tienda que se encontraba a espaldas de la eriza. El erizo negro entró en ella y dos minutos más tarde salió de ella sosteniendo una lata de soda en su mano derecha, bebió un poco de esa soda y segundos más tarde aplastó el envase entre sus manos, para luego tirarlo en el cesto de basura que se encontraba a un lado. Volvió sobre sus pasos y abordó su moto dispuesto a irse, cuando notó a aquella chica. Se trataba de una eriza rosada de ojos color verde esmeralda, aquella mañana vestía con una falda de tablones de color azul, acompañada de una blusa blanca y de un suéter del mismo color que el de la falda.

-¿No deberías de estar por llegar a la escuela?-preguntó el chico de inmediato

-Tal vez…-respondió Amy sin darle mucha importancia-Pero perdí el camión que debería llevarme a la escuela

-Entonces es tu día de suerte-respondió el con una sonrisa-Sube, te llevare a la escuela

-¿En serio?-dijo Amy con una sonrisa-Es decir, es genial

Amy corrió hacia donde se hallaba la motocicleta y el erizo negro la ayudó a subir

-Ponte esto-le dijo mientras le entregaba un casco-Ahora sujétate fuerte

Amy se colocó el casco y se lo acomodo bien para evitar que se le desarreglaran las púas, posteriormente coloco ambas manos sobre la cintura del erizo negro. El chico encendió el vehículo y colocó las manos en el manubrio, segundos más tarde comenzó a conducir y se alejó por una de las avenidas de la ciudad. Mientras el chico conducía Amy se dedicó a observar los múltiples lugares de la ciudad como tiendas de ropa, tiendas de zapatos y de más. Amy sonrió al notar que el centro de la ciudad era un lugar turístico y comercial, también se sintió un poco apenada al darse cuenta de que había estado muy equivocada. Station Square tenía muchas tiendas comerciales, tantas como la misma Central City, también era un lugar muy bonito con monumentos históricos al igual que estas y fuentes. Otra cosa que también había en el centro de la ciudad eran los múltiples bares, antros, discotecas y restaurantes que había en las calles.

-Esta ciudad es realmente hermosa-musitó Amy con un pelicular brillo dibujado en sus ojos

-Eres nueva por aquí ¿cierto?-preguntó el chico con curiosidad

-Sí, me acabo de mudar a Black Pearl hace un par de semanas-respondió Amy con una sonrisa

-Lo supuse-respondió él de inmediato

-¿Cómo lo sabías?-preguntó Amy con intriga

-Conozco mucha gente-respondió sin darle mucha importancia-Tengo mis contactos

-Ya veo…-dijo Amy desviando la mirada

La motocicleta dobló a la derecha y pasó frente a lo que parecía ser una tienda de donas, donde permanecían estacionadas varias patrullas de policía "…Demonios tomé la calle equivocada" maldijo el chico por lo bajo, pero de igual manera Amy logró escuchar sin entender qué demonios estaba pasando ¿Por qué ese chico parecía nervioso de pronto? Pero un ruido sacó a ambos de sus pensamientos; una patrulla se había puesto en marcha, encendiendo su sirena mientras el oficial decía algo a través del altavoz "Arrime el vehículo a la orilla, repito arrime el vehículo a la orilla".

El erizo negro colocó ambas manos sobre el manubrio, jugando un poco con las velocidades del vehículo. Amy estaba aterrada, no sabía en lo absoluto que era lo que estaba pasando y sin darse cuenta se abrazó un poco más al cuerpo del erizo. El chico aceleró a todo lo que daba la motocicleta, provocando que esta se parase en una rueda y después todo era velocidad y terror. Amy permanecía con los ojos cerrados debido al miedo que sentía en ese momento. El chico que manejaba era un poco raro y loco. A veces estuvo tentada de bajarse de la motocicleta, pero si lo hacía ya no llegaría a la escuela, además que tal si ya no se encontraba con alguien que fuese a su escuela. Quizás terminaría por perderse de nuevo, abrió los ojos y miró hacía al frente notando como la motocicleta esquivaba algunos de los obstáculos y autos que se encontraban en su camino. Escuchó un par de sirenas más, miró por uno de los espejos laterales y notó que aquella patrulla había pedido refuerzos

"…Llego la hora de divertirme un poco" musitó el erizo negro por lo bajo y sin pensarlo dos veces doblo hacia su derecha, entrando en una especie de parque. Las patrullas de igual manera siguieron detrás de él sin perderle de vista, esta vez lo atraparían sin importar lo que les costará o les sucediera. El chico dobló hacia su derecha de nuevo, pasando por las canchas de tenis y fútbol rápido, esquivando algunos peatones, visitantes y jugadores que terminaban cruzándosele por el camino, muy pronto llegó al estanque de agua y más al fondo pudo divisar una bomba también de agua. Aceleró hasta el fondo y golpeó una de las patas que la sostenían, provocando que esta se viniera abajo y cayera sobre las patrullas que le seguían, ahogando e inmovilizando los vehículos de policía. El chico de igual manera prosiguió, sin parar, ni mirar atrás. Dobló hacia su derecha de nuevo, salió del parque y se adentró en la avenida que los llevaría directamente hacia su escuela.

-¿Por qué esos policías te seguían?-preguntó Amy con curiosidad

-Hice un pequeño tiradero en una de las calles de la ciudad-respondió sacando una cámara del bolsillo-Mira esto es la mejor obra de arte que he podido crear

Amy tomó la cámara entre sus manos y observó la fotografía que el chico le estaba mostrando, al parecer era una especie de símbolo o garabato totalmente pintado con un color rojo carmín, mientras que este era rodeado por una especie de púas o espinas. Simplemente era una pintura, un grafitti. Ese chico se dedicaba a rayar las paredes de la ciudad. En el resto del camino ninguno dijo ninguna palabra, solo se dedicaron a mirar la institución a la que ambos pertenecían eran las 7:58 el camión escolar ya iba llegando para ese entonces. El chico estacionó su moto a un lado sobre el estacionamiento, bajó de su moto de un salto y ayudo a bajar a la chica del vehículo.

-Gracias por traerme-dijo Amy dulcemente con un leve sonrojo en sus mejillas

-No hay de qué-respondió el con una voz seria mientras se alejaba caminando lentamente por la acera

Amy se había quedado de pie afuera de la escuela. Sus pensamientos se habían enfocado en el erizo negro que había conocido hace unos momentos. Él era un chico guapo, pero era un poco extraño y alocado cuando de manejar un vehículo se trataba, por lo que las probabilidades de salir eran nulas, al menos que estuviese de acuerdo en arriesgar su vida a cada momento. Amy se había quedado hundida en sus pensamientos de nuevo, nuevamente el sonido del timbre de la escuela logró sacarla de sus pensamientos, trayéndola de vuelta a la mismísima realidad.

-Oh no, se me hace tarde-se dijo así misma antes de echarse a correr, pues ya se le hacía tarde para ir a clases

Amy corrió tan rápido como sus piernas le permitían, adentrándose cada vez sobre algunos de los corredores de la institución. Nuevamente se le había hecho algo tarde por pensar y dejarse llevar en cosas que realmente no valían la pena y ahora la eriza temía que el profesor o profesora se llevase una mala impresión de ella. Corrió velozmente y doblo hacia su derecha pasando por la serie de los salones que llevaban la enumeración de los cuatrocientos, esquivando a muchos alumnos y maestros que terminaban por interponérsele en su camino.

Amy estaba tan concentrada en sus pensamientos sobre todo en lo que dirían y pensarían todos sus compañeros si ella como estudiante de nuevo ingreso llegaba tarde a la primera clase que jamás noto que un chico se le había interpuesto en su camino y sin casi poderlo evitar choco contra él, tirándole al suelo casi todos sus libros y cuadernos de estudios que el llevaba consigo. Amy sobo su cabeza y alzo la mirada hasta que se encontró con unos ojos verdes esmeraldas los cuales pertenecían a un erizo de piel azulada. La eriza desvió la mirada y sus mejillas se coloraron un poco realmente estaba apenada por lo de aquel pequeño incidente, solo esperaba que ese erizo no se enfadara mucho con ella.

-Y-Yo...-balbuceó un poco la chica sin saber que decir-Lo siento no fue mi intención...

-Descuida se que fue un accidente-respondió el chico mientras se ponía de cuclillas para así recoger sus cosas

-Déjame ayudarte-respondió Amy de inmediato aun un poco ruborizada, tomando algunos de los objetos que había en el suelo

-No importa, yo lo hare-le dijo el de inmediato-Ve a tu clase de seguro se te hará más tarde

-Descuida-dijo ella tomando alguna de las libretas-Mejor tarde que nunca ¿no crees?

-Bueno, creo que en eso tienes razón-coincidió él mientras colocaba sus cosas en el casillero-Gracias por ayudarme

-No hay de que-respondió ella con una sonrisa mientras se ponía en pie

-Mi nombre es Sonic-dijo el de inmediato-¿Quién eres tú? Es la primera vez que te veo en la escuela

-Mi nombre es Amy-le respondió ella con una sonrisa-Soy de nuevo ingreso creo que por eso no me habías visto

-Sí, debe ser eso...-dijo él cerrando su casillero

-Bueno, mucho gusto Sonic-le saludo ella animadamente

-El gusto es mío-le respondió el de inmediato

-Bueno creo que deberíamos ir a clase-dijo ella de pronto

-Tienes razón-coincidió Sonic de inmediato-Quizás nos veamos después de clases

-Eso espero-respondió ella con una sonrisa

-Nos vemos-dijo el chico antes de irse como un destello

"Ese chico es muy lindo"-pensó Amy con las mejillas aun ruborizadas mientras abrazaba a su pecho una especie de libro al parecer era una especie de diario que de alguna forma había llegado hasta sus manos

Continuara…


~Gracias por leer~

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(´¸.·*´¯`*»— — Kary Rivaille