¡Bienvenidos!

Antes de comenzar; decir a quién no le guste el shonen- ai que mejor no empieze a leerlo. De momento el rating es suave, pero en los proximos capitulos seguro que llegara a R (o M, como se llama ahora), pero cuando llegue el momento ya avisaré.

Warnings: Tatsumi/Watari, un poquito de Tsuzuki/Hisoka. Spoilers de los últimos libros de la serie.


Alichino

Un demone sussurra a Madre Luna

parole dimenticate,

parole silenti che raccolgono

poesie cantate in guerra,

che raccolgono ingiurie

cantate in pace.

Mi rapiscono e

mi ospitano nella sua dimora.

Un demonio susurra a la madre luna/ palabras olvidadas/ palabras en silencio que recitan/ poesías cantadas en guerras/ que recitan insultos/ que fueron cantados en paz/ El me rapta/ y me da la bienvenida a su reino


La luna brillaba alta y clara sobre el cielo de la Toscana, iluminado las estrechas calles del casco antiguo de Florencia con un resplandor plateado y difuso.

Una silueta bajita y torpe cruzaba el Ponte Vecchio con pasos rápidos. Al llegar frente al imponte Palacio Viejo de los Médicis, sacó un arrugado mapa de turista, con el sello del consulado de Japón. Durante unos segundos se quedó inmóvil, en el centro de la plaza, bajo la atenta mirada de la réplica del David de Miguel Angel. La silueta se estremeció un poco ante el ceño fruncido y los penetrantes ojos de la estatua, acentuados aún más por la fría luz nocturna. Rápidamente, le dio la espalda y se encaminó hacia la plaza de San Juan, donde está situada la resplandeciente Santa Maria della Fiori, la inigualable catedral de Florencia. ¡Que diferente se veía ahora, desierta y silenciosa, que en el día, ruidosa y trepidante con las voces de mil turistas diferentes!

Sin embargo, la figura no le paró atención a la catedral, si no que se detuvo ante el Baptisterio, una pequeña edificación en forma de bombón situada enfrente la catedral, en medio de la plaza. De planta octogonal y edificada en el mismo mármol verde y blanco que la iglesia, muchas veces esta pequeña y deliciosa construcción quedaba eclipsada por la majestuosidad del Duomo.

Pero esa noche una extraña aura parecía envolverlo. Era quizá una luz, una música suave y remota… en fin, algo que manaba de su interior. El personaje oscuro se quedó ahí enfrente, parado, incapaz de resistirse al influjo, con el mapa colgando de una mano. Se quedó ahí parado, hechizado, hasta que, lentamente y sin ningún ruido, las Puertas de Paraíso se abrieron y le acogieron en su interior.

La mañana siguiente, el sol brillaba alto y claro en el cielo de Meifu.

-¡ Veintitrés ¡¡Con esta ya van veintitrés almas!- El jefe Konoe rugía en su despacho, agitando un fax en la cara de Tatsumi.- ¡ Veintitrés almas perdidas y ellos como si nada!

-Calmese, jefe, así no solucionamos nada- Respondió el secretario, ya acostumbrado a los arranques de su jefe.

- ¡ Y ya llevan un mes dándonos largas¡¡Maldita División Mediterranea¿Es que no piensan hacer nada al respecto¡¡Tatsumi!

- ¡Si, señor!

- ¡Convoca a a Tsuzuki, Hisoka y Watari! Los quiero ver en este despacho para YA!

Cinco minutos mas tarde estaban todos reunidos en la oficina, mientras el Jefe revolvía furioso en un montón de papeles, hasta sacar una carpeta enorme. Se sentó pesadamente en su sillón de cuero mientras los tres shinigamis y el secretario permanecían de pié delante de él: Tsuzuki, medio dormido, trataba de reprimir un bostezo, mientras que Hisoka parecía cansado. Watari miraba distraido por la ventana, hasta que Tatsumi le dio un codazo. El científico intentó prestar un poco de atención a lo que les estaba explicando Konoe:

- Con esta última, ya son veintitrés las almas perdidas. Cómo en la mayoría de los casos, sus nombres aparecieron en el libro de los muertos, pero sus almas están en paradero desconocido. Los cuerpos también están en paradero desconocido.

En todos los casos eran japoneses de visita a Florencia, Italia, en su mayoría hombres de negocios. El primer desaparecido fue Tayiko Hikagura, 32 años, turista. Su alma lleva perdida desde marzo…. ¡4 meses¡¡¡Esto no puede continuar así!

- Pero, jefe… si todas la muertes sucedieron en Italia..- Interrumpió tímidamente Tsuzuki- ¿No tendrían que ocuparse de esto los propios italianos?

- La división italiana mandó investigar el caso hace tres meses, sin llegar a ninguna solución. Desde entonces nos llevan dando largas- Replicó Tatsumi.

¡Malditos irresponsables!- Volvió a gritar el Jefe- La División Mediterranea, a la que pertenece la Sección Italiana, es la que cuenta con más recursos de todo el mundo. Si no lo han solucionado ya, es que no piensan hacerlo. ¡Pero esto ya ha sido la gota que colma el vaso!

- ¿Que quiere decir con eso, jefe?

- El último muerto, Tsuzuki, fue el mismísimo cónsul japonés. Los de arriba nos han dado carta blanca en el asunto. Tenemos que resolver el caso nosotros mismos. Tsuzuki, Hisoka, Watari, Tatsumi: tenéis esta tarde para hacer las maletas. El avión sale a las 8 de la tarde

-¿Queeeeee?Jefe, pero no pueden….

- Te aseguro que si que pueden, Watari, así que a las 7 y media os quiero ver a todos quatro en la terminal. Les he asegurado que mandaba a mis mejores shinigami…. No me falleis!.

20:30. Aeropuerto de Narita (Tokio), salidas internacionales.

"Ultima llamada para los pasajeros del vuelo 753 con destino Roma"

Un grupo de turistas cruzaba apresuradamente el pasaje que conducía al avión, pasando por delante de un chico con ojos verdes y pinta de estar bastante cabreado. Hisoka se apoyó en la puerta con un suspiro exasperado, mientras Tatsumi, intentando mantener la paciencia, suplicaba a las azafatas que esperasen un minuto más.

Hisoka rastreó la terminal con la mirada una vez más. Nada. Ni rastro de sus dos compañeros. Hacia más de una hora que tanto el como Tatsumi habían llegado al aeropuerto, y aún no había ni rastro ni de Tsuzuki ni de Watari, que además hoy habían quedado para venir juntos. Tatsumi intentaba razonar con la asistente un vez mas, pero ya hacia mas de diez minutos que el vuelo debería haber cerrado las puertas. El chico estaba a punto de decirle a su superior que lo dejaran estar y que esos dos vagos ya se la apañarían, cuando sus dos compañeros aparecieron en un torbellino de maletas, abrigos y bolsas varias.

- ¡Ya estamos aquí¡¡Justo a tiempo!- anunció el rubio alegremente. Tsuzuki inmediatamente se lanzó encima de Hisoka, intentando que comiese uno de los pastelitos que él y el científico habían estado compartiendo antes.

Tatsumi giró 180 grados mientras se ajustaba las gafas con dos dedos. Los dos recién llegados se pusieron a temblar inconscientemente, y solo el efecto combinado de sus dos mejores expresiones de arrepentimiento pudo contrarrestar la ira del manipulador de sombras.

- Vosotros dos¡subid a bordo, ya!- Murmuró Tatsumi, con los labios muy apretados y la cara muy seria: obviamente estaba haciendo esfuerzos por controlarse.

- SI SEÑOR!

Y sin más contratiempos, los cuatro Shinigami cruzaron el umbral y emprendieron su viaje al viejo continente.

Cuando, casi once horas más tarde, el avión dejó atrás la espesa capa de nubes que los había acompañado durante todo el viaje, los cuatro shinigamis se asomaron asombrados a la ventanilla. La vista era realmente espectacular: El calido y vibrante sol meridional llenaba el mar de motas doradas, mientras que, a lo lejos, la línea de tierra se perfilaba claramente contra un cielo azul y despejado. De todos ellos, Watari era el único que había visitado la ciudad anteriormente, y ahora estaba emocionado explicándoles a los demás lo que veían:

- Mirad, este es el aeropuerto de Fiumincia, también llamado Leonardo da Vinci, es el más grande de toda Italia. Y a 25 kilometros, ahí la tenemos… Roma! Mirad, mirad!- Watari se ruborizó un poco cuando Tatsumi, sentado a su lado, se inclinó ligeramente sobre él para tener mejor vista. Sin embargó, se obligó a continuar.

- Veis ese río que la cruza por la mitad? Es el Tiber. Veis esa especie de hoja? Ahí esta el Castel Sant' Angelo, el castillo del Angel, es espectacular. Y allí el circo Romano

-Yo quiero verlo! Donde está?- saltó Tsuzuki desde los dos asientos posteriores.

- Y, allí, vés esa plaza ovalada? La cúpula enorme y el recinto amurallado? Es la Ciudad Santa del Vaticano! Un país independiente dentro de la ciudad, la sede de la Iglesia Católica.

- Es una ciudad fascinante- Comentó escuetamente el secretario, apartando a Tsuzuki sin muchos miramientos y volviéndose a sentar bien. Sin embargo, si alguien se hubiera estado fijando, habría notado el ligero tono rosado de sus mejillas.


Ya superado todo el jaleo de el aterrizaje, los cuatro shinigamis salieron por fin de las entrañas del aeropuerto, después de once horas de vuelo más esperas. La División Mediterránea tuvo la decencia de, al menos, enviarles a alguien a recogerlos: Una chica joven y morena que en esos momentos estaba discutiendo con un chico para que se encargase de las maletas de los cuatro hombres.

La joven se giró sonriente hasta ellos:

- ¡Buenos dias! Soy Niccola, del departamento de Relaciones internacionales. Les doy la bienvenida a Italia de parte de todo el departamento. – Aunque la joven les habló en inglés, tenia un marcado acento italiano- Bueno, debéis estar bastante cansados de tanto viaje. Si me acompañan, enseguida les llevaré a su hotel. ¡Les hemos alojado en uno de los mejores de la ciudad!

La joven les condujo hasta un magnifico coche (Un Morgan negro de coleccionista, que casi hizo que Tatsumi se desmayase pensando en el precio), y tras lidiar con varios intentos de hacer encajar todo el montón de maletas en el pequeño maletero, se subieron en el coche y arrancó. El viaje fue bastante más emocionante de lo que había sido el viaje en avión; cuando estás acostumbrado a la vida tranquila en Meifu, las calles abarrotadas, los gritos de los conductores y el caos en general de las calles romanas son toda una experiencia.

En este justo instante, el Morgan había hecho una derrapada brusca para evitar comerse a un motorista, y volvió a arrancar entre los gritos – insultos- del conductor, mientras Niccola murmuraba algo en italiano que, aunque no lo entendieran, se parecía sospechosamente a una reflexión sobre toda la familia de dicho motorista .De hecho, tu puedes no saber nada de italiano, pero un "figlio di puttana" lo llega e entender todo el mundo.

Cuando por fin llegaron al hotel, los shinigamis no pudieron contener su asombro: Hasta Hisoka, no muy dado a expresar sus emociones, estaba con la boca un palmo más abierta de lo normal. Era… increíble! Estaba situado en medio de una de las calles principales del casco antiguo, con una exquisita fachado neoclásica que ostentaba un rótulo dorado con " Hotel la Fontana, " La entrada era toda de mármol, con las alfombras rojas de rigor en el suelo.

Niccola se encargó de hacer el "check in" , y, nada más entrar Watari y Tsuzuki, curiosos como siempre, partieron a explorar la planta baja: el magnifico restaurante, las lujosas salas de estar…ninguno de los dos habia estado nunca en un lugar tan caro!

-Está visto que aquí tratan a los empleaos mejor bque en Japón, no?

- Pues si- Replicó el científico-¿Has visto el coche de la chica¡Yo necesitaría varias décadas de sueldo para poder permitirme algo asi!

-¿Y el hotel? Tatsumi nunca nos pagaría uno como este…menudo tacaño que es. - continuó Tsuzuki.

-Es cierto…- contestó el científico. Aunque verdadera, la última frase de su amigo le había puesto un poco triste. Tatsumi podía ser ( y, de hecho, era) muy estricto en cuanto a los gastos, pero es que, al fin y al cabo, ese era su trabajo: cuidar de todos, vigilar que todo marchase bien, que no faltase nada de lo imprescindible: una misión bastante difícil, vistos los pocos fondos que los del Directorio les solían destinar.

Watari, desde el primer día que llegó a Meifu (el más allá) reparó en la figura del secretario. Se sintió impresionado por la imagen impecable del hombre, siempre vistiendo y comportándose de manera correcta, siempre educado, que se pasaba día y noche sentado en su despacho, entre pilas y pilas de informes al principio y delante de la pantalla del ordenador los últimos años, intentando corregir y revisar y controlar todo, gritando al primero que osase desobedecer las normas (Watari mismo se podia preciar de ser el que más gritos habia recibido del secretario por esa razón).

En fin, haciendo todo lo posible para que todo fuese bien… y haciendo también todo lo posible y más para protegerlos a todos ellos. En especial Tsuzuki…

El científico sintió una punzada en el corazón al pensar en esto último, pero el extraño sentimiento se fue tan rápido como había venido. Al fin y al cabo, el shinigami de ojos violetas era su mejor amigo, al que quería de todo corazón, y era el primero en alegrarse de que Tsuzuki tuviera alguien que lo cuidase tan bien. Y punto. Pero aún y así…

Aún podía recordar aquella terrible noche en Kyoto como si fuera ayer mismo. Sus ojos dorados se nublaron ligeramente al revivir lo sucedido: su mejor amigo, que ahora parloteaba a su lado como si no pasase nada (Aparentemente, acababa de encontrar el comedor del hotel y estaba entusiasmado especulando sobre la comida), en medio de ese mar de llamas, consumiéndose por dentro y por fuera…. y, gravado en su mente, el gesto y la expresión del secretario, aquel "destrúyeme con tu muerte" que escapó de los labios de Tatsumi, su mirada fija en las llamas…

Para Watari, fue un shock demasiado grande que jamás olvidaría. Primero la angustia y desesperación de ver como perdían a su mejor amigo sin poder hacer nada, y luego, a su lado, en medio de la confusión, ver como aquel hombre en el que todos confiaban, el que siempre se hacia cargo de todo… ver como Tatsumi se desmoronaba y su fachada, impecablemente construida a lo largo de muchas décadas, se rompía en mil pedazos para revelar al hombre vulnerable y desesperado que había detrás.

"….Tsuzuki, si esto es lo que buscas…Destrúyeme con tu muerte…"

-¡WATARI!

-Mmm… ¿Eh?

- ¡Me estabas ignorando completamente¿En que estabas pensando?- Preguntó Tsuzuki, interrumpiendo el ensimismamiento del científico. La sombra que había aparecido en los ojos dorados de su amigo no pasó inadvertida al shinigami mayor. Y no era la primera vez que la veía: aunque por fuera seguía siendo el de siempre, - Charlatán , entusiasta, con una sonrisa siempre a punto- , Tsuzuki se había dado cuenta de que algo en el interior de su amigo había cambiado.

Miró al científico de forma preocupada, y suspiró resignado cuando, siguiendo sus patrones habituales de conducta, Watari dibujó una brillante sonrisa en su cara mientras contestaba despreocupadamente "No es nada importante".

Mientras, en la recepción, Niccola ya había finalizado todos los trámites previos. Se giró sonriente hacia Tatsumi y Hisoka.

- ¡Tutto bene, ya está todo arreglado! Tenéis dos habitaciones dobles en la quinta planta, la 513 y la 515, que son continuas. ¿Mando que os suban las maletas?

- Le estaríamos muy agradecidos- contestó Tatsumi. Se dirigió al chico- ¿Supongo que tu preferirás estar con Tsuzuki, no, Hisoka?

¿Porqué demonios me pregunta esto delante de todos? Murmuró Hisoka furioso mientras se ruborizaba totalmente. Justo en ese instante llegaban Watari y Tsuzuki.

- Me es totalmente indiferente- Contestó de manera tipicamente adolescente, apartando la mirada.

-Perfecto, entonces todo arreglado. Hisoka, Tsuzuki: vosotros estaréis en la habitación 513, Watari y yo nos quedaremos la 515. ¿Todo bien?

- ¡Hisokaaa, dormiremos juntos¡Que bien!

- ¡Imbecil, sueltame!- gritó el chico, rojo como un tomate, intentado apartar a su compañero "¿tenias que hacerlo, no, Tatsumi?imbecil imbecil imbecil imbecil…"

Niccola no pudo reprimir una carcajada al ver la escena, que ocultó dándoles la espalda para hablar con el botones. Rápidamente se despidió de ellos, deseándoles una feliz estancia y quedando con ellos a la tarde para llevarles a la famosa División Mediterranea, esa colosal organización que regía toda el area del mediterráneo, desde Portugal hasta Turquía, que era capaz de alojarlos en un hotel de cinco estrellas y de proveer a sus empleados de un Morgan descapotable, pero que en ocho meses había sido incapaz de resolver un simple caso de unas cuantas almas extraviadas.

TBC…

Nota del autor:

Bueno¡Ya está aquí el primer capítulo!

Espero que mas o menos haya gustado, aunque a decir verdad la primera parte no me ha convencido mucho, el tono global de toda la historia será un poquito más dramático…

Espero poder actualizar prontito, prontito… mientras, me haría muy feliz que os animaseis a comentar la historia, si habéis escrito algo ya sabréis que no hay nada como un buena critica para ayudar a mejorar un fic.

Muchos besos y hasta el próximo capítulo!