I

Es un día maravilloso, las aves cantan, la atmosfera lleva consigo el estrés y las flores reciben gloriosas los rayos del astro sol, era el momento perfecto para salir y recorrer los hermosos jardines de su grandiosa mansión, con sus grandes salones y perfectas habitaciones, rebosante de lujos y tesoros añorados por los mejores historiadores y los más avaros duendes de Gringotts. Ese lugar que era su hogar y que aunque todos se expresaran de el con gran rencor y odio para él nunca dejaría de serlo, allí nació su padre, él y esperaba que también sus hijos, nietos y todas las futuras generaciones de esa la más emblemática y poderosa línea de sangre pura de sus tiempos, los Malfoy´s.

No podía sentirse más que orgulloso y dichoso de pertenecer a tal linaje; perfecto, maravilloso, triunfador, la mayor muestra de elegancia y belleza que haya perdurado en la historia de la magia, porque todos lo sabían, ellos eran los dueños y señores del mundo y nade puede evitar aclamarlos y glorificarlos.

No podía dejar de pensar en perfección mientras acariciaba cada parte de su cuerpo con gran deleite mientras lo limpiaba con el agua con perfume de las más hermosas flores, cubría su esbelto y casi femenino cuerpo con una bata de las sedas más finas, vestía con las mejores túnicas hechas por magos y peinaba su larga cabellera dorada.

Su perfecta burbuja creada por sus padres, reformada por su padrino y completada por sus placeres ocultaba de la vista del pequeño niño de quince años todos los robos, engaños, muertes y pecados de su padre, los amantes de la madrastra y los vicios del mismo.

Vicios, claro porque eso eran, con que otro nombre llamar a esa curiosidad insana que le daba el mundo de los muugles, su gran vicio con la adrenalina que solo se encontraba en cometer acto tan maldito como contaminarse de ellos; bailar con su música, leer sus extraños libros sobre el amor y las criaturas oscuras, investigar sobre sus absurdas guerras, probar, y comprar, varias prendas de diferentes grupos, hasta pensar en cómo han de creer en ese tal, Ceos-Deis-Dios, como se llame.

Termino de acomodar su cabello y quitando una mota inexistente de su túnica estuvo listo para mostrarse junto a sus padres en la cena más importante del año, su fiesta de compromiso. Y como siempre nadie sospecharía de su secreto, ¿Por qué?; él era el perfecto Lucius Abarax Malfoy, "nunca" cometería tales actos.