¡Bienvenidos al Karaoke!

SUMMARY: Los Medoreadores roban de la sección Prohibida un libro, que al abrirlo, libera al espíritu del canto. Ahora, la Sala Común de Gryffindor se ha vuelto un Karaoke, por el cual pasan desde canciones de amistad y odio, hasta algunas de amor... DEJEN RR!!

ADVERTENCIA: los personajes de esta historia no me pertenecen. Son propiedad de J.K. Rowling. Tan solo soy una fanática que disfruta de escribir historias. XD

CAPITULO 1: ¡Ese maldito libro!

-Sirius, te digo que no es buena idea.-

-Ya deja de quejarte, Lupin. Te volverás viejo muy rápido-

-Canuto, amigo, terminarás por matarnos-

-James, no digas esas cosas.-

-Eres un cobarde, Colagusano-

-Ya basta de peleas. Alguien prenda una maldita luz- exclamó James, cansado.

-¡Lumos!- exclamó Remus, y una luz iluminó la oscura biblioteca.-Sigo pensando que esta es la peor idea que hemos tenido en estos último tres días-

-Lunático, deberías dejar de preocuparte tanto y disfrutar un poco más-le contestó Sirius, esbozando un sonrisa pícara mientras buscaba un ejemplar en especial.

-Pues yo me preocuparía menos y disfrutaría más si no estuviéramos en la sección Prohibida-se quejó Peter, quien lanzaba miradas nerviosas en todas direcciones.

-Ya basta, los dos. Estamos con la capa. Nadie nos puede ver.-les dijo James, quien también buscaba un libro.

-Pero si oír-aclaró Remus.

-AQUÍ ESTA!-gritó Black.

-Nadie me escucha cuando hablo-se quejó Remus meneando la cabeza.-¿Lo tienes? ¿Podemos irnos ya?

-Como ordenes, hermano. Vámonos de acá-dijo, y todos reemprendieron el camino hacia la Sala Común.

-Veamos como funciona esta belleza...-dijo Sirius mientras limpiaba el polvo que tenía un gran libro negro.

-Sirius no lo habras hasta que no sepamos bien como funci...-pero Remus interrumpió su oración al ver que Sirius abría el libro de sopetón. Una ráfaga de viento salió disparada del libro. Los pergaminos y libros comenzaron a volar por todas partes. Los Merodeadores tuvieron que sujetarse a sillones, mesas, y otras cosas para no salir también volando.

-Canuto... cierra... el... libro!-le gritó James, mientras hacía fuerza por sostenerse de la mesa. Black obedeció y cerró el libro con mucha dificultad. El viento se detuvo.

-¡Lo sabía! ¡Tendríamos que haber escuchado a Remus! ¡Ahora como explicaremos esto!-comenzó a gritar Peter, mirando a su alrededor. La Sala Común estaba hecha un desastre.-Todo esto es tu culpa Sirius!-le gritó.

El muchacho de ojos azules y pelo negro se puso de pie, con aire ofendido. Una música pareció salir de las paredes. (N/A: es la canción "Inevitable" de Shakira).

-Si es cuestión de confesar

No se preparar café ni entiendo de futbol.

Creo que alguna vez fui infiel,

Puedo amar hasta el parqués

Y jamás usó reloj.

Si es cuestión de confesar,

Nunca duermo antes de diez

Ni me baño los domingos.

La verdad es que también

Lloro una vez al mes

Sobre todo cuando hay frío.

Conmigo nada es fácil,

Ya debes saber...

Me conoces bien

Y el cielo esta cansado ya de ver la lluvia caer

Y cada día que pasa es uno mas parecido ayer

No encuentro forma alguna de calmarme porque

Causar problemas es... inevitable -Sirius se llevó una mano a la boca al darse cuenta que estaba cantando!

-Sirius... no sabía que te gustaba tanto Shakira! ^_^-le dijo en tono sarcástico James, mientras contenía la risa.

-Algo anda mal...-dedujo Remus.

-¡No me digas!-habló irónicamente Sirius.-¡Claro que algo anda mal! Yo nunca canto, y menos Shakira!-

-Ya, relájate. Tampoco es tan terrible, compañero. Cantaste una cnación,t e querías desahogar, y te entendemos.-habló James, en dirección a Black, luego girando hacia un muchacho de pelo claro y ojos grises, prosuguió-En cuanto a ti, Remus, no le sigas la corriente, nada anda mal con él.

-Es la edad. A los dieciséis años, todos cantan canciones-trató de buscar una lógica Colagusano.

-¿Y por qué no t escucho cantar a ti, Peter?-gruñó Black.

-Porque nunca estas en las duchas mientras él se está bañando.-habló James entre risas.-Vamos a dormir de una vez. Nada grave pasa aquí, ¿de acuerdo?

Y diciendo esto, se dirigió hacia las escaleras que llevaban a los dormitorios, tarareando la canción que minutos antes, Sirius había estado cantando. Tras él, marcharon los otros tres Merodeadores, también cansados.

James fue el primero en despertar la mañana siguiente. Se visitó rápidamente, y mirando el reloj que tenía sobre la mesa de luz, comprobó que todavía era temprano para ir a desayunar, por se un Sábado. Bajó de todos modos a la sala común, y no se sorprendió en absoluto de encontrarla en un perfecto estado. Los elfos domésticos habían estado arreglando todo. Mirando la sala común notó que había una pelirroja sentada en un sillón, con la mirada perdida en el fuego de la chimenea.

-¿Lily?-preguntó dudoso. La chica giró para mirarlo con sus bellísimos ojos verdes.

-¿Potter? ¿Madrugas?-se burló al ver que James estaba despierto tan temprano.

-Algunas veces-confesó él, mientras caminaba hacia ella, y se sentaba en un sillón cercano.

-¿Dónde está?-preguntó Lily, mirando en todas direcciones, como buscando algo.

-¿Qué? ¿Quién?-

-Black-

-Durmiendo-

-Ustedes nunca se separan-

-Tampoco estamos pegados.-

Ella no respondió. Tan solo volvió a mirar el fuego, crepitando. Se veía triste.

-¿Te sientes bien?-le preguntó Potter. Ella pareció asombrarse ante la pregunta.

-¿Te interesa? Creí que me odiabas-le contestó ella, pero su tono parecía menos rudo que al principio.

-No te odio...-

-¿A no?

Nuevamente pareció que la música brotaba de las paredes de la Sala Común. (N/A: Esta canción es "Algo Contigo", y tiene varios autores.)

-¿Hace falta que te diga

que me muero por tener algo contigo?

¿Es que no te has dado cuenta

de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?

Ya no puedo acercarme a tu boca

Sin deseártela de una manera loca.

Necesito controlar tu vida.

Saber quien te besa

Y quien te abriga.

¿Hace falta que te diga

que me muero por tener algo contigo?

¿Es que no te has dado cuenta

de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?

Ya no puedo continuar espiando

Dia y noche, tu llegar adivinando.

Ya no se con que inocente excusa

Pasar por tu casa.

Ya me quedan tan pocos caminos,

Y aunque pueda parecerte un desatino

No quisiera yo morirme si tener

Algo contigo.-James terminó de cantar, completamente sorprendido de lo que acababa de hacer. ¡Se le había declarado a Lilian Evans mediante una canción! Eso debía de ser un sueño. Sintió que el color subía sus mejillas. Lily lo miraba, completamente sorprendida, sin palabras.-Tengo que irme-se apuró a decir James, y antes de escuchar una respuesta, salió de la Sala Común a las corridas. Caminó lo más rápido que las piernas le daban, casi corriendo, mientras pensaba y volvía a pensar. ¿Por qué diablos se le había declarado a Lily? ¿Y por qué lo había hecho cantando? Se detuvo en seco. Sabía la respuesta- ¡Ese maldito libro! Sirius... te voy a matar.