¡Saludos a todos y bienvenidos a esta gran historia cuyos primeros capítulos (4 hasta ahora) ya he terminado! Estamos en el primer arco de muchos otros. ¡Espero disfruten todos ustedes esta historia de aquí!

La razón de la clasificación es por el tema de la posibilidad de violencia explicita que puede surgir a lo largo de la historia y pues, posibles referencias a sexo y demás, por tal queda a discreción del lector arriesgarse a leer dichos elementos y esta autora se deslinda de cualquier responsabilidad si un menor de edad no-supervisado lee la historia. Lo siento, pero yo no tengo control de eso, no soy ustedes como para andar vigilando al crio, ni siquiera vivo en su casa o quiza siquiera en su misma ciudad o cuadra.

Como ultimo aviso, las actualizaciones no tendran una frecuencia extraña en aparecer (más que nada, asuntos personales)

Como de costumbre, salvo por los OC (Original Characters) todos los personajes pertenecen a su respectivo dueño. ¡Disfruten!

Prólogo

Arco 1: Los tres Enterial y El Demonio.

Insert Intro: Monody - The Fat Rat.

Déjenme contar la historia de un grupo único de elegidos provenientes de diferentes tiempos y dimensiones, si bien algunos venían del mismo universo, la historia de cada uno era diferente hasta cierto margen. Habían sido electos para cumplir con una misión compleja y peligrosa, no obstante aquel que era el enemigo con el cual estaban conectados había decidido comenzar la batalla con ellos antes de tiempo, obligando al destino a tomar medidas drásticas en orden de evitar muriesen antes de cumplir su cometido.

Y la historia del como todo ocurre, comienza como siempre, a través del líder del grupo, todo mediante...

Una tormentosa llegada.

Clampverse-Mundo: CCS. Fecha desconocida. Japón. 22:45.

Una figura se movía rápidamente esa noche entre las calles inglesas con extrema velocidad y desespero durante aquella tormenta intensa, su respiración era entrecortada y rápida y en su mirada y compostura se notaba el terror. A lo lejos un rugido siniestro surgió mientras aquella figura huía y se movía a gran velocidad hasta llegar a una intersección en donde se detuvo a jadear y voltear a los lados en búsqueda de una ruta.

De él no se notaba mucho más que el que llevaba encima un tipo de túnica de piel raída y destrozada, con su cabeza protegida por una vieja y arañada capucha del mismo color, llevaba en sus brazos un pequeño paquete de gran valor envuelto entre los retazos de una capa de color café que se movía levemente, lo que estaba ahí tenía vida y respiraba lento y tranquilo.

Finalmente notó en la cima de una colina y algo lejos del poblado en el que estaba una mansión que le era particularmente familiar por alguna razón, ahí sería seguro para lo que cargaba mientras que él podría alejar a lo que fuera que le perseguía de ahí. Inmediatamente se movió en aquella dirección mientras otro extraño rugido de lo que le perseguía resonaba entre los truenos indicando que se acercaba, el tiempo era corto. Con gran velocidad se movió hasta llegar ahí, agarro unas ramas que con una maniobra rápida y una extraña energía color azul hizo que se transformara en una cesta en la que colocó suavemente lo que cargaba.

— Por fin hemos llegado a un lugar donde estarás a salvo, desearía estar más tiempo contigo pequeño, pero es demasiado peligroso que permanezcas conmigo. Vivirás con el dueño de esta mansión y es posible que no volvamos a vernos — susurro el misterioso sujeto con tono entrecortado por las lágrimas y respiración mientras escribía con prisa una carta presurosa la cual colocó al lado del infante en la misma cesta —. Te deseo lo mejor, perdoname y mucha suerte, Wolfest.

Una vez concluyó lo dicho, aquel sujeto beso la frente del bebé en esa cesta contemplandolo con afecto genuino y entre lágrimas se levantó y golpeó tres veces la puerta y seguido de ello, otras tres veces más tras unos segundos hasta asegurar que el dueño escuchase que había alguien y procedió a irse presuroso de retorno a la intersección y sacudir sus brazos, de los cuales se notaba uno se encontraba en mal estado, atrayendo la atención de una horripilante criatura a lo lejos la cual se abalanzó a atacar mientras volvía a huír y aseguraba la criatura le siguiera, desapareciendo bajo la lluvia seguido por aquella criatura que parecía una extraña sombra y al poco el bebé comenzó a despertar.

En el interior de esa misma mansión, los dueños de la casa levantaron su mirar al escuchar que llamaban a la puerta, el mago Reed Clow, patriarca del hogar y sus dos fieles guardianes. El primero tenía la apariencia de un ángel de cabellos plateados y atuendos blancos con una gema azul en su pecho, Yue el guardián de la luna y el segundo, la pantera con armadura plateada con un par de gemas rojas Kerberos, guardián del sol, ambos compartiendo en su oreja izquierda una especie de zarcillo esperaron unos segundos hasta confirmar por la repetición que alguien estaba a la puerta, lo que hizo que se levantaran confundidos ya que no esperaban a nadie.

— ¿Quién podrá ser a estas horas sin avisar? — Preguntó el guardián de la luna con cierta incertidumbre, en especial por el hecho de que prácticamente estaban a cinco minutos para la media noche y con una gran tormenta encima.

— Será mejor asistir y observar quien requiere nuestra presencia. — Indicó el mago Clow, al tiempo que los dos guardianes se ponían en guardia por si resultaba ser alguna entidad peligrosa, pronto llegaron a la entrada y al abrir la puerta, no encontraron a nadie, lo que causó confusión y pensamientos de alguna broma, hasta que Kerberos, siguiendo un aroma, volteo hacia el suelo, identificando un objeto.

— Maestro, hay una cesta allí en el suelo — Indicó el guardián del sol, a lo que el mago Clow volteo a ver y alzó la cesta la cual tenía una extraña cobija café, durante ese procedimiento, escucho un llanto que causó alarma en los presentes, al quitar las cobijas, descubrió a un pequeño bebé de cabellos celestes, quien apenas se despertaba y lloraba por frío.

— Por los cielos, ¡pobre criatura! — exclamó el mago Clow, agarrando su abrigo para salidas, aventando a un costado el manto empapado que resonó con su característica onomatopeya al piso y envolviendo al bebé en la tela seca para poder entrar al lugar cálido mientras el guardián de la luna tomaba la cesta y la metía dentro de la mansión y el defensor del sol cerraba la puerta. Algunos minutos pasaron y Clow logró secar y calentar al pequeño bebé que finalmente había dejado de llorar y procedió a revisar la canasta y finalmente encontrar la nota.

Estimado señor o señora,

Me temo que no poseo tiempo suficiente dado a múltiples circunstancias que no puedo contar, a duras penas logré escapar con mi hermano mas mis enemigos me siguen de cerca y no puedo cuidarlo sin arriesgarme a que muera en el intento.

Pido por favor cuide de mi pobre hermano, puesto a que yo no podré ver por el dado a mis múltiples enemigos que ahora me están por atacar, su nombre es Wolfest Brownwolf, hijo de Shandu y Octubresa...

La carta seguía, más no se podía leer nada más puesto a que se encontraba mojada y manchada con sangre y tinta en la parte inferior, dando indicación que el que dejó a Wolfest estaba herido y su nota escrita con prisas y sin tiempo de secar, más pudo escapar con suficiente tiempo y distraer a su atacante con suficientes cosas como para poder llegar hasta allí y dejar al chico para después seguir huyendo, o al menos, eso es lo que supuso el mago Clow. Luego se haría caso de investigar al respecto con ayuda del Retorno, debía esperar a la luna llena para poder confirmar sus suposiciones y esa noche debería pedirle ayuda a todas las cartas para prever el futuro.

— ¿Ocurre algo, mi señor? — Preguntó Kerberos quien estaba sentado al lado del mago, quien durante un par de minutos guardó silencio al ver las profecías que el tiempo le dejó observar y el pasado reciente, que llenó de cierto temor y fuerte tristeza su corazón antes de responder con tono respetuoso.

— Parece que nos encomendaron el cuidar del pequeño Wolfest, si tenemos suerte algún día lograremos limpiar y restaurar la carta lo suficiente como para poder identificar que dice el resto de esta, más ahora tenemos otras cosas en las cuales centrarnos — señaló el mago Clow mientras Wolfest comenzaba a dormitar en los brazos de su nuevo guardián, quien suavemente lo aferró en brazos antes de obligarse a dejar la pena de lado —, bueno, lo mejor será subir y presentarle a Caroline al pequeño, se que ella también adorará tener un hermano menor.

De los dos guardianes una sonrisa surgió pese a la tristeza del saber, una nueva vida bajo sus techos a causa de un terrible precio, aquella noche pasó serena a través de las horas que se volvieron días y estas semanas y en tanto Clow y sus guardianes pasaron todo aquel tiempo cuidando del pequeño Wolfest quien cada día crecía sano y feliz ahora que había transcurrido medio año desde su llegada a la casa del mago Clow quien pasaba a veces algo de tiempo buscando limpiar la carta y poder conocer más de la historia de su protegido.

Él sabía que este iba a preguntarle y necesitaba ser capaz de explicar las cosas cuando llegase aquella pregunta referente a su llegada, no obstante también se preparaba para comenzar la educación que tendría el niño que era ahora su hijo adoptivo y el primer aprendiz que tomaba en más de cien años. De esos meses solo hubieron dos partes que para él habían sido una pesadilla, la primera y menos traumática fue el conseguir una nodriza que les ayudará a alimentarlo ¡Fue una gran sorpresa darse cuenta que solo contaba con dos meses de edad y ellos no poseer leche materna de ningún tipo!

Pero lo que si robó su sueño por semanas desde la primera noche, fueron las predicciones que no solo las cartas trajeron sino el mismo tiempo también y ahora era consciente de ello, sabía que era vital enseñarle exactamente todo lo que él conocía lo más rápido posible. Era necesario para que él pudiera enfrentar ese destino tan cruel y sabía que necesitaría ayuda para su educación; el mero recordatorio de lo que vió hacia que su estómago se encogiera y amenazara con devolver lo que había almorzado apenas hacía una hora.

Las tres de esa tarde habían sido marcada ya por el reloj de abuelo en la pared y el brujo se encontraba alimentando al pequeño Wolfest quien luchaba por manipular la cuchara, a veces ocasionando una ligera risa por parte de su mentor mientras sus dos guardianes ordenaban y acomodaban libros, pergaminos y otras cosas para cuando fuera tiempo de educar a Wolfest.

— Maestro, encontramos un gran montón de pergaminos y libros en blanco, también la tinta y plumas que las cartas escondieron hace un par de meses, ¿Donde las dejamos? — Preguntó Kerberos.

— Los libros, pergaminos y plumas guárdalas en una caja y de ahí a la alacena que está en la biblioteca, la tinta llévenla a mi estudio por favor.

—De acuerdo, maestro. — Afirmó Kerberos para auxiliar a colocar las cosas en donde se les había indicado y seguir acomodando los libros mientras Wolfest bostezaba cansado tras terminar de comer y no tardó mucho en ser levantado por Clow quien lo acomodo en sus brazos para poder arrullarlo, Wolfest mientras se acomodaba tranquilo y volvió a bostezar mientras chupaba su dedo comenzando a dormitar cuando pronto se escuchó la puerta de la casa ser golpeada por un invitado.

Yue, quien estaba en el estudio, corrió a atender inmediatamente y abrir la puerta al invitado, en la puerta un hechicero que cargaba un saco estaba presente, era un hombre cuya apariencia mostraba por encima de los cincuenta, sus cabellos negros comenzaban a volverse blancos tanto en cara como cabeza, llevaba una túnica gris oscura con detalles en plateado que mostraba las siluetas de unas sombras.

— Señor Ulrich, sea bienvenido. — Dictó observando al hechicero presente

— Se que no me esperabas, Yue, solo he venido para retornar unos libros prestados a tu maestro.

— Adelante, el Amo se encuentra en el comedor junto al joven Wolfest.

— Muchas gracias, Yue — respondió Ulrich en respuesta aunque algo curioso con aquello del niño mencionado, pronto avanzó hasta el comedor en donde notó a su viejo amigo terminando de limpiar papilla del rostro de un bebé el cual en esos instantes dormitaba en sus brazos — ¡Quien diría que tendrías otra vez tal honor, Clow! ¿Cuándo planeabas contarnos?

Su palabra sobresalto a Clow, quien volteó inmediatamente a su amistad antes de parpadear y recordar el porqué había venido este.

— Ah Ulrich pasa, perdón por no recibirte como se debiera pero me temo que me encuentro con las manos atadas en estos instantes. — Recibió Clow gentilmente mientras arropaba a su pequeño con suavidad mientras Ulrich se acercaba a ver más de cerca al pequeño.

— Tranquilo Clow, pero dime ¿Quién es esta pequeña criatura, mi amigo?

— Este pequeño niño es mi más reciente protegido, lo encontré hace unos meses atrás en el pórtico de mi morada durante la tormenta. Al parecer su familia sufrió por terribles sucesos y tuvieron que abandonarlo. Por fortuna cayó en nuestras manos donde estará a salvo y recibirá la mejor crianza y educación posible y estará preparado para sobrevivir cuando el tiempo en el que él esté por su cuenta.

— Comprendo bien, ¡ah! De haber yo sabido esto con anterioridad, hubiese traído algún buen juguete para el pequeño, más al no ser así, tendré que improvisar un poco, y bueno, se que aún no tiene edad, mas este va a ser mi regalo — sentenció mientras sacaba un violín —, seguramente Omega y el resto traerán algún otro instrumento u objeto para él cuando les informe y así al venir dentro de cuatro y medio años cuando nos reunamos de nuevo; Por cierto. ¿Cómo se llama?

— Wolfest, Wolfest Brownwolf Reed para darle seguridad de pertenencia.

— Wolfest — repitió Ulrich observando a su amigo estar incómodo y a su vez arrullar al niño en brazos, pronto movió con suavidad las sábanas que envolvían la cabeza del pequeño soñador y reveló el curioso cabello de este, dándole confirmación a posibles teorías que llenaron su mente ante el carácter del mago vidente —. Que nombre más interesante considerando sus detalles, me pregunto si tú y Alpha sabrán que pueda venir en su vida… Bueno, él está ya en manos seguras ¿Cómo se encuentra Caroline?

— Sin mejoras me temo, pero está en extremo feliz por Wolfest, y no se de Alpha, pero… bueno, eso es algo de lo que hablaremos otro día. pero te aseguro es serio. — Expresó Clow con gesto solemne antes de cambiar a otro tema.

Tras varios minutos terminó su diálogo y Ulrich le sonrió a Clow y se retiró para no ser inoportuno, de momento el poderoso hechicero Clow tenía las manos llenas con un pequeño tesoro que demandaría toda su atención, en particular por la especie a la que pertenecía. Tras salir de la residencia luego de dejar los libros en la mesa del estudio, sólo pudo detenerse y sonreír con calma y cierta tristeza, no era secreto para él, Alpha y Clawray lo que que en solo pocos años azotaría a su amigo aunque este intentaba esconderlo, era normal a nadie le gustaba el conocimiento referente a ese tipo de destinos.

Por ahora su mayor preocupación se centraba en que él al menos pasará sus últimos años de vida en paz y sabía que Wolfest se haría cargo de quitar mucho del dolor y estrés de encima del brujo, pero temía por el chico ya que era consciente de que los Enterial eran seres de afecto y en su más temprana infancia, la carencia de la familia podía ser perjudicial para ellos. Suspiró suavemente, iría planeando de una vez que hacer para ayudar al chico cuando lo peor llegara y después iban a discutir al respecto, por ahora debía atender otras cosas y tareas de importancia, Claktus y Rudolph habían llamado a los catorce líderes de los clanes mágicos para atender un asunto de extrema importancia y no podía darse el lujo de llegar tarde.

Insert Ending: One Dream - Anselm JAPAN