Los personajes de Saint Seiya no me pertenecen, son de Masami Kurumada.
Shura entró al cementerio, no había estado ahí desde que su madre muriera hace ya tres años. Caminó lentamente entre las tumbas, tenía un ramo de flores entre las manos; sus pasos cada vez se hacían más lentos conforme se acercaba al lugar, estaba un poco nervioso.
Se detuvo en una tumba que tenía dos pequeños leones en cada lado de la lápida; una media sonrisa apareció en sus labios. Apenas leyó la primera palabra de la lápida sintió como las lágrimas resbalaban por sus mejillas, el nombre de Aioria reposaba en letras doradas sobre el color blanco.
Los eventos de las semanas pasadas regresaron a su mente tan rápido que Shura sintió que vomitaría, al bajar la mirada vio un ramo de flores amarillas reposando en medio de los leones, Marín se le vino a la mente, pero también pensó en la posibilidad de que fuera Milo despidiéndose de su amigo.
Shura dejo sus flores a lado de las otras y se sentó frente a la tumba, tenía tantas cosas que decir, pero no sabía cómo empezar, miro la lápida de Aioria intentando saber que era lo que había pasado, se sentía confundido a pesar de que los recuerdos de ese día estaban grabados en su mente.
Analizando las cosas había tanto que aún no comprendía; el fallecimiento de Aioria sin duda fue un duro golpe para todos, la sensación de haber fallado aún seguía dentro de él y tal vez nunca se iría. Si bien era cierto que habían matado a Death Mask, a fin de cuentas ellos habían perdido más de lo que habían ganado. Con la muerte del italiano su imperio cayó drásticamente, en otro caso Afrodita se habría quedado a manejar los negocios de su amigo, pero en esos momentos solo Minos sabía lo que le había pasado a Afrodita; si era honesto habían matado a un hombre y dejado a una mujer viuda y un hijo sin padre, tal vez su plan no había sido pensado tan bien después de todo.
Estuvo más de un par de semanas en el hospital por lo que no pudo asistir al funeral o enterarse de lo que sucedía en el mundo fuera de las cuatro paredes de su habitación. Dormía casi todo el día ante la imposibilidad de poder levantarse; lo único que sabía era que Baian se encargó de todos los pendientes que, por obvias razones, él no pudo atender personalmente, y justamente el día que Shura sabía que Baian se encargaría de su asunto pendiente con Minos fue el día que apareció Shaka apuntándole con un arma. Probablemente lo que más se repetía en la mente de Shura era el que aun siguiera con vida; no cualquiera se daba el lujo de decir que Shaka le había perdonado la vida.
El recordar el momento en que Shaka le tapó la boca mientras le apuntaba con su arma provocaba que Shura comenzara a temblar; en especial si recordaba la plática que había sostenido con el asesino.
-Hola Shura- recordaba que le había dicho- me alegra saber que te recuperas rápido.
-Sha... Shaka... ¿qué haces...? -apenas había podido articular Shura después de que Shaka retirara su mano.
-Tienes una cuenta pendiente- dijo mientras bajaba el arma y caminaba hacia la ventana del cuarto- esperaba que fallecieras, aunque en la actualidad nadie muere por una simple herida en la pierna.
- ¿Cómo entraste? - Shura trataba de controlar su temblor en el cuerpo y voz.
-Vine a ver a mi amigo, estaba preocupado por él- Shaka miro la mesa que estaba frente a Shura, ahí descansaba un arreglo floral- eso es para ti.
-Escucha Shaka, tengo el dinero, es solo que...
-Lo sé -interrumpió- todos en las calles hablan sobre ese día. Es un poco difícil saber que es verdad y que no. Pensé que enviarías al chico que los ayudó con Saga y Kanon para pagar tus deudas, pero no lo hiciste; ahora ellos quieren su dinero... o tu cabeza.
-Si te soy honesto me olvidé completamente de ellos.
-Me di cuenta, pero me están pagando para matarte.
- ¿Y si yo te pago? -Shura se levantó levemente de la cama- te pagaré lo que ellos te daban, si quieres el doble, sabes que tengo dinero de sobra.
-No se trata de eso Shura.
-Entonces... -Shura cerró las manos ante la impotencia; un largo suspiro salió de sus labios, se había resignado- si vas a hacerlo, hazlo ahora.
-Si quisiera hacerlo ya estarías muerto- Shaka guardó su arma.
- ¿Qué haces aquí entonces? -los nervios de Shura no disminuyeron a pesar de haber escuchado que viviría.
-Primero tenía que recordarte el pago de tu deuda- el rubio se separó de la ventana- hay algo que necesito de ti... -miro al suelo pensando en que palabras usar- necesi...
El recuerdo de Shura fue cortado de golpe cuando sintió una mano en su hombro, al levantar su rostro vio a Aioros parado a un lado de él.
-Aioros...
-Shura, no esperaba verte aquí- Aioros se agachó para dejar su ramo de flores- le dejaste dos ramos a Aioria, que considerado.
-Solo deje uno, el otro supongo que es de Marín o Milo.
-Marín solo viene los viernes y hoy es martes; en cuanto a Milo hasta donde yo sabía iba a venir la próxima semana.
-Entonces debió ser otra persona- Shura se levantó del suelo y miró a Aioros- perdóname Aioros.
Aioros miró a Shura, era la décima vez que Shura, o incluso Milo o Camus, le pedía perdón por la muerte de Aioria. Sin pensarlo demasiado Aioros levantó su mano y la colocó en el hombro de Shura.
-No es tu culpa, además de que Aioria ya estaba grande y sabia las consecuencias de sus actos.
-Aun así- replicó Shura.
-Mejor dejemos eso- Aioros suspiró y miró la lápida de su hermano- debería de agradecerte por el apoyo que me darás en el caso de los gemelos.
-Es lo menos que puedo hacer- Shura sonrió.
-Podrías morir- Aioros se acercó a la tumba y acarició la lápida.
-Es lo menos que puedo hacer- repitió Shura mirando a su amigo- estuve pensando en que lo mejor será que nos demos prisa con esto. Ya pagué mis deudas con ellos e incluso ya enviaron a alguien para decirme que de nuevo soy bienvenido en sus fiestas y casinos.
-Es bueno saberlo... -Aioros despegó la vista de la lápida y miró a Shura- en ese caso es mejor que me acompañes a la central, para que conozcas a mis compañeros y aclaremos cual va a ser tu trabajo.
Shura asintió y acompañó en silencio a Aioros, a pesar de no estar completamente seguro de trabajar como informante de Aioros sabía que esa era la única forma que tenía para pagarle a Aioros el que él diera la cara por ellos para evitar que entraran a prisión, además de que aún se culpaba de la muerte de uno de sus mejores amigos.
Solo era un pago de deudas, o al menos eso se decía Shura.
Shura y Aioros salieron del cementerio, ninguno de los dos se dio cuenta de la persona que estaba recargada en un árbol del lugar y que en esos momentos los seguía con la mirada.
Una vez que ambos amigos salieron del lugar Shaka se separó del árbol. Estaba ahí desde la mañana; había visto a Shura llegar al cementerio y había decidido ocultarse para evitarle al pelinegro otro susto como el que le había provocado en el hospital. Caminó hacia la tumba de Aioria y una vez frente a ella sacó de su camisa una vieja foto.
-Como decía, antes de que nos interrumpieran- Shaka se agachó y acomodó la foto- esto te pertenece; después de todo quien tomó la foto fue Aioros así que es justo que tú la conserves. Siento mucho lo que pasó Aioria; y a pesar de eso quiero que sepas que cumpliré la promesa que te hice poco antes de que fallecieras.
Sin decir nada más, Shaka también caminó rumbo a la salida del cementerio, dejando tras sí una foto de él y Aioria en sus años de juventud, así como una promesa pendiente con quien consideraba su mejor amigo.
