MI ÚLTIMO APORTE DEL DÍA. Este es mi aporte con Ure que planeamos entre las dos bien random y espero que les guste, porqué de verdad nosotros nos divirtimos creando este universo.
Bien, como saben, esto es parte de la Higuel week y serán una serie de drabbles de estos dos niños dentro de este curioso universo.
¿Qué universo es? Pues nada más, ni menos de Hiro como un fanboy de la música de Miguel.
Aclaraciones: Universo alterno. Hiro como Fanboy, empleado de tía Cass, Miguel como músico. Mucho OOC y bastante comedia para reírnos de un Hiro enamorado de Miguel.
El contacto del café.
Hiro comenzaba a creer en los milagros inesperados. Dioses nórdicos, griegos, romanos, cristianos, lo que sea. A lo mejor existía algo llamado destino y no un conjunto de posibilidades hechas al azar o simplemente estaba de suerte para el día de hoy. Sin embargo, no se iba a cuestionar de ellos más.
No podían culparlo, definitivamente esta vez no podían culparlo.
¡Tenía que aprovechar el momento! No todos los días te volvías íntimamente cercano a tu cantante favorito, no todos los días tu ídolo te iba a visitar al café de tu tía dónde trabajabas, no todos los días compartías conversaciones de lo más pequeño que le haya pasado.
Ahora sabías por mano propia por conversaciones sociales que era lo que le sucedía y no por medio de sus entrevistas. Lo tenías de amigo en Facebook y no sólo seguías su página de Fanpage y de memes.
Podía venir a visitarte al trabajo cuándo salieras y dirigirse de nuevo a otro lugar. Para él eran citas y no le importaba la perspectiva de Miguel.
Porqué él te veía como amigo, y no como su loco fanático número uno que usaba hasta su marca de ropa interior.
Ni todos los posters escondidos bajo su cama, todos los discos comprados o los autógrafos de colección valían la pena. Ni siquiera la figura de Miguel en traje de Mariachi que le llevo su sueldo de dos semanas.
Porqué si, Hiro era fanático del artista mexicano del momento: Miguel Rivera.
A ojos de sus amigos, su tía y sus conocidos él era un Fanboy del moreno. El simplemente lo veía como un gusto un poco obsesivo.
Y no era un secreto que le gustaría mucho sacar a la luz, menos ahora que Miguel pensaba que era tan normal como cualquier otra persona de San Fransokyo y no un admirador que se peleaba por su mercancía en internet.
Los dos estaban apenas saliendo del café, abrigados hasta la raíz, escondiendo las manos en el abrigo y con café para cada parte.
—Hace un putero de frío —masculló el moreno, tratando de calentar sus manos al frotarlas entre sí —, ¿no lo crees?
—Em si...mucho frío —Hiro no le quería decir que ahora los grados bajo cero eran la menor de sus preocupaciones.
Bastaba con sólo echarle una mirada a Miguel para calentarte. Hiro estaba que no podía creer su suerte cuándo éste lo invitó por un café para ponerse al día. Seguramente si publicaba esto en el grupo de fans lo envidiarían.
Sí él quería seguir disfrutando de estos privilegios que le concedía la amistad con Miguel, el Rivera no debía saber que tanto lo idolatraba.
A veces se sentía tan mal aprovechar la genuina amistad que Miguel le ofrecía, y decía a veces porqué toda la moral lo mandaba al carajo cuándo podía apreciar momentos como éste.
—Lo bueno que tu tía nos vendió ésto.
—Sí, lo bueno, lo bueno.
A Hiro casi se le salió un grito de la emoción cuándo Miguel probó aquel café de la tía Cass. Toda la escena la grabó para él, para la posteridad y para sus noches de desvelos.
No pasó desapercibido muchas cosas en el Rivera como el moreno relamiendo los labios gustoso, algunas gotitas de café que quedaban impregnadas en su boca y su rostro de felicidad por el delicioso sabor.
Miguel se volteó a un todavía despabilado Hiro que se perdía en el cielo con nombre de Rivera.
Insistía, no podían juzgarlo, no todos los días ves a tu ídolo bebiendo café tan sexymente en tu presencia que se para hasta el corazón.
—Sabe muy bueno.
Hiro quiso decirle que no tan bueno como él.
Pero como todo buen fanático que no quería asustarlo, se contuvo caballerosamente. En cambio, soltó un comentario ponzoñoso para bajar sus propios humos de fanatismo.
—No debe ser tan bueno —encogió los hombros, metió sus manos en el abrigo para poder calentarlas. Se comenzaba a plantear la idea de comprar guantes otra vez.
—¿Eso crees?
Hiro asintió, mientras veía el vaho de Miguel bailar enfrente de él.
—Está muy bueno, ¿quieres un poco? —insistió Miguel, Hiro lo pensó, alejando el café humeante de él.
No era fanático del café, de hecho, de su empleo de la cafetería eran raras las ocasiones que solía consumir. Así que la idea de probar un café de Miguel no le pareció tan atractiva.
Estaba a punto de negarse amablemente a su pedido, pero, su mente prodigia lo cacheteó por una vez antes de que cometiera alguna idiotez.
—¡Espera! —le pidió, aunque Miguel no entendió que debía esperar aceptó.
Hiro empezó a procesar las posibilidades, las conexiones y todos los escenarios posibles de una manera tan rápida como cuándo calculaba los sueldos de sus semanas para comprar la mercancía de Miguel.
Miguel bebió de su café, sus labios tocaron el vaso, osea que le dio un beso. Ahora Miguel le estaba ofreciendo de beber de ese mismo envase.
Eso quería decir...Eso podía decir que...
ESTO ERA UN BESO INDIRECTO.
ESTABA TENIENDO LA POSIBILIDAD DE BESARSE CON MIGUEL.
Indirectamente, pero igual contaba.
—¿Vas a querer si o no? —preguntó Miguel, torciendo los labios al ver que Hiro todavía estaba como una especie de trance.
El cantante se comenzaba a preguntar si en verdad le gustaban las cosas dulces. Capaz y le desagradaban y solamente ingerían el café amargo como él. Con eso en mente, el Rivera hizo hacia atrás el termo de café, pero fue interceptado por un desesperado Hiro.
A Miguel eso lo dejó en órbita, Hiro simplemente lo soltó, sonriendo un poco nervioso y reprendiéndose de sus propios intentos desesperados.
Reacciona Hamada, sólo estás a punto de darte un beso indirecto con tu artista favorito.
Sí, sencillo. Muy sencillo la verdad.
No es como si ahora mismo si mente estuviera hecha vueltas con millones de Hiros incendiando todo a su paso porqué ya no sabía que más hacer a parte de aceptar este momento. Como decía Miguel, él debía vivir su momento.
Y su momento era aceptar su beso indirecto.
—¿Em...? ¿Vas a querer?
—¡Sí! —soltó en un grito, cacheteándose mentalmente por ésto, ya que Miguel todavía se confundió más.
—Va —y sin sospechar del teatro que se estaba encendiendo en el Hamada, se lo tendió.
Hiro tragó saliva, escuchando ángeles y gritos de victoria atrás de él. Juraba que después de ésto beber café ya no sería lo mismo. Quería saber cuántas fanáticas estaban teniendo la oportunidad de oro como él lo estaba haciendo.
Aún así, tenía su misma expresión indiferente hacia el vaso.
Porqué era una persona normal y no un fanático.
Hiro acercó los labios que tocan sutilmente la tapa de plástico y Hiro ya está emocionado internamente. Necesitará platicar esto en su blog o en su cuenta personal, lo que sea.
Aunque todavía tiene esa fachada neutral que ha estado fingiendo con Miguel, de que ahorita internamente está con los ojos brillante y que probablemente está a punto de explotar de la emoción.
Al final, se cumplió todo, dio un sorbo, y se lo regresó.
—¿Está bueno?
Hiro relamió hasta el último sabor que quedaba en sus labios.
—Demasiado.
Ah, nada mejor que el sabor del café, el azúcar y los labios de Miguel.
Demonios, de verdad Miguel no debía ser su grado de fanatismo con él.
Notas finales.
¡Gracias por leer hasta aquí! Espero que esta idea super loca que tengo con Ureshi les guste hahah xD
