Todos sabemos que en el mundo existen personas que merecen ser felices, por el simple hecho de que son buenas personas, son personas que con las que todo el mundo se sienten a gusto y en confianza. Charles Francis Xavier podría ser una de estas personas. Joven carismático y amable, buen estudiante de genética en la universidad y trabajador de "medio tiempo" en la cafetería de su hermana mayor.

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Pero siempre hay algo o alguien que impide o trunca el camino a esa felicidad, las situaciones no podrían ser las más esperadas o tal vez son de esas situaciones que nunca creíste que te pasarían a ti. Como lo que ahora le pasaba a Charles.

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— ¿Por qué haces esto, Sebastian?—. Es verdad que Sebastian Shaw siempre fue en bastardo en su juventud.

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—Agradece que no te estoy quitando la casa, Charles, porque si así fuera ahora mismo estarías durmiendo en la calle—. Pero Charles siempre creyó que desde que ellos se conocieron, el otro había cambiado, pensó que había dejado de lado ser tan… maldito. —Podrías hacerte a un lado, estorbas y tengo prisa. Le dije a Emma que se adelantara al aeropuerto—. Le dijo al castaño de manera fastidiada. Charles se hizo a un lado para que el otro sacara su ropa del armario.

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—P-pero… Sebastian, podríamos llegar a un acuerdo, no puedes quitarme toda la herencia de mis padres—. Trato de decir Charles con algo de enfado e indignación, pero era imposible dado que estaba a punto de llorar.

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—Pues que crees, mi amor—. Dijo lo último con malicia y hasta con burla, Sebastian se dio la vuelta encarando al más bajo, se acercó a Charles y le tomo fuertemente del mentón, esto causo que el castaño dejara salir un quejido de sus labios a causa del dolor. —Ya lo hice—. Le dijo en tono burlón mientras soltaba bruscamente al otro. —Confórmate con quedarte con la casa de tus padres—. Le sonríe mientras cierra su maleta. —Porque de querer hacerlo, te saco a patadas de aquí, y bien sabes que ni Raven ni tú, podrían hacer nada para evitarlo—. Sebastian se acercó una vez más a Charles le acaricio la mejilla mientras veía con total indiferencia como las lágrimas del castaño caían por sus mejillas. —Siempre te hice creer que lo nuestro terminaría con un "felices para siempre"—. Le dijo en tono inocente, pero no dejo de ser falso. —Y tú fuiste tan estúpido como para creer la mentira completa cada mañana después de la boda—. Charles ya no pudo aguantarlo más y se dejó caer de rodillas mientras dejaba salir las lágrimas de sus ojos, cubrió su rostro con sus manos. Shaw simplemente sonrió. —Adiós, mi amor—. Dijo el otro entre risas y burlas mientras salía de la casa, dejando a Charles llorando en la habitación.

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¿Cómo había podido ser tan estúpido? ¿Cómo es que había llegado a creer que alguien como Sebastian Shaw podría cambiar? ¿Por qué no había escuchado a Raven?

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De nada servía lamentarse ahora. Lo hecho, hecho estaba, y ya no podía hacer nada en contra del otro, simplemente lamentarse por su estupidez, aunque bien sabía que personas como Logan, Raven e incluso hasta Hank no dudarían en darle su merecido a Shaw, pero ¿Para qué?. El bastado ahora estaba camino a alguna isla tropical a lado de Emma Frost, su asistente, gastándose el dinero que sus padres le habían dejado. Además él no era la clase de persona que busca vengarse, por más que Sebastian se mereciera una buena golpiza, de nada serviría e incluso podría apostar a que él saldría peor, pues ni con su telepatía podía lograr entrar en la mente de Shaw.

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Pasó quien sabe cuánto tiempo lamentándose en el suelo de la habitación que antes compartía con su pareja, ahora lo único que salía de su boca eran simples sollozos, y en su mente no dejaba de repetirse lo imbécil que había sido en caer en la trampa de alguien como Sebastian. Dejo esos pensamientos de lado cuando su celular comenzó a vibrar, no tenía ganas de contestar, pero sabía que si era Raven quien lo llamaba, la mujer no dejaría de marcar hasta que este le contestara. Trato de controlarse para poder contestar y no preocupar a su hermana.

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—B-bueno—. Pero todo intento se vino abajo al escuchar la voz preocupada de Raven.

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—Charles, dime que estas bien—. Pidió la voz al otro lado de la línea, el castaño no pudo evitar soltar leves sollozos en la bocina de su celular. — ¿Charles?—. Pregunto más preocupada la mujer.

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—Raven…soy un estúpido—. Le dijo el castaño mientras se llevaba una mano a los ojos para tratar de evitar seguir llorando. —Un completo estúpido—.

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—Vamos, Lehnsherr—. Un rubio con extraños dientes sobrehumanos daba unas palmadas amistosas en el hombro de su amigo. — Anímate y toma otra cerveza, el que estés de amargado este rato no hará que ella vuelva—. Era evidente que Víctor estaba más que pasado de copas. Erik simplemente frunció el ceño y aparto bruscamente la mano de su amigo.

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—Cállate, idiota—. Contesto de manera molesta para después darle otro trago a su cerveza. —Nadie te pidió tu opinión—. El rubio hizo un sonido extraño con su boca.

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—No es necesario que la pidas, pero era más que obvio que te la daría—. Le dijo el otro con una sonrisa estúpida, a causa del exceso de Alcohol en su interior. —Yo te advertí que era mujer no era para ti, por el simple hecho de no ser una mutante—. Erik gruño molesto. —Además, aquí entre nos…—. Víctor acerco a Erik a la fuerza a él, pues parecía que quería decirle algo sumamente importante y parcia ser un secreto. —…te van más "los" mutantes—. Erik se alejó del otro con un claro gesto de indignación en su rostro.

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— ¡Imbécil!—. Le grito furioso. — ¡Yo no soy…!—. Callo de pronto, a pesar de que había estado bebiendo desde hacía como unas tres horas, aún estaba consiente de en donde se encontraba, por lo cual tomo a Víctor de la camisa y lo acerco lo suficiente para murmurarle entre dientes. —Yo no soy gay—. Dicho esto lo soltó bruscamente, el rubio cayo tambaleándose un poco sobre su asiento y después miro fijamente a Erik.

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—Eso crees tú, jeje—. Lehnsherr se llevó la mano a la frente, era más que obvio que Víctor ya no estaba consciente de lo que decía. —Pero es que… no hay otra explicación, podrás tener a muchas mujeres, pero estas no te duran—. Le dijo el otro bastante seguro, hizo cuentas con los dedos y después miro a su amigo que aún lo estaba fulminando con la mirada. —Hasta ahora has tenido más de diez relaciones y siempre terminan dejándote. Las mujeres no son lo tuyo, mi amigo—.

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—Cierra la boca, Creed—. Erik bastante molesto, tomo su chaqueta, pago sus cervezas y salió del bar, un par de minutos después Víctor le dio alcance en una esquina.

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—Vamos Erik, no te enfades—. Le dijo Víctor mientras se colgaba de los hombros de su amigo, Erik solo gruño molesto tratando de quitarse al otro de encima.

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— ¿Qué no me enfade?—. Pregunto con indignación. —Bastardo, como quieres que no me enfade cuando dudas de mi heterosexualidad—. Víctor parpadeo un par de veces antes de contestar.

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—Yo no dudo de tu heterosexualidad, solo digo que si buscas una relación duradera no hagas siempre lo mismo—. Le dijo Creed con toda calma. —Busca algo diferente… un mutante tal vez ayude—.

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—Y sigues con lo mismo—. Le dijo Lehnsherr bastante molesto. —Escucha bien, Víctor, yo NUNCA en mi vida, saldré con "un" mutante—. Dicho esto Erik le dio la espalda a su amigo y siguió su camino murmurando cosas que bien podrían decirse que eran un montón de groserías dirigidas a Creed. Víctor simplemente sonrió.

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—Nunca digas nunca—.

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