mi más reciente fic, les advierto, no esperen mucho, no estoy muy inspirada, pero es muy a mi estilo familiero y cómico.
solo aclaro que ZIM, DIB, SKOODGE, GAZ, MEMBRANA, IRKENS Y TODOS LOS PERSONAJES ORIGINALES DE LA SERIE SON PROPIEDAD DE JHONEN VAZQUEZ Y NICKELODEON
NIZ, VIVIAN, ZID Y DIX SON PROPIEDAD DE ELDAR LISSEN... LISWEN.. (ah, de Misuzu-chan) nunca me pego el nombre!
EL NIÑO PERDIDO.
Dib corría tanto como sus piernas se lo permitían, llevando a su hijo Niz de cuatro años tomado fuertemente de la mano forzándolo a correr a su ritmo. Miraba a Zim enfrente, con Vivian de cuatro años y Zid de tres en sus brazos. El pequeño Zid no había ido a la guardería ese día, pues su salud estaba algo frágil últimamente, y se había quedado en casa, pero el pequeño Dix, de tan solo un año, había asistido a la guardería. Sentía un nudo en la garganta, recordando que le dijo a Zim que Dix también se quedara, ya que él se quedaría para cuidar a Zid, pero Zim insistió, diciendo que Dix disfrutaba ir con las cuidadoras de la guardería, además, no quería que se contagiara del fuerte resfrío de Zid.
Cuando el ataque comenzó, estaban cerca del jardín de niños de la resistencia, era más que nada una formalidad, para entretener a los pequeños mientras sus padres luchaban contra la invasión irken que tenía asolado al planeta. Eran una sociedad muy secreta, se suponía que nadie sabía su ubicación, pero al parecer alguien les había traicionado, y el primer lugar donde habían atacado los soldados irken había sido la guardería, con todos los bebés y niños menores de cuatro años.
Dix supo que debían tomar una nave, y salir de ahí a toda prisa, ya que el planeta estaba a punto de ser destruido, ahora tenían otro problema que enfrentar, los bombardeos habían removido la corteza del planeta, provocando que monstruosas criaturas gigantescas que vivían en el centro del planeta, salieran de su guarida atacando a todos en la superficie del mismo, tanto nativos de Vectra 7 como los refugiados como Dib y su familia, y también a los irkens, que no esperaban un ataque de dichas criaturas y no estaban preparados.
Dib se detuvo en seco al ver el edificio que se usaba como guardería totalmente destruido. Había fuego y humo saliendo de muchos lugares; Zim depositó a sus dos pequeños en el suelo y les dijo que fueran con su padre Dib. Dib se acercó un poco más, intentando seguir a Zim, pero Zim notó que era peligroso.
-Quédate ahí con… con los smeets, Dib-bestia… no te acerques más, y… y no los dejes solos… yo,…-
Dib no recordaba ver así a Zim nunca, el invasor temblaba viendo el desastre, parecía debatirse en una lucha interna entre avanzar velozmente y quedarse donde estaba para no enfrentar lo que había enfrente. Caminó entre escombros, hasta que notó algo familiar. Una pequeña cobija de color azul manchada de sangre y quemada hasta la mitad. Pero en una orilla se apreciaba todavía un nombre: "Dix".
-Na' meko… Dix te'pai smeet…- murmuró el irken, mientras las fuerzas lo abandonaban y caía de rodillas en las ruinas del edificio.
-Papi-Dib, ¿qué le pasa a papi-Zim? – dijo Niz consternado.
-Papi-Dib, tengo miedo…- dijo Vivian aferrándose a su pierna temblando.
Dib reaccionó, el planeta estaba sucumbiendo, había fuego y sonido de metrallas por todas partes, unido al sonido de gritos y lamentos de personas por todos lados, aunado al rugido de las bestias que emergían del centro del planeta. Definitivamente no era seguro estar ahí.
-Niz, toma de la mano a tus hermanos y quédate aquí – Ordenó Dib.
-Pero papá… - dijo el niño, temeroso de que lo dejaran solo.
-Obedece, ya regreso – ordenó Dib. Niz se quedó parado en su lugar, sujetando a sus hermanos de las manos.
-Zim… Zim, amor, debemos irnos ya – Dib puso su mano sobre el hombro de Zim, Zim ni siquiera lo miró, solo sollozaba apretando la cobija con la mano.
-Mi smeet,… mi pequeño smeet está… no puedo dejarlo…- dijo Zim en voz apenas audible.
-Él ya no está aquí, cielo, pero te quedan tres smeets, no… no quieres perderlos también… Vámonos ahora, Zim-
Dib sujetó con fuerza a Zim, obligándolo a verlo. Zim parecía tan frágil e indefenso en ese momento, no parecía el mismo, definitivamente.
Una detonación los hizo salir de sus pensamientos, luego Vivian soltó a Niz y corrió con su padre Zim.
-¡Papi-Zim, tengo mucho miedo!- gimió la niña.
Zim pareció reaccionar, tomó a la niña en sus brazos y avanzó para tomar a Zid, que estaba de pie junto a Niz, quien fue tomado con fuerza en los brazos de Dib. Zim dio una última mirada a los escombros y salió junto con su familia con un temblor en el labio, donde evitaba a toda costa llorar enfrente de sus hijos. Cuando llegaron a su casa, abordaron su crucero Voot, el cual habían modificado y hecho más grande, y partieron de ahí. Una vez en el aire, Dib acomodó a los niños en una parte que habían agregado y habilitado para usar como habitación para los pequeños. Sintió un nudo apretado al notar la pequeña cuna adaptada para Dix.
Dib puso a los tres niños en el corralito, pero inmediatamente escuchó a Zid toser y vio que estaba bastante decaído, así que mejor lo acomodó en una de las camitas, casi de inmediato, el niño se quedó dormido.
Dib salió y caminó a la cabina de control del voot, donde encontró a Zim tripulando. En cuanto llegó, Dib puso el piloto automático, luego le quitó a Zim el pak, pues sabía que ese dispositivo no le dejaba expresar sus emociones, y Zim necesitaba desahogarse.
En cuanto se lo quitó, Zim comenzó a llorar en silencio, y Dib lo abrazó con fuerza.
Horas antes, un grupo de soldados entró en la guardería de Vectra 7, y amenazaron a las cuidadoras, que retrocedían asustadas.
-Cuales son los hijos del traidor irken, díganme o todos los mocosos morirán.-gruñó el lider de escuadrón, el comandante Tragg, mientras las mujeres Vectrianas retrocedían asustadas.
-No… no vinieron hoy, están enfermos – dijo la directora de la guardería, una mujer bajita llamada Gem, pero el furioso irken le apuntó en la cara con su arma.
-Si me estás mintiendo, morirás – dijo amenazante, pero la mujer sacó un documento de un cajón, donde decía que Zid Membrana no asistiría por tener una fuerte infección de vias respiratorias y se lo mostró al lider de escuadrón.
-Y el otro niño? –gruñó el irken de nuevo.
-Tampoco vino, no,… no trajeron a ninguno – mintió Gem en un intento desesperado de salvar al pequeño.
-Si me estás mintiendo, será el último día de tu vida – dijo el irken entornando los ojos.
-Mi comandante, - dijo un soldado de ojos azul fuerte con un dispositivo, con el cual punzaba a todos los niños ignorando sus gritos de dolor, hasta llegar a uno de cabello negro.- este infante tiene sangre irken.-
El comandante se acercó y leyó el nombre escrito en la cobilla del niño: "Dix".
-Así que,… según nuestras fuentes de información, uno de los bastardos del traidor se llama Zid, y otro,… ¿No se llama acaso Dix? –dijo lanzando la cobijita a la mujer, la cual la extendió mirándola, y luego la apretó contra su pecho. Gem miró temblando al comandante.
-No le hagan daño, por favor – dijo casi sin esperanza de que el soldado de corazón frío la escuchara – es solo un bebé-
Tragg levantó su arma y le disparó sin piedad. Gem estaba muerta antes de caer al suelo y empapar la cobija de Dix con su sangre.
Tragg levantó la cobija y se acercó a la cuna del niño, que estaba totalmente en shock, asustado, igual que los demás pequeños.
-Tráiganlo – ordenó mientras uno de los soldados tomaba al pequeño niño en brazos – y quemen este lugar –
Los soldados obedecieron, ignorando los gritos angustiosos de las mujeres y los niños pequeños.
El soldado que había tomado al pequeño Dix quedó algo atrás, y miró el lugar en llamas, y justo antes de que abordaran la nave, vio a un grupo de hombres de la resistencia llegar para apagar el incendio y sacar a los niños y cuidadoras de la guardería. Los demás soldados no los vieron, ni los vectrianos los vieron a ellos, de haberlo hecho, se hubieran enfrascado en una terrible batalla, así que el soldado bajito no dijo nada.
-Soldado Skoodge, dese prisa – gruñó el comandante al mando.
-Si, comandante, solo… solo me aseguraba que nadie saliera con vida, señor – mintió el irken.
-¿Y así fue? –preguntó Tragg.
-Si, señor, todo está en llamas y nadie ha salido.-
-Bien, lleva a este mocoso al calabozo, y lo mataremos enfrente de Zim, así verá lo que pasa cuando traicionas al imperio.- dijo con malicia el comandante.
Skoodge obedeció. El estaba muy resentido con el imperio, después de todo lo que le habían hecho pasar, sus logros, habían sido ignorados, con tal de mantener la reputación de que solo los irken de mayor altura eran importantes.
Y por otro lado, apreciaba a Zim, pero si no obedecía al comandante Tragg, sería acusado de traición y de insubordinación, sería condenado a una muerte espantosa.
Estaba pensando en esto, cuando sintió una pequeñita mano acariciando su mejilla, Skoodge sonrió, incluso cuando el pequeño sujetó su antena y jaló de ella, riéndose de la cara de dolor que provocó en el irken.
-Papi-Zim- dijo con mucha dificultad el pequeñito.
Skoodge notó que lo confundía con su padre, tal vez porque ambos irken tenían los ojos de color rojo, y el niño no había notado rasgos diferentes en ambos.
No podía, no podía llevar a ese niño a una muerte segura solo para hacer sufrir a Zim. Era una de las muchas cosas en las que no estaba de acuerdo con el imperio. Pensó que toda su vida había acatado órdenes, obedecido a los que eran más altos que él, y soportado humillaciones de gente con mayor puesto solo por tener un par de centímetros más, aunque con menos cerebro.
En un momento de decisión, tomó al pequeño y subió a su voot, saliendo por una compuerta. Cuando en el interior de la nave notaron que había despegado sin autorización, le llamaron, pero no respondió. Alguien fue al calabozo y descubrió que Dix no estaba, y comenzaron a atar cabos, y dispararon a Skoodge, pero el irken no por nada era uno de los mejores invasores, aunque no fuera reconocido, esquivó magistralmente los ataques, y pudo huir, ahora, solo tenía un objetivo: regresar a Dix con su familia.
Skoodge pensó regresar a Vectra 7, pero notó que en la base de datos de la armada mencionaban haber hecho estallar el planeta, al no ser de utilidad para el imperio, y entonces pensó que los padres del pequeño habrían muerto en él. No podía contactar a Zim, su pak se habia desactivado de la computadora central hace muchísimo tiempo, y él estaba tratando de hacer lo mismo, pero ahora sería un fugitivo más del imperio, y ese niño corría peligro quedándose a su lado. Además, era terrícola, ellos eran demasiado frágiles, no se adaptaban fácilmente a cualquier planeta, y entonces pensó:
¿Cuál era el planeta que menos le interesaba al imperio?
El mismo planeta donde había otros seres de la misma especie que ese niño: La Tierra.
La pareja de Zim, ese humano Dib, venía de ese lugar. Nunca supo porqué lo abandonó para seguir a Zim, no era tan mal planeta. La Tierra era el único lugar donde pensó podía vivir el pequeño sin problemas, así que fijó curso a ese planeta.
Gazlene Membrana sacaba la basura esa noche y se quedó mirando el firmamento. Las estrellas relumbraban esa noche. Sin poder evitarlo, recordó a su hermano mayor. A Dib le encantaba ver las estrellas e imaginar qué había más allá. Y ella disfrutaba burlándose de él. ¡Dios santo, como lo extrañaba!
Se quitó furiosa una lágrima. Había jurado que no lloraría más.
Su hermano se había ido hacía cinco años con Zim, después de un pleito con su padre.
= FLASH BACK=
Ella vio como su padre golpeó a su hermano de tan solo dieciséis años con furia excesiva, después de una acalorada charla, donde el profesor reprochaba a Dib que estuviera tan loco, tan obsesionado con la ciencia paranormal. Era curioso como su padre toleró todo eso por tantos años, pero lo que le hizo estallar, fue la otra revelación de su hijo: cuando Dib le confesó a su padre que era homosexual y que se iría con Zim.
-¡Aparte de loco, eres un marica, Dib! – le gritó Membrana padre a su hijo – eso no lo voy a permitir – ya soy la burla de la comunidad científica, al tener un hijo loco, ahora será peor cuando sepan que mi hijo es un maldito gay.-
-Nunca te hemos importado, y sabes qué? No me importa lo que digas, me voy con Zim y no vas a evitarlo – le gritó su hermano-
Pero su padre se le fue encima y lo golpeó con fuerza en el estómago, la espalda y el rostro. Dib intentó defenderse, pero era demasiado delgado y su padre aún se imponía ante su hijo. El profesor llevó a rastras a Dib a su cuarto y lo encerró, para luego llamar por teléfono con personas de la casa de locos para chicos. Gaz escuchaba todo asustada.
El profesor le dijo a su contacto que Dib estaba peor que nunca, que ahora decía amar a ese chico que acusaba de ser alien, y que había llegado golpeado, al parecer de un pleito callejero, y que había intentado golpearlo a él. Y avisó que su hijo intentaría acusarlo de haber sido él quien lo había golpeado. Al parecer habían llegado a un arreglo, pues el profesor finalmente dijo que esperaría a que llegaran por Dib y colgó.
Gaz sabía que nunca había sido una buena hermana con Dib. Y sabía que de hecho, ella le había hecho cosas peores a su hermano. Pero por alguna razón, no podía dejar de sentirse terrible por él, ella solo tenía catorce años, y le dolía ver a su hermano así. A pesar de amar a su padre, Dib era alguien importante en su vida, era quien la cuidaba desde que tenía memoria, no es que no pudiera defenderse, pero Dib estaba con ella, a su lado, y siempre había demostrado ser un buen hermano, no como ella.
Sin pensarlo mucho, fue a la habitación de Dib, y abrió la puerta. Su hermano estaba en el baño de su recámara, con un paño frotaba las heridas provocadas por su padre, en un vano intento de calmar el dolor.
-¿Qué quieres? – le dijo de mal modo.
-Papá llamó a los de la casa de locos para chicos, - dijo ella inmutable.
-¿Por qué me lo dices? – Dib levantó la mirada para ver a su hermana un segundo.
-Porque… porque eres mi hermano y… No lo sé, solo vete, ¿Quieres? – dijo Gaz con un nudo en su garganta.
-Zim está preñado – dijo Dib sin emoción alguna.- Se que ambos somos hombres, pero el cuerpo de los irken es diferente y…-
-No me des más explicaciones o te haré sufrir – dijo Gaz, aunque en el fondo le emocionaba saber que sería tía. – Te estoy ayudando, con dos condiciones: uno, nunca le digas a papá que te ayudé y dos…- Gaz no pudo evitar quebrarse – nunca te olvides de mí, -
Dib se levantó y abrazó a Gaz, la chica se dejó abrazar unos segundos, pero luego empujó con violencia a su hermano.
-Oye, si me vuelves a tocar, lo lamentarás, ahora vete con tu novio para que terminen de construir su nidito de amor –la última parte la chica la había dicho con sarcasmo.
Dib se rio y salió por la ventana.
Fue la última vez que lo vio.
= FIN DEL FLASH BACK=
Su padre jamás perdonó a su hermano, y Gaz estaba segura de que también en cierta forma, la odiaba a ella, pues su actitud cambió, y después de eso, no lo volvió a ver mas que en una ocasión más, en una de las farsas que llamaba "cena familiar", que fue poco menos de un año antes del accidente en el laboratorio donde su padre y sus ayudantes murieron, así que Gaz quedó sola cuando apenas tenía dieciséis años.
Ahora tenía diecinueve, estudiaba medicina y era un trabajo absorbente. Recibía una muy buena pensión por su padre, pero estaba sola.
Miró una estrella fugaz, y sonrió divertida ante lo que se le ocurrió.
Cuando eran muy pequeños y su madre acababa de morir, su hermano le había dicho que las estrellas fugaces concedían deseos. Ella dejó de creer en eso cuando les pidió de corazón que su madre regresara, pero, al no hacerlo, golpeó a Dib por haberle mentido.
Pero esa noche, decidió hacer una excepción, deseó de corazón tener otra oportunidad con Dib, demostrarle que podía ser una buena hermana, demostrarle que lo quería, y que le había hecho mucha falta.
Estaba pensando seriamente en la falta de lógica de su actitud, cuando escuchó un ruido en un arbusto cercano. Lanzó la bolsa con basura y miró en dirección al sonido, dispuesta a enfrentar lo que estuviera ahí.
Cuando se acercó pudo ver que se trataba de alguien parecido en cierto modo a Zim… pero este era muy diferente. Iba a lanzarse contra ese alien cuanto notó un bultito en sus brazos, en un principio pensó que sería un arma, o uno de esos estúpidos robots ayudantes, pero cuando el irken se acercó, notó que era un bebé de un año, con cabello negro igual al de su hermano. Gaz se quedó quieta unos momentos, sin saber qué hacer.
-Humana, - dijo Skoodge tembloroso, estaba cansado, no se había recargado por estar huyendo, pero al fin estaba en la tierra, en el lugar que recordaba vivía el esposo de Zim, - él es Dix, este niño, es hijo de tu hermano y Zim, te lo he traído porque se que entre ustedes cuidan a los que comparten lazos sanguíneos, y esta larva-humana necesita que lo cuiden, pues es muy joven para sobrevivir solo –
Gaz escuchó al irken tratando de comprender lo que decía.
-Un momento, dejame ver si entendí, es hijo de mi hermano, pero, ¿y mi hermano y Zim dónde están? ¿por qué no se hacen cargo ellos de su hijo?-
-la familia de este niño ha muerto, no tiene a nadie, por eso lo traje a La Tierra, pensando que si tu no lo quieres cuidar, tal vez puedas encontrar a otra humana que quiera hacerse cargo de él – dijo Skoodge en tono casual, mirando al niño que le sonreía y le acariciaba el rostro.
Gaz reprimió un sollozo, y luego vio al niño. Era el vivo retrato de su hermano mayor, y Gaz acarició el rostro del pequeño, que retiró la mano de la chica molesto.
-¿Mi hermano murió? – dijo Gaz con lágrimas en sus ojos.
-Me temo que sí, humana, al igual que Zim y sus otros hijos – dijo Skoodge dejando al niño en brazos de Gaz.
Gaz miró al niño a los ojos, y el pequeño le sonrió. Era adorable, tan pequeño y frágil. Así que era el único que quedaba, pensó que su deseo a la estrella fugaz de cierta forma se estaba cumpliendo, luego reaccionó en el irken, y levantó la vista para decir algo, pero Skoodge ya no estaba.
Gaz entró en la casa con el pequeño, mirándolo con ternura, pensando que después de todo, ya no estaría tan sola.
Continuará…
GRACIAS POR LEER.!
