Disclaimer: De momento, no soy un hombre. Y menos Patrick Rothfuss. Todo es suyo.
Atención: Spoilers de El temor de un hombre sabio.
Fela nunca había pensado en Simmon de esa manera. Es más, no había pensado en Simmon. Podía parecer cruel, pero era la verdad.
Pero cuando lo escuchó recitar una poesía improvisada así como así, lo miro (Lo vio) de verdad por primera vez.
Simmon. Sim. De pelo rubio rojizo que caía sobre sus ojos brillantes. De piel pálida y cuatro pecas en la nariz. De espaldas anchas y nuez marcada. De rasgos duros pero sonrisa traviesa y desenfadada.
Sim, que recita poesía en víntico éldico.
Si tenemos que ser fieles a la verdad, Fela no recibió una descarga eléctrica que le indicó que ahí estaba el hombre de su vida, ni siquiera notó una sacudida en el corazón, como se supone que pasa en los libros de portada rosa. No.
Fela sólo se limitó a pensar que hasta ese momento no había mirado (visto) bien a Sim. (La sonrisa de Kvothe esperaba. Las comisuras de sus labios se levantaban imperceptiblemente) Parpadeó un par de veces y volvió a fijar la vista en el libro que tenía en las manos.
Sim ni siquiera se dio cuenta.
De que toda su vida estaba a punto de cambiar.
Fela tampoco.
