– Maldición – Fue lo que dije cuando me entregaron la notificación sobre que mi solicitud para cambiarme de grupo fue negada.

– Oye, Lovino – Me llamó el estúpido y alegre "héroe" de la escuela – ¿Qué es ese papel? –

– Nada que podría importarte, Alfred – Le respondí secamente al rubio mientras hacia bolita el papel y lo arrojaba al bote de basura más cercano, para después dar unos pasos a la salida.

– Ah.. ¡Espera, Lovino! – Me detuve en seco – Etto.. ¿como decirlo? – Trataba de buscar las palabras correctas mientras se rascaba la nuca y sonreía con un poco de nervios. Se veía como un completo idiota.

– Solo dílo, idiota – Traté de mantener la calma, pues todos los idiotas del colegio me ponían de mal humor con tan sólo verlos. Eran tan irritantes cuando se hacían los amables o ese tipo de estupideces.

– Bien.. La verdad es que unos amigos y yo iremos al cine, y estaba pensando en si querrías ir con nosotros. ¡Por supuesto que yo cubriré todos los gastos! – Ese idiota parecía estar bastante alegre y conforme consigo mismo.

¿En verdad me quería invitar a mí, un anti-social, al cine con sus amigos? ¡No iba a tragarme esa historia tan tonta!.

Pensé en una manera de rechazar la propuesta para que no se atreva a volver a hablarme... aunque sus apuntes me ayudaban de vez en cuando y si me portaba muy grosero no me los volvería a prestar...

– No me gusta el cine – Le conteste. Aun así parecía como si no fuera a rendirse.

– ¿En serio? Entonces no hay remedio.. ¿Que te parece si todos vamos a tomar un café o a comer una hamburguesa? – Dijo con los ojos brillando al decir la palabra "hamburguesa" ¿Tanto le gustaban? Por eso esta gordo.

Suspire por lo bajo y volví a negarme, diciendole que no tenía ganas de comer. Me aleje de allí sin que el fuera a detenerme.

Caminaba lentamente, pues no tenia prisa en regresar a casa. Como sea, mi abuelo no me prestaría atención y Feliciano, mi hermano, estaría con sus amigos, Kiku y Ludwing... En cualquier caso, eso ya no importa, pues ya me iré de este lugar muy pronto.

Agache la cabeza y solo veía el suelo mientras caminaba. Pero, sin darme cuenta del porque, voltee hacia la puerta de entrada y vi a un tipo castaño que me observaba... creo que voltee por sentir su mirada... Sea como sea, se volteo avergonzado cuando lo vi.

Debo admitir que, aunque me pareció extraño y estúpido, me dio gracia que el muy idiota no haya pensado en que podría verlo.

No le presté mucha atención y seguí mi camino.

Mi casa quedaba como 1 kilometro a distancia de la escuela, para mi no era mucho y servía de distracción caminar, hací que nunca usé el transporte público.

Mientras caminaba me detuve en una tienda donde vendían unos bocadillos italianos que me encantaban. Tal vez, en mi horrible existencia, lo único que me gusta de ella son estos bocadillos. Compré un bizcocho y fui comiendolo en el camino. También le llevaba uno a mi abuelo y otro a Feliciano, si se daban cuenta que comí uno y no les di se molestarían... No me importaba mucho pero me estarían jodiendo todo el día, esto era mejor.

Volví a detenerme, pero esta vez en una banca, me senté en ella porque aun no quería llegar a casa.

Me pregunto que pasaría si hubiera aceptado la invitación del idiota de Alfred.

Me pregunto que amigos eran esos de los que hablaba.

Sobre todo, me pregunto si en verdad quería que los acompañara.

Tal vez perdió una apuesta, así que no debo pensar en como seria estar en el cine o comiendo con personas como él.

Y, ahora que lo pienso bien, ¿quien era ese idiota de la salida?

… Seguro no era nada importante. Puede ser que yo tuviera algo pegado en la espalda por parte de esos bastardos que se la viven molestando a todos.

Me levante del asiento y seguí mi camino. Al llegar a casa dejé los bizcochos que compré en la mesa junto con una nota que decía que se los había comprado para ellos.

Me fui directo a mi habitación y me recoste en la cama. Ni siquiera me di el lujo de quitarme el uniforme, sólo me acosté.

Saqué mi teléfono y mis audífonos, los conecte y me puse a escuchar musica. Son canciones que si alguien supiera que escucho me moriría de vergüenza en ese mismo instante... Eso estaría bien, porque no seria un suicidio después de todo...

En un abrir y cerrar de ojos, sobre todo cerrar, me quede dormido.

… … …

Estoy teniendo un sueño...

En el, estoy yo a punto de arrojarme al vacío... Maldición... Ahora no puedo saltar... Porque una fuerza me lo impedía... Esa fuerza eran 2 brazos que me rodeaban la cintura por detrás...

En ese momento desperté.

¿Que diablos fue eso?

Se suponía que de esa manera acabaría todo pero... ¿porque en este sueño me abrazaban por la espalda?...

Maldición... Acabo de sentir un increíble y fuerte ardor en mis mejillas... Llevé mi mano izquierda a mi mejilla y, efectivamente, tengo la cara ardiendo.

Me vi obligado a levantarme, quitar la música, que para mi sorpresa casi acababa la larga lista de reproducción, y fui directo al baño. Al llegar y verme en el espejo, me sentí avergonzado... mi cara entera estaba roja... ¡Jodido sueño! Seguro era por eso... Me lave la cara con agua fría, me seque, y volví a mi habitación. Para mi sorpresa, Feliciano estaba allí.

– Ciao, fratello – Me saludo amistosamente mi estúpido hermano menor.

– ¿Que quieres, estúpido hermano menor? –

– Vee~ Quería agradecerte por los bizcochos, por parte mía y del abuelo. ¡Estaban deliciosos! – Dijo feliz, para después abrazarme.

Maldición, no me gustan sus demostraciones de cariño... Me hacen pensar que no debo dejarlo sólo...

– Me alegro que te gusten, Feliciano – Dije mientras lo alejaba de mi. Volví a sentir mis mejillas arder, esta vez mas leve.

Al parecer, Feliciano lo notó y rió un poco. Se despidió y volví a acostarme en la cama. Esta vez solo me quede viendo hacia el techo, como esperando a que el día terminara.

Aun dudaba sobre si lo que iba a hacer era lo correcto. Para ser sincero, lo único, o el único que me preocupaba era Feliciano. ¿Que haría él sin su hermano? No me quiero hacer sentir especial, pero no es como si no supiera que es el único que me tiene cariño, somos hermanos mellizos, después de todo.

Aunque el era quien provocó este sentimiento en mí. Por llevarse toda la atención de todos desde que eramos pequeños. O era mi culpa por sentirme envidiado de mi hermano menor.

¿Porque sigo llendo a la escuela y no he cambiado mi estilo de vida, si pienso desaparecer dentro de poco?

Tal vez se deba a que, muy en el fondo de mi corazón, aun tengo la esperanza de arrepentirme.

Aunque lo veo imposible...

Pienso que, por mas que el tiempo transcurra, mis pensamientos no cambiaran.

Puse mi brazo sobre mi cara para que tapara la luz que aun llegaba desde la ventana y cerré los ojos, volviendo a quedar dormido...

Espero no tener otro sueño raro como el de hace rato… …