"Chocolatier" BillDip

Resumen: Dipper Pines es un joven patissier et chocolatier que intenta hacerse de un nombre en esa gran ciudad donde hay bastante competencia, él huye de un pasado tormentoso y espera iniciar nuevamente.

Bill Cipher es un hombre que tiene su rutina bien establecida, ir al trabajo y a casa, ocasionales salidas a alguna librería y de cuando en cuando se deja arrastrar a los bares por su mejor amigo. Hasta que una lluviosa mañana el destino o coincidencia hizo que entrara en aquel pequeño café/pastelería y un joven lo cautivaría junto con sus deliciosas creaciones reposteras. (Universo Alterno)

Disclaimer: Los derechos de los personajes de Gravity Falls pertenecen a Alex Hirsch y a Disney, yo los uso con el único fin de entrener y sin fines de lucro, los personajes que mencione y no aparezcan en la serie son de mi autoria (Salvo que los tome de otra serie :v como OTGW )

Género: Drama, BL

Clasificación: Mayores de 15 (Aunque es internet, y seguramente hay chicos menores de 15 posiblemente leyendo, sean discretos).

Advertencia: Amor entre chicos, corazones rotos, palabras feas que los niños no deben decir, alguna que otra falta de ortografía, sexo, mucho sexo gay y desenfrenado, bueno la verdad el sexo aún no es seguro, una mala redacción, posibles cambios de narrador y tiempos gramaticales, es un universo alterno y puede haber OoC.

Pareja Principal: Bill Cipher /Dipper Pines

Autora: Leani, o Dilea como gusten decirme

NOTA DE LA AUTORA: Bueno inicialmente este fanfic iba ser un Snarry, lo comencé a escribir cuando falleció Alan Rickman, pero como hace mucho no estoy en ese fandom no me inspiraba así que decidí hacerlo sobre mi nueva OTP, esta historia es un universo alterno sin nada nadita de cosas paranormales y sobrenaturales, hay un par de cosas que no entiendo de este fandom tras leer muchos fics con elementos en común pero son cosas que no vi en la serie, en las notas finales nos vemos, disfruten el primer capítulo.

"Un bombón de chocolate y el café de las tres"

~1~

Apenas eran las 5:00 am y el pequeño lugar estaba inundado de diversos olores, desde la delicada esencia de menta y vainilla, hasta el potente olor del café, pasando por las diversas combinaciones de fragancias que creaban algunos postres, el caramelo, las fresas, las nueces y avellanas, la mayoría de ellos combinados con el producto estrella del lugar: el chocolate.

En la cocina de aquel pequeño local que bullía de actividad, un joven solitario tarareaba la canción que sonaba en la radio, Disco girl, a la par que vigilaba el horno, la estufa y batía crema. En su rostro podía apreciarse que amaba lo que hacía, que estar entre hornos, ollas, empalagosos olores era su pasión.

A las 7:00 am en punto ya tenía todo listo, para abrir su pequeño negocio, una pequeña pastelería-cafetería que estaba ubicada casi en la principal zona de las grandes empresas de la ciudad, salir a la calle y sin importar en cual dirección volteara, sólo se vislumbraban grandes edificios. Terminó de acomodar las mesas y sillas, se dispuso a quitar la llave de la puerta y a abrir la cortinilla de metal que estaba en la entrada, se puso tras el mostrador, esperando poder tener más clientela que el día anterior, aunque lo dudaba, una llovizna comenzaba a caer. Apenas llevaba abierto tres meses, era demasiado pronto para darse por vencido, y aunque no estaba en números rojos y las cuentas daban para cubrir los gastos, solo era eso, no le quedaba un extra el cual ahorrar o despilfarrar en él. Suspiró y se dio ánimos, colocó una sonrisa en su rostro y puso algo de música, a un volumen medio, para ambientar el lugar.

No transcurrieron más que algunos minutos cuando la alegre campanilla de entrada le indico que entraba alguien a su establecimiento.

— Buen día ¿En qué puedo servirle?– pregunto sonriente, hasta que observo detenidamente a la persona frente a su mostrador, ese rubio cabello y ojos azules eran inconfundibles, quedó en shock, rogaba que fuera una pesadilla, que se sintió bastante real cuando de esos labios delgados emergió esa conocida y odiosa voz pronunciando su nombre.

— Hola Dipper.

~2~

Ese día no había iniciado bien, el tráfico en la avenida principal pintaba para varias horas, un aparatoso choque, posiblemente debido a la lluvia mantenía a todos los vehículos detenidos, debía apresurarse, tenía una cita importante y no quería llegar tarde, de hecho siempre acostumbraba a llegar unos quince minutos antes, suspiro con frustración y observo su reloj de pulsera, pasaban cinco minutos de las siete, con decisión tomo su portafolio y un paraguas, le comunico a su chofer que completaría su recorrido a pie, y que esperaba que fuese puntual a recogerlo a la empresa.

Empezó a hacerse paso entre los peatones que intentaban refugiarse de la lluvia que comenzaba a acrecer, el mismo estaba tentado en hacerlo pero no podía darse el lujo de hacerlo, un par de niños junto con su preocupada madre pasaron corriendo a su lado con tan mala suerte de salpicarlo al pisar un charco. ¡Fantástico! Pensó mientras mascullaba su mala suerte, lanzó furtivas miradas a su alrededor, y sus ojos ámbar dieron de lleno con algo que contrastaba notablemente con el gris de esa ciudad, era un pequeño local de paredes en color crema, con un toldo a franjas blancas y rosa, con un letrero que decía "chocolatier", lanzo un suspiro de frustración y se dirigió a ese pequeño local que ya se encontraba abierto.

Antes de entrar, distinguió tras el cristal de la puerta a lo que parecía ser un cliente charlando con el hombre tras el mostrador, que parecía un poco tenso, algo bastante común en esa ciudad, sin perder más tiempo se decidió a ingresar en el lugar, el sonido de una campanita, una explosión de diversos y fascinantes aromas lo recibieron junto con una sonrisa cristalina y una penetrante mirada avellana.

— Buen día señor ¿En qué puedo ayudarlo?– pregunto sonriente el joven a su primer cliente del día.

— ¿Podría indicarme donde está el baño? – pregunto sin corresponder esa amabilidad, el joven tras el mostrador observo la ropa mojada del hombre.

— Sí es aquella puerta de madera– Aquel hombre inclino un poco la cabeza a modo de agradecimiento y dio un par de pasos hacía la puerta indicada, cuando una voz bastante aguda lo detuvo.

— El baño sólo es para uso de los clientes señor. – El hombre giro medio cuerpo para ver a aquella chica que había hablado, recorrió su diminuta figura con una mirada despectiva y con gozo observaba como se estremecía, de reojo observo como el chico castaño le lanzaba una mirada de enojo a la mujer.

— No existe tal política en este establecimiento señor, pase al servicio si así lo requiere– El hombre no respondió y siguió su camino al sanitario, la puerta amortiguaba los sonidos pero pudo captar partes de la pelea que se estaba librando frente al mostrador. Pero pronto las voces fueron acalladas por el secador de manos donde se disponía a secar sus ropas.

~3~

— Así nunca progresará tu negocio Dipper– le dirigió una mirada de enfado, a la que él respondió con una de irritación. — Además ¿No viste la forma grosera en que me vio? ¡Y tú no hiciste nada para defenderme!– cruzo los brazos y espero una explicación.

— Mira Pacifica, para empezar tú lo dijiste es MI negocio y yo sé que debo hacer con él o no, hasta si quiero regalar la mercancía eso no es tu asunto, segundo yo no tengo porque defenderte de algo que tu sola provocas, al meterte en las políticas de un negocio que te recuerdo no es tuyo, sino mío, y tú y yo no somos nada más que lamentables conocidos, y después de lo que ocurrió entre nosotros, el que tengas la cara dura para venir y ponerte como la diva que siempre has creído ser – dio un suspiro de frustración en un vano intento de calmarse, pero ese no era el lugar propicio para discutir — Entre tú y yo no hay nada, entre más pronto lo aceptes mejor, si de casualidad nos llegamos a cruzar en algún evento nos saludaremos cordialmente como indica el protocolo y nada más.

— No entiendo porque eres así conmigo, me plantaste a unos meses de la boda, soy el hazme reír de todas mis amigas y…

— ¡Maldita sea, cállate de una vez! Tú no eres la víctima aquí, si cancele todo fue porque te encontré en la cama con Gleeful– el color desapareció del rostro de la chica— Sí, los sorprendí un día que adelante mi regreso de San Francisco, ya que ni la decencia de ir a un hotel tuviste, fue en nuestra cama.

—Dipper, por favor yo…

— Ahórrate las excusas y márchate, no es una buena publicidad que me vean discutiendo contigo – La rubia iba a seguir insistiendo pero la puerta del servicio se abría y esta vez no creía soportar otra mirada de desdén de aquel extraño, se retiró sin decir nada más.

~4~

Bill salió cuando aquella chica tan pesada se marchaba, observo su reloj y vio que aún faltaba poco más de una hora para su reunión y su edificio estaba a poco menos de 10 minutos caminando. El delicioso olor que reinaba en el lugar hizo gruñir un poco su estómago, paseo la vista por el mostrador y todos los postres expuestos parecían pequeñas piezas de artesanía. Carraspeo un poco para llamar la atención del joven que seguía observando la puerta con algo de dolor.

— Gracias, por permitirme usar el sanitario, lo menos que puedo hacer es consumir algo, me das un expreso doble por favor.

La sonrisa volvió a los labios del enérgico joven quien rápidamente se dispuso a preparar el pedido.

— En seguida esta. ¿Sería para aquí o para llevar?

— Para aquí estaría bien. – El rubio aprovecho para seguir observando los deliciosos postres que se exhibían, su estómago comenzó a gruñir, recordándole que sólo había bebido café antes de salir de casa. — De casualidad ¿no tendrás algo salado?– El joven que ya estaba sirviendo el café en la diminuta tacita, detuvo unos instantes su labor, antes de proseguir y colocar la taza en el platito.

— De momento no tengo mucha variedad en platillos salados, solo tengo sándwich de queso a la parrilla, paninis, o puedo prepararle un emparedado de carnes frías – fue a dejar el pedido en la mesa más cercana a la caja registradora, donde aquel hombre eligió sentarse. – el pan salado que tengo en este momento es de cebolla, ajo, parmesano, albahaca, avena y focaccia.

Bill admiro por primera vez, desde que entrara al local, al joven frente a él, oía su melodiosa y cantarina voz pero realmente no escuchaba lo que le decía, al ver que el joven esperaba una respuesta, simplemente respondió:

— Lo que esté listo en menor tiempo.

— De acuerdo, en un momento le traeré su pedido. – Se dirigió tras el mostrador y entro en la puerta de metal que ahí había. Entre tanto Cipher dio un sorbo a su aromático café, y la sorpresa se dibujó en su rostro, no había probado un café tan delicioso en la ciudad, casi podía rivalizar con los que había probado en Italia, dio otro sorbo completamente fascinado, al cabo de unos minutos llego el chico y puso frente a él un emparedado de pastrami con papas fritas de guarnición, y pequeños recipientes con aderezos. — Si necesita algo más, no dude en hacérmelo saber, buen provecho– le sonrió antes de dirigirse nuevamente tras el mostrador, y atender a los nuevos clientes que ingresaron al lugar. Un par de cafés y una caja de pastas para llevar. El ojimiel alternaba entre saborear su desayuno, y ver al joven que atendía a otros clientes que pedían que les describiera cada postre que tenía a la venta, escuchaba la pasión con la que hablaba, eso era algo tan raro, estaba tan acostumbrado a tratar con personas monótonas, que generaban cantidades obscenas de dinero, y sin embargo era algo que no les llenaba, habían perdido el interés por lo que hacían, y este joven, tan lleno de energía, explicaba no sólo con paciencia, también con entusiasmo los principales ingredientes de sus creaciones. Cuarenta minutos bastaron para que terminara su tercera taza de café aquella mañana, esperó a que el cliente que era atendido se retirará para dirigirse al mostrador.

— ¿Puedo ayudarle en algo más?

— Yo, sólo…– observaba con atención los postres, todos se veían deliciosos, pero no acostumbraba a comer cosas dulces. — Quisiera algo no muy dulce.

— Bueno, entre las opciones tengo unas trufas de chocolate amargo, una tartaleta de limón, hay una variedad de galletas de miel, avena, arándanos, mantequilla. -observó lo mencionado, y tomo su elección.

— Ponme media docena de trufas para llevar, y dame la cuenta. – El joven coloco cuidadosamente el pedido en una bolsita de celofán y la cerró con un listón, la entregó al hombre frente a él y se dio unos pasos a la caja registradora.

— Son doce dólares– el mayor abrió los ojos con sorpresa, era bastante económico para la calidad del producto y la zona en que se encontraba, aun así sacó su billetera y pagó con un billete de veinte, el joven lo tomo y tecleo en la caja registradora.

— Aquí está su ticket y su cambio, vuelva pronto– le dedicó otra cálida sonrisa. El rubio depositó todo su cambio en el frasco justo a la registradora que decía propinas y apenas tenía un par de monedas, dejando sorprendido al joven por tal generosidad, antes de salir observo el letrero en la puerta donde indicaba que el horario era de 7:30 am a 20:00pm, sonrió para sí mismo, estaba seguro que volvería, se dio prisa para ir a reunirse con algunos socios de su empresa.

~5~

Los días iban pasando lentos y con una nueva rutina para Bill Cipher, quien acostumbraba a ir todas las mañanas a aquella modesta cafetería, y realmente disfrutaba las veces que podía disfrutar su café y desayuno ahí mismo, la calidad de los productos era alta, el servicio muy bueno y que decir de dueño, era hermoso, disfrutaba esa sonrisa que parecía tener tatuada en el rostro, podría pasarse el día entero allí leyendo mientras bebía ese delicioso café, lastimosamente su agitada agenda no se lo permitía.

Esa mañana en particular estaba de mal humor, se había quedado en su oficina revisando diversos archivos, alguien había estado desviando pequeñas cantidades de dinero que pasaban desapercibidas entre todo el capital que manejaba la empresa familiar, pero que ahora que veía con detenimiento sumaba casi dos millones, mandaría a alguien investigarlo de momento necesitaba su dosis diaria de cafeína, iría caminando, le haría bien dado su mal humor y somnolencia eran casi las ocho de la mañana y el bullicio de gente y sus miradas mal disimuladas ante su desastrosa imagen no hacía más que ponerlo de mal humor, apresuro el paso y se permitió una sonrisa cuando diviso el toldo blanco con rosa. Al entran fue recibido como siempre con el sonido de la campanilla y el delicioso aroma de los postres y café.

Su chico del café estaba atendiendo a alguien y dirigió su vista a la entrada al escuchar la campanilla, lo miro algo extrañado y le dedico una breve sonrisa y siguió atendiendo a esa chica, se dirigió al sanitario antes de ir a ordenar algo, al entrar inmediatamente abrió el grifo y se remojo un poco la cara, al mirarse al espejo noto que su cabello estaba totalmente fuera de lugar y su traje algo arrugado, se veía horrible, el siempre cuidaba su imagen y ahora, simplemente suspiro, por esa ocasión el café sería para llevar.

Al acercarse a la caja notó que aquella chica seguía allí, charlando, al acercarse notó que era bastante similar al chico del café, ella soltaba risillas mientras que él estaba sonrojado y algo incómodo, desvió su mirada un instante de quien parecía ser su hermana y clavo sus ojos castaños en él, su hermana noto eso y lo observo con diversión antes de girarse a su hermano y darle un ligero golpe en el brazo.

— Ay Dipper, no deberías dejar pasar más el tiempo, en fin el tío Ford dice que sin excusas te espera a cenar hoy, te veo en la noche.– se despidió agitando la mano y con una enorme sonrisa en el rostro, al parecer el exceso de sonrisas eran de familia.

— Buen día ¿En qué puedo servirle? – preguntó como era costumbre.

— Vamos Dipper– saboreo el nombre, tantas semanas yendo al café y apenas por casualidad obtuvo una nueva forma de llamarle que no fuera chico del café — ¿Diario será lo mismo? – El castaño soltó una ligera risa mientras asentía.

—Está bien… – hizo una pequeña pausa esperando que el otro le dijera su nombre.

— Bill– respondió con una sonrisa ladina.

— De acuerdo Bill, ¿Un expreso doble?– recibió un asentimiento del rubio — ¿Gustas algo para acompañarlo?

— Eso ya lo sabes, sorpréndeme con algo salado, es para llevar.

El menor empezó a preparar el pedido con la agilidad y gracia de siempre, en pocos minutos colocó una bolsa de papel y un vaso de cartón con el café, y extrañado el ojimiel notó que se dirigía a los chocolates exhibidos y colocaba unos cuantos en una bolsita de celofán, la ataba con un listón y lo depositaba junto al pedido, al ver la cara de extrañeza del otro añadió con simpleza:

— Bueno siempre pides algo no muy dulce y de eso no tengo mucha variedad, así que estuve experimentando con algunos bombones de chocolate oscuro, algunos llevan frutos secos, espero que me digas tu opinión y esos son cortesía de la casa.

Bill sólo asintió como tonto, pagó en automático y salió del lugar con un pequeño calorcillo instalándose en su pecho, sonrió ligeramente y busco un lugar donde poder colocar sus cosas por un momento, una caseta telefónica le vino bien para colocar su café y la bolsa de papel, abrió con rapidez la bolsa con los chocolates y metió uno a su boca, cerró los ojos y su sonrisa se ensancho, era delicioso, tenía trozos de almendras y lo mejor, habían sido hechos especialmente para él, Dipper los hizo pensando en él, ya encontraría la forma de recompensarlo.

CONTINUARA...

NOTAS FINALES: Bien ¿qué les pareció el capítulo? Este es mi primer fanfic de GF y la segunda vez que publico algo aquí así que no sé bien cómo va la cosa (me confunde el publicar porque no es como en los otros sitios donde he publicado). En muchos fics noté que mencionan que Bill tiene hermanos, cosa que no recuerdo que pasará en la serie así que ¿pueden decirme de donde salieron que parece que son canon tanto Will como Phil? :P No hay un nombre "oficial" para Dipper, y en los fics suelen usar varios pero como parece no ser un dato importante, ya que en general lo llaman Dipper, pues aquí les pido su ayuda para darle un nombre, si alguno en especial les ha gustado no duden en decírmelo.

Sobre las personalidades espero estarlas manejando adecuadamente, no planeo que sea una historia larga unos 10 capítulos a lo más e intentaré actualizar una vez por semana, ya saben la universidad y los hijos son mi principal ocupación. Espero que me dejen sus comentarios para saber que opinan y las sugerencias que tengan :3 ¡Lindo día y dulces pesadillas!