Disclaimer: Los personajes, la escenografía y todos los hechizos y/o nombres, lugares y demás que podáis encontrar no me pertenecen. Pertenecen a J.K. Rowling y a su maravillosa imaginación. Aunque sí lo hacen las ideas y situaciones en las que los personajes se ven involucrados.
Capítulo I
Caminaba por los pasillos del castillo a la vez que hablaba con sus amigas, y compañeras de habitación, sobre las nuevas parejas que se habían formado a lo largo de aquel quinto curso. Lena opinaba que no durarían mucho, mientras que Audrey era partidaria de que tal vez, durarían hasta el curso siguiente. Lily, Lils para los amigos, no estaba participando activamente en la conversación de sus amigas porque su mente se había empeñado en hacerla recapacitar sobre la situación familiar en la que se encontraba. Y es que desde que su hermano Albus, dos años mayor que ella, había entrado en Slytherin al comenzar su primer año en aquel colegio, la familia se había distanciado un tanto. No es que aquella situación hubiera sido provocada por algún miembro de su familia, incluyéndose a si misma, sino, más bien, que la situación simplemente se dio. Y conforme pasaron los años y los momentos familiares Albus pasó a convertirse en el único miembro de la familia que pertenecía a Slytherin y, por tanto, era diferente al resto de los demás. Y fue aquel pensamiento el que los había separado. Pero ella, la pequeña de la casa, no quería que aquella situación siguiera así. No ahora que James se había ido a trabajar con el tío Charlie a Rumania y ella se quedaba sola con Albus. No después de lo que había ocurrido en el último cumpleaños de su hermano, días antes.
Lily estaba cansada de la situación que estaba viviendo. Pero su hermano no lo ponía nada fácil si se hacía amigo de alguien como Scorpius. Un Malfoy. Aunque la guerra que sus padres habían vivido provocó que las asperezas entre las dos familias se limaran un poco, aún seguían estando allí y la línea de separación se hizo mayor al saber de quien era amigo su hermano.
Aunque ella no sabía nada acerca del amigo de su hermano, sí que había oído que era prepotente, narcisista y, lo peor de todo, un mujeriego. Cada curso tenía nueva novia y, a veces incluso, conseguía a una segunda presa en un mismo año. Pero Lily no podía asegurar nada de todos estos rumores porque nunca había tratado con él. Jamás. Cuando le veía en casa, las pocas veces que iba, ella se quedaba en el salón mientras que Scorpius se subía a la habitación de su hermano o salían al jardín trasero.
—¿Qué te ocurre, Lils? —preguntó Loreen eludiendo un poco la conversación que mantenían sus amigas
—Nada, solamente pensaba en mi hermano.
—¿Albus?, ¿qué ocurre con él?
—Me porté muy mal con él en su último cumpleaños. En realidad, toda la familia nos llevamos comportando de forma poco adecuada con él desde que entró en Slytherin.
—Aún no es tarde, Lils. Puedes ir a hablar con él.
—No creo que después de cinco años vaya a perdonarme por todo lo que le he hecho.
—Lily —interrumpió la conversación el profesor Longbottom —, la directora quiere verte en su despacho.
—¿Qué has hecho ahora, Lils? —Audrey parecía poco sorprendida por aquella situación; más bien estaba disfrutando de ella.
Todo aquel que conociera un poco a Lily podría decir dos cosas de ella: una, le gustaban las causas perdidas y dos, había aprendido muy bien de su hermano James así como de su tío George. Por ello no era de extrañar que, al igual que su hermano cuando estudiaba dentro de aquel castillo, pasar más tiempo con la directora que asistiendo a clase. Mucha gente había actuado a su favor y había intentado alegar que las bromas (muchas veces rayando el significado de "broma" y pasando a un nivel un poco más fuerte) era la forma que Lily tenía para expresarse. No obstante, aquellas mismas personas se habían cansado de disculparla.
—¿Ha dicho algo, profesor? —preguntó inocentemente Lily al escuchar como éste murmuraba algo por lo bajo.
—¿Qué ha ocurrido esta vez?
—Preferiría contárselo a la directora personalmente si procede, profesor.
—Si continúas así nadie podrá ayudarte cuando más lo necesites. Lo sabes, ¿verdad?
—Sí, profesor. Acabaré peor que mi hermano. Me lo han dicho mucho.
—¿Por qué no puedes ser un poco más como tu padre?
—¿Mi padre? ¿El que se saltaba las normas cada curso escolar? Sí, creo que es un buen ejemplo a seguir.
—Lily —interrumpió la directora abriendo la puerta que separaba la estancia —, pasa.
Lily se adentró en aquella habitación con paso seguro, conociendo mucho mejor que nadie aquella estancia. Se sentó en una silla frente a la mesa de la directora y esperó a que ésta terminara de hablar con el profesor Longbottom.
—¿Qué ha ocurrido esta vez, Lily?
La muchacha pasó las siguientes dos horas hablando (más bien inventándose una excusa) para contentar a la directora, poder salir de allí y, de ese modo, poder llegar a tiempo a su entrenamiento de Quidditch. McGonagall terminó simplemente por castigarla haciendo que ayudara a Hagrid, el guardabosques del colegio, en sus tareas durante las siguientes dos semanas.
Al salir, Lily se tropezó con su mejor amigo, Lysander, quien la esperaba desde hacía un tiempo; exactamente, desde que se enteró de que había vuelto a ser citada con la directora.
—Lils, ¿otra vez?
—Calla y vámonos. Si no, llegaré tarde al entrenamiento y Wood me echará la bronca después.
—Está bien, pero luego tenemos que hablar.
—De acuerdo, como quieras. Me tengo que ir.
La chica le dio un rápido beso en la mejilla y corrió hacia la torre de Gryffindor para coger su uniforme para entrenar y, en un tiempo récord, poder llegar al entrenamiento. Éste pasó sin ningún sobresalto, ni imprevisto. Por la tarde, cuando todos los jugadores del equipo estaban más muertos que vivos y se paseaban por el castillos como almas en pena, arrastrando las escobas tras de sí, Lily se encontró cara a cara con su hermano.
—Lily —dijo a modo de saludo.
—Hola, Albus.
—¿Qué tal en el despacho de McGonagall? —preguntó antes de que la muchacha pudiera preguntarle cómo se encontraba.
—Perfectamente, las sillas son bastante cómodas, la verdad.
—Supongo que por ese motivo pasas tanto tiempo allí, ¿no es cierto?
—Sí, puede que sea por eso. ¿Te molesta? —Lily no pudo evitar ponerse a la defensiva teniendo en cuenta el tono de voz que su hermano estaba utilizando con ella.
—Albus, tenemos que irnos.
Sin decir una palabra más Albus siguió a Scorpius a través del pasillo y se alejó de su hermana. Ésta, a pesar de que lo único que su cuerpo le pedía era una ducha y estirarse en la cama, se quedó quieta en mitad del pasillo y vio como su hermano se iba. Suspirando, siguió al resto de su equipo de vuelta a la sala común y, una vez allí, prácticamente corrió escaleras arriba con tal de ducharse y meterse en la cama.
Pero no podía, había quedado con Lysander. Así que, simplemente se duchó, se cambió de ropa y salió en busca de su amigo.
—Ya estoy aquí —dijo sentándose a su lado en uno de los bancos de piedra del patio interior del castillo —. ¿Qué querías?
—Hablar. ¿Ahora tengo que pedir cita para poder hablar contigo?
—No, lo siento. No quería hablarte así. Es que…
—Has visto a tu hermano —probablemente, Lysander era quien mejor la conocía de todas las personas que estaban a su alrededor. Y no tenía nada que ver el hecho de que hubieran salido juntos hace un par de años.
—Sí.
—Sabes que no puedes culparle. Técnicamente, fuisteis vosotros los que le apartasteis de la familia.
—Lo sé. Pero, aún así. Es mi hermano. Y ahora que James se ha ido, sólo me queda él. Quiero recuperarle, ¿sabes?
—¿Y cómo lo harás?
—No lo sé, la verdad.
—¿Por qué no tratas de hablar con él?
—Después de todo lo que le hemos hecho, yo incluida, no creo que nos perdone tan fácilmente.
—No, tal vez no. Pero puede que fuera un primer paso muy beneficioso.
—No lo creo. Él ha llegado a despreciarme.
—No, eso no es verdad. Le duele ver en lo que te has convertido.
—¿Y qué es eso en lo que, según tú, me he convertido?
—En una copia de tu hermano.
Lily no podía creerse lo que su mejor amigo acababa de decirle. Ella, precisamente ella, no era una copia de su hermano. En todo caso, era una copia de su madre; como muchos parientes habían acordado en más de una ocasión. Pero, fuera como fuese, ella era quien era por todo lo que había tenido que pasar. Ser la hija del salvador del mundo mágico es algo que la gente no olvida fácilmente, y aunque muchos tomaban la iniciativa de adularle y besar el suelo que ella pisaba, otra mucha gente la había odiado desde el primer momento en el que la conocieron, sin si quiera, llegar a conocerla de verdad. Por ese motivo, Lily, a quien su forma de ser y su carácter no le permitían quedarse de brazos cruzados, había terminado siendo odiada por muchos pero, esta vez, con una buena razón. Sin embargo, también había gente que le gustaba aquella Lily que ella era en aquellos momentos, la graciosa, vengativa y peligrosa Lily. La consideraban un reto, un peligro al cual enfrentarse y por ello, la apoyaban allá a donde fuera.
—¿Eso es lo que piensas de mí?, ¿Que soy una copia de mi hermano?
—Lils, no es que yo piense eso de ti. Pero sí que hay gente que lo comenta por los pasillos. Que ahora que tu hermano se ha ido, tú le sustituyes.
—Bueno, pues me da igual lo que esa gente piense de mi —dijo la muchacha levantándose exasperada del banco.
—Lily, cálmate. Yo no pienso eso de ti, ¿de acuerdo? Te conozco demasiado bien.
—Ya, pero mi hermano sí que pensará eso.
—Ya te he dicho que tendrás que hablar primero con él antes de intentar hacer que te perdone —Lysander la cogió de las manos y la acercó a donde él estaba sentado.
—Será difícil.
—¿Tienes miedo, Potter?
—Muy difícil —añadió la chica eludiendo las palabras de su amigo.
—Siempre puedes hacer que Malfoy interceda por ti.
—¿Malfoy?, ¿Scorpius Malfoy? No me hagas reír. El no sabe ni que existo, y casi mejor así. No quiero tener nada que ver con él.
—Vale, vale —dijo riéndose —. Sólo era una sugerencia. Tranquila.
—¡Lils! —Loreen apareció en el patio interior apresuradamente. Paró delante de los chicos y se apoyó sobre sus rodillas, intentando calmar su respiración. Como si terminara de correr una maratón.
—Tranquila, Loreen. ¿Qué ocurre?
—Es tu hermano. Está discutiendo con Goulding. Tienes que venir.
Lily avanzó apresuradamente al encuentro de su hermano. ¿Qué había ocurrido? Albus era el único hijo de la familia Potter que no se metía nunca en líos, ni discutía con nadie. Así que para que él se encontrara en aquella situación debía de haber ocurrido algo grave. Al llegar a la entrada del Gran Comedor supo enseguida que allí era donde estaba teniendo lugar la discusión dado que se había terminado formando un corro de espectadores a su alrededor.
—¿Qué ocurre? —preguntó Lily a Zach, un compañero (y amigo) de su misma casa.
—Tu hermano…
—¡Vuelve a repetir eso que has dicho! Repítelo si te atreves.
Lily se abrió paso con rapidez al oír la exaltada voz de su hermano.
—Eso me pareció a mí —Albus soltó la camisa de Goulding y le dejó retirarse unos cuantos pasos —. No vuelvas a hablar así de mi hermana, ¿entendido?
La aludida se quedó petrificada. Parecía que alguien le hubiera lanzado un hechizo paralizante. ¿Había oído bien?, ¿Albus se había metido en problemas por defenderla a ella? Aquello era imposible de creer.
A pesar de encontrarse desconcertada por las acciones de su hermano, logró atisbar las intenciones de Goulding y sacando rápidamente la varita lanzó un inofensivo hechizo:
—¡Expelliarmus!
La varita de Goulding salió lanzada por los aires y ella, aprovechando ese momento, se acercó a él y le dijo en un tono frío:
—Si tienes algún problema conmigo, no metas a mi hermano. ¿Está claro? Y si tienes algo que decirme, me lo dices a mí.
—¿Potter?, ¿otra vez metida en problemas? —el profesor Firenze apareció entonces en el pasillo.
—Ya ve, profesor. Atraigo los problemas.
—¿Qué ha ocurrido?
—Diferencias irreconciliables, profesor.
—Ya veo. Vayan a cenar, todos. Ahora.
Lily suspiró aliviada y recordó porque aquel era su profesor favorito. Siguió a sus amigos hasta el interior del Gran Comedor y se giró al sentir la mirada de su hermano en su espalda:
—¿Si, Albus?
—¿Por qué lo has hecho?
—Creo que lo sabes de sobra.
—Gracias.
Su hermano se fue a cenar y ella hizo lo mismo. Desde luego, quería resolver las cosas con su hermano y según se podía ver, después de aquel pequeño conflicto, ella le seguía importando a Albus. Así que, quizás, no era tan descabellada, después de todo, la idea de Lysander de intentar hablar con él. Ese, definitivamente, sería su primer paso.
¡Hola!
Bueno, pues aquí os presento mi nuevo proyecto. Como veis se titula "Tú y yo" y trata la relación de Scorpius Hyperion Malfoy y Lily Luna Potter Weasley en la tercera generación de Hogwarts.
Aviso de antemano que, aunque no es un oneshot, tampoco será una historia larga (ya que para eso, ya estoy escribiendo junto a LainaM "Feeling", os recomiendo que paséis por ella si hay algún aspecto de esta pareja que queda inconclusa y/o que no se entiende bien). Aún así, sí que tendrá (si todo sale como lo tengo planeado) unos 10 capítulos además del epílogo.
Espero que este primer capítulo os haya gustado. Lo cierto es que debéis agradecer a LainaM que me insisitiera hasta que me planté frente al ordenador y comencé a escribir esta aventura entre un syltherin y una leona.
He de decir que la Lily que aquí planteo es diferente a la Lily que está en Feeling pero como las dos historias no tienen nada que ver, no tenéis por qué preocuparos. Además, aviso, que de momento, los capítulos que llevo escritos no son muy largos, así que no os cansaréis a mitad lectura.
Ahora sí, me despido diciendo que os acordéis de comentar ya que un fic se nutre de vuestras opiniones, críticas (que serán bien recibidas siempre y cuando éstas sean constructivas y no demoledoras) y vuestras impresiones.
Gracias por leer hasta aquí.
Saludos,
Arualle.
