Hola a todo. He vuelto, tarde, pero he vuelto. Espero que les llegue a gustar aunque sea un poco esta historia, sé que todavía tengo muchas cosas que mejorar, pero espero que me tengan paciencia. Desde ya les doy las gracias por leer este Fic.
***ADVERTENCIA***
Esta historia es categoría M por lo cual es seguro, en mi caso, que habrán escenas con contenido no apto para menos, además tengo que advertirles que el lenguaje puede ser un poco fuerte en algunas escenas.
¡Y recuerden que los personajes de Vocaloid no me pertenecen!
Luna Azul
La humanidad se basa en la vida y la muerte, siendo el segundo el más puro y verdadero. La muerte persigue a todos sin distinción. ¿Qué hay más allá de la muerte?. Las creencias del ser humano denotan diferentes lugares a los que vas después de que te mueres, pero ¿realmente alguien que no ha muerto podrá hablar sobre ello?. La respuesta es NO. En mi opinión solo quienes han muerto pueden hablar del tema, después de todo han MUERTO.
- Lujuria-sama ya está listo el baño. – Hacia una reverencia la chica que estaba frente a la gran puerta de estilo griego que conectaba mi habitación con el baño.
- No te preocupes pequeña, iré dentro de poco. – Le envié una seductora sonrisa, tan pronto como vio mi gesto se sonrojo y salió de la habitación.
Me puse de rodillas sobre la cama y ate mi cabello en una cola de caballo. Intente bajar de la cama pero unas manos me detuvieron. – Ah, Lujuria-sama, por favor no se vaya. – Rogó una de las dos chicas que estaban envueltas en las negras sabanas de seda.
-Lujuria-sama, quédese con nosotras un rato más. – Suplico la otra chica mientras se movía hasta mi espalda dejando al descubierto su desnuda y marcada figura.
- Chicas saben que no puedo quedarme con ustedes. – Apartándolas de mi deje la cama. –Ahhh. Se me olvidaba recordarles que no las quiero ver aquí cuando salga de mi baño. – Sentencie con una voz igual de fría que mi mirada, pues no me gusta andarme con rodeos, además ellas son solo muñecas que buscan placer.
-Pero… Lujuria-sama. – Intento protestar una.
- No se preocupen las llamare algún otro día para otro encuentro sexual, después de todo ambas son fantásticas en la cama. - Con mi cuerpo aun desnudo camine hasta el baño sin mirar a las gatitas boquiabiertas que dejaba tras de mi…
-"Deseo… Placer… Sexo…"-Pensé.
-Bu-Buenos días Lujuria-sama. – Al entrar en el baño fui recibida por una chica de cabellos de color rosados muy pálidos, su nombre es Aria pero prefiere que le digan IA.
- Buenos días IA-chan- Le envié una sonrisa.
- Pase por favor Lujuria-sama. – Me di paso y ella siguió detrás de mí. Me senté en el único banco que había en la enorme habitación de baño, el vapor producido por la temperatura del agua de la imponente bañera inundaba mi piel. Me había sentado mirando en dirección al espejo que revestía la pared lateral de la habitación, permitiendo ver mis facciones y todas las partes posibles de mi cuerpo. – Lu…juria-sama… - Mire hacia el espejo y vi cómo se reflejaba el cuerpo de la chica detrás de mí. Lentamente se quitaba su traje de sirvienta, dejando su pecho expuesto, luego su ombligo, sus caderas, su parte más íntima y por fin dejando caer el conjunto. Dejo solamente sus medias negras y la cadena que yo misma había puesto en su cuello el día que la adopte como parte de mi propiedad. Se acercó a mí restregando sus pechos contra mi espalda dejando que sintiera sus erectos pezones. – Ahn – Gimió la chica.
- IA-chan sabes que hoy no puedo. – Ella hizo caso omiso. La chica tomo la manguera y el jabón, y comenzó a enjugarme la espalda usando como esponja sus pechos. –IA… -
-Lujuria…sama, por favor déjeme servirle…- Ante su suplicante mirada gire mi cuerpo para quedar de frente a ella. La chica se puso de rodillas e inicio el acto de sexo oral.
-"Su rostro embebido en el placer. Solo deseo… placer… sexo"- Me dije a mi misma cuando vi el rostro de la chica. A diferencia de las chicas con la que me acosté anoche, IA busca su placer al darme placer y complacerme en todo lo que deseo, mientras que las otras solo quieren que les den placer a cualquier precio. Pero las cosas que atan a IA y a todas las chicas que viven aquí son las tres cosas que ya mencione: el deseo, el placer y el sexo. Todas son iguales.
Aquí yo soy el pastor y ellas mis ovejas. Este lugar es mi palacio, este lugar conocido como la sección de la Lujuria del Purgatorio es lugar en donde yo soy la emperatriz y las demás mis conejillos de indias, mis experimentos, mis juguetes sexuales. Hombres y mujeres de todas las edades que cometieron pecados lujuriosos en su vida y se arrepintieron en el último momento, todos ellos deben expiar sus pecados en mi jardín para poder llegar al paraíso.
-Ahh…-
-Lujuria-sama ya es hora de partir. – Toco a la puerta la dueña de una voz muy familiar.
Caminé hasta la puerta- Ya estoy lista. – Dije al abrirla.
Salí con paso firme para lucir el elegante vestido negro que llevaba puesto. Con mis labios de un ardiente color rojo y mi cabello recogido majestuosamente, deje atónita a la servidumbre que se alojaba en mi área personal y que ahora me hacían una calle de honor para despedirme. Salimos de la residencia y en la entrada se hallaba un esplendoroso carruaje de madera rojo cereza, con cuatro caballos negros al frente.
- Vamos Gumi, pues este será un largo viaje hasta la entrada. – Le dije a la chica a mi lado antes de subirme en el vehículo.
-Por fin llegamos Lujuria-sama. – Me dijo mi inquieta sirvienta de cabellos verdes.
- Eso parece. – Respondí con desgano mientras miraba al exterior a través de una de las ventanas de vidrio del carruaje. Poco después el mismo se detuvo. - ¿Puedes caminar normalmente verdad?- Le pregunte a la chica mirándola con el rabillo de mi ojo.
- Estoy segura que si Lujuria-sama. – Ella sonrió felizmente. A decir verdad no es la primera vez que teníamos sexo en el carruaje, pues Gumi es la sirvienta que siempre me acompaña cuando tengo que descender a la primera sección, ella siempre trata de seducirme cuando estamos solas, no le puedo decir que no. Se vuelve una amante del sexo violento, por eso suelo preguntar si se encuentra bien. Gumi al igual que las demás es un ser hambriento de deseo, placer y sexo. Además no me imaginaria la vergüenza de enseñarle a los demás a una sirvienta inservible.
-Bajemos. – Le indique a la chica quien abrió velozmente la puerta.
Ella bajo dando pequeños saltitos en la escalerilla que habían adaptado para el carruaje. Como era de esperar un grupo de mayordomos vestidos de amarillo y con máscaras blancas nos recibieron. Dos de ellos se acercaron a mí ofreciéndome sus manos para bajar del carruaje. Yo las acepte como cortesía sonriendo hipócritamente como siempre lo hacía. Lujuria debe ser elegante y seductora, a nadie le seduce alguien con cara de limón.
Apenas llevo cinco segundos en el lugar cuando siento un extraño olor colarse a través de mis fosas nasales. Realmente me desagradaba el olor de las otras secciones del Purgatorio y peor si es para una actividad como la que estaba a punto de realizarse.
Sin darme cuenta los enmascarados habían puesto una alfombra negra para no ensuciar ninguna parte de mi atuendo.
Camine erguida, con Gumi detrás de mí procurando mantener su distancia. Llegamos a un lugar que era muy conocido en el Purgatorio. En aquel lugar se hallaba un enorme jardín y un gran rio.
- "Ya casi están todos" – Pensé mientras miraba hacia aquel jardín frente al rio. En ese lugar se hallaban seis personas, cada una se encontraba sentada en uno de los ostentosos asientos que en total eran siete, a excepción de dos niños que compartían un asiento.
Camine hasta donde estaban ellos. Gumi se quedó con un grupo de mayordomos y sirvientes que se encontraban muy próximos al jardín.
-Oh, hermosa Lujuria, por fin haz llegado. – Se levantó de su asiento para darme la bienvenida el hombre de cabellos morados.
- Buen día a todos. – Dije lanzando una de mis sonrisas.
- Buen día. – Respondieron los demás uno detrás del otro.
-Puedes tomar tu asiento Lujuria. – Se dirigió a mí el hombre de cabello azul.
Así lo hice camine hasta uno de los asientos libre. Para mi mala suerte me había tocado sentarme al lado del pelimorado y de los niños. Siendo el primero el que no parara de intentar coquetearme. No había nada peor que alguien que intentara coquetear con la Lujuria en vida. Bueno solo Envidia podría hacer algo así, pues él desea todo de todos.
Después de unos minutos el último asiento fue ocupado. Como era costumbre, Pereza llegaba de última.
–Ya que estamos todos reunidos, que comience el ALBACEA. – La voz de los gemelos sonó como un gran eco y creo un enorme estruendo; las aguas del rio se arremolinaron, una espesa neblina rodeo el lugar, rápidamente del sol rojizo del día comenzó a ser tapado por el sol azul iniciando una especie de eclipse. De entre las aguas apareció a lo lejos una barca. Lamentos, llantos y sollozos se oían, todos provenientes de ella. Un gran resplandor emanaba del conductor de la barca, él era un ángel. Aquel ángel que se encargaba de dirigir a los condenados hasta aquí para ser castigados. Como siempre era sorprenderte verlo pues no había cosas un brillo tan real aquí en el Purgatorio.
[Albacea: Bienvenida de los muertos. Ceremonia de distribución de los pecadores a los círculos del Purgatorio.]
La barca se acercaba cada vez más hasta la orilla con tal rapidez que en un abrir y cerrar de ojos ya estaba dejando a los invitados en tierra. Tan pronto como la multitud estuvo fuera de la barca, la misma dio la vuelta y se perdió en la densa neblina.
-"Que lamentable que ese ángel no se detenga ni cinco minutos, estoy segura que lo haría pecar."- Me reí por dentro ante mi idea.
- Es hora. – Dijo Pereza levantándose lentamente de su asiento. Mire hacia el cielo y ciertamente el eclipse estaba casi completo. Ante esto todos nos pusimos de pie delante de los aproximadamente cien mil invitados que se acababan de bajar de la barca y se hallaban confundidos y gimiendo de dolor. Cuando el eclipse comenzara esos cien mil serian divididos según sus pecados y enviados a las diferentes secciones del Purgatorio.
Volví a mirar hacia el cielo y ahora solo el sol azul brillaba como la luna para los mortales. Cuando baje la mirada, directamente entre la multitud vi unos ojos del mismo color de la estrella que reinaba sobre nosotros; el mismo tono de azul aguamarina. Mis ojos se plasmaron en ella, como si fuera otra estrella brillante, otro sol azul. –"¿Quién…?". – Dije para mí misma, un sentimiento de irritación se formaba dentro de mí.
Luces empezaron a alumbrar los cuerpos de la masa multitudinaria. Las luces hicieron que perdiera de vista a la chica. Volví a mi postura de emperatriz, no podía perder los estribos por un pecador al fin y al cabo si está aquí es porque es igual a los demás.
Despejando mi mente me concentre en el brillo de las luces y sus colores. Cada color denota a que sección pertenecerán cada una de las almas de los condenados.
Los gemelos vestidos ambos de color amarillo al igual que sus cabellos, dan un paso hacia adelante –Amarillo. Circulo número uno. Sección de la Soberbia.- Gritaron al unísono mientras reían. Los cuerpos que brillaban en color amarillo desaparecieron de entre la multitud. Después los gemelos volvieron a dar un paso atrás.
Ahora era turno del hombre alto de cabellos morados recogido en una coleta y de vestimentas en el mismo color. – Morado. Circulo número dos. Sección de la Envidia. Como paso con los amarillos, los humados rodeados por la luz de color morado desaparecieron.
Después que Envidia volvió a su lugar el que tomo lugar hacia adelante fue un chico con gafas y cabello chocolate - Chocolate. Circulo número tres. ¡Sección de la Ira! – Ciertamente dijo las últimas palabras cargadas con mucha ira. Y así parte de la multitud volvió a desaparecer.
Con paso lento la chica de cabello grisáceo camino al frente mientras rascaba su cabeza y bostezaba –Gris.- Bostezo nuevamente. – Circulo número cuatro. Sección… de la Pereza.- Más desaparecidos. Ahora eran muchos menos los que quedaban.
Dando un paso al frente el hombre de cabello azul con traje azul oscuro y con un ábaco en la mano, dijo en voz alta. – Azul. Circulo número cinco. Sección de la Avaricia.- Ahora solo queda un puñado de personas.
- Rojo. Circulo número seis. Sección de la Gu-la. – Dividió en silabas la mujer de cabello castaño y traje rojo mientras se relamía los labios.
Apenas ella regreso a su posición anterior, yo di un paso al frente, pues era mi turno. –Rosa. Circulo número siete. Sección de la Lujuria. – Tape mi rostro para contener mi risa. Pensar que cada vez había más humanos que cometían tantos pecados lujuriosos. Realmente estaban podridos.
Me di media vuelta y justamente cuando iba a dar un paso.
- Esperen. Falta alguien. – Esas palabras provenientes de Soberbia provocaron que todos miráramos hacia el lugar en donde antes había una multitud.
-"¿Q-Que"?- Me dije a mi misma cuando vi quien era la persona que quedaba. Un cuerpo blanquecino envuelto en un traje blanco puro, callo aguamarina y esos ojos del mismo color de la luna azul. Era la misma chica que había visto antes. – "¿Que hace ella aquí"?- Me pregunte internamente.
- ¿Un irregular?- Dijo Avaricia. – Esto es increíble, la última vez que apareció uno fue hace ciento cincuenta años. – Añadió mientras sacaba un pergamino de su manga.
-Ciertamente parece ser un irregular, pero ¿Qué haremos con ella?-Pregunto Soberbia.
-Según lo que dice aquí, alguno de los emperadores debe llevarla a su sección y ofrecerle su Cicuta, pero como todos sabemos no es tan fácil destinar a un irregular a cualquier sección ya que ellos son almas de personas que murieron teniendo algún pecado desconocido que ni siquiera los demonios del infierno saben, ellos no recuerdan mucho de su pasado y por lo general mueren sin darse cuenta de que pasaron a ser espíritus. Son esencias desconocidas hasta para nosotros. Y lo que es peor puede que alguna de estas almas no resista la Cicuta del emperador que se las ofrece, pues estas regularmente se brindan a almas sumergidas en el pecado con el mismo nombre de la sección a la que pertenecen y para ser sinceros los registros dicen que la mayoría de las almas a las que se le practicaron el ritual no lo soportaron y fueron borradas de todas las dimensiones. Ahora bien aquí también dice que como no se puede saber a qué sección enviarla, se hará por línea de sucesión. La última vez… ugh… - El hombre se mordió la lengua al ver el nombre de la sección que estaba escrita en el papel.
[Cicuta: Veneno de los antiguos griegos. Cada emperador tiene su propia Cicuta, adaptada a través de su sangre, al pecado al que representa]
- Ya habla. – Riñeron los gemelos.
-Bueno aquí dice que la última vez le toco a Soberbia así que ahora es turno de la sección de la Lujuria. – Todos me miraron. – Pero si ella se reúsa a aceptar a la irregular por línea de sucesión la chica le pertenecerá a Gula. –"ja ¿Gula?" – Todos sabemos que Gula no dudara en comérsela. -¿Qué dices Lujuria? –Me pregunto el hombre. Con ver los rostros de los presentes podía darme cuenta que más de uno tenía puesto el ojo en la irregular, si me rehusara a aceptarla definitivamente le harían hasta las cosas más desagradables que me podría imaginar.
Mire hacia la asustadiza chica. –"¿Si me la quedo que obtendré?"-Pensé. – Físicamente ella se veía atontada y aniñada. Su cuerpo aunque no tuviera nada de desarrollado me gustaba. Por algún motivo me irritaba con solo mirarla. Pero adoraba sus ojos. – "Espera eso, es… si se ve tan pura significa una cosa…"- Una risilla se me escapo llamando la atención de todos.
-La tomare, además es una niña muy atractiva. –Me relamí los labios. –Sera interesante tomar su virginidad. – Solté una carcajada a todo pulmón. Estaba excitada por probar a una virgencita. Hace mucho tiempo que no me tiro una y ahora menos ya las vírgenes están en peligro de extinción entre los humanos. –Me marcho. – Aunque no había acabado la conversación con los otros emperadores, mi ansia por probar a la chica se acrecentaban en mi interior. A pesar de que hace un momento la idea de que tuviera que cuidarla me era molesta, ahora me parece muy provechosa. –Oye tu nos vamos.- Le grite a la chica quien con timidez corrió hasta mí.
-¿Usted me va a decir donde estoy?– Puso una mirada de cachorro.
-Esto es el Purgatorio niña, el lugar donde los pecadores pagan después de sus muertes.
-¿Eh? ¿Pero porque estoy aquí? ¿Muertos? ¿E-Estoy… Muerta…? – Soltó todas esas preguntas con cara de angustia.
- ¿Realmente no recuerdas haber muerto? – Le pregunte solo por curiosidad. Ella negó con la cabeza. - Bueno pues, estas muerta; cometiste algún pecado cuando estabas viva, además pediste perdón al final de tu vida y por eso es que estas aquí y no en el infierno. Listo. Eso es todo lo que necesitas saber de ti misma.- La chica apretó fuertemente su vestimenta blanca y apretó sus labios. Su rostro empezó a ponerse rojo, seguramente estaba a punto de llorar. – Venga no te pongas a llorar aquí. Es más, apúrate que ya me quiero ir.- La tome del brazo, le di la espalda y comencé a caminar.
-A-A… ¿A dónde me llevas?- Escuche decir por parte de la chica.
-Ahhh… Haces demasiadas preguntas.- Me detuve y voltee para mirarla a los ojos. – De ahora en adelante vivirás conmigo hasta que cumplas tu condena en este lugar. – Volví a darme la vuelta y caminar directo al lugar en el que dejamos el carruaje. Justamente cerca del lugar estaba Gumi quien se incorporó a nuestra caminata hacia el vehículo.
Entramos rápidamente. Gumi se sentó junto a mí y la chica en frente de nosotras. Ella no dijo ninguna palabra hasta que llegamos al palacio. Gumi tampoco había hablado mucho en el trayecto ya que estaba en frente de una total desconocida.
Fuimos recibidos por mi servidumbre. Hombres y mujeres que han decidido pasar la eternidad sirviéndome en todos los sentidos. Como de costumbre me reciben con una calle de honor, ninguno habla ni murmura nada sobre la desconocida que venía conmigo y con Gumi. Bueno ninguno habla hasta que este lo suficientemente lejos para que comiencen a chismorrear.
Ya habiendo entrado en el palacio le indique a Gumi que se acercara a mí. Justamente IA aparece para recibirme. – Lujuria-sama… Me alegra que ya esté aquí. – Dijo IA con ojos destellantes.
-Gracias pequeña…- Le envié una seductora sonrisa. –IA precisamente te necesitaba para que prepararas el cuarto para hacer el ritual. Y tu Gumi necesito que busques la Cicuta que guardo en el altar del tercer piso. – Les indique a ambas, pero estas en evz de diligencia mostraban rostros atrofiados.
- ¿U-usted piensa hacer ese ritual?– Pregunto IA con nerviosismo.
-Si- Corte.-Ahora hagan lo que les dije. Quiero hacer eso lo más rápido posible. Estoy deseosa porque el ritual de comienzo. – Mire a la chica deseando cada parte de su inmaduro y blanquecino cuerpo.
Las dos chicas salieron corriendo a cumplir el deber que les acababa de imponer. La chiquilla de coletas que estaba en frente de mi me miraba con confusión.
-Te llevare a la que de ahora en adelante será tu habitación. Sígueme. – Trate de ser lo más cortés posible. Es mejor amansarla desde el principio.
Camine por el largo corredor mientras la chica me seguía. Nos detuvimos justamente en frente de una puerta blanca, del mismo color de las demás puertas que se veían en el corredor. A excepción de una color rojo cereza. Gire la perilla y empuje un poco la puerta. – Aquí es. Esta será tu habitación. Tiene un cambio de ropa en el closet. Le pediré a Gumi que mande a hacer más ropa de tu talla. Sera mejor que te duches y duermas un rato, pues necesitaras energías para más tarde.- Sonreí al decir la última frase.
-¿Más… tarde?- Susurro la chica, aun así alcance a escucharla.
-Si. Más tarde será tu fiesta de bienvenida, para que te vayas acostumbrando al lugar. – Una risilla se escapó de mis labios, por lo cual lleve una de mis manos a mi boca para disimular. – Bueno pues descansa.- Comencé a caminar hacia la salida de la habitación. – Una cosa más.-Gire para verla una vez más. – Mi habitación está al lado. Justamente donde está la puerta de color rojizo. Nos vemos. – Abrí rápidamente la puerta y desaparecí del lugar.
Después de un relajante baño y una sesión de sexo duro con IA y nuevamente otra ducha para eliminar el sudor, empecé a prepararme para el ritual. Busque un traje negro en mi closet, me maquille y recogí mi cabello.
Salí en dirección al sótano, el lugar en el cual se llevaría a cabo dicho acto. Entre en la habitación iluminada con tenues luces. Habían siete candeleros cada uno con siete velas, los mismos estaban sostenidos por siete personas diferentes vestidas de negro. En medio de los siete candeleros había un círculo con escritos en la lengua de los demonios. Y finalmente sobre el círculo descasaba una cama de cemento cubierta por una sábana blanca.
Gumi estaba en una esquina de la habitación con una copa de plata en su mano. Me acerque a Gumi. -¿IA ha ido a buscar a la chica?- Pregunte.
-Si. – Me respondió.
No pasaron ni cinco minutos cuando las faltantes se hicieron presente. La más pequeña de las dos, la de coletas me dejo con una extraña sensación al verla. – "Es realmente linda"-Pensé. Todo de ella era hermoso. Ver como su rostro era tan perfecto para el vestido blanco con bordados sencillos que llevaba puesto. Su aura pura no concordaba para nada con el lugar tétrico que la rodeaba. –"¿En qué estoy pensando?"- Me pregunte a mí misma. –"ella es una más. Todas son iguales. Deseo… Placer… Sexo… Estoy seguirá que pronto en su cabeza solo existirá eso."
La chica la ver la temática de la habitación no pudo evitar escandalizarse un poco, pero brevemente IA le dice unas palabras al oído y esboza una sonrisilla, lo que hace que la chica se calme un poco.
- Es hora de iniciar. – Dije en voz alta. Me paré sobre el circulo de en medio de la habitación. – Acérate. – Le indique a la chica. Ella alentada por IA camino temerosamente hacia mi mientas agachaba su mirada. Cuando estuvo en frente de mi llame a Gumi para que pasara con la copa con el líquido dorado dentro. Seguidamente llame a IA para que pasara con algo envuelto en unas vendas. Una pequeña daga dorada era lo que me acababa de pasar de chica. Tome dicha daga y corte una de mis muñecas.
La chica de coletas se asustó. IA la detuvo diciéndole en voz baja que esto era parte de la bienvenida.
Vertí un poco de la sangre derramada dentro de la copa, haciendo que el anterior líquido que ocupaba el interior de la copa se volviera totalmente rojo.
Tome de la copa.
Puse mi mano en la mandíbula de la chica de coletas y acerque su rostro hacia mí. Uní nuestros labios y comencé a pasarle el líquido que anteriormente había tomado, a su boca. En un principio sus ojos estaban abiertos como platos. Ella intento alejarse de mí, pero la retuve por la cintura. Ante el hecho de no poder escapar cerró fuertemente sus ojos. Sus mejillas se enrojecieron tanto como si hubiese ingerido licor. Intente intensificar el beso, ella no correspondía. Sus labios no intentaban seguir la danza de los míos.
La guie hasta la a la que podíamos nombrar como cama. Su nerviosismo se podía notar a cientos de kilómetros de distancia. La acomode lentamente y me subí sobre ella. –"La acción está a punto de comenzar"-
Continuará...
Guahhh esto me tomo más tiempo del que esperaba. Bueno es que tuve que rescribir la historia T.T y esa tonta universidad me quita mucho tiempo.
Ettooo… Gracias a todos por leer esta historia / Espero que sigan la segunda parte pues tengo el presentimiento de que me van a matar. Además esta historia no está en categoría M por nada. (#pervertidaPERVERTIDAXP)
Sin más que decir, nos vemos la próxima semana. *Segunda parte: miércoles 07 de Octubre… *
Chauuu (^w^) /
