¿Crees en sirenas? ¿Tritones? Seres de increíble belleza, capaces de llevarte al cielo con su celestial canto y que podemos decir de su sorprendente poder para poder controlar los mares. ¿Y si te dijese que si existen?, ¿no lo crees? Entonces déjame contarte, no solo sobre la existencia de estos maravillosos seres, si no de la historia de amor más grande que el mundo alguna vez vivió o vive.

El cielo se encontraba teñido con un hermoso color naranja, pues el sol que había deslumbrado antes estaba lentamente quedándose dormido, el mar impotente y rebosante de vida reflejaba este color como su mejor gala, pero no es aquí donde nuestra historia da inicio, si no en lo profundo de este océano, donde ningún ser humano ha logrado llegar jamás, tan profundo y lejano de la superficie como el cielo esta de la tierra.

Justo ahí rodeado de hermosos corales, de diversos tamaños y colores se alzaba un castillo, impotente y sublime, el dorado intenso brillaba con vida propia, de oro y diamantes estaba constituido este hermoso ejemplar, dejando mudo a cualquiera que lo viera, pero no solamente el castillo rebosaba de joyas, a su alrededor, algunas especies de casas y edificios de brillante dorado adornaba el lugar, era una hermoso reino.

En este su gente podía vivir en paz y armonía, pues amaban a su rey y su reina, quienes gobernaban con amor y justicia, no podían ser más felices.

-¡Kyle! ¡¿Dónde estás?!- un grito se oyó por los pasillos, resonando entre las paredes, el pelinegro nado con prisa buscando a su hermano mayor, busco en todos los rincones sin encontrarlo, estuvo a punto de rendirse cuando una fugaz idea recorrió su cabeza.

Salió con prisas del impotente castillo, de verdad necesesitaba encontrar a su hermano, hoy era su cumpleaños y todos estaban reunidos en una gran fiesta, donde todos los gobernantes de los 7 reinos se encontraban, ¿el problema? Pues este no aparecía desde la mañana, y padre estaba de muy mal humor lo que seguro ocasionaría una gran tormenta en la superficie, la cual por cierto estaba prohibida visitar.

-¡esto es maravilloso!- exclamo el pelirrojo con un brillo en sus ojos verdes, había encontrado un barco hundido, lo cual significaba, encontrar más artefactos humanos, los cuales adoraba.

-¿y si hay tiburones?- un ojiazul nado rápidamente hacia su amigo, realmente estaba asustado de estar ahí.

-Vamos Butters no te preocupes no hay tiburones aquí- intento tranquilizarle acariciándole sus cabellos, este solamente bajo la mirada no muy convencido de la idea del pelirrojo.

Kyle sonrió con dulzura a su amigo intentando brindarle seguridad, cuando noto que este dejo de temblar un poco comenzó a nadar dentro del sombrío barco siendo seguido por el rubio, busco con su ojos cualquier objeto que llamara su atención, encontró un pequeño artefacto de color plateado, que tenia puntas justo como el tridente de su padre, pero en miniatura, lo tomo con cuidado mirándolo con fascinación.

-¿Qué es eso?- pregunto el rubio intrigado, aunque no tanto como su amigo.

Kyle se encogió de hombros, siguiendo con su búsqueda, cada vez estaba más convencido de querer conocer el mundo humano, tenían tantas cosas hermosas, pero su padre jamás le dejaba siquiera acercarse a la superficie, estaba prohibido.

Se quedo pasmado al encontrar una pintura aun en perfecto estado, nunca había visto una completa, admiro el marco con piedras incrustadas, en esta se podía apreciar a una muchacha con un vestido elegante bailando con un hombre de traje, a su alrededor todas las personas aplaudían.

-seguro era una fiesta- hablo Butters sonriendo, pero esta sonrisa se esfumo rápidamente al recordar algo de suma importancia.

-¡la fiesta!- gritaron ambos tritones, nadando apresuradamente hacia la salida, de verdad que su padre iba a matarlo, ¿Cómo pudo olvidarse de su propia fiesta?

-¡Kyle por fin te encuentro!- grito el pelinegro llegando hasta su hermano, tomándolo por los hombros mirándolo alarmado.

-lo siento Ike, lo olvide- respondió mordiéndose el labio.

-¿sabes lo furioso que esta padre?- le informo agitándolo.

Kyle solamente sonrió en forma de disculpa, su hermano menor suspiro soltándolo.

-de todas formas, ¿Qué haces tan cerca de la superficie?- le pregunto mirando hacia arriba, el pelirrojo y el rubio hicieron lo mismo, de verdad que estaban cerca de la superficie.

-bueno olvidemos eso, no lo vuelvas a hacer y vámonos pronto que…- Ike no pudo terminar de hablar, pues una sombra se cernió sobre ellos, un barco pasaba sobre ellos, los ojos de Kyle se iluminaron, y Ike bufo.

-¡No! ¡No! ¡No!- Exclamo antes de que se le ocurriese hablar.

-solo un poco, vamos Ike, es mi cumpleaños- le rogo poniendo ojos suplicantes, Ike intento resistirse pero termino cediendo.

-solo un poco- ante esto Kyle le abrazo y comenzó a nadar a la superficie, Butters sonrió siguiéndole, y Ike también les siguió no muy convencido.

Al llegar a la superficie los tres sacaron su cabeza por primera vez hacia el mundo exterior, un enorme barco de color blanco lleno de luces fue lo que observaron, los tres exclamaron asombrados al ver como enormes chispas de colores explotaban en el cielo, algo que nunca habían visto.

-es hermoso…- susurro Kyle, este se acerco un poco más al barco, escondiéndose de la vista de los humanos, por una pequeña ranura pudo observar como las personas bailaban felices, sonrió.

-¡con ustedes el príncipe Craig Tucker!- anuncio una voz masculina.

-un príncipe…- susurro Ike a Butters, quienes al igual que Kyle miraban asombrados a los humanos.

Kyle sintió que su corazón dejo de latir por unos segundos al ver al hombre, que vestía un traje de color blanco, tenía un cabello negro lacio y unos hipnotizan tés ojos azules, hermosos a la vista del pelirrojo quien se sonrojo, este comportamiento no paso desapercibido por su hermano menor quien lo miro alarmado, sería un enorme problema si este se enamorara un… simple humano.

-Kyle debemos irnos- aviso a su hermano quien salió de sus ensimamientos asintiendo calladamente, los tres se alejaron sin sumergirse en el agua mirando por última vez la embarcación, antes de poder volver al mar un rayo se dejo ver impotente en el oscuro cielo, las olas se levantaron con violencia arremetiendo contra el barco.

-¡es padre! ¡Está muy enojado debemos apresurarnos!- exclamo Ike a su hermano.

Kyle asintió, un enorme estruendo le hizo voltear apresurado, comprobando con horror que el barco se hundía debido a la tormenta, su corazón se encogió al pensar en que el chico de ojos azules podía estar ahogándose, con rapidez se hundió en el mar nadando hacia el barco, una mano le detuvo.

-¡¿A dónde vas?! ¡Es un humano no podemos ayudarlos! – grito Ike sosteniéndolo, el pelirrojo lo pensó un momento pero fue más grande su impulso, se soltó de su hermano buscando entre los escombros a la persona que hizo latir su corazón como nadie, Butters le siguió hasta donde pudo pero grito alarmado al sentir como alguien le tomaba de la mano, giro encontrándose con unos ojos azules cielo, realmente hermosos, sus miradas se encontraron antes de que este cayera inconsciente, el rubio lo tomo con prisas llevándolo hacia la superficie, no quería que muriera.

El pelinegro chasqueo la lengua molesto, había perdido de vista a su hermano y a Butters, nado con rapidez, sin embargo una cabellera castaña llamo su atención, era una niña que luchaba por respirar, su corazón se apretó en su pecho, intento ignorarla pero no pudo hacerlo, sin saber el porqué la tomo entre sus manos sacándola a la superficie.

Kyle miraba a su alrededor buscándolo desesperadamente, no podía dejar que muriera, a su alrededor personas morían y sus nervios crecían, deseaba ayudarlos pero no tenía tiempo, suspiro aliviado cuando logro divisar a un pelinegro inconsciente, lo tomo con rapidez subiéndolo a la superficie, al salir la lluvia caía a torrentes, por lo cual lo llevo a una pequeña cueva que logro divisar, se arrastro como pudo con su aleta en la tierra dejándolo lo más lejos del agua posible.

-no te mueras, por favor, no te mueras- le pidió sintiendo lagrimas caer por sus ojos, acaricio su pálida mejilla, estaba helada, beso sus morados labios.

Estaba prohibido subir a la superficie, estaba prohibido tener contacto con humanos, ayudarlos y pero aun mas estaba prohibido traerlos de la muerte, el canto de los tritones y de las sirenas podían traer de vuelta la vida de alguien solamente una vez en su vida, esta se reservaba únicamente para sí mismos, cuando la necesitaran, no podían ni siquiera dársela a otro de su misma especie.

-no te dejare morir…- susurro a su amado, comenzó entonces a cantar una canción que su madre le solía cantar de niños, su hermosa voz llego a los oídos de Craig quien comenzó a respirar, volviendo a la vida, con pesadez abrió los ojos observando unos orbes de un color verde esmeralda, deleitándose con la voz más maravillosa que había escuchado en su vida.

Jamás olvidaría esa hermosa melodía, ni esos ojos tan hermosos, y por sobre todo jamás olvidaría a esa maravillosa criatura que le había salvado la vida, su verdadero amor.

Continuara…

Chan, Chan, Chan lo sí soy horrible no eh terminado una historia y salgo con esta mamada, pero es que no podía sacármela de la cabeza, pensé en escribirla y dejarla allí pero no pude evitar subirla, les prometo que será cort episodios más y largos, este es mas como el prologo, espero que les guste esta versión del famoso cuento de hadas, la sirenita pero versión yaoi y si Cryle, si también habrá Butters y Kenny, Ike y Ruby y Hard. Dejen sus comentarios me animaran a escribir el siguiente capítulo.