Harry Potter le pertenece a J. K. Rowling.
Esta historia participa en ¡Fandoms unidos, Jamás serán vencidos! del Foro Las Cuatro Naciones.
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En conmemoración a todas las personas que fallecieron en los atentados del 11 de Septiembre, que descansen en paz.
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GoodBye, Family.
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Hace minutos que los misiles se impactaron en las Torres, todos los que trabajaban ahí comenzaron a correr a los pisos inferiores. Los que desempeñaban sus labores en ese lugar fueron los primeros en abandonar las Monarcas de la Comunicación, sin embargo, personas como Ginny Weasley aún están tratando de avanzar por los aglomerados pasillos del edificio que pronto está por derrumbarse. The World Trade Center, sin saber que su esfuerzo será en vano.
La pelirroja y única hija de esa familia hace lo que puede por escapar de su peor pesadilla, es que el panorama sí que era totalmente desfavorable para todos los empleados de ese sitio. Al momento del impacto, el piso donde ella estaba se llenó de un humo verdaderamente denso, algunos murieron calcinados ya que tuvieron la desgracia de ver dichos objetos letales; la de ojos café por suerte se pudo esconder debajo de su escritorio, pero, eso no evitó que su brazo quedara totalmente desecho al caerle una viga —o algo con ese mismo peso, a ciencia cierta por eso detalles tan mínimos no le eran de relevancia— cómo pudo logró quitarlo y levantarse.
Posee mucha suerte de que no se le rompiera una pierna, de lo contrario, moriría ahí.
No es como si ella tuviese grandes oportunidades de salir ilesa, sana y salva.
Ginevra corre y corre lo más rápido que puede, sosteniendo con su extremidad superior derecha sana la que fue dañada; oye varios gritos, llamadas de algunas personas a sus familiares... son conscientes que su fin llegó desde la explosión. No obstante, no se va a rendir, quiere estar con su familia una última vez... ver sus rostros aunque sea antes de ir al más allá; por fortuna no olvidó su pañuelo ese día o de lo contrario ya estaría muerta. Baja por las escaleras sin importarle derribar a individuos que también buscan su pase a la libertad... a la vida.
Ignora totalmente a los helicópteros que han llegado para rescatarlos. Es consciente que es una pérdida de tiempo dado que por intentar subir al medio de transporte volador pierde tiempo valioso; escucha un grito llenó de dolor, como si fuera de agonía. Esa era una de las secretarias que intentó salir por las ventanas. Seguidamente un estruendo muy potente sus oídos tienen el infortunio de escuchar, no es más que otro pedazo de techo que se cae.
Reza porque no la aplaste.
A mitad del camino sus piernas flaquean, su cuerpo rueda y rueda hasta llegar al final de las escaleras. Siente varios pasos estruendosos. Le recuerdan a las estampidas que los rinocerontes dan para salvar su pellejo del desastre; pone su mano sana en el suelo, quiere levantarse pero no puede ya que está demasiado debilitada.
Sin embargo, eso no la detendrá. Sólo es un obstáculo menor.
Coloca una mano enfrente de su cara, la mueve; sus piernas y pies le imitan en un ritmo irregular. No avanza mucho, no llegará muy lejos. Y aún sabiendo esto continúa su camino, realmente quiere ver a su familia... quiere decirles que siempre los amará.
Un crujido, muy fuerte y horrendo, se deja oír.
Ginny mira arriba, un prominente pedazo de pared se avecina directo a su cuerpo.
Al parecer, no podrá ver a su familia.
