¡Hola a todos de nuevo!
Regreso con una historia que he escrito durante mis vacaciones estivales, escribiendo un ratito cada día antes de irme a dormir...el resto del tiempo he estado muy ocupada.
Cuento un poquito: sé que es rara la combinación Mü y Shura...pero he querido darle una vuelta de tuerca a las típicas relaciones en el santuario. De hecho no será la única pareja rara. Sé que alguno se extrañará, pero me gusta andar trasteando :P
Aquí no hay diversión, ya que es un fic de romances, pero lo tenía en mente desde hacía tiempo.

Subo los 5 primeros capítulos. Hay...pues unos cuantos la verdad, creo que más de 25, pero son cortitos.

¡Espero que os guste!

Por cierto...ando trabajando en otros dos fics más, uno muy duro, con el que se me han saltado las lágrimas y otro en plan diversión, retomando los caracteres de "Un día con los caballeros de oro", pero con otras andanzas XD Pero tardaré en subirlos, tengo que terminarlos.

NOVEDADES

Mü y Shura. La "nueva" pareja del Santuario. ¿Sorprendente? Sí, al menos para sus compañeros.
No para el Sumo Sacerdote. Éste ya conocía los deseos de su discípulo, puesto que ya habían charlado sobre ello. De hecho, Shura y Mü llevaban acostándose más de diez meses, pero con muchísima cautela. Hacía una semana que decidieron comentarlo con el resto de sus compañeros, cuando sintieron que iban en serio.

Hacía tiempo que el español no tenía pareja. Y el tibetano sólo tuvo una breve relación antes de estar con Shura. Nada importante. De hecho fue una mujer.

-Supongo que sabrás lo que haces- Shaka apartó los cabellos rubios que una y otra vez insistían en interferir a la hora de verter el té en la taza de porcelana.
-Claro que sé lo que hago, Shaka- contestó Mü un poco molesto –esto ha sucedido así y ya está. Shura es la persona con la que he decidido pasar el resto de mi vida. Dure lo que dure- cogió la taza que reposaba sobre la mesa y sopló un poco.
El indio dejó la tetera y miró al cielo dubitativo, mientras acercaba la silla para sentarse.
-No es que no me guste, simplemente me sorprende esta relación…no te lo tomes a mal pero…¿qué le ves?
Mü observó a Shaka mientras pronunciaba estas palabras. ¿Sería posible que su mejor amigo le estuviera preguntando eso? El regente de Aries se ofendió profundamente, pero sin perder la compostura se levantó de su asiento.
-Creo que ya he tenido suficiente, nadie tiene derecho a juzgar las relaciones que tengo o dejo de tener. Si os gusta mi relación con Shura, genial. Si no, os jodéis. Estoy cansado de tanta habladuría. Es mi vida, probablemente dure poco tiempo, así que tengo derecho a estar con quien me de la gana. Nunca pensé que tú también fueras como los demás Shaka. Si te fastidia que esté con Shura, olvídate de mi ¿de acuerdo?- Y diciendo esto, se giró y tomó dirección a la salida del jardín.

Shaka no se preocupó en seguirle. Las palabras de Mü le dolieron como amigos que eran, pero su intención no era herirle. Sólo quería saber qué intenciones tenían, ya que Shura era un hombre muy misterioso y tenía miedo a que pudiera hacerle daño a su amigo. Nada más. Pensando en esto, se levantó de nuevo y suspiró pesadamente. Retiró las tazas aún llenas y la tetera.
-Espero que de verdad sea lo que realmente quieres, Mü.

En otra parte del Santuario, escondido de miradas indiscretas, Shura preparaba una cena para dos. En una mesa redonda extendió un mantel de tela y fue llevando platos y cubiertos. En el centro colocó una vela grande cuadrada, con cuatro mechas, que fue encendiendo una a una con sumo cuidado. Observó su creación y tras meditar unos segundos chasqueó los dedos.
-Las copas de vino- se dijo el español.
Fue corriendo a la cocina y abrió un armario. De ella sacó un par de copas de fina cristalería de Bohemia. Regalo de Aioros. Shura se quedó observando las copas. Una sombra de tristeza cruzó su mente por unos segundos. Sacudió la cabeza para olvidar el recuerdo, así que guardó las copas en el armario de nuevo. Pensó un segundo y volvió a abrirlo. Recogió las copas de nuevo y envolviéndolas en papel de cocina, las escondió en el fondo de un armario de la habitación de invitados.
Regresó a la cocina y sacó otras copas. Justo en ese momento, notó el cosmos de su amado. Se notaba alterado. Corrió a abrirle. Antes de que Mü pudiera decir nada, Shura se lanzó sobre su novio y le besó los labios.
-Qué efusividad…-dijo azorado el tibetano al despegarse.
-Es que te he echado de menos- el español se quedó un segundo mirando los ojos de Mü y a continuación, le metió hacia dentro de su templo.