Después de bastante tiempo (xD) aquí vengo con un nuevo fic publicado en esta fecha por el cumpleaños de Sasuke! Lo hice con mucho cariño y esfuerzo, ya que Naruto se encuentra en su recta final, no podía dejar pasar este momento para escribir. Espero sus reviews con comentarios, buenos o malos, pues es lo único que alientan a seguir escribiendo (¿Si no para que publicarlo? xD). Esperando que la falta de práctica no lo perjudique se los dejo.

Advertencias: UA (Universo alterno). Yaoi. NaruSasu. - Esta autora no aprueba bajo ningún concepto la pedofilia o estupro, ni el abuso a menores, ni las relaciones amorosas/sexuales entre un mayor y un menor de edad. Se les recuerda que esta historia es ficción y en ningún caso se desea plantear razones que justifiquen las situaciones anteriormente señaladas. Por mucho que en ocasiones así lo parezca xD.

Disclairmer: Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.


Entre Síndromes y Efectos.

By Aoi

Capítulo 1: Efecto Bola de nieve

Si tiramos una pequeña bola de nieve por una montaña nevada poco a poco pequeñas virutas de nieve se le irán adhiriendo hasta alcanzar un tamaño y velocidad descomunal. La bola de nieve no se detiene sola, se limita a rodar hasta que acaba la pendiente.


–Tendrás que chupármela para que te de esa cantidad de dinero, pequeño Uchiha.

Naruto esbozo una macabra sonrisa, regocijándose ante la fugaz cara de sorpresa que, por un instante, le otorgo el azabache. Conocía a Sasuke desde que había realizado su práctica profesional, es decir hace un año atrás. Nunca pensó que estudiar leyes le sería tan satisfactorio. Fue extremadamente difícil y muchas veces se cuestionó si todas aquellas noches sin dormir, comer mal y escaza vida social (entiéndase por fiestas y novias) merecerían la pena. Por suerte en su último año de pregrado conoció al Uchiha, un pequeño bastardo con cara de palo, de físico e inteligencia envidiables, con pelo de cacatúa y sin familia. Naruto se identificó inmediatamente con él, decidiendo así el camino que tomaría su carrera.

– Escucha imbécil malnaci…

– Cuidado con lo que le dices a tu supervisor bastardo. –Lo freno Naruto, gozando de su puesto de poder frente al engreído niñato.– Si quieres que apruebe ese monto de dinero…ya sabes lo que tienes que hacer. –Dijo señalando su propia entrepierna. La cara de Sasuke no podía ser descrita ni por el mejor poema, por lo que Naruto incapaz de mantener la seriedad ante su propia broma, rompió en carcajadas. El ataque de risa del rubio duro varios minutos hasta que Sasuke, harto, se levantó de su silla y apoyo ambas manos sobre el escritorio del rubio.

– Bien. – Dijo.

¿Ah?

Naruto observo estupefacto como el pelinegro de 17 años comenzaba a subirse a su escritorio y mientras avanzaba cual felino a cuatro patas, botaba toda clase de papeles, libros, lápices, carpetas y otros instrumentos. Naruto parecía hipnotizado ante aquella visión y sólo reaccionó cuando Sasuke se había sentado al borde del escritorio con ambas piernas colgando a cada lado del rubio mientras se acercaba peligrosamente al cierre de su pantalón. Naruto le puso una mano en toda la cara.

– ¿Qué mierda estás haciendo? – Dijo levantando una ceja.

– Quiero el dinero. – Le respondió como si fuera obvio, intentando acercarse más al pantalón.

– Estaba bromeando idiota.

– ¿Me lo darás?

– ¿Para qué lo quieres?

– No te importa.- Contesto evasivo.

– Entonces no puedo dártelo.

Y como si aquello detonara alguna especie de certeza en el menor, este comenzó una lucha encarnizada, donde Sasuke intentaba a toda costa llegar al cinturón del rubio. Este mientras tanto lo empujaba lejos de sí y le gritaba toda clase de insultos, los cuales harían resucitar a su madre de la tumba para cerrarle la boca. La relación entre ellos siempre había sido algo especial, desde el primer momento sintieron la necesidad de pincharse mutuamente. Cualquier persona ajena en su diario vivir podría creer que se detestaban, lo cual era medianamente cierto. Se podría decir que disfrutaban de la compañía del otro y que poseían una sintonía de pensamientos rara vez vista entre tutor y tutorado, siempre se los veía discutiendo, peleando, charlando, riendo. Si bien sabían que había un lazo especial, a Naruto le había costado su tiempo que el Uchiha lo reconociera como alguien en quien podía confiar; en un principio era un joven cerrado, apenas hablaba y lo miraba todo el tiempo con cara de mala leche. El rubio insistió con el chico hasta que finalmente pudo conocer su historia.

Los padres de Sasuke habían muerto hace años atrás en un accidente de auto cuando él tenía solo 9 años. Fue un duro golpe que ambos hermanos Uchihas debieron soportar juntos. Itachi era mayor de edad por lo que pudo hacerse cargo de su hermano sin tener que llevarlo a un centro de acogida o a una familia sustituta. A pesar de las dificultades supieron salir adelante sembrando en Sasuke un sentimiento de admiración y dependencia sobre su hermano, justificados por cierto, pues el mayor era un genio en todo sentido. Sasuke amaba a su hermano e Itachi lo amaba por igual. Sin embargo, Itachi no pudo estudiar, sus padres no les habían dejado gran herencia por lo que este se vio obligado a trabajar desde el principio. Todo el mundo lo consideraba una lástima pues sabían de la inteligencia y capacidades del pelinegro. Sasuke muchas veces sentía que el cuartaba las posibilidades de su hermano, pues si él no existiera, no debería trabajar y podría estudiar una prestigiosa carrera la cual sin dudarlo se convertiría en una herramienta que le daría todo lo que un humano podría desear.

– No seas tonto hermanito. – Solía decirleItachi picándole la frente con el dedo índice y medio.

Pasaron varios años arreglándoselas bastante bien pero cuando todo parecía estable Sasuke notó un cambio en su hermano. Cada día llegaba más tarde, más cansado y ojeroso. Tenía menos tiempo para él y ya casi ni hablaban, Itachi era parco en sus respuestas, no parecía tener ánimo para nada y estaba de mal humor. Parecía ausente en todo sentido.

Un día Sasuke estaba guardando la ropa limpia de itachi en su armario. Mientras intentaba meter a presión los calcetines en el cajón algo en el fondo de este se desprendió. El chico pensó que había roto el dichoso objeto y enojado fue a buscar pegamento para arreglarlo. Cuál fue su sorpresa al descubrir que no era la base la que se había desprendido, si no que el cajón poseía un fondo falso. Curioso saco la lámina de madera para dar a mostrar lo que ocultaba en su interior.

Una bolsa transparente con polvillo blanco.

Cocaína.

Sasuke responsabilizó a la sustancia del extraño comportamiento de su hermano. La bolsa poseía un tamaño considerable por lo que dudaba que fuera para consumo únicamente personal. El joven no sabía qué hacer, confundido y contrariado dudaba de todo. Itachi no parecía ser de las personas que consumían drogas y menos de las que vendieran. Era responsable con las cuentas, con la casa y sobretodo con su hermano menor. Aquello no le hacía ningún sentido. Sin embargo recordó la imposibilidad de Itachi de estudiar una buena carrera (con lo inteligente que era), de tener que realizar trabajos mediocres mal remunerados, de tener que cargar con una casa y un hermano menor de edad. Pensó que su hermano había sucumbido ante la presión. Con la conciencia carcomiéndolo se quedó callado.

Al poco tiempo de su hallazgo Itachi apareció muerto.

A sus 15 años de vida se había quedado completamente solo.

En ese momento Naruto apareció como un rayo de luz. El mayor también había perdido a sus padres de muy joven, ambos era policías y habían perdido la vida en una redada antinarcóticos. Como si las coincidencias fueran parte del destino Sasuke logró confiar en Naruto contándole sobre Itachi. Para su sorpresa el rubio no le dio palabras de consuelo, como de que todo estaría bien o que el dolor con el tiempo pasaría, en cambio le abrazó con fuerza y le dijo 'Puedes contar conmigo'. Sasuke no había llorado en el funeral de Itachi, ni cuando llegó a su casa, ni los días posteriores. Sin embargo, en ese momento, se quebró.

Por ese tiempo Naruto cursaba el último curso de leyes y estaba realizando su práctica en asesoría legal, le explico que por ser menor de edad debería ir a vivir a un centro de acogida. Resultó por decirlo suavemente: Desastroso. La parquedad de Sasuke no era bien recibida por los otros chicos y su arrogancia irritaba a la mayoría de sus compañeros, sin contar la envidia que provocaba su aspecto. El conjunto de todas estas características fue obvio. Sasuke era molestado constantemente y este ni tonto ni perezoso se defendía, lo malo era que el Uchiha tenía un talento especial para las peleas, por lo que estas no acababan con un simple sangrado de narices. No. Eran heridas, cortes, dislocaciones, fracturas, etc. Naruto se enfadó con él y le dio una reprimenda que nunca nadie en su vida le había dado pero entendió que el chico no podía seguir quedándose allí, por lo que tramito un traslado a una familia sustituta. Al principio todo fue tranquilo hasta que en cierto punto la familia le exigía a Sasuke un cierto nivel de compromiso. En esos momentos Sasuke tenía arrebatos violentos y les terminaba gritando que ellos no eran su familia y no tenían por qué meterse en sus asuntos. Desde ese entonces el Uchiha había pasado por varias casas sin éxito. Actualmente se hallaba con un hombre llamado Orochimaru el cual lo dejaba tranquilo y no le pedía nada a cambio por lo que tenían algo que era lo más parecido a una relación armoniosa.

Naruto terminó su carrera y paso a ser oficialmente el abogado de Sasuke. Naruto era una especie de tutor que administraba los bienes que el estado le otorgaba al chico y velaba por su bienestar otorgándole asesoría legal. El rubio trabajaba y estudiaba para sacar su postgrado, si bien las cosas para él parecían ir demasiado rápido, siempre encontraba tiempo para dedicarle al menor más allá de sus labores profesionales.

Uzumaki Naruto, a sus 23 años, había jurado nunca abandonar a Uchiha Sasuke.

Sin embargo era difícil no mandarlo a la mierda cada vez que se burlaba de él. Cómo era el caso actual.

Sasuke insistía en jugar a chuparle la polla con una media sonrisa mientras Naruto, con bastante brusquedad, hacía lo posible por apartarlo. Ninguno de los dos notó cuando Hinata, la secretaria, entro a la oficina quedando impactada por la comprometedora escena: Un menor de edad prácticamente sentado sobre el regazo de su asesor luchando por desatarle el cinturón. La pobre chica en medio de un semi-desmayo por la impresión logro carraspear suavemente.

– Na- Naruto-kun. – Tartamudeó. – Tra- traigo los papeles que me pidió.

El aludido se sobresaltó y de un fuerte empujón boto al pelinegro al suelo.

– Perdón, perdón Hinata. Ya estaba terminando con Sasuke.

El Uchiha se recuperó del golpe para mirar indignado al mayor. Sinceramente no quería alargar el asunto. Naruto le había dado muchas vueltas, estaba harto y quería una respuesta. Necesitaba ese dinero si o si y ahora, era un Uchiha y los Uchihas siempre obtenían lo que querían. Se levantó con toda la dignidad posible del suelo, se sacudió la ropa mirando a su abogado con su mejor cara de palo.

– Quiero mi dinero, Uzumaki.

– Ya te lo dije bastardo, no puedo dártelo si no me dices para qué lo quieres.

Sasuke dudó e incapaz de mirarlo directamente se mordió el labio, bajo la mirada apuntando sus ojos hacia un rincón de la habitación. Abrió la boca como si fuera a decir algo pero al darse cuenta de que no le salían las palabras la cerro de nuevo. Arrugo el ceño y con la vista aún baja habló:

– Una computadora.

Naruto y Hinata se miraron sorprendidos. Ambos sabían que el chico era extremadamente orgulloso pero nunca pensaron que se sentiría avergonzado de pedir un objeto tan necesario en los tiempos de hoy. No obstante, nunca había hecho peticiones tan costosas, quizá era por ello por lo que se le veía cohibido. El rubio sintió un poco de compasión.

– Joder, Sasuke. Si eso era lo que querías no tenías que dar tantos rodeos. – Dudó un segundo. – Si es por eso, no es necesario que saques todo el dinero de tu cuenta, yo mismo puedo ayudarte con el pago.

– ¡No! – Sasuke había notado como su voz se había elevado varios tonos más de lo normal. Carraspeó ignorando la mirada de Hinata. – No…no es necesario que hagas eso usuratonkachi.

– Bien…deja y te firmo los papeles. – Naruto podía parecer ingenuo pero no tenía nada de tonto. Podía intuir que le estaba ocultando algo, por lo general era muy tranquilo y algo inexpresivo. Pero ahora se le veía un poco perturbado, si bien su expresión seguía siendo la de un muro, sus pies lo delataban pues se movían inquietos mientras Naruto firmaba los papeles para autorizar el monto que el pelinegro le pedía.- ¿Eso es todo?

Sasuke asintió.

– Ok. Ven, te llevo a la escuela. – Dijo con una sonrisa tendiéndole los papeles y viendo como al más joven se le descomponía la cara.

– Tienes una moto. – Contestó alzando una ceja.

– Tengo dos cascos.

La sonrisa de Naruto se acentuó al ver como el otro fruncía el ceño mientras apretaba ambos labios con fuerza dejando ver apenas una delgada línea.

– Además el joven Sasuke ya perdió la primera hora de clases. – Agregó Hinata.

Y como si aquello cerrara el asunto lo agarró por los hombros, se despidió de la chica, agarró su chaqueta y marchó fuera del despacho empujándolo por la espalda.

El buffete de abogados para la cual trabajaba Naruto era pequeño, con entradas de luz natural (sin ninguna ventana con gran vista, cabe decir), algo claustrofóbica pero curiosamente acogedora. Sasuke suponía que se debía a que la mayoría de los pisos y murallas eran de madera vieja. Las paredes divisorias median un poco más de un metro, dejando el resto ser completado por vidrios satinados, lo que hacía que la poca luz que entraba se proyectara fácilmente por todo el recinto. Su apariencia en general parecía desgastada, de hecho, el suelo de madera crujía con cada paso acompañando el ruido con las pesadas puertas que rechinaban incluso con la más suave brisa. Sin embargo aún poseía algo de la gloria que pudo tener en días mejores, era un edificio antiguo por lo que aún mantenía cierto estilo vintage; como las lámparas que eran grandes esferas de vidrio, los escritorios con muchos cajones para organizar todo y varios toques de bronce desgastado en diversos lugares. Toda una reliquia viviente.

El lugar siempre estaba lleno de gente, con los abogados, los asistentes, las secretarias, alumnos en práctica, los clientes y los de la limpieza, etc etc. Siempre lleno de vida, gritos y movimiento. Aquel lugar hacía que Sasuke se sintiera activo, y si Sasuke se sentía inquieto Naruto era una masa de energía cinética descontrolada e hiperquinética. El rubio era el que más llamaba la atención con sus gritos constantes, ya sean pidiendo papeles, reclamando alguna tontería, quejándose del trabajo o escándalos como el que acababan de hacer. A pesar de eso Naruto era uno de los más queridos dentro del buffete de abogados pues, en un lugar donde podría reinar la seriedad y la monotonía el Uzumaki se encargaba de mover un poco las cosas (solo un poco).

Mientras caminaban una voz llamo la atención de ambos.

– ¡Hey!, ¡Naruto! – Saludo un joven de coleta y aspecto de vago – ¿Ya de nuevo con el chico Uchiha?

Sasuke arrugo el ceño y Naruto inflo sus mofletes en gesto infantil.

Naruto pertenecía al grupo de trabajo más joven de todo el lugar. Entre ellos estaba Nara Shikamaru el cual era un año mayor, quien a simple vista parecía que no tenía nada que ver en ese lugar pero su carrera recién estaba despegando y parecía prometer mucho, sin duda ostentaba a llegar a los altos mandos como todo el gran genio intelectual que era; si es que su potencial falta de ánimo y energía no se interponían. El chico por lo general era muy observador, realizando sus comentarios siempre con la agudeza que correspondía, comúnmente dejando incómodo a la persona a quien se lo realizaba debido a su sinceridad. Si Sasuke tuviera que poner a Shikamaru dentro de alguna categoría no estaría seguro de donde ponerlo, si le era agradable o si derechamente no tenían nada en común; de lo que si estaba seguro es que era una persona confiable.

– Bueno, no importa – Dijo abanicando su mano restándole importancia y cerrando los ojos.- Recuerda que tenemos que empezar a trabajar con los papeles que te debía de entregar Hinata.

Naruto Tosió.

– Lo tengo claro Shikamaru, llevo a Sasuke a la escuela y… vemos ese asunto.

– Neji está molesto por el trabajo extra, fue tu idea y si no lo tomas enserio no será el único cabreado.- advirtió.

El rubio se removió incómodo. Neji era el otro compañero de su grupo de trabajo, un muchacho tres años mayor que tenía toda la pinta de llegar a ser un magnate dentro del mundo de los negocios, con un intachable comportamiento e intelecto superior al de la mayoría del buffete, un hombre demasiado ocupado a sus 26 años el cual, sin duda, no tenía cara de querer estar funcionando al ritmo del rubio con trabajo innecesario.

–Si…ya…– balbuceó.

– Hablo enserio Naruto. Si nos pides un favor y no…

– Nadie se toma más enserio este trabajo que yo.– Incapaz de seguir escuchando al castaño le cortó un poco molesto. – Además no es solo un asunto personal, si resulta cómo deseamos se resolverán cosas que están en una escala mayor. Podría ser beneficioso para la carrera de los tres.

Shikamaru bufó.

– Cómo si eso fuera lo que te importa, te conozco. Esto sobrepasa nuestra jurisdicción, es por ello que es complicado, te estas metiendo en un problema que podría llegar mucho más allá del Tribunal de justicia, Naruto, ya no tiene nada que ver con tonterías de….

– ¿De justicia? – Interrumpió Sasuke extrañado, pues sabía que ambos solo ejercían en el tribunal familiar.

El rubio de removió incómodo mientras Shikamaru lo taladro con la mirada. Aunque ambos pares de ojos eran oscuros estos eran muy diferentes entre sí, la mirada del mayor de los tres pareció flaquear en algún momento, Naruto pareció notarlo y abrió la boca para explicarle pero Nara se adelantó.

– No es de tu incumbencia mocoso. Son asuntos oficiales, mientras menos sepas mejor. – Dijo con firmeza.- Es mejor que lo lleves al colegio, ya ha perdido demasiadas clases. –Suspiro mientras se masajeaba la cien con la punta de los dedos, haciéndolo parecer unos cuantos años mayor.- Cuando vuelvas quiero que nos juntemos a conversar en el restaurante de Chouji, cruzando la calle, nada de demoras. Hay mucho que aclarar…que problemático…


Naruto tenía muchas obsesiones; cómo el color naranja, el rock, los pósters de chicas en bikini, las plantas, la comida y en especial el ramen. Sin embargo su bolsillo nunca había estado preparado para la obsesión adulta que un día llego a su vida. Había escuchado por un conocido que el chico a sus 18 años, se había subido a una motocicleta y no a cualquiera, claro que no: Era ni más ni me menos que una Harley-Davidson, la madre de todos los clásicos motorizados a dos ruedas. Decir que sufrió el enamoramiento más loco y psicópata que podría tener el ser humano era decir poco. Cada miserable moneda que lograba reunir iba directo a sus ahorros. Su fuente contaba que el rubio no había pagado las cuentas de la luz en afán de guardar dinero, que paso hambre y frío por no querer comer ni encender la calefacción en el invierno. Hasta que un día su grupo de seres queridos irrumpió en su casa con violencia para otorgarle la reprimenda de su vida. Naruto volvió a la normalidad, pago sus cuentas y empezó a comer como se debía. Lo que nadie sabía era que continuaba ahorrando en secreto, no tan obsesivamente como antes pero si cuidando sus gastos para obtener su tan ansiado tesoro.

Su mayor anhelo se cumplió años después y yacía en esos momentos frente a los ojos de Sasuke.

Una Harley-Davidson FLSTF negra.

Naruto le tendió el casco al menor permitiéndose una sonrisa traviesa. Con desgana se lo ajusto en la cabeza y se posicionó detrás del rubio.

No era la primera vez que se subía a aquella motocicleta pero la odiaba.

Sasuke por mucho tiempo había estado solo; sin familia, sin amigos…nadie. Por mucho tiempo dudó de su propia existencia. No importarle a nadie era sumamente doloroso. Las ocasiones para hablar con alguien eran escazas tanto en la escuela como en su casa y ni se hable de las oportunidades de recibir afecto físico, ya sea un abrazo, un apretón en el hombro o una simple caricia en el cabello, hasta tomar la mano de alguien se le hacía sumamente extraño. Es por eso que odiaba la motocicleta de Naruto. Le obligaba a pegar todo su cuerpo a la espalda del mayor, a sujetarle fuertemente la cintura con ambos brazos y a apoyar su cabeza cerca de su cuello, donde en algunas ocasiones, cuando el viento no era tan fuerte, le permitía sentir el olor del rubio; un olor fresco pero embriagante que le quitaba la noción del tiempo y lo dejaba mareado por varios segundos.

Sasuke no era tonto. Era un genio. Y como el genio que era sabía perfectamente que cuando se le apretaba el estómago estando cerca del rubio no era porque estuviera enfermo. Que cuando se quedaba pegado mirándolo reír no era porque tuviera déficit atencional. O que cuando realizaba escenas vergonzosas como en la de su despacho no era porque tuviera una desbordante personalidad y no le importara hacer el ridículo. Él sabía que sus hormonas estaban alborotadas y que era culpa de ellas que a veces su comportamiento fuera estúpido. Él sabía lo que le pasaba. Sabía que el mayor era importante y que difícilmente querría separarse de él.

Sabía que tenía sentimientos especiales por Naruto.

Pero también sabía que aquello no podía ser. Sasuke era menor de edad y el rubio su tutor, lo que implicaba que bajo ningún concepto aquellos vagos sentimientos podían pasar a palabras mayores. Tornaría la relación incómoda y por sobre todo si se revelaba que existía una relación que no fuera meramente formal entre ellos dos podrían quitarle la tutoría al mayor. Eso era lo menos que quería: Separase de Naruto.

Y volvía a recordar porque odiaba viajar en aquella maldita, endemoniada e invocadora del pecado. Ese desesperante roce constante hacían alterar sus hormonas, por muy Uchiha que fuera a sus 17 años le jugaban una mala pasada, pues queriéndolo o no su cuerpo reaccionaba más de la cuenta, cuando el frote de su entrepierna despertaba a su amigo y se encontraba con la parte posterior del muchacho que iba adelante. Sasuke únicamente rogaba porque Naruto no se diera cuenta.

Afortunadamente el trayecto de la oficina a la escuela no era largo por lo que en unos cuantos minutos ya se encontraban frente a la entrada. Sasuke se bajó apresuradamente del vehículo, quitándose el casco con rapidez para arreglarse el cabello que había sido aplastado. No se dio cuenta de que cierta pelirosa lo esperaba apoyada en la pared.

– Sasuke-kun, otra vez tarde. – Dijo Sakura.

– Hn.

Naruto miraba divertido la situación. La chica en uniforme de colegiala tenía un cabello de color rosado claro que le llegaba por encima de los hombros y unos penetrantes ojos verde esmeralda que parecían encantar a quien los mirara, a pesar de su gesto de constante mal humor.

– ¿Tu novia? – Preguntó.

La chica se sonrojó violentamente antes de extender ambos brazos agitándolos de lado a lado. Sasuke lo ignoro olímpicamente.

– ¡N-No..!

– Pues es una chica muy linda, sería un desperdicio si no le prestas la debida atención Sasuke – Coqueteo el rubio. La pobre chica solo atinaba a ponerse más roja mientras el otro solo alzó una ceja.

– Aléjate de él Sakura, además de ser un idiota es un pervertido que tiene revistas porno de colegialas debajo de su cama.

– ¡TEME! – Naruto se volvió de color rosado fuerte, pero antes de poder tomar cualquier represalia el celular del moreno sonó y cuando este vio el remitente detuvo al rubio con un gesto.

– Necesito contestar esto…– Dicho y hecho se apartó de los otros dos para hablar a solas.

Un silencio algo incómodo se formó en torno de los dos recién presentados, Naruto tratando de relajar el ambiente se acercó a su moto preparándola para partir.

– Así que…-titubeó el mayor. – ¿Hace mucho que se conocen?

Sakura asintió dándose vuelta para mirar con cariño al azabache, que parecía absorto en su conversación. A Naruto no se le paso por alto el gesto de la joven.

– Desde que éramos niños – Contesto con una dulce sonrisa en el rostro.

– Entonces, ¿Se podría decir que se tienen confianza?

– Algo así – Suspiro. – Nunca se sabe con Sasuke-kun.

Ambos se quedaron en silencio y miraban al susodicho al mismo tiempo. Naruto rebusco en sus bolsillos, buscando un papel, aun no estando seguro de su decisión.

– ¿Le quieres?

Las mejillas de la chica se colorearon nuevamente pero aun así asintió con determinación. No sabía porque le estaba contando aquello a un casi desconocido pero algo le decía que aquel sujeto rubio, de ojos azules de aspecto formal pero desaliñado era de confianza. Naruto le sonrió con dulzura y le frotó la nuca con cariño desordenándole levemente el cabello, resolviendo su determinación. Tomo las manos de la chica aprovechando de entregarle un pequeño papel rectangular.

– ¿Tu nombre?

– Haruno Sakura.

– Sakura-chan, Mi nombre es Naruto Uzumaki, soy el tutor legal de Sasuke; soy su abogado. Como menor de edad es mi responsabilidad velar por su bien estar hasta cumplir los dieciocho. – Hizo una pausa. – Sé que últimamente ha estado extraño y necesito ayuda para averiguar que le ocurre, ha estado por tanto tiempo solo que tengo miedo que tome caminos equivocados. – Naruto miro a la chica directamente a los ojos tratando de transmitirle su preocupación. – Esta es mi tarjeta con mi celular y mi correo electrónico, quiero que frente a cualquier cosa me contactes. ¿Me lo prometes?

La pelirosa abrió la boca para contestar pero en ese momento tocaron la campana del colegio para volver a clases, en el mismo instante en que Sasuke se les unía con el gesto torcido, al parecer molesto por la repentina confianza que habían tomado los otros dos en un corto periodo de tiempo. Los ojos del moreno se detuvieron en las manos del rubio que seguía sosteniendo las manos de Sakura. Los dos se apartaron rápidamente.

– Te-tengo que ir a clases. – Diciendo esto la chica se retiró dejándolos solos.

– Veo que te gustan las menores. – Añadió sarcástico.

– No seas idiota.

Naruto montó en su motocicleta encendiendo el motor preparándose para partir. Se dirigió al menor por última vez antes de despedirse.

– ¿Confías en mí, Sasuke?

El moreno desvió la mirada.

– ¿A qué viene tu pregunta?

Naruto rio irónico ante la evasiva de su protegido, ¿Qué esperaba?, ¿Que viniera corriendo a contarle lo que le preocupaba? Parecía que sí, pensó que su relación con el moreno había avanzado varios pasos pero por lo visto estaba equivocado, todavía quedaba un largo camino que recorrer para conocer a Sasuke Uchiha.

– No soy idiota, aunque lo parezca. Tarde o temprano tendrás que darme una respuesta a lo que me estas ocultando. No quiero que existan secretos entre nosotros.

El pelinegro arrugo el ceño, no parecía indeciso en su decisión de no contarle nada pero sin duda que una pequeña parte de si parecía contener remordimiento. Sin embargo una ocurrencia vino a su mente, haciéndolo recapacitar sobre sus sentimientos de culpa y disipar el tema de conversación.

– Pues todo el mundo tiene algo que ocultar. – Dijo desafiante. – ¿Qué hay de ti y de Shikamaru esta mañana?, ¿Eh?, ¿Me vas a decir que no querías ocultármelo?

Naruto abrió la boca ofendido, luego la volvió a cerrar transformándola en una mueca. Aquello era jugar sucio y Sasuke lo sabía. Una especie de rabia se estaba apoderando del rubio que le hizo colocarse el casco bruscamente, preparado para marcharse en cualquier momento.

– ¿Con que así son las cosas?, ¿Huyes?

– Esos son temas profesionales que no puedo tocar contigo.

– Hipócrita.– Murmuro lo suficientemente fuerte para provocarlo.

Naruto se levantó de su motocicleta, fue directo hacia Sasuke y lo tomó por la solapa de su camisa escolar acercándolo hacia sí. Sasuke hizo lo posible porque su cercanía no lo afectara más de la cuenta.

– Pues bien mocoso engreído. – Dijo el rubio hablando lentamente. – Le vamos a contar al príncipe lo que desea saber. – Tomo una pausa para controlar su rabia. – Resulta que por fin tengo pistas que me ayudarán a atrapar al malnacido que mato a mis padres. Shikamaru y Neji piensan ayudarme con la investigación y podremos por fin meter al maldito tras las rejas.

Naruto lo aparto de un empujón, se subió a su motocicleta y se marchó.

Parecía que esta vez sí que la había cagado.

Continuará…


Asadasda! Lo único que espero es que les haya gustado u_u Ya tengo la mayor parte de la historia pensada y si es que le va bien intentaré actualizarla lo más pronto posible. Lo que me preocupa es si la historia tiene cohesión D: Pues hace muchos años no narro nada y tengo miedo de que apeste totalmente jajaja. Como decía en un principio Naruto ya se está acabando ;_; y todo eso, así que antes de que terminara quería subir un fic, además justo termine el primer capítulo para el cumpleaños de Sasuke! ¿Cómo desaprovechar la oportunidad? Ajajajaj.

En fin, un saludo para todos! Muchos cariños y eso!

Aoi