Diclaimer: Todos sabemos que es de J.K Rowlig, alias la Jotacá, que me presta sus personajes para crear mis locas fantasías.

Titulo: Una tarde de Invierno

Pairing: James/Remus

Duración: Drabble

Género: Romance

Advertencias: Ninguna

Nota: Para Arancha: recupertate del apendice!! Con cariño linda^^

UNA TARDE DE INVIERNO

Es por la tarde, pero ya casi ha anochecido. Nieva en Howarts y los copos caen suavemente sobre el suelo ya anteriormente nevado, y Remus los observa caer con su mirada dorada. El castillo está vacío a escepción de él, Lucius Malfoy y James. Él se ha quedado por que no tiene el permiso, Malfoy esté castigado y no sabe por que se ha quedado James.

Recuerda la cara de mal humor de Sirius al verse solo con Wortmail. Sonríe. Entonces, siente la cálida presencia a su lado, y una voz suave lo sobresalta levemente:

- Moony ...

Pasea por el rostro de James su mirada dorada y le ve sonrojado. Sorprendido, exclama:

- ¡James! ¿Que haces aquí?

James se lo toma ciertamente mal. Ha ido allí para declararse a su lobo y resulta que le molesta.

- Si te molesta, yo ...

- ¡No! ¡No te marches, por favor! -Remus extiende un brazo hacia el en un intento de no alejarlo de él. Sin poderlo evitar, las lágrimas empiezan a caer por sus mejillas, incontrolables- No te marches ...últimamente estamos tan distantes ...y no quiero que te vayas de mi vida...

- Moony ...- James no lo duda y le abraza contra sí, rodeandolo no solo con la calidez de su cuerpo, sinó también con la de su corazón- No me voy a ir... no podría alejarme de tí -Remus leventa la cabeza de su pecho al sentir esto, y espera- Te amo ...

James le besa suavemente, apenas un roce de labios, pero ese beso vacilante parece no acabarse nunca, por que Remus le coresponde levemente, dulce. Los brazos del licántropo le rodean el cuello, mientras él le abraza por la cintura. James sonríe en el beso, y es que sabe que aun que Sirius y ese maldito Snivellus le aman, Remus solo le ama a él. Y cuando intensifica el beso y Moony le corresponde con ansia, solo puede existir la felicidad en su ser, y es que Remus no quiere los besos de la serpiente ni los de Sirius: solo desea los suyos.

Sonría, sí, sonríe.


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