Déjate amar. SongFic Música de Guillermo Dávila.
Los personajes son creados por la escritora Kyōko Mizuki, uno de los seudónimos de Keiko Nagita, y la mangaka Yumiko Igarashi, seudónimo de Yumiko Fijii, publicado en Japón por Kōdansha Ltd. desde 1975 a 1979.
- Es la primera vez, que… te tengo tan cerca de mí, señorita White… me gusta sentir tu aliento, tan fresco y suave, tu aroma a rosas. Te siento temblorosa, tranquila no hagas nada solo déjate amar-
Decía Albert, con voz ronca y a la vez seductora. Ambos se encontraban en un establo, apartado de la mansión Andrew, no hallaron un lugar mejor para conversar acerca de sus sentimientos y la gran atracción existente entre ellos.
- Albert, esto es incorrecto... los dos estamos comprometidos, tú con Diana y (cabizbaja)… yo con Tom-
- Lo sé pequeña, solo quiero estar junto a ti, así sea una vez. Todo este amor que he guardo, lo he guardado para ti, sabes es como soñar despierto, no puedo ni creerlo, estas… (él rozaba sus labios con los de ella) junto a mi-
Sigilosamente, comenzó hacer un recorrido de besos por todo el cuerpo frágil y delgado de Candy, gimiendo a la par como si la vida se le fuera en ello. Mientras en susurros le decía sutilmente al oído.
- Escucha, aprenderé a quererte, aunque el tiempo deje huellas en mi piel, serás como mi primavera, serás la vida entera, una razón para vivir-
- ¡Oh! ¡Oh! … Albert, (tragaba en seco, gimiendo a la par) endulzas mis oídos ¿Cómo negarme a tus palabras de amor?-
Al mirar sus ojos brillosos, llenos de luz, se dan cuenta que ambos quieren sentirse, más allá de lo permisible. Candy, lo desea tanto como él, la desea a ella. Viéndola directamente a sus ojos color esmeralda, ella hipnotizada por sus ojos azul cielo, se deja quitar lentamente su vestido de seda color perla, el cual se ceñía perfectamente a su cuerpo y entre besos y caricias atrevidas, Albert la seduce con sus palabras, de forma sublime y suave. Daba la impresión que no solo la amaba con sus besos y caricias, sino también con su voz...
- estarás conmigo, lo descubro en tu forma de mirar se me escapa la alegría… cuando se trata de ti-
Candy ya sin aliento, exclama
-¡esto, no puede ser! ¡Debemos parar! –
Mientras, Albert la recostaba en el heno de las caballerizas, ella despaciosamente le desabotonaba la camisa y el pantalón, apreciando mejor su cuerpo atlético nada exagerado, pues era un hombre rubio de 1.90cm de estatura y ella una rubia de 1.60cm.
-por favor, déjate amar como solo lo puedo hacer yo, déjame estar un poco más dentro de ti-
Asintiendo con los ojos, permite que le retire la ropa interior... él se posiciona en medio de sus piernas... y la embiste de un solo impacto, y se mueve de forma frenética, a la vez que ella movía sus caderas para formar una danza hormonal que jamás hayan sentido, besándose apasionadamente, ella saboreaba sus tetillas... y el tocaba sus pezones...
-oh, oh, Albert, eres maravilloso, ¡no, quiero que termine!- -¡yo tampoco! todo el amor que he guardado es para ti, te lo quiero dar, te lo voy a dar-
-¡sí! si mi amor, solo quiero estar contigo y nadie más, seré solo tuya… ámame con vehemencia-
-¡así!… ¡Candy! así ¿te gusta?- -¡sí! sí con más fuerza estoy a punto de... de...ah...ah...-
-caaa...an...dyyy, te amooooo- llegaron al clímax más perfecto, que hayan vivido ambos... de pronto escuchan una voz… que lo llaman. Nerviosa Candy, insiste en que se arregle él, quiere enfrentar a su adversario, no le importa pero… ante la insistencia de Candy a medias logra ponerse el pantalón, cuando entra Tom, con una escopeta y agarra de un brazo a Candy mientras unos hombres someten a Albert...
Continuara…
