Disclaimer:Crepúsculo le pertenece a Meyer.


A Alice no le preocupan, ni le impactan, las cicatrices con forma de media luna que Jasper luce en todo su cuerpo, no, no son relevantes para ella. Tampoco le molesta que a veces esté un poco arisco cuándo transcurre mucho tiempo desde la última caza, entiende que problemas los tienen todos y, en diferentes tonalidades.

Lo que le angustia son sus heridas, ésas que no curan, que se intensifican cómo un virus, las cuales le afectan más y mas.

Es la culpa que siente Jasper, a pesar de que no debería sentirla. Porque, en su opinión, tener sed es algo completamente natural, es un estado de transición inevitable. Es el cuerpo que demanda por alimento, cómo cualquier ser vivo y, en éste caso, no vivo.

Sabe que eso a él lo carcome por dentro, que se siente un inútil por supuestamente ser el "eslabón débil", pero ella no piensa así.

No puede borrar, aunque le gustaría, los recuerdos de la mente de Jasper. Tampoco puede parar el temor que le invade a él - y que se expande por todos los poros de su cuerpo- cuándo siente que su autocontrol está apunto de colapsar. No logrará nunca que el remordimiento salga completamente de su sistema.

Pero, si algo es capaz de hacer... es, definitivamente, de amortiguar el golpe.

Por eso está allí, sentada a su lado, con su pequeña mano cerrada alrededor de la amplia palma de él, mirándole a los ojos, intentando decirle con su mirada cosas que sabe que de otra forma no escucharía. Apoyándolo en todo momento.

Él no escuchará sus palabras, pero agradecerá sus gestos.

Es entonces, en aquellos instantes en que el tiempo parece detenerse más de lo normal, cuándo un repiqueteo de la puerta hace que separen aquella conexión, ése choque de destellos dorados y negros.

Edward está esperando al otro lado de la tabla de madera labrada, impaciente.

Jasper le mira dudoso mientras aprieta aún más su mano y un ligero pliegue aparece en su frente.

Ella le sonríe y deja escapar una suave risita, su voz suena similar al canto de una ninfa. Llena de vida, irónicamente, natural.

De pronto, él relaja un poco su semblante y su quijada se vuelve menos tensa.

Si en algo es experta Alice, es, de una forma totalmente inconsciente, en transmitirle un poco de su alegría a Jasper.

Con ellos, definitivamente, los poderes parecen invertirse.