No es la típica historia a la que estamos acostumbrados, este fic, os contará la historia de cómo los años han pasado para cada uno de nuestros protagonistas y cuál fue la primera vez que en realidad se conocieron. Espero que os guste y que no me machaquéis mucho, es mi primer fic, tenerlo en cuenta.
Nuestra historia se remonta sobre los años ochenta. Beckett es una niña muy astuta y adelantada para su edad, aunque sigue fantaseando con su debilidad por los unicornios, eso es aún lo que le hace soñar. Tras haber perdido a su madre cuando solo tenía diez años, ha tenido que aprender lo que es vivir sin esa figura materna; pero a decir verdad, nuestra pequeña Beckett que ahora ronda los trece ha sabido convivir con ello, por duro que le haya resultado.
Como cada mañana la pequeña Kate Beckett andaba un par de calles para llegar al instituto. A pesar de su corta edad no le quedaba más remedio, ya que su padre Jim se marchaba muy temprano a trabajar. Lo que ella no sabía era que esa mañana iba a ser muy diferente para ella.
Mientras cruzaba la calle que la separaba del instituto, un joven de unos diecisiete años de edad, con melena al viento y unos abdominales marcados, que se dejaban entrever por su camiseta ajustada, aceleró la moto en la que viajaba para llamar la atención, con tal mala suerte que arrolló a Kate. Ella se levanto del suelo gritando y con alguna que otra lagrima en los ojos.
-¿Perdona estas bien? – dijo el joven con cara de asombro. Beckett se quedó mirándolo un rato mientras lo maldecía y quedaba impactada con la belleza de aquél muchacho.
–Si no pasa nada, han sido solo unos rasguños- respondió Beckett.
El chico le tendió la mano como muestra de ayuda y la levanto del suelo.
–Siento mucho lo ocurrido, si necesitas algo yo también voy a este instituto, puedes contar conmigo para lo que quieras- dijo el joven.
Ella que seguía embobada por esos grandes ojos azules, se acarició el codo que tenía algo magullado y asintió con la cabeza. De nuevo el joven volvió a abrir la boca
–Perdona que no me haya presentado, soy Rick Castle- dijo el chico con una sonrisa enorme en la cara. Kate puso cara de tonta, por el impacto de la sonrisa del joven, y acto seguido se presento ella.
Los dos juntaron sus manos a modo de despedida y tiraron cada uno para su lado, Rick se dio la vuelta gritando
-¡Kate ya sabes que para lo que necesites! Ella agacho la cabeza con esa media sonrisa tan peculiar en ella y se ruborizó.
Habían pasado un par de semanas desde aquel accidente con la moto, Kate veía de vez en cuando a Rick por las escaleras del colegio, pero no se atrevía ni tan solo a saludarlo, le parecía guapísimo e inalcanzable, rara vez no le veía con aquella chica rubia que tanto odiaba; la famosa Gina: alta, delgada, con un pecho voluminosos y unos labios que quitaban el hipo.
Todo lo contrario a ella que se seguía considerando una niña, pero para decir verdad, Beckett no estaba nada mal para su corta edad, tenía el cuerpo de una pequeña atleta: delgada, estilizada y con grandes ojos que llamaban mucho la atención.
Beckett andaba por los pasillos del instituto, mirando de reojo a Rick a que estaba al otro lado del pasillo con aquella rubia. De repente se escucho
-¡Beckett cuanto tiempo!- miró hacia un lado y lo vio, ahí estaba él, con su cazadora de cuero y aquella sonrisa de dientes blancos perfectamente alineados. Beckett levanto la mano a modo de saludo y siguió su marcha, lo que no esperaba es que Rick corriera tras ella y le abrazara por detrás, aferrando su espalda al pecho
–Kate, ¿Cómo llevas lo del accidente? Me quede preocupado y durante estos días no te he visto para poder preguntarte.
Ella entre asustada y ruborizada, ya que la tenía abrazada, solo pudo articular un bien como respuesta. Mientras seguían en aquella posición Kate se escabulló de sus brazos, más colorada que un tomate y agachando la cabeza.
-Kate me preguntaba si te apetecería tomar algo un día de estos. ¿Una coca cola?, ya sabes por aquello de que eres menor- río Castle.
Ella lo miró con cara de te has pasado y le dio un leve golpe en el brazo. –No sé si podré tomar algo contigo- dijo ella.
Rick con cara de extrañado, la miro y dijo -¿Cómo que no? ¿No te estarás tomando a mal lo de que eres menor?- rió de nuevo, mostrando su maravillosa sonrisa, que tan loca volvía a Katte.
¡Oye! –Exclamó Kate entre risas. –No te lo he dicho pero estoy a punto de cumplir los catorce- y se ruborizó como nunca lo había hecho.
Rick que no pudo contener la risa, comenzó a reírse a carcajada limpia. –En serio Rick Castle te estás pasando- dijo Kate, con cara de entre niña buena y desagrado.
La volvió a abrazar, se acercó a su oreja y le dijo –No te preocupes, todavía no soy mayor de edad, me sigo uniendo a tu clan de los menores- y rió en la oreja de ella.
Kate no pudo controlarlo y se ruborizó de nuevo.
Continuará….
