Porque adoré a Vincent desde el primer momento. Siempre lo quise y siempre lo querré; con sus confesiones… sus datos… su dedicación… Esto va por ti, Vin. Y no me importa que no reciba casi Review, porque no lo hago para eso, lo hago porque se merece algo. Algo que nos lo recuerde todavía. Algo que nos recuerde que él estuvo aquí y que hay que tenerlo con nosotros.
*Montenegro*
Pum… Algo me atraviesa el pecho haciendo que me sacuda levemente y pierda mi movimiento. Caigo al suelo con el Agente Booth encima de mío, arrodillado a horcajadas sobre mi esternón y haciendo presión en mi pecho. Una bala. Me han pegado mi primer tiro. Mi bata gris claro comienza a teñirse de rojo, de sangre, mi sangre. Me desangro. Esa bata gris, que yo esperaba que algún día fuese una bata azul oscuro. Esperaba poder llevar esa tarjeta en la que pondría: Dr. Nigel-Murray. Pero eso está muy lejos de pasar. De hecho, es un deseo inalcanzable. Mi sueño era aquél que parecía tan cercano, mi sueño era llevar una bata añil.
-Hay que hacer presión Vincent. Sé que duele pero… -el Agente Booth. Tan colaborador, buena persona… Nunca llegaré a conocerle a fondo, porque ésta es la primera vez que lo oigo decir mi nombre. Me veo interrumpiendo sus palabras:
-No duele, no duele. -niego con la cabeza, desgastando mis pocas energías.
-Eso es bueno, ¿no, Booth? –pregunta la doctora Brennan. Mi ídolo. Mi modelo a seguir. Ahora veo borrosa su cara, pero puedo distinguir rayas líquidas que se deslizan desde sus ojos hasta su barbilla, una vez ahí se precipitan a mi bata gris. Brillan mucho ante mis ojos y eso me atrae. Miro directamente las pequeñas gotas cayendo y mi mente se desconecta.
-No dejes que me vaya… me encanta estar aquí. No dejes que me vaya. –tartamudeo, no sé a quién se lo digo, sólo espero que funcionen mis palabras. La boca se me hace empalagosa, pesada, al igual que mis párpados. Mantengo los ojos medio abiertos a petición del Agente Booth. Finalmente, en mi último aliento, lo último que escucho, es algo realmente mágico… Eres mi favorito.