Toda esta situación era una mierda, todo se había jodido y no había manera de arreglarlo. Tricia no había dejado las drogas y había estado haciendo tratos con Pornstache. ¿Cómo no se había dado cuenta? Había estado pasando durante meses y en sus propias narices. Se supone que Tricia era de su familia, como su hermana pequeña. Y tenía que haberla cuidado, estar más pendiente. Ahora ella estaba muerta y todo por su culpa.

Si no se hubiese enfadado con Red habría mantenido la boca cerrada y no le hubiera dicho nada a Pornstache. Todo el mundo tenía razón, era una bocazas y sólo sabía fastidiarlo todo. Red no le había dicho nada de sus intenciones pero aun así debería haber confiado en ella porque la conocía. Para eso era su madre.

Nicky estaba pensando en todo esto en la parte de atrás de la cocina, donde nadie nunca iba. Estaba enfadada con Red por no contarle sus planes, con Tricia por no haber dejado las drogas cuando se lo prometió a todas, incluso después de estar en aislamiento. Pero sobre todo estaba enfadada consigo misma. Aunque es verdad que Red la había usado de mensajera para que hiciera el trabajo sucio lo hizo porque confiaba en ella, sabía que podía soportarlo. Pero Nicky volvió a fallar. Y falló porque seguía siendo débil. Ahora las drogas no podían servirle de excusa porque estaba limpia. Había tenido una rabieta con Red y lo había ido contando todo y ahora Tricia estaba muerta.

Sonrió un poco mientras se limpiaba una lágrima al acordarse de cuando Tricia llegó a prisión. Una chica delgada, rubia y algo asustada, como todas cuando llegan. Nicky lo supo en cuanto la vio, era una yonki. Y no pudo evitar sentir afecto por ella y cuidarla. Red también lo reconoció y rápidamente hizo lo mismo que con Nicky y la incluyó en la familia. Y con el tiempo Tricia se fue acostumbrando a la vida en la cárcel. Pasó el mono y parecía que estaba limpia, hasta consiguió una novia que se preocupaba por ella. Al parecer ni todo eso fue suficiente.

Nicky no lo admitiría nunca pero estaba asustada. Ella podía estar ahora mismo en el lugar de Tricia si no tuviera unos cuantos años más de experiencia y no fuese una perra cínica. Ahora por su culpa Pornstache tenía a Red en sus manos y toda esta mierda seguiría ocurriendo. Si tan sólo hubiese mantenido la boca cerrada.

Dio una patada en la pared de pura frustración. Le siguió un puñetazo y luego otro y otro. Se sentía bien. El dolor físico lo podía aguantar. Eran las voces en su cabeza que le decían que no había cambiado y el sentimiento de que todo era una mierda con lo que no podía tratar.

Siguió golpeando la pared con todo lo que tenía dentro, sin darse cuenta de que estaba llorando. Lágrimas de rabia caían por sus mejillas. Entonces sintió que unos brazos la rodeaban y la apartaban de la pared, impidiéndola que siguiese haciéndose daño.

Morello estaba fuera de su cubículo junto con las demás reclusas. La mayoría estaban intentando consolarse por la muerte de Tricia y aunque ella misma sentía las lágrimas que querían salir sabía que no era el momento. Nicky la necesitaba ahora. Nunca lo reconocería, por su puesto, pero ella la conocía. Estiró el cuello para poder ver el cubículo de Nicky pero no estaba allí. Llevaba esperándola media hora pero no había rastro de la chica. Salió hacia la sala común donde estaban algunas latinas junto con Poussey y otras chicas negras pero ni rastro de la rubia. Fue a la cocina y vio que el despacho de Red tenía la luz encendida pero al no oír ninguna conversación dejó a la mujer tranquila. Sabía que por mucho que la apreciara Red no lloraría en su presencia y a veces hasta los más duros necesitan desahogarse. Pasó rápidamente por delante de la puerta confiando en no haber sido vista y salió por la puerta.

Escuchó unos golpes y a alguien llorando y de inmediato supo que era Nicky. Forzó su vista buscándola en la oscuridad y vio su silueta. Estaba como loca golpeando la pared, como si su vida dependiese de ese combate, estaba fuera de sí. Morello se acercó corriendo e hizo todo lo que podía hacer. La abrazó con toda su fuerza y la alejó de la pared esperando que fuese suficiente.

Nicky se resistió al principio, se movió hacia los lados intentando liberarse pero pese a lo débil que parecía la morena no cedió ni un centímetro y la mantuvo en su lugar. Al final Nicky se rindió y sólo lloró mientras se sentaba en el suelo con Morello detrás sin soltarla en ningún momento. Siguió llorando sin darse cuenta de que había empezado a balancearse levemente y entre todo el lío que era su cabeza en ese momento escuchó una voz con un fuerte acento de Brooklyn que le susurraba que no era su culpa. Y, por tonto que pareciera, la voz alejó a sus demonios.

Morello siguió abrazando a Nicky y susurrándole en el oído la verdad. No era su culpa. Nada de lo que había pasado había sido culpa suya. Así que siguió repitiendo las palabras como si fueran un mantra mientras se balanceaba con ella. Parecía que eso hacía que se calmara.

Con el tiempo Nicky se tranquilizó y pudo tener un pensamiento lo suficientemente coherente para poder expresarlo. Se giró, como pudo, entre los brazos de Morello y susurró:

- Lorna… sí que

- Sshh – la interrumpió Morello algo sorprendida de que usase su nombre- No lo es, y me da igual lo que digas

- Pero, tú no sabes nada – replicó Nicky hablando en un tono más normal.

Morello sonrió dulcemente mientras le apartaba el pelo de la cara y le limpiaba las lágrimas.

- Lo sé todo. Sé que le dijiste a Pornstache cómo meter cosas en la cárcel y lo que Red te dijo que le dijeses a Tricia.

Nicky la miró sorprendida sin atreverse a decir palabra.

- Pero, ¿cómo sabes?

Morello volvió a interrumpirla.

- No soy tan tonta, como parecéis creer todas. Tu enfado cuando dije que Tricia se había chivado, el nerviosismo de Red, tu expresión cuando te enteraste de que Tricia había muerto… Te conozco, Nicky, mejor de lo que piensas. Y sé que ahora mismo crees que si no hubieras dicho nada Tricia seguiría viva. Pero no es así. Ella eligió su propio camino y no es culpa de nadie. Y, mírame – giró el rostro de Nicky para que la mirase a los ojos- tú no eres Tricia.

Nicky volvió a romperse cuando escuchó las palabras de Morello. Conocía su mayor miedo. Tricia le recordaba demasiado a ella misma cuando era más joven. Ese fue el mayor motivo por el que la cuidó cuando se conocieron. No quería que volviese a repetir los mismos errores y pensó que podía ser un buen ejemplo para ella, al menos con el asunto de las drogas. Y si Tricia había muerto significaba que ella había fracasado y que tampoco había esperanza para ella. Pero aquí estaba Morello mirándola fijamente y diciéndole, con la convicción y la voz más firme que nunca había oído viniendo de ella, que no era así. Que ella si tenía un futuro lejos de allí. Y no pudo más que creerla. Se giró del todo para estar frente a frente y se abrazó a ella dejando que espantase todos sus miedos.

Morello la acogió en sus brazos mientras hacía círculos en su espalda como tantas veces había hecho Nicky con ella antes para tranquilizarla.

- Ese cabrón de Pornstache lo habría sabido antes o después. Fue amenazando a todo el mundo, incluso a las que no pertenecemos al equipo de cocina.

Ese dato llamó la atención de Nicky quién rompió el abrazo para poder mirar a Morello.

- ¿Qué hizo qué? ¿Te hizo algo? Dímelo.

Morello se reprendió a si misma por su metedura de pata. Lo último que necesitaba Nicky era otra excusa para ir a por Pornstrache. Sinceramente, no sabía de lo que era capaz en ese estado. Así que pasó las manos por sus brazos intentando tranquilizarla mientras hablaba.

- Nada. Me hizo conducir hasta fuera de los límites y me interrogó. Me amenazó un poco pero cuando se dio cuenta de que realmente yo no sabía nada me dejó en paz.

Nicky sintió como la rabia la inundaba y dio un golpe en el suelo. Morello inmediatamente cogió su mano para evitar que volviese a hacerse daño y alzó la voz.

- Nicky, está bien. Ese hijo de puta pagará por lo que ha hecho pero no será hoy, no esta noche. Y desde luego no será haciendo algo que aumente tus años aquí. Pensaremos en algo.

Cuando Nicky empezó a relajarse, Morello revisó su mano y se alegró de que no hubiera nada grave. Algunas contusiones, pero nada que llamase la atención de las compañeras que las incitase a preguntar o a hacerse una idea de lo que había pasado. Sin pensárselo dejó un suave beso en los nudillos y soltó su mano para volver a estrecharla entre sus brazos.

Nicky se sorprendió por el beso. Morello nunca había hecho algo parecido, pero en lugar de pensar en ello se dejó llevar. Enterró la cara en su pelo y cerró los ojos sintiendo como poco a poco sus caricias la tranquilizaban. Red tenía razón, la había traicionado pero precisamente por eso ahora iba a hacer que el cabrón de Méndez pagase por todas las que había hecho. Se lo debía a Tricia, a Red, a Morello, incluso a sí misma. No iba a librarse esta vez, eso seguro.

Red se levantó de su despacho, limpiándose el rastro de lágrimas. Había oído a Morello cuando pasó por la cocina pero no le dijo nada porque sabía lo que buscaba o más bien a quién. No obstante, ya había pasado mucho rato y cuando había terminado de hablar con Nicky la chica estaba bastante afectada. Eso sumado a la tensa relación que esas dos mantenían últimamente hacía que la situación fuese algo volátil. Y no descartaba que Nicky la pagase con ella, más teniendo en cuenta que sabía dónde dar para hacer daño. Ahora necesitaban ser fuertes y estar unidas para ir a por Méndez. Lo último que necesitaban era tener a una Morello llorando por los rincones porque le habían recordado que su prometido no existía. O a una Nicky de mal humor porque Morello no la hacía caso.

Se dirigió a la puerta que daba al patio y la abrió muy despacio, evitando hacer ruido para no alarmar a las chicas. Y lo que vio no pudo dejarla más sorprendida.

Estaban sentadas en el suelo frente a frente y abrazadas. Morello le susurraba algo que no podía oír pero que por la expresión de Nicky parecía que la relajaba.

No pudo evitar sonreír levemente. Nicky… Siempre actuando cómo la chica dura cuando en realidad sólo estaba pidiendo a gritos que alguien la quisiera. Por eso la había acogido como su hija, ella sabía cómo cuidarla y tratar con ella. Sólo esperaba que esas dos solucionaran los problemas que tenían antes de que alguna de ellas saliera realmente herida. Cerró la puerta dejándolas su intimidad cuando supo que no habría ningún problema del que ocuparse y se dirigió a su cama. Mañana las esperaba un día muy duro a todas.