-¿¡En serio ganaste el concurso Kagome!? - vociferó extasiada, tanto que los comensales se le quedaron viendo, y ella al sentir las miradas sobre ella, pidió disculpas

-Estamos en una cafetería, ¿recuerdas? - suspiró - ¿difícil de creer, verdad?

-Vamos, ya era justo que algo así te sucediera - le rezongó - siempre has dado tu mejor esfuerzo en el trabajo y eres una excelente persona, ¿por qué no habría de sucederte algo así? -

-Aun si tuvieras razón, ¿y si es una mala broma Sango? -

-Oportunidades como éstas no ocurren dos veces en la vida, y lo sabes - atajó mientras le daba un sorbo a su espresso

Sango Numajiri es una chica que actúa sin pensar y una gran amiga de la infancia de la protagonista de esta historia: Kagome Higurashi. Veintitrés años, soltera temporal (o al menos eso es lo que ella piensa), cuerpo promedio y sin fetiches. Y por si fuera poco, es la típica mujer japonesa que no cree en los finales felices.

-Oportunidades dices - respondió poco convencida

-No es el momento para que te pongas a discernir - dijo tratando de animarla - te lo mereces Kagome -

Sonrió con un poco más de confianza; al menos por esta vez podría darse el gusto. Pagaron la cuenta y la acompañó hasta la estación del metro ya que tenía que ir a escuchar cómo sermoneaba a su hermano el director de la escuela por haberse agarrado a golpes con otros chicos; incluso después de haberle pedido miles de veces disculpas por no dejarla hasta el aeropuerto le insistió que no se pusiera de pesimista y fuera al viaje. Se despidió de su amiga y alejó de ella todo pensamiento negativo.

El sólo recordar el ridículo concurso le provocaba una inusual jaqueca.

- FLASHBACK -

Marzo, Japón.

Como era de costumbre, estaba en su cómodo departamento viendo un programa de cocina con Sango, y justo cuando regresó de la cocina con bebidas, un comercial poco divertido se reproducía.

"¿Se aproxima el verano y no tienes vacaciones planeadas? Entonces ésta es la oportunidad perfecta para ganar un viaje a Tokio con todos los gastos incluidos, y al decirte todos, nos referimos a t-o-d-o-s."

-Kagome, ¿escuchaste? -

-¿Realmente piensas que estoy oyendo lo que ese sujeto está diciendo? -

"Y sí, seguramente usted no me está poniendo atención."

Sango apenas y pudo contener su carcajada, mientras que Kagome le volteó los ojos y no le quedó de otra que seguirle el juego.

"Pero le aseguro que no tiene nada que perder. Basta con que nos envíe una carta contestando la siguiente pregunta: ¿existen los príncipes?"

-Qué pregunta más estúpida -

"Y por más insólita que se oiga, sea sí o no su respuesta, tendrá que argumentar por qué. Tiene hasta el primero de abril para enviar su réplica con sus datos a la dirección que se muestra en pantalla. No espere más y usted puede ser la persona elegida para el mejor viaje que haya tenido en su vida."

-Omitiré los peores treinta segundos de mi existencia - mencionó sarcástica, recargando su mentón en las palmas de sus manos

-¡Kagome! No seas dramática por favor - objetó divertida al señalarla - ¿y si participas en el concurso? -

-La pregunta ofende Sango... -

-¿Qué puedes perder? -

-Además de mi tiempo y energía - se detuvo - mi dignidad -

-Aburrida - reprochó

-Si tanto te interesa, ¿por qué no participas tú? -

-Me gustaría, pero mi hermano hará verano en la escuela, por ende, no puedo dejarlo solo - señaló - tengo limitantes Kagome -

No podía creer lo que estaba a punto de hacer: se levantó de su silla, fue a su cuarto y volvió con una hoja y un bolígrafo.

-¿Sólo tengo que contestar la pregunta y ya, no? -

Estuvo a punto de asfixiar a su amiga de tan fuerte que era el abrazo, pero afortunadamente no hubo accidentes. Sango tenía una sonrisa de oreja a oreja y Kagome... bueno, sería una mentira si se pensara que está feliz por entrar.

-Y dime, ¿qué vas a poner de respuesta? -

-Que todo es una fantasía creada por mujeres para mujeres que sigan creyendo en el amor verdadero -

-Siempre tan cruel... -

-A eso le llamo ser realista - se defendió mientras escribía su juicio

-¿Y si realmente existieran los príncipes? -

-Eso es imposible. Estamos en pleno siglo veintiuno -

-A veces lo imposible puede volverse posible Kagome - susurró a lo bajo

Y así, en menos de media hora, terminó de armar su conclusión. Tomó un sobre, anotó la dirección gracias a la memoria de Sango y dejó caer la carta en el buzón más cercano, pensando que esto había sido una mera tontería.

- FIN DEL FLASHBACK -

Al día siguiente, cuando ya había pasado el tiempo para enviar más cartas, recibió una llamada telefónica en donde le decían que había ganado el concurso. Simplemente sorprendente.

Ahora, ahí estaba ella, con dos modestas maletas de viaje y lista para tomar el metro que la llevaría directamente hasta la capital de Japón, pero en el momento en que iba a subirse, una mano le nubló la vista y otra le tapó la boca y nariz con un paño húmedo, tenía un olor fuerte como el alcohol etílico, sin embargo, no era eso lo que estaba respirando.

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Su cabeza la sentía pesada y sus extremidades dolían, ¿acaso la habían amarrado? Apenas y podía divisar lo que había a su alrededor; sacudió su cabeza y sus ojos comenzaron a abrirse como platos: el cuarto en el que se encontraba era del tamaño de su apartamento, y el piso estaba suave o, ¿está en una cama? Volteó a todos lados y cada vez quedaba más sorprendida de lo que había a su alrededor: un ventanal de cedro con cortinas de seda, un tocador de oro con incrustaciones de jade, zafiros y rubíes y las paredes trazadas con líneas delgadas de madre perla. Podía presumir que estaba soñando o verdaderamente estaba en un palacio.

-¿Has despertado? -

¿Una voz?, ciertamente nada femenina; el tono fue masculino y las palabras sonaron tan llenas de cortesía que fueron suficientes para hacerla sonrojar. Tragó saliva y vio que una silueta alta y prominente se alzaba, por la poca luz no podía verlo bien pero aquel individuo dejaba rastros brillantes, ¿se trataba de un espíritu?

No, todo se definió cuando esa figura prendió las luces de lo que parecía ser una habitación. Se trataba de un hombre, vistiendo una hakama negra con bordes rojos y confeccionado con hilos de oro y el himo en los mismos tonos teniendo consigo un emblema, éste consistía en la flor de crisantemo de oro en el centro y debajo de lo adornaba una paulonia. La flor está rodeada de seres sobrenaturales, del lado izquierdo un dragón y del lado derecho el ave fénix.

Y él, tenía el cabello largo que le llegaba hasta la cadera, el rostro poseía facciones que podían compararse con la de los dioses y su mirada estaba fundida en un color ámbar tan profundo que podría conquistar a cualquier mujer.

-¿Tú... quién eres? - preguntó a duras penas Kagome, aún no lograba salir de su asombro

-Disculpe mi rudeza, permítame presentarme - posó su mano derecha a la altura de su corazón - mi nombre es No-Taisho Inuyasha, príncipe heredero de Japón – expresó, y comenzó a caminar hacia ella – y usted, será mi esposa –

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¡Konbawa! Este es mi primer fic 100% limpio, es decir, sin lemon xD. Espero les guste mucho ya que salió de la nada jajajaja, y encima tengo TRES FICS que no he terminado... shimataaaa X_X. Pero no lo puedo evitar, cuando llega la inspiración, LLEGA.

También quisiera decirles que quizá no sean largos los capítulos pero prometo buen contenido y sorpresas =)

Por cierto, el himo es el cinto de la hakama =O.

Espero con ansias sus críticas constructivas.

¡XOXO!

Luna-es 2012