Disclaimer: No tienes que preocuparte, esta historia es tan vieja que ni nosotras reconocemos a los personajes. Y si eres Himaruya, no te pongas nervioso, nada más te perdiste por la web, esta es una página en español.
España y Prusia notan que Francia se deja caer demasiado, y le sujetan entre los dos dejando de reír.
Francia les abraza con fuerza a ambos, apretando los ojos y haciendo un esfuerzo por no lloriquear un poco... porque Francia es un drama.
—Eh! ¿Estás bien? —pregunta Prusia pasando un brazo de Francia por encima de sus hombros y sujetándole de la cintura contra su cadera.
—Oui... estoy cansado nada más —mira al suelo y se limpia los ojos— ¿Cómo están ustedes?
—¡Bien! —España toma el otro brazo agarrando a Francia igual que Prusia—. Anda, ve tú a por las maletas, por favor —le pide.
Francia, en cuanto Prusia le suelta, se sostiene por sí mismo. Este se vuelve recogiendo las maletas y se entretiene porque una está enganchada a una extraña fuerza invisible.
—Todo va a estar bien —asegura España para Francia en un susurro.
—Lo sé... es sólo... no es tan fácil cher —admite mirándole de reojo y pasándose una mano por el pelo—. Estuve a punto de pedirle a Canada que tuviera sexo conmigo hace un rato —agrega tres tonos más abajo.
—Lo sé —asegura España y luego levanta las cejas cuando Prusia, que al final ha conseguido soltar la maleta de la fuerza invisible llamada Canadá, vuelve a su lado.
—Después decidí venir aquí... —le sonríe a Prusia—. ¿Listo para la borrachera del mes?
—Oh seh! —responde Prusia contento—. ¿Cómo te fue en las juntas aburridas? ¿Le viste?
— ¿Le... le... le vi? —levanta las cejas sorprendido por la pregunta.
—A mi bruder —explica.
—Ahh... —respira mirando a España de reojo—. Oui, claro que le vi... de hecho terminó enojado y tengo que ir a Berlín en un par de semanas.
—Hizo una presentación para esta junta y... oh! ¿Se enojó? —Prusia levanta las cejas—. ¡OH! ¿Vais a venir a casa?
España mira a Francia con cara de circunstancias. Este le mira y luego suspira.
— Oui. Terminaremos el G8 en tu casa.
—Awesome! —Prusia sonríe ampliamente—. ¡Tengo que llamarle! Spanien, tienes que quedarte tú también!
—Necesito además... ver al garçon antes —mira a Canadá de reojo, evitando la mirada de España—, pero antes que todo... tengo que emborracharme.
—¿A América? —pregunta España— ¿para qué?
—¡Ah! ¡Quizás podamos decirle que se quede en casa también! —Prusia contento, organizando una fiesta en Berlín.
—En un rato te cuento... —murmura bajito y luego mira a Prusia—. Decirle quoi a quién?
—¡Que se quede en casa! —repite.
—¿Quien? —le mira de reojo.
—Con nosotros, mandamos al señorito a Bern o a Wien y hay cuartos para todos!
—¿Quieres que el garçon... y Angleterre, se queden en tu casa en Berlin? —pregunta deteniéndose en seco.
—Yo no he dicho nada de England... —hace un gesto de desagrado—. Pero se puede venir también si quiere —se encoge de hombros.
—Podríamos dejar de hablar de ellos un rato, s'il vous plait... ¡estoy harto! —responde en un tono demasiado irritado y empieza a caminar de nuevo, a toda velocidad esta vez.
—Mirad, hay... Veamos, mi awesome cuarto, el cuarto de mi bruder, el de Italien, el de Ungarn, el del señorito, el de invita... —empieza a enumerar y se queda callado al oír eso.
—Ehm... —vacila España y Canadá les sigue, por cierto.
—No, no... Yo creo de hecho que yo me voy a ir a un hotel... —agrega el francés un poco fastidiado.
—Bueno, pues England que no venga —resuelve Prusia encogiéndose de hombros—. Mirad, es fácil... Tú y Spanien conmigo, Amerika y Kanada que vengan al de Invitados, tú te vienes, ¿no? —le pregunta a Canadá—. Ja, claro que te vienes, —sigue sin dejarle contestar— y... —se vuelve a mirar a Francia—. Neeeein, tío! ¡Si tú no estás no es lo mismo!
—Angleterre y Amerique se quedan en el mismo cuarto —explica sin mirarle, saliendo a la calle y buscando en dónde están los taxis que son camioneta.
—¡Echamos al señorito y te quedas con su cuarto para ti solo! —propone— o Spanien al cuarto de Italien y yo me voy con... —se sonroja un poco—. Y tú te quedas con mi awesome cuarto y... No! England no va a venir. ¡Que England se vaya a un hotel!
—Entonces el garcón va a irse también a un hotel de merde... ¿cuál es la parte de que ellos dos están juntos que no has entendido aún, Prusse? —le pregunta mirándole a los ojos.
—Pe... Pero... —vacila—. No tienen por qué estar siempre en el mismo cuarto, England es como Römer, quizás podamos hacer que le de vergüenza —propone y se ríe mirando a España.
—Necesito alcohol —murmura en realidad más para sí mismo que para nadie más, encaminándose a las camionetas. El resto le siguen—. ¿Cómo está Hongríe? —pregunta en cuanto se suben a la camioneta, intentando cambiar el tema.
—Pues yo creo que si invito solo a Amerika, England no vendrá —sentencia Prusia para sí mismo cruzándose de brazos después de poner las maletas en el maletero.
—Yo creo que mi brother —empieza Canadá y luego no se le oye lo que dice.
España entra detrás de Francia y luego Prusia entra. Canadá entra al final, mientras sigue diciendo algo y nadie le oye.
—¿Que me decías, tío? —pregunta Prusia.
—Que creo que mi brother va a ir a donde vaya England —repite Canadá.
—Frankreich? —sigue Prusia al ver que no le contesta.
—Que cómo está Hongrie... pero creo que Canada te está hablando —mira a Canadá—. Tienes que hablar más fuerte cher.
—Oh… —Canadá se avergüenza más porque ya se había avergonzado cuando se dio cuenta de que Prusia no le escuchaba—. No es importante lo que decía en realidad...
—Ah —Prusia se vuelve a Canadá—. Perdona, tío— y luego se vuelve a Francia sin prestarle más atención—. ¡Pues bien! Y ahora qué sé que mi bruder va a estar enojado por lo del G8 seguro ya puedo volver a casa.
España le sonríe a Prusia. Francia mira a Canadá con cierta pena y luego mira a Prusia.
—Es muy probable que nadie se acuerde de nada que hayas hecho mal, mon ami... creo que todos acabamos bastante traumatizados del G8. ¿No crees Canada?
—¿Por qué? ¿Qué paso? —pregunta España. Prusia mira a Francia y Canadá esperando que uno de los dos lo cuente. Canadá mira a Francia en plan "no planearas contarles".
—Pues... —Francia sonríe con sonrisa maligna por primera vez en horas—. Amerique et la Russie pelearon. Pelearon... a golpes. Estando solos. Y Amerique se sacó sangre...
—Oh... ¿Y? —pregunta España que eso no le impresiona.
—En el labio —sonríe y mira a Canadá. El chico niega con la cabeza, asustado de que lo sepan.
—Oh, tío... Russland está para que lo encierren —protesta Prusia.
—Y a que no saben quién la lamió de ahí... —sonríe más y luego mira a Prusia—. Como me digas Angleterre te corto algo —se ríe un poco, ahora de mejor humor que antes porque a Francia le encantan esos chismes. Prusia parpadea al oír eso.
—¿Se la lamió? —España reacciona primero—. ¡Qué dices! ¿Y que hizo América?
—¿Quien se la lamió? —pregunta Prusia sin entender, alemán el pobre.
—Lo inicial es... qué problema le ocasionó a Russie —Francia ignora la pregunta de Prusia—. Russie tenía una erección del tamaño entero del Kremlin...
España y Prusia flipan. Tan simple como eso, así, muy coordinados. Canadá niega con la cabeza desaprobando la acción de Francia, pero no dice nada.
—Pero... —empieza España primero y Francia sonríe satisfecho, mirándoles a ambos.
—Oui? —se acomoda el pelo.
—Pero Rusia... Hasta donde yo sé... O sabía... Dios mío... —sigue España.
—¿Hasta dónde tú sabes quoi, mon ami?
—Bueno... Según yo odia a América —resume.
—Oh, oui, lo sigue odiando.
España se ríe.
—Sííí, clarooo ya se nota...
—Non, non... lo detesta. Mon dieu, no me vengas con que no... Yo detesto a Austria por ejemplo y eso no quiere decir...
—Dios mío... —España sigue flipando.
—Canada, cher... ¿quieres contarles tu qué es lo que dijo Amerique al respecto? —le sonríe a Canadá y le cierra un ojo.
—Espera, espera... ¿A Russland se le puso dura con Amerika? —pregunta Prusia el bestia sin estar seguro de entender.
—Mon dieu... —susurra Canadá sonrojándose hasta las orejas.
—Oh! ¡Si! ¿Qué dijo América? —pregunta España.
Francia mira a Canadá y él lo mira suplicante.
— ¿Qué hizo? Debió reventarle la cara... Dios mío... ¿Cómo lograsteis separarles? —España se hace su película.
—Yo no creo que... yo no creo que deberíamos, France... es muy delicado este tema y... —empieza Canadá intentando razonar con Francia. Este chasquea la lengua.
—Se van a enterar de cualquier forma... todos lo saben. Lo sabes tú, lo sabe Allemagne, lo sabe Russie, lo sé yo, lo saben los interesados... Italia seguro lo sabrá pronto y Japon seguro le tomó fotos en la segunda ocasión, o en la tercera... —se encoge de hombros—. Amerique... vamos a decir que no estaba tan descontento —sonríe con la misma sonrisa cabrona de antes, mientras se gira a España.
—Russland es un maldito psicópata, mira que empinársele por pelear con Amerika... Seguro Amerika quiso matarle. Seguro fue por la sangre —deduce Prusia sorprendentemente—. Espera... Russland lamió a Amerika?
España abre los ojos como platos y parpadea.
—¡Anda ya! — responde sin creerle.
—Espera... —Francia se gira a Prusia flipando—. ¿Cómo sabes que fue por la sangre?
Prusia le mira.
—¿Cómo que como lo sé? Pues porque lo sé... ¡Ese tío puede distinguir mi sangre de la de mi bruder a kilómetros solo con el olor!
—Necesito conseguir la sangre de Amerique, a todo esto... se la he prometido a Russie —agrega Francia como cualquier cosa y se gira a con España—. Oui... Amerique... disfrutó la lamidita —sonríe. Ahora es Prusia quien flipa.
—¿Lo dices en serio? ¿Vas a conseguirle sangre al psycho-vodka?
—No, pero... —España vacila— Uaaaaaaaala tío!
—Lo sé, lo sé... —se ríe un poco, bastante encantado con hacer que flipen de esa forma.
—Yo he dicho lo mismo de conseguirle la sangre para Russia... —declara Canadá y no sé si alguien le oye o no.
—¿Quién le lamió? Russland? —vuelve a preguntar Prusia.
—Voy a intentar conseguirla, pero no creo que Amerique me la de a mi tan fácilmente... ¿tienen alguna idea de cómo? —pregunta mirándolos a ambos.
—Y que dijo... Ehm... —España vacila—. Bueno, si es que lo sabe...
—Le lamio Russie a Amerique el labio, y Amerique sacó la lengua para besarle —mira a Prusia a ver si así se lo aclara.
—Yo no sé si quiero ayudarte a conseguir sangre para el psycho-vodka —dice Prusia inseguro y se calla al oír eso. Canadá interrumpe.
—Yo no creo que estuviera intentando besarle, France.
—¿S-Saco la... Lengua? —vacila Prusia repitiendo algo.
—¿Y qué crees que quería? ¿Atacarle con la lengua? —levanta las cejas el francés mirando a Canadá.
—¡Oh, Dios mío! —exclama España que sigue flipando en general.
—Sacó la lengua... en efecto. Además de la correspondiente erección —Francia aplicando el concepto "a las cosas por su nombre, al menos con Prusia". Canadá baja la cabeza, avergonzado por el regaño.
—Mein gott in himmel! —Prusia empieza a flipar en serio ahora que lo tiene claro—. Pero ¿que no se caen mal? ¿O es como Schweiz y el señorito? Espera... Pero England... —sigue—. Tengo que... —saca el teléfono corriendo. Francia se ríe.
—Non, non... ellos sí se odian en serio... Yo creo que Suisse y Autriche siempre se han querido — se fija en el teléfono—. NON! NON NONNON! Prusse!
—Was? —Prusia le mira. Francia pasa de la tranquilidad a la HISTERIA en cero coma.
—¿A quién le escribes?
—Pues no me extraña que todos acabarais traumatizados —sentencia España.
—Pues... —se sonroja un poco—. A Ungarn...
—Ah!... Anda pequeño, escríbele a la chica mientras piensas en cómo se sienten sus pechos en tu mano... o en tu boca... —le responde Francia distraídamente mientras mira a España—. Ya te imaginarás cómo estaba Angleterre... —entrecierra los ojos.
—W-Was? —pregunta Prusia tomado por sorpresa y empieza a salirle una poquita sangre de la nariz.
—Al borde de la masacre colectiva, intuyo —se ríe España mirando a Canadá de soslayo. Francia mira de reojo a Prusia y sonríe, girándose a verlo de nuevo.
Canadá se da cuenta también.
—Oh... Prussia... tienes un poco de sangre en la nariz, deja veo como... —comenta mientras busca algo en su mochila, porque el ñoño trae pañuelos desechables ahí.
—Was? —Prusia se lleva la mano a la nariz, limpiándose con el dorso y cuando ve lo que pasa se sonroja.
—Mon dieu, cher... no lo hice a propósito esta vez —se ríe Francia—, pero ya que estamos... —mira a España como pidiéndole permiso con sonrisa macabra.
—Oh, por favor —pide España con un gesto de la mano y una sonrisa de burla parecida.
—Was? —Prusia vuelve a preguntar, mirándoles sin pillarlo.
—Hablo de los pechos de Hongrie... cuéntale a Canada, cher... lo grandes que son —se ríe un poco.
—Atento chico, vas a ver un truco de magia —le dice España a Canadá, que no entiende nada y los mira a los tres como si estuvieran locos.
—O puedes contarle cómo se le ven cuando no trae sujetador y se pone una blusa blanca... y se le transparentan —se lleva la mano a la barbilla. Prusia se sonroja mirando a Francia.
—Oh! Tío! —medio suplica agarrándose fuerte y riendo nervioso… y ahí se muere.
—Ya no decir lo... —el francés se queda callado y mira a Canadá—. Dime que no es adorable.
Canadá flipa sin saber qué decir y España se descojona.
—¡Y olé! Impecable —valora entre risas.
—P-Pero... —el canadiense mira a Francia y a España y a Prusia alternadamente, pensando que realmente están locos, mientras Francia se descojona con España.
—Es extraordinario... ni siquiera tuve que llegar a utilizar la palabra succión o realmente describir su textura —explica entre risas. España le tiende la mano a Francia ceremoniosamente.
—Es usted un maestro... Y creo que lleva demasiados días lejos. Y espera a que se despierte, es casi más divertido aun —sigue para Canadá.
Francia le sonríe y le toma la mano a España, acariciándole el dorso de manera sensual.
— Los he echado de menos... —se lleva la mano del español a la boca y le besa los nudillos. Canadá mira al albino con cara de circunstancias.
—Lo más fantastique es que puedes matarlo repetidamente con pensamientos parecidos... es como… un apagador —sonríe.
—Ay, tonto, no hagas eso —finge vergüenza España siguiéndole el rollo a Francia—. Luego está un poco de malas, pero se le pasa enseguida cuando le recuerdas que en realidad le gustan... Es un arma potente contra él, si la supieran en su casa...
Francia le suelta la mano y le sopla un beso.
— Non! Si la supiera Autriche! Món dieu... —se ríe—. Quizás se lo pasaría muerto... Aunque no sé si con lo mucho que le odia, con tal de que no lo disfrute, fuera capaz de no usar el arma...
Canadá mira toda la escena y piensa en todo el trabajo que tiene que hacer en casa... Y en lo locos que están los tres... Y en que Francia se ve mejor. Sonríe tímidamente. Prusia sacude la cabeza recuperándose un poco.
—Sois unos cabrones...
—Oh... Venga... Solo estamos recordándote cosas bonitas —le cierra un ojo—. Como cuando pasas tus dedos por cada... —suena el celular de Francia con el mensaje de Inglaterra... Y se acuerda de la situación—. Uno mientras... La... —saca el teléfono nervioso y pierde el hilo por completo de lo que está diciendo una vez que ve que SI es un mensaje del inglés.
España se descojona de Prusia y se detiene un poco al oír que Francia se calla, mirándole.
Francia sonríe un poquito de lado y se muerde la uña del dedo gordo de una mano, mientras responde el mensaje inmediatamente, enfocándose totalmente en el teléfono y olvidando TODO lo que hay a su alrededor. Prusia agradece que se haya callado.
—Seguro un día encuentro la manera de devolverme.
España mira a Francia con el ceño fruncido y le da un codazo.
— ¿Tú que dices, niño? ¿Cómo lo ves? —España señala a Prusia hablándole a Canadá.
—Ehh... yo... yo creo que es... —y comparte una opinión que nadie alcanza a escuchar.
—¿Que has dicho? —pregunta Prusia a Canadá.
—Ah... Quoi? ¿En... quoi?
—He dicho que... —sigue de nuevo en un susurro. España niega con la cabeza.
—Así que querías que vayamos todos a Berlín para tener una excusa para irte al cuarto de Ungarn —le suelta a Prusia.
—Canada, habla más fuer... —mira a Prusia—. Ah... sí, Hongrie...
—W-Was?— vacila Prusia sonrojándose otra vez y luego se ríe nervioso—. Que... Que tonto eres tío
—Pero creo que tu plan no va a funcionar —sigue España y trata de mirar que escribe Francia, que mira a Prusia sin tapar su teléfono.
—Cher, peor puedes dormir en el cuarto de Hongrie sin problemas.
Prusia se ríe como idiota, nervioso.
—De hecho si le dices que duerma sin ropa... no vas a dormir, vas a morir en el cuarto de Hongrie toda la noche —sonríe un poco y luego se vuelve al teléfono.
El albino abre los ojos como platos y se sonroja aún más mientras ríe forzado.
— Kesesesese que tontos sois los dos kesesesesese~
—Me pregunto si son lo suficientemente suaves como para servir como almohaditas... —sigue Francia ahora haciendo caso a las dos cosas.
—Oh, venga, actúas como si tú no lo pensaras más a menudo de lo que estás dispuesto a confesar —añade España. Canadá está mudo mirando la interacción y Prusia les mira a los dos, MUY nervioso.
—P-Pero...
Francia le manda el mensaje y luego se queda mirando el teléfono, esperando un mensaje de vuelta y luego mira a Prusia de reojo.
— ¿No ibas a hablarle?
—Ehm... No... No... Creo que... No... —responde Prusia histérico. Francia le sonríe.
— Estoy seguro que el sonido de su voz va a tranquilizarte... Eso y la imagen mental de tu lengua sobre sus pechos... ¿ya has descubierto en dónde le gusta más? —sonríe más.
—P-Pero... Ya luego... En casa de Polen... —vacila Prusia mirando a España.
—En cuanto lleguemos a casa de Polonia nos iremos —le advierte España.
— ¿A dónde? —pregunta Canadá preocupado.
—De juerga —sonríe el español.
—A beber —contesta Francia al mismo tiempo que España. Prusia saca su teléfono mirándolo con miedo.
—Sólo es una llamadita... no tienes que pensar en sus pechos, cher... —indica Francia recibiendo otro mensaje en el teléfono y volviendo a sonreír un poco, mordiéndose de nuevo la uña del dedo. España fulmina el teléfono.
— Francia... —le advierte.
Prusia decide que vale, que venga, que llama a Hungría, se lleva el teléfono al oído. Francia lo ignora por completo, suspirando un poco y pasándose una mano por los ojos.
— ¡Francia! —protesta España tomándole de la muñeca que tiene el teléfono. Francia salta sorprendido.
—Q-Quoi? — mira a España.
—Venga —pide España con un gesto para que guarde el teléfono mientras Prusia les mira.
—Pero... espera... —Francia lo mira con desconsuelo—. Es... es importante —le suplica a España. Canadá también les mira.
—No, no me espero —responde mirando a los otros dos para que Francia se dé cuenta—. Venga... Ya no.
—Es solo… un mensaje —se suelta de la mano de España y escribe el mensaje "Perdona, es solo... no es tan rápido. Pásalo bien" poniéndose triste y guardándose el teléfono en el bolsillo.
—No, Francia, un mensaje es importante, ahora... Lo que haces es el verbo con C y el verbo con S y están prohibidos —sentencia España sabiendo que así Prusia no va a pillarlo y esperando que Canadá tampoco, refiriéndose a "coquetear y seducir". Sonríe al ver que lo guarda.
—¿Tengo prohibido coger y tener sexo? —pregunta Francia intentando bromear mientras se mueve incómodo en su asiento, entendiendo a lo que se refiere España. Canadá, que estaba más bien asumiendo que estaba el verbo con T de Trabajar... frunce el ceño.
—Sí, si lo haces por teléfono teniendo a estos tres tíos buenos aquí contigo —bromea España de vuelta— es una falta de respeto. Prusia les sigue mirando a ambos pensando que hay algo raro y luego se relaja al verles bromear.
—No estoy haciendo nada de eso... —cierra los ojos e intenta tranquilizarse. España suspira—Necesito alcohol —declara pasándose una mano por el pelo.
—Ya estamos llegando, ¿no? —valora Canadá mirando por la ventanilla.
—Ungarn no responde —asegura Prusia guardando su teléfono, que suena en cuanto lo guarda.
—Seh, ya estamos casi —responde España. Prusia abre los ojos y vuelve a sacarlo, nervioso, mirando quien es.
Francia se muerde de nuevo la uña y suspira, pensando en lo jodidamente mierdero que es esto... y a la vez, considerando que tuvo la estúpida oportunidad de quedarse con un Inglaterra... uno sólo para él... se lleva las manos a la cara y se talla los ojos.
—Ahm... Es mi... Eh... Bruder —asegura Prusia al verlo, de manera absolutamente nada convincente, histéricolocoperdido—. H- Hallo, West! —saluda tratando de aparentar normalidad.
Canadá mira a Francia un poco preocupado. España también lo mira, de soslayo, y niega con la cabeza.
—West? Tú te has creído que soy West?! —le riñe la húngara.
—Nein, nein... Pero... —dice Prusia y carraspea al estilo alemán—. Frankreich ya me lo ha dicho.
— ¡¿De qué hablas?! —pregunta ella descolocada—. Soy UNGARN! ¡Deja de hacerte el tonto!
—Sí, está aquí conmigo, estamos en Warsaw, con Spanien y Canada —sigue.
—¿Quien está aquí contigo? ¿De que hablas? ¿Va todo bien?
—Pero volveremos todos a Berlín para el final del G8, claro —continua después de una pausa no lo bastante corta.
—Oh! ¿En serio? —Hungría sonríe aunque no entienda nada
—Prusse... —murmura Francia aun tallándose los ojos.
—Quizás deberías probar a torturar un poco más a Prusia —propone España a Francia—. Cree que nos creemos que habla con Alemania.
—Es en dos semanas, ¿verdad? —sigue Prusia esperando que ella lo pille—. Nein, pero vendremos antes... —hace una pausa—. Claro que hablo con west, idiota! —le responde a España.
—Saluda a Hongrie de nuestra parte, cher... la escucho hasta acá —Francia le mira.
—¡No es cierto! —mira el teléfono nervioso—. ¡Es mi bruder!
—Pues vaya que le ha cambiado la voz por una aguda, idéntica a la de Hongrie... —suspira, sin sonreír realmente.
España sigue mirando a Francia y negando con la cabeza.
—En dos semanas entonces... vaya. Ahora iré a hablar con tu hermano a ver qué me dice... ¿no vas a volver antes? —le pregunta—. No que me interese que vuelvas, es solo...
—Si es Alemania pásamelo, tengo que hablarle —pide España maligno. Francia sonríe un poquito de lado.
—El caso es que yo te llamaba porque Frankreich me ha contado del encuentro de Amerika y Russland cuando Russland se empalmo después de lamerle el labio. De hecho "cuando ambos se empalmaron" —resume Prusia y luego cuelga—. Lo siento, tío, se ha cortado — y luego frunce el ceño, prendiéndosele el foco en algo... se desconecta de la conversación, y cierra los ojos pensando que...— mmmm —saca el teléfono y escribe algo más, en relación a que no va a tirarse a Polonia.
— ¿QUE? QUÉEEEEEE? —Hungría flipa.
— ¡Le has colgado! ¡Tío! ¡Eso es terribleee! ¡Pero como la has cagado! ¡Suerte que no era Hungria porque ella no volvería a hablarte! —exclama España exageradamente para Prusia.
—W-Was? —Prusia medio en pánico—. ¿Por... Por qué?
—Pues uno no le cuelga a su mujer... —explica Francia mirando el teléfono de se sonroja más y mira a Francia ahora.
—Pero... Pero ella no es...
—Pero bueno, aun podrías arreglarlo si volvieras a llamar, pero claro, como era Alemania... No pasa nada —España sonríe. Canadá les mira a todos.
— Quizás puedas escribirle —propone amablemente a Prusia.
—No era Alemania, déjate de ridiculeces y sí es tu mujer —mira a Prusia—. Márcale otra vez antes de que te marque ella.
—Pero... Pero... —Prusia mira su teléfono con miedo y vuelve a marcar, asustado. España sonríe.
Francia se pasa la mano por el pelo mirando al techo. Hungría contesta.
— ¡Me colgaste!
—Ha... Hallo...
— ¡Me colgaste! —repite.
—Yo... —mira a Francia y a España buscando un poco de ayuda.
—Lo siento, se ha cortado... —susurra Francia—. Por eso he vuelto a llamar
—Lo... Lo siento... Se ha cortado, por eso he vuel... —se detiene—. Pero es que antes...
—No quería que Frankreich y Spanien supieran que te estaba hablando a ti porque te echo de menos...
—No... No quería que Frankreich y Spanien supieran que te estaba hablando a ti porque... —se sonroja.
—Te echo de menos —repite España animándole—. Por eso volveremos pronto.
—Te... Te... Echodemenos —repite demasiado rápido—. Y vol... Volveremos... Pronto —vacila. Francia sonríe abriendo los ojos y viendo su actividad.
—Ohhhh... —Hungría sonríe—. Vaya... está bien. Yo... yo también...
España le pone la mano en la rodilla a Prusia y le sonríe.
—Bien hecho
Prusia sonríe cuando oye lo que ella le responde y sonríe al oír a España tapando el teléfono.
—¡Me ha dicho que ella también! —exclama en un grito muy contento, tratando de susurrar, pero es posible que le hayan oído hasta China.
—¡Oye! Deja de chismearles a todos —protesta Hungría aunque se ríe un poco también. Francia le cierra un ojo.
—Quizás ahora sea momento de que pienses en sus pechos.
El albino se sonroja al oír que le ha oído y se incomoda con lo que dice Francia.
—Aun así, me da gusto saber que vuelves pronto... pensé que podríamos ir a mi casa un fin de semana ahora que vuelvas, ¿qué te parece?
—¡No te preocupes cariño! —grita España para Hungría—. ¡Cuando estemos allí te contaremos de él!
—Eh? ¡Dile a Spanyolország que no estoy hablando con él! —se defiende riendo.
—Ah... Un... ¿Fin de semana entero? ¿A tu casa? —repite Prusia sin poder creerlo—. ¿De... Verdad?
—Pues... estaría bien, ¿no? Especialmente porque hemos pasado como tres horas, juntos, desde que... —se sonroja y se calla.
—Whoa! —Francia sonríe y le enseña los pulgares. Prusia traga saliva y carraspea poniéndose serio tratando de poner una voz más grave, idiotamente.
—Eso... Bueno, podría no estar... Mal —asegura medio desinteresado.
—Ohh... —Hungría frunce el ceño al no verlo tan interesado—. Bueno, si no quieres no y ya.
España se levanta y le da un zape en la cabeza.
—¡No seas idiota!
Francia niega con la cabeza y pregunta a señas que qué le ha dicho ella.
—Eeeeh! —protesta Prusia para España.
—¿Qué? ¿Pues qué esperas que te diga? —protesta ahora Hungría ante la protesta de Prusia.
—Was? —pregunta Prusia al teléfono sin entender eso. Hungría frunce el ceño.
—Pues que te invito a casa y no quieres ir, pues... no vamos y ya, tampoco es como que me muera de ganas —Hungría la bestia.
— ¡Hungría! ¡No le hagas caso! —grita España—. Por su cara parecía el día de reyes.
La húngara frunce aún más el ceño.
— ¡Están todos oyendo lo que digo? ¡Voy a darles a todos en la cabeza con el sartén la próxima vez que los vea! —grita en el teléfono.
—Dile que sí quieres ir... —susurra Francia— ¡Díselo!
—N-Nein, nein... Ellos... —Prusia el torpe no sabe qué hacer—. No sé cómo... —confiesa sincero.
—¡Dile que sí quieres ir con ella a casa! ¡Díselo! —Francia le urge.
Canadá sigue mirándoles a todos sin poder creer que lo hagan todo tan complejo.
—¡Coño, Prusia! —España le da otro zape para que reaccione. Francia repite.
—Me encantaría ir contigo a tu casa.
—Yo... Sí quiero ir —vacila Prusia.
—Mmm... Quizás deberíamos hablar de esto cuando no estén ellos y cuando pueda verte a la cara —propone Hungría un poco mosqueada pero entendiendo el problema.
—M-Me encantaría ir contigo... A tu casa —repite a Hungría. Ella sonríe.
—Obviamente te encantaría — se burla un poco, y si estuvieran juntos le daría un golpe en el hombro o algo por el estilo... muy machón.
—¡Pues! No... Yo... Tú me has invitado por que soy awesome así que tú querías que fuera primero —se defiende nervioso de la burla.
—Errr... —ahora es Hungría la nerviosa, sin saber bien como defenderse—. ¡Tú no eres awesome! —escupe lo primero que se le viene a la cabeza. Prusia levanta las cejas y hace cara de desconsuelo. España frunce el ceño.
— ¿Qué pasa?
Francia se lleva las manos a la cara. Hungría se da cuenta de lo que acaba de decir.
—Di... dice que no soy... —repite Prusia— ¡Pues tú eres tonta!
—Bueno, no... Es decir... sí, pero... no... No es que te... ash! Quiero que vayas, ¿vale? Quiero que vayas porque sí, eso debería ser suficien... —se calla al oír que la llamó tonta—. ¡OYE!
—Prusia! Prusia! ¡Cálmate! Es como Suiza... Como Romano, está mintiendo por que le da vergüenza —explica España.
—Claro que dice que no eres awesome como yo digo que Angl... —se calla de repente mirando a Canadá, pálido como el papel.
—Como... ¿Cómo Schweiz? —pregunta Prusia después de oír los balbuceos de la húngara.
—No me digas tonta... ¡tú eres más tonto! —protesta. Al oír eso... Algo hace click en la mente de Prusia y sonríe malignamente.
—¡Yo te gusto! —acusa a Hungría con cierto tono burlón. Ella se queda callada impresionada con la acusación... y grita unos segundos después.
—¡Pues yo te gusto también!
—Ah... Pero... —vacila Prusia sonrojándose—. Es decir...
Canadá mira a Francia pero dice nada.
—¿Aja? A ver... anda, venga, dime algo ante eso —le reta burlona también. Francia ha decidido que mejor se calla...
—Yo te gusto más porque yo soy awesome —sentencia estúpidamente ahora de forma menos efectiva. Hungría hace los ojos en blanco
—No es verdad.
Prusia vuelve a poner cara de desconsuelo.
—No es verdad que me gustas más —agrega nerviosa—. Yo te gusto más porque soy awesome... ¡tú me lo has dicho!
—Si lo soy, yo soy Awesome —responde confiado—. Soy el más awesome de todos y por eso me has invitado a tu casa.
—Quizás, pero yo soy tan awesome como tú y pego más fuerte —se defiende ella como puede.
—Prusia, yo que tú me daría por vencido tío, ella tiene dos buenas razones de peso para ganar esta discusión— responde España lo bastante fuerte haciendo el gesto para que Prusia entienda de que habla. Francia se ríe.
—Joder... dile a Spanyolország que se calle —Hungría se sonroja.
—Was? Pero... Yo no... —Prusia empieza a sangrar un poco otra vez—. Dice que te calles —repite a España.
—Dos razones suaves, tersas y delicadas... Pero que pueden apretarse... una con cada mano —explica Francia.
—Eeeh —Prusia vacila y empieza a temblar, sangrando más, mirando a Francia. Canadá levanta las cejas.
— ¿Vais a hacerlo con ella al teléfono?
—Entonces no tienes nada que objetar! JA! Yo sabía que yo era más awesome y que te gustaba más —se burla un poco. Francia mira a España.
—O que pueden apretarse y hundir la cara en ellas... O que pueden lamerse —agrega España.
—Mientras ella gime por lo que estás haciendo —incluye Francia—. Y dice tu nombre en tu oído—susurra.
Prusia abre aún más los ojos al oír a Hungría y mira a España completamente enajenado, balbuceando algo como bupunmduslu... y Francia da el toque de gracia. España recupera el teléfono que Prusia ha dejado caer y se lo lleva él al oído.
—¡Hey! ¿Qué hay, cariño?
Hungría frunce el ceño
—Jo! Y Poroszország?
Francia se le acerca a Prusia sonriendo y le hace un cariño en el pelo, luego se gira sonriendo con Canadá...
—Oui... era una situación de emergencia.
—Está teniendo algunos problemillas ahora mismo, pero pronto se recuperara y te lo mandamos a Budapest... — sigue España.
—P-Pero... Joder! ¡Vaya que son metiches ustedes! ¿Qué le ha pasado?
—Ha sido tu culpa, pero no es nada que no te perdonara si prometes pasarte el fin de semana en top-less
—¿Mi culpa? —abre los ojos como platos—. De qué... argh! No voy a explicarte a ti si voy a pasar o no pasar nada en top-less! —se defiende. España se suelta a reír.
—Aun así, te declaro absoluta vencedora de la discusión.
—¿Una situación de emergencia?—pregunta Canadá.
—Vaya... ni siquiera sabes qué estábamos discutiendo —se cruza de brazos.
—No veo por qué no ibas a explicarme —sigue España tan tranquilo—. No es como que yo vaya a acompañarle.
—Pues claro, ¿no has visto el desastre? —responde Francia a Canadá.
—¡Claro que no! ¡Nada más eso nos faltaba! En fin... mándelo para acá cuanto antes, ¿sí? Por favor...
—Si lo prometes... Te prometo que me ocupare personalmente de mandártelo sin ropa interior—negocia el español—. Y perderá la maleta en el aeropuerto.
—Solo estaban... No estoy seguro de saber por qué discutían, pero no parecía muy serio —confiesa Canadá.
—Oh, dios mío... —se asusta Hungría—. P-Pero... —balbucea— Y... yo… es que no puedo estar top-less... todo el tiempo. No va a escuchar nada de lo que le diga —confiesa.
—La cosa es que podía convertirse en serio muy pronto... —sonríe el francés—. Eso pasa con Prusse. Mueve las cosas de manera tal que quizás mañana tengamos a Hongrie invadiendo Allemagne, ejército y todo —se ríe.
—Mmmm... Supongo que podemos dejarlo en... Cuando estéis en la casa, solos —concede España.
—¿Cómo? —Canadá levanta las cejas.
—Prusse organiza y desorganiza al mundo en un parpadeo —explica.
—Pero... Co…
—Supongo que puedo prometer que lo estaré la mayor parte del tiempo... si él accede a estar igual... —susurra.
—¿Cómo hace eso? —pregunta Canadá pensando que él no consigue nunca que pase NADA.
—Oh, excelente —sonríe España—. Yo me ocupo.
Francia se encoge de hombros.
—Es un don natural... Eso y hablar a un nivel de voz que la gente escuche... te lo he dicho cientos de veces —explica.
Canadá baja la cabeza, avergonzado, y dice algo demasiado bajo otra vez. Francia niega con la cabeza y le levanta la barbilla
—He dicho fuerte, cher.
—P-Pardon —repite Canadá en un susurro, pero audible esta vez.
Prusia empieza a recuperar el conocimiento.
—No pidas perdón por eso —le sonríe de lado y le hace un cariño en la mejilla—… es solo... odio que los demás te ignoren sólo porque hablas bajito...
Suena de nuevo el teléfono de Francia.
—¿Algo más que quieras pedir que suceda? estoy seguro de que puedo negociar hasta que te ceda sus records en el pro-evolution a cambio de lo que te pido —sigue España—. Claro, no es como que sus records valgan mucho la pena porque es un desastre, pero...
Hungría se ríe.
—Podría quedarse a hacer sus castigos en vez de largarse, por ejemplo.
Prusia se lleva las manos a la cara, frotándose los ojos.
—¿Qué ha... pasa...? ¡Oh, tíos! ¿Otra vez? —protesta.
—Uy! eso lo veo más difi... ah, mira, espera, que está recuperándose, ¿Quieres hablar con él? —España tan feliz.
—Pues es que Prusse... estaba siendo un desastre —Francia se ríe un poco.
—Demonios... venga pues, ¡pásamelo! —pide ella. España le tiende el teléfono a Prusia.
—Tu chica —le dice con una sonrisa. Francia ha ignorado a todo el mundo y está ahora buscando fotos de un jardín japonés, con cara de drama. Prusia se sonroja un poquito y recupera el teléfono.
— Hallo?
—Hallo... —le contesta ella— ¿Qué ha pasado?
—Ah! kesesesesesese —se ríe nervioso—. Nada... nada importante. He tenido que... atender un asunto urgente y... kesesesesesese~
Canadá observa a Francia y España ahora mismo está demasiado pendiente de Prusia para reñirle.
—Claro, ¿qué ha pasado? ¡Yo gane! JAJA!
—Was? —Prusia levanta las cejas— ¿de dónde sacas eso?
—Pues Spanyolország me dijo que yo había ganado y no respondiste nada.
Prusia mira a España.
—¿Por qué le has dicho que ha ganado?
Él se encoge de hombros.
—Porque lo ha hecho, tío.
El albino frunce el ceño mosqueado.
—Quizás puedas cobrarte la revancha en Budapest —propone España—. Eso si consigues conectar el cerebro el tiempo suficiente para articular alguna palabra simple —añade para sí mismo.
—Soy awesome! —canturrea Hungría. Prusia aprieta los labios.
—Me cobraré la revancha en Budapest! —repite Prusia lo que le ha dicho España.
—JA! A ver si es cierto.
—Claro que sí, porque yo soy Awesome, ya lo veras!
—Sí lo eres —concluye ella.
—Si lo... —empieza a replicar y entonces se da cuenta de lo que ha dicho y sonríe ampliamente.
Ella también sonríe.
—Awesome... —valora sonriendo y el coche se detiene porque si no van a seguir con eso tooooda la noche. Ha sido un laaaaaaaaaaargo trayecto.
—Entonces vienes pronto... Yeah! Avísame cuando... ¿vale?
—Ah! Ja... —mira hacia afuera— tengo que dejarte ahora, ¿vale? Interroga a mi bruder sobre lo que te he dicho del G8!
—Ohh! ¡ES CIERTO! ¡Es impresionante! Jo... bueno, vamos a ver qué le saco a Deutschland porque ya sabes cómo es —se ríe—. Pórtate bien, tonto.
—Nah! —se ríe maligno—. Vamos a emborracharnos hoy, Frankreich lo ha pedido —asegura mientras se baja yendo a sacar las maletas.
—Ohh... dios mío... por favor, no hagas ningún desastre demasiado grande —responde—Cuidense...
A todo esto, España y Canadá siguen pendientes de Francia que debe seguir con el teléfono, y efectivamente, está embobado con el teléfono aun.
—Francia... —vuelve a reñir España.
—Auf viedersehen —se despide Prusia.
Francia se ríe por lo bajo de un mensaje de Inglaterra y se ríe un poco más al escribirle que le hable cuando vuelva... para invitarle un café sin mostaza... se lo envía sin enterarse de España.
—Adiós —se despide ella y cuelga.
A ver si conseguimos rellenar todos los huecos con esta historia :D No te olvides de agradecer a Holly su colaboración en la edición en el review!
