A petición de ciertas persona escribí este fic no se cómo me haya salido porque aparte de petición fue reto y yo no me puedo negar a un reto, mi amiga me las pagara un día de estos pero hasta entonces pondré esto aquí.

Fiebre

Estaba en casa de el cuidándolo porque según ella el estaba enfermo pero al parecer el tenia otra cosa que ella no había notado. Le había entregado la medicina que había preparado para él. Ella aun estaba ruborizada después de todo era EL! Estaba desnudo de la cintura hacia arriba.

El se bebió el contenido del vaso completamente, y le sonrió a su acompañante antes de que ella lo recogiera y lo llevara de vuelta a la cocina. Cuando volvió para despedirse, vio que Ikuto la miraba de una forma rara. Puede que la luz que llegaba desde la cocina apenas bastara para iluminar levemente el espacio de la salita, pero ciertamente sus ojos parecían echar chispas.

-Amu – fue apenas un susurro que Amu había apenas alcanzado a escuchar
-Dime Ikuto
-Te he dicho ya que eres hermosa
- No estés jugando Ikuto –hizo una pausa – enserio que estás enfermo
- No es nada de eso Amu es la verdad – le acaricio el rostro con una de sus manos
- Que haces Ikuto? – parecía farol de navidad

Ikuto aprovechó la mano que tenía sobre su cara para alzar su barbilla y besarla. Al principio fue leve, apenas un contacto de sus labios al que Amu no reaccionó, tan sorprendida estaba. No era la primera vez que la besaban, pero nunca se lo habría esperado de Ikuto que siempre estaba de broma con ella. Intentando separarse, abrió la boca para protestar, pero le fue imposible cuando la lengua de Ikuto se deslizó en su boca. En cuanto sus lenguas se encontraron, miles de sensaciones recorrieron el cuerpo de ambos en especial de la peli-rosa, haciéndola corresponder el beso. Cerró los ojos y se dejó llevar, pero cuando el peli-azul posó su otra mano sobre sus caderas, Amu repentinamente recobró el sentido y le apartó.

- Realmente... empiezo a pensar que de verdad... - él la miró extrañado, como un niño al que le niegan una golosina – tienes algo más que una simple fiebre. Mejor me voy - fue a la puerta.
- ¡No, espera! - en dos pasos estuvo junto a ella, sujetándole la muñeca antes de que pudiera siquiera agarrar el picaporte - Por favor Amu, quédate conmigo - su voz sonó suplicante.
- Ikuto, ¿no ves que no eres consciente de tus actos? - de haber sido otro, una bonita marca hubiera aparecido en su cara por la bofetada que le habría dado, pero él era simplemente Ikuto - No te das cuenta de lo que estás haciendo.
- Puede que no - dijo tomándola de la mano y posándola sobre su pecho mojado, donde el corazón latía con velocidad - Pero en este momento lo único que quiero es que te quedes a mi lado.

Volvió a acariciarla como antes, acercándola a su cuerpo. Sus respiraciones se mezclaron cuando colocó su boca sobre la ella, con cuidado, y esta vez la respuesta de Amu fue diferente.

Amu se dejó dominar por la boca y las manos del mayor, y cerró los ojos disfrutando cada caricia, cada roce de su lengua. El la besó sin prisa, con cuidado, gozando de ese contacto personal que tanto había ansiado. Pero cuando su compañera empezó a corresponderle, eso hizo hervir su sangre. La sujetó por las caderas y la empujó contra la pared al tiempo que su boca se hizo más insistente, más exigente, y sus caricias comenzaron a explorar su cuerpo. Amu le echó los brazos al cuello y enredó sus dedos en su cabello, y sin darse cuenta levantó un poco una pierna, frotándola contra la de él, ante esto él le sujetó su muslo contra su cadera para impedir que se alejara de él. Su boca fue bajando por el cuello de la oji ámbar, dejando huellas mojadas; ella, al ver libres sus labios, dejó escapar un suspiro tras otro. El chico rodeó su cintura con el brazo que tenía libre, mientras la chica rozaba su espalda de arriba abajo, notando sus fuertes músculos. Una vocecita en su cabeza le ordenó que detuviera a su compañero, pues sabía a qué les dirigía todo aquello, pero la ignoró.

Ikuto reclamó de nuevo su boca en un beso desenfrenado al que Amu respondió con igual ardor, aprovechó cómo la tenía cogida para alzarla en vilo y llevarla hasta el sofá, donde la tumbó con cuidado. La menor paseó sus manos por los anchos brazos de su compañero, mientras sus bocas hambrientas volvían a encontrarse.

Ikuto se sentó en el sofá y se colocó a medias sobre ella, apoyándose con una mano mientras con la otra acariciaba su cuello. Su mano se deslizó por el hombro, bajando los tirantes del sujetador y el vestido que ella llevaba, y luego hizo lo mismo en el otro. El cuerpo de Amu se mostró inquieto y anhelante a medida que cada vez más piel quedaba al descubierto, y cuando el mayor le levantó las caderas para terminar de sacarle el vestido, ella apenas pudo resistir el impulso de cubrirse.

- Eres un sueño del que temo despertar, Amu

Se puso de rodillas sobre ella y procedió a besar todas las zonas que había destapado. Los suspiros de Amu se habían transformaron en gemidos a medida que él idolatraba con su boca la sensible piel donde comenzaban sus pechos, y sentía su cálida respiración sobre su vientre. Pero pronto fue insuficiente, ambos necesitaban más, acarició su cintura rumbo a su espalda, donde empezó a desabrochar el sujetador, en un segundo el sujetador quedó flojo, lo retiró, observando los pequeños pero bellos senos que aparecieron ante su vista, y suspiró extasiado antes de comenzar a besarlos. La peli-rosada sintió un escalofrío de excitación al notar su aliento sobre ella. El oji-zafiro le masajeó la espalda al tiempo que su boca rindió culto a sus pechos, besándolos, lamiéndolos, jugando con ellos hasta que los pezones de la chica estuvieron rojos y duros. Se arqueó contra él, dominada por la pasión que prendía en su cuerpo, aferrándole y dejando la marca de sus uñas en sus hombros.

Poco a poco, casi sin darse cuenta, las manos de la chica bajaron por la espalda de su compañero hasta los pantalones del pijama. También Ikuto empezó a gemir aceleradamente por su tacto, notando como éstos se le escurrían por las caderas, amenazando con caer del todo de un momento a otro. Pero él no se quedó atrás. Llevó sus manos hasta el borde de las braguitas de Amu y comenzó a bajarlas. Ella levantó un poco el trasero para que pudiera quitárselas, y al mismo tiempo los pantalones de Ikuto cayeron hasta sus rodillas, revelándole en toda su gloria.

La escasa luz que venía desde la cocina fue suficiente para que ambos pudieran ver aquellas zonas de sus cuerpos que nunca antes habían visto. Ikuto tragó saliva ante el delgado y bello cuerpo de su amada, más atrayente de lo que nunca había pensado; ella, por su parte, sintió un intenso calor en las mejillas al ver las considerables proporciones del rubio. Él pateó en un gesto la molesta prenda de su pijama, y colocó las manos a ambos lados de la cabeza de Amu, observándola. Era tan bella...

- Te amo, Amu

- Y yo a ti, Ikuto - y ella misma se sorprendió de lo muy cierto que era.

Volvieron a besarse con ardor. Ikuto se pegó más a ella, apoyando su peso sobre los codos para no lastimarla, haciendo que sus pechos se rozaran. El violento ritmo de sus corazones se fundió en uno. El peli-azul llevó una mano hasta el lugar más sensible de Amu, que gimió cuando él metió un dedo dentro de ella. Al notar lo mojada que estaba, los instintos de Ikuto se descontrolaron. Llevó su miembro hasta la estrecha entrada de Amu, ella dobló una rodilla para permitirle un acceso más fácil, e Ikuto volvió a sostenerse sobre sus brazos mientras intentaba meterse profundamente dentro de ella.

Sintió su cuerpo se tensó un momento, clavándole las uñas en la espalda le dolía pero a la vez le encantaba esa sensación que le producía sentirlo dentro de ella

- Dime si te duele Amu - susurró él en su oído al ver unas lagrimas en los ojos de ella - ¿Estás bien?
- Sí, bastante - suspiró hondamente - Es evidente que tú no sabes nada de lo que... cuando una chica... Bueno, ya da igual, sigue por favor – su tono de voz era casi suplicante

Esta vez fue ella quien le besó ardorosamente, acostumbrándose a la sensación de tenerlo dentro. Las llamas del deseo de cada uno se avivaron con las del otro, lanzándolos a un baile desesperado, atrapándolos en un ritmo más antiguo que el mundo. Finalmente la pasión les consumió por completo, y un grito escapó simultáneamente de sus gargantas llegando al clímax de aquella situación.

La luz del sol le era totalmente irritante en ese momento. No quería despertarse pero la luz del sol le indicaba que ya era hora de hacerlo. Sintió aquellos brazos que rodeaban su cintura abrazándola protectora y dulcemente. Después de todo no fue un sueño, después de pensar eso se dibujo una sonrisa en su cara dio la vuelta sin poder deshacer aquel abrazo y observo la cara de aquella persona que estaba a su lado. Estaban en la habitación de él, mientras el aun seguía durmiendo cómodamente. Lo miro durante unos segundos cuando escucho su voz

-No te he dicho ya que mirar a la gente dormir es de pervertidos?- dijo el abriendo los ojos y besándole la frente
-Entonces me declaro culpable del crimen – dijo acurrucándose aun mas en los brazos de él y posando su cabeza en su pecho
- Dormiste bien?
- SIP y tú?
- Contigo siempre lo hago
- Baka
- Corrección TU baka
- Te amo Ikuto
- Y yo a ti Amu

Apretó un poco mas ese dulce abrazo como protegiendo a su amada aun incluso de el mismo y pensar que todo eso había pasado por tan solo una pequeña fiebre

Dios!!! Lo que causa en mí la combinación de:

-Un reto
-Una petición de mi seguidores (quien sabe si tenga pero a una si la tengo que es mi hija querida adorada te súper quiero Wen!!)
- Un baño de agua caliente
- La frustración que me causa no hacer la tarea

Rueguen porque estas situaciones se den más a menudo si les gusto este fic Dejen Reviews

Apropósito de otras cosas ya que me tomo este espacio si ando dejando Reviews en la historias pero no me presionen prometo leer los fic. Mi promete!!!