Ningún personaje de Saint Seiya me pertenece, le pertenecen a Masami Kurumada.
HISTORIA 1: VUELTA A CASA.
El tren se detuvo en la última estación; el Sol se ocultaba dándole paso a la Luna, provocando el descenso de la temperatura. Cuando la puerta se abrió, Écarlate se acomodó su gabardina para evitar sentir más frio, principalmente porque el interior del tren estaba caliente y la estación parecía casi un congelador; salió al último del vagón, algunas personas con prisa lo empujaban, pero él trato de restarle importancia, después de todo era 24 de diciembre, por lo que las personas estaban apuradas en llegar con su familia.
Caminó hasta llegar a la pared, donde se recargo, dejo su maleta y mochila a lado de sus pies mientras veía como el tren se preparaba para salir hacia donde pasaría la noche. No tenía prisa, estaba a punto de encender un cigarro cuando, levantando su cabeza a la derecha, vio un letrero de "No fumar" que provocó que guardara su encendedor de nuevo en la bolsa de su gabardina. Varios minutos pasaron, Ècarlate había llegado casi media hora antes de lo planeado, por lo que tenía que esperar hasta que su amigo llegara por él; cruzó los brazos y comenzó a tararear una melodía que había escuchado mientras viajaba, el cigarro continuaba entre sus labios, el tenerlo ahí le hacía imaginas que lo estaba fumando e inconscientemente esto le servía para mantenerse caliente.
Era algo raro para él la época en la que había decidido regresar a esa ciudad, muy rara vez celebraba la Navidad; su trabajo como fotógrafo lo mantenía siempre ocupado, de un lugar a otro, a veces ni siquiera sabía en qué día vivía, el mes o incluso el año. La última vez que había estado ahí, curiosamente, había sido en esas fechas y nada había salido como él lo esperaba; sin embargo, estaba ahí de nuevo, esperando no encontrarse con las personas que se supone son su familia. Quitó el cigarro de sus labios al sentir un sabor desabrido en la boca y no era por el cigarro, tal vez no odiaba la Navidad, pero si odiaba recordar. Odiaba el remontarse a épocas donde todo era tan sencillo o al menos lo era al inicio, después todo se volvió una completa basura; el rencor de sus padres entre si termino afectándolo a él, termino vacío, sin sentimientos hacia nadie; las palabras de su padre sobre el vivir con odio se quedaron grabadas en su mente: "nada es peor que vivir odiando a alguien", solía decirle cuando iba con él para quejarse de su esposa, Écarlate odiaba eso, como una víbora, su padre hablaba y hablaba, escupía veneno contra su esposa a un niño de apenas 11 años que lloraba todas las noches por no poder hacer nada para evitarlo. Las últimas palabras que le dirigió a su padre antes de salir de su casa fueron: "¿tú crees que odiar es lo peor que se puede sentir? no hay nada peor que no sentir nada, ni siquiera por las personas que se supone debería amar".
Al bajar la mirada, Écarlate vio como una gota de agua caía el suelo, levanto su mano y la dirigió hacia su mejilla izquierda que estaba húmeda; cerró los ojos con fuerza y con su mano izquierda se quitó cualquier señal de lágrimas que hubiera tenido en su rostro, no obstante, la sensación de vacío en su estómago y el ardor en sus ojos no desaparecieron. Trató de pensar en otra cosa, miró su reloj de pulsera y se separó rápidamente de la pared al ver la hora, ya habían pasado casi 15 minutos de la hora que había acordado con Mystoria para que lo recogiera. A pesar de haber llegado temprano era tarde.
Corrió con maleta en mano hacia la sala de espera de la estación. Había demasiadas personas, choco con una pareja y tiró a un anciano al pasar; cuando llegó al centro de la estación volteo hacia todos lados buscando a su amigo que, conociéndolo, era probable que se hubiera cansado de esperarlo y se fuera molesto. Era un poco difícil localizar a Mystoria, la última vez que lo vio tenía 18 años, usaba lentes y era tan delgado como un palo de escoba. Su mirada se posaba en todos los hombres que veía con esas escasas características, pero ninguno parecía se él; se rascó la cabeza pensativo y maldijo el no haberle pedido a Mystoria al menos una foto para reconocerlo.
Después de varios minutos de búsqueda encontró a Mystoria sentado en una de las bancas con los brazos cruzados y un claro gesto de enojo en el rostro; la sorpresa fue grande, pues su amigo había cambiado bastante desde la última vez que lo vio; Écarlate sonrió y camino hacia su amigo quien, al verlo, se puso de pie.
- ¿Dónde estabas? Llevo 15 minutos esperándote, estaba a punto de irme- reclamo Mystoria mientras le quitaba la maleta.
-Hola Mystoria, es un placer verte después de tanto tiempo, ¿Cómo estás? Yo estoy bien, gracias por preguntar... ¿qué? ¿quieres un abrazo? Con mucho gusto mi viejo amigo- Écarlate extendió los brazos con una sonrisa.
Mystoria rodo los ojos, su expresión cambio al ver la sonrisa de Écarlate, suspiro resignado mientras levantaba los brazos y abrazaba a Écarlate, quiso decirle que lo extraño, pero sabía que Écarlate se burlaría por lo que se ahorró las palabras. El abrazo se extendió más de lo que ambos habían esperado, al abrir los ojos Écarlate vio como varias personas que pasaban se les quedaban viendo por lo que soltó a Mystoria y comenzó a caminar hacia la salida.
-Por cierto, ¿por qué viniste en tren? Me habrías ahorrado mucho si venías en avión o al menos en auto.
-Me gusta viajar, hacerlo en tren es más lento que hacerlo en avión o auto. Además, es Navidad, no te esponjes.
- ¿Esponjes? Se ve que aprendiste mucho durante tus viajes.
-No tienes ni idea mi viejo amigo- Écarlate se dio la vuelta y le dedicó una sonrisa a su amigo.
Al llegar al auto de Mystoria, ambos entraron después de dejar la maleta de Écarlate en la cajuela. Écarlate encendió la radio para hacer más ameno el viaje, "Last Christmas" de Wham! provocó que Écarlate comenzara a cantar haciendo gestos exagerados con las manos; Mystoria trató de resistir las ganas de reír, pero fue en vano, ya que soltó una carcajada al ver como su amigo cantaba con sentimiento, y al empezar el coro Mystoria fue el que cantó más alto. Las risas se extendieron por varios segundos después de terminada la canción, al calmarse Écarlate miro hacia le ventana y se dio cuenta que Mystoria había tomado un camino diferente al planeado.
-Oye Mystoria, ¿que no mi hotel está hacia el otro lado? - pregunto mientras señalaba hacia atrás.
-Si- contesto Mystoria con la mirada fija en el camino.
- ¿Vamos a tu casa?
-No.
-... ¿Vas a secuestrarme?...
- ¿Para qué?
-... ¿Quieres violarme, acaso?...
-Paso.
- ¿Me vas a matar?...
-Por ahora no, tal vez cuando me case de que preguntes tanto.
-Entonces...- Écarlate se rascó la cabeza confundido- ¡¿quieres decirme a dónde vamos?!
-A la fiesta de Navidad por supuesto, ¿A dónde más podríamos ir?
- ¿Fiesta? ¿Cuál fiesta?
-Los chicos organizaron una fiesta; celebramos dos cosas grandiosas, una fiesta es necesaria después de todo lo que sucedió- Mystoria se detuvo en un semáforo en rojo y volteo a ver a Écarlate- es la primera vez que toda la banda está reunida. Además- el auto dio marcha al cambiar el color del semáforo- Odysseus salió del hsopital.
-Pudiste haberlo dicho, ¿sabes? - Écarlate cruzó los brazos tratando de lucir molesto.
-Se supone que es una sorpresa. Trata de lucir sorprendido cuando lleguemos.
Écarlate suspiró resignado. Reconoció que Mystoria tenía razón en algo: habían pasado dos cosas increíbles ese año. Primero, Écarlate había regresado después de años, aun cuando se prometió no hacerlo al menos mientras sus padres siguieran con vida, ni siquiera fue cuando Odysseus tuvo ese terrible accidente que lo dejo en coma; el segundo era precisamente eso, Odysseus había despertado de su coma alrededor de abril, lo que fue una sorpresa para todos, incluso para Écarlate que estaba enterado de lo que sucedía por Mystoria y le enviaba dinero a Shijima, que era el que se encargaba de pagar el hospital.
Fue difícil convencer a Écarlate de regresar, todos lo llamaban todos los días preguntándole cuando volvería, incluso Izō que era el más serio lo había llamado al menos dos veces solo para que sus amigos lo dejaran de molestar. Finalmente, Écarlate aceptó y prometió visitar a todos durante sus próximas vacaciones, que eran precisamente en diciembre. Todos habían acordado hacer una gran fiesta en la casa de Kaiser para celebrar y todos ayudaron a organizarla, incluso Odysseus, a pesar de que las órdenes del médico eran reposo, había ayudado en la cocina.
El resto del camino a la casa de Kaiser fue en silencio, Mystoria sólo conducía y Écarlate miraba por la ventana. El camino era bastante familiar para él, Kaiser vivía sólo una cuadra atrás de donde vivían los padres de Écarlate. A pesar de no querer, en el fondo tenía la esperanza de ver a sus padres en la calle, sabía que estaban vivos por Kaiser que veía al padre de Écarlate muy seguido. La melancolía volvió a él, como si nunca se hubiera ido, sintió el peso de un corazón vacío dentro de su pecho. Écarlate cerró los ojos para que esa sensación desapareciera; su mente se concentró en sus amigos, tratando de volver a sentir algo, y sonrió al pensar en todas las locuras que ellos hicieron en su niñez. Al sentirse más tranquilo abrió los ojos y se dio cuenta de que ya habían llegado.
-Recuerda lo que te dije, actúa sorprendido- Mystoria se desabrochó el cinturón de seguridad.
Ambos salieron del auto, Écarlate sonrió, pero al ver el rostro serio de Mystoria su sonrisa se borró y comenzó a hablar tratando de fingir que no pasaba nada.
-Sé que quería ver a Kaiser, pero no es para tanto.
Mystoria sólo rodó los ojos y se dispuso a entrar con la llave que le había dado Kaiser.
-Aun así- Écarlate continúo hablando- sería bueno ver a ese desgraciado que si mal no recuerdo me debe dine...
- ¡Sorpresa! - todos los que estaban dentro de la casa gritaron.
-Esperen un momento... - Shijima, que estaba al lado de Izō, levantó las manos hacia enfrente, como tratando de evitar que todos se moviera- ¿Por qué gritamos "sorpresa" si no es un cumpleaños?
-Pues... pues...-Dohko se rascó la cabeza mientras miraba a Shion pensativo.
- ¿Qué propones que digamos?- Shion miró a Shijima.
-Algo más acorde a la época... no sé... Santa Claus
- ¿Santa Claus? ¿enserio? Y dicen que yo soy el tonto- Death Toll cruzó los brazos y negó con la cabeza.
- ¿Qué quieres que diga? Saben que no tengo imaginación, ¡déjeme en paz! - Shijima se acercó a la mesa y comenzó a comer la ensalada de manzana.
Todos rieron y Écarlate se peguntó por qué no se había llevado a Shijima con él; de todos sus amigos, Shijima era el que más "loco" estaba. Cuando las risas pararon, Cardinale se acercó a Écarlate y lo abrazó mientras susurraba "bienvenido", los demás no tardaron en formarse hasta que cada quien le dio un abrazó; las risas regresaron pues todos comentaban cualquier cosa que haya cambiado con el paso del tiempo, como la calvicie de Death Toll, quien cansado de las burlas cambio el tema rápidamente, mientras se acomodaba mejor su peluca.
-Bueno, bueno ya reímos y todo eso, pero aún falta que veas a alguien importante.
- ¿Madonna?- Shijima se llevó las manos a la cara emocionado.
- ¿Enserio? Empiezo a creer que tienes algún tipo de retraso- Death Toll negó con la cabeza de nuevo- y no te hablaba a ti.
-Debes de admitir que si no fuera por Shijima esto no sería divertido- Caín se acercó mientras pasaba un brazo alrededor de los hombros de Shijima.
-Tienes razón Caín, sus tonterías son el alma de cualquier reunión- Cardinale rio.
-Creo que tendré que presentarme yo mismo- Odysseus se levantó del sillón y se acercó a Écarlate.
Odysseus era el mayor de todos, a sus ya 40 años había visto a todos los presentes en esa casa crecer y era como un padre para la mayoría de ellos, incluido Écarlate. El abrazo duró más que los anteriores, para Écarlate eso era mejor que abrazar a su verdadero padre; Odysseus había estado siempre ahí para él, lo ayudaba siempre que podía, justificó todas las veces que Écarlate se había metido en problemas, le había donado de su sangre, lo escuchaba e incluso lo había orientado. Mientras estaban abrazados, Écarlate le pidió perdón por no haber estado ahí cuando ocurrió el accidente que tuvo a Odysseus casi dos años en coma, se sintió culpable al recordar como todos habían estado ahí para Odysseus excepto él, que se había negado a ir por miedo al encontrarse con su verdadero padre. Al separarse, Odysseus le revolvió sus cabellos para que Écarlate se tapara la cara con las manos y nadie notara que estaba llorando; sonrió mostrándole a Écarlate que no tenía algún rencor hacia él y todo estaba perdonado, otra cosa que lo diferenciaba de su padre, él jamás le perdonaría lo que le había dicho esa tarde de invierno.
-Por cierto, Écarlate, quiero presentarte a alguien- Dohko caminó hacia enfrente, atrás de él se escondía una pequeña niña- vamos Shunrei, saluda al tío Écarlate.
Écarlate miró sorprendido a la niña que salía de su escondite y le sonreía. De todas las cosas que imaginó que vería o le dirían sus amigos, el ver que uno de ellos tenía un hijo era algo inesperado, incluso si se trataba de Dohko que, en sus años de juventud, era el más coqueto con las mujeres.
-Pudiste haberme dicho antes, no traje nada para ella- Écarlate se acercó a la niña.
-Dale lo que le ibas a dar a Cardinale, no hay una gran diferencia- Death Toll señalo al rubio que, al escuchar el comentario, lo golpeó en la cabeza.
- ¿Cuántos años tienes, Shunrei?- Écarlate le preguntó mientras le daba la mano.
-Trece- Shunrei le sonrió y después corrió a abrazar a Dohko.
-Es adoptada- Dohko habló al ver el rostro de desconcierto de Écarlate.
- ¿Te dejaron adoptar?- Écarlate miró sorprendido a Dohko.
-Te dije que diría eso, págame- Mystoria le extendió la mano a Kaiser para que le pagara.
- ¡Rayos! Écarlate, ¿Por qué eres tan predecible? - Kaiser sacó su billetera y sacó un par de billetes.
-Es sorprendente, pero Dohko demostró ser una persona responsable y le dieron el permiso para que adoptara a Shurei- Shion le dio un par de palmadas a Dohko en la espalda mientras hablaba, y miró amenazadoramente a Mystoria y Kaiser.
-Bueno, después de este hermoso rencuentro creo que es hora de celebrar, chicos es Navidad hay que estar felices y... ¡empezar a cenar! - Ox señaló el comedor en el que estaba la cena lista para ser devorada, todos dieron un grito de alegría y caminaron hacia el comedor.
-Eso lo dijiste porque no quieres que Shijima se coma toda la ensalada, ¿verdad? - Gestalt se acercó al grandote.
-Creo que merezco saber cómo le quedó la ensalada a Izō, Shijima no tiene por qué acabársela- Ox caminó hacia donde se había sentado Shijima y le quitó el tazó en el que se encontraba dicha ensalada.
La cena transcurrió entre chistes y risas de todos los presentes; se encargaron de poner al día a Écarlate y Odysseus sobre todo lo que había sucedido en el tiempo que ambos estuvieron ausentes, cuando la melancolía aparecía en ambos por haberse perdido tanto, sus amigos, en especial Shijima, se encargaban de hacer que esta desapareciera. Hablaron de cualquier cosa, incluso de las familias de todos.
Tenía tiempo que Écarlate no tenía lo que él llamaba una buena cena de Navidad, se preguntó por qué no festejaba más seguido en esas fechas, incluso comenzó a pensar en ir todos los años a cenar con sus amigos. Al darse cuenta de que llevaba mucho tiempo fuera de la plática, se sentó derecho y prestó atención a la charla.
-...entonces mi sobrinito dijo que quería estudiar cocina, igual que su increíble tío aquí presente ¿Cómo ven? - Izō asintió con una enorme sonrisa llena de orgullo.
- ¿Qué dijo su padre?- Gestalt mordía el hueso de una pierna del pavo.
-Se molestó obviamente, pero ya le dije a Shura que tiene mi completo apoyo en lo que quiera.
- ¿Qué tengas su apoyo significa que dejarás de regalarle esos suéteres feos de Navidad? - Kaiser tomó un pequeño sorbo de su copa de vino.
-Oye, los suéteres feos son toda una tradición en mi familia.
- ¿Eso significa que también nos darás suéteres feos a nosotros? - Caín entrecerró sus ojos.
- ¡Shijima! ¿por qué revisas los regalos? Fue él quien les dijo, ¿cierto?
Todas las miradas se posaron en el asiento de Shijma, pero el aludido no estaba en su lugar.
-Debió ir al baño- Odysseus alzó los hombros- bueno, Izō sigue con tu historia.
Écarlate se levantó con la intención de saber en qué momento Shijima había desaparecido; al pasar por la sala se dio cuenta que la puerta principal estaba entreabierta, sin pensar Écarlate tomó su gabardina que estaba en uno de los sillones y salió.
Afuera estaba increíblemente frío, Écarlate se encogió, al mirar alrededor del patio delantero y no ver a nadie, caminó hacia adelante, sus pies seguían un camino recto mientras Écarlate pensaba como la habían pasado sus padres esa Navidad, a pesar de odiarse mutuamente, seguían juntos y el solo saber eso le molestaba, para Écarlate no valía la pena y no lograba entender por qué, al principio creía que solo estaban juntos por él, pero al crecer se dio cuenta de que estaba equivocado. Al mirar enfrente, Écarlate vio que había llegado a la puerta de su antigua casa; su labio inferior tembló, no estaba preparado para ver a sus padres.
La luz de la sala estaba encendida y una de las cortinas estaba levemente abierta, después de pensarlo un par de minutos, Écarlate se acercó a la ventana y miró por esta: ahora el comedor se encontraba ahí, sus padres estaba sentados en él y comían en silencio; nada alteró a Écarlate hasta que miró que en el asiento principal, sobre la mesa había una foto de él en sus años de adolescencia, antes de que se peleara hasta los golpes con su padre y le dejara esas terribles cicatrices en la cara. Su corazón comenzó a latir más rápido y sintió como sus ojos se llenaban de lágrimas, caminó rápidamente hasta la puerta y coloco su mano derecha en el timbre, pero se detuvo, algo dentro de él le decía que no era el momento, ni siquiera estaba seguro de querer hacerlo, se alejó lentamente y camino sin prisa de vuelta a la casa de Kaiser.
Al llegar vio a Shijima sentado en las escaleras de la entrada.
- ¿Con quién hablas? - le preguntó al ver a Shijima con su teléfono en mano.
- ¿Dónde estabas?- Shijima no despego la vista de la pantalla.
-Vine a buscarte, pero no te vi y...- suspiró y Shijima se hizo a un lado para que se sentara a lado de él- inconscientemente llegue a casa de mis padres y los vi cenando, había una foto mía frente a ellos, pensaron en mí.
-Mi primo me envió un saludo por Navidad- Shijima lo volteó a ver- Shaka es budista y me escribió "Feliz Navidad Shi, espero que la estés pasando bien y que nos veamos pronto. Te quiero". Al principio pensé que estaba tomado, pero he estado hablando con él y no lo está, estoy seguro. Parece que los milagros de Navidad si suceden.
-Eso no solo lo dices por Shaka ¿verdad?
-Un hombre que perdona es un buen hombre. Siempre dijiste que no sentías nada por ellos, pero era mentira, sí sentías algo, solo que no sabes que es. Al parecer en el fondo de ti ya estas preparado para dar el siguiente paso.
Écarlate miró al suelo pensando en las palabras de Shijima; volvió a preguntarse el por qué no se lo llevo consigo, a pesar de ser el más "loco" de todos sus amigos también era el que decía lo justo en el momento exacto. Una sonrisa apareció en su rostro, los milagros de Navidad si existían, solo esperaría hasta que sus pensamientos se aclararan para poder efectuar su milagro, después de todo no tenía prisa y podía pasar todo diciembre y enero molestando a Mystoria en compensación por los años de ausencia.
-Será mejor que entremos, si nos ven a fuera pensaran que regrese a fumar y quiero dejarlo- Shijima se puso de pie.
- ¿Enserio? ¿y por qué hueles a cigarro?
-Dije que quiero dejarlo no que ya lo dejé- Shijima sonrió y entró a la casa.
Todos estaban reunidos en la sala y tenían sus copas de vino en las manos, una con jugo de uva para Shunrei.
- ¡Al fin llegan! Los estábamos esperando para hacer el brindis- Shion les acerco una copa a cada uno.
-Genial, pero... ¡donde están las uvas? - Shijima movió la cabeza hacia todos lados buscando las dichosas uvas.
Todos rieron y Écarlare sintió como su corazón rebosaba en paz, sin duda era justo lo que necesitaba.
COMENTARIOS:
Bueno, este es el primero de un pequeño maratón por la Navidad; personalmente no me gustan mucho estas fiestas, pero la idea de hacer esto surgió a inicios de este mes y dije "¿por qué no?".
Originalmente iban a ser solo seis historias, pero no quise dejar afuera a los dorados de Next Dimension ya que me parece que son muy poco valorados por la mayoría del fandom y al menos a mí me gustan, no tanto como los clásicos, pero me parecen interesantes; quería hacer algo también con los personajes de los spin offs pero el tiempo no me alcanzó, tal vez en futuras historias pueda incluirlos.
Finalizando, gracias por leer y espero que la lectura fuera agradable, no se me da hacer historias cortas así que la mayoría de estos cuentos serán de esta extensión.
Felices fiestas!
